Engaños e Intercambios 11
Tal vez algunos engaños no sean necesariamente malos, tal vez pueden generar cosas muy positivas y muy beneficiosas para todos.
No pensaba tener niños, pero creo que estoy embarazada de él, no sé como decírselo; no por miedo a su reacción sino porque quiero que sea en un momento especial y no quiero estropearlo ya que estoy segura que esto servirá para unirnos más y que despeje las dudas que entre nosotros pueda existir.
Con un ojo morado y algunas magulladuras por todos lados, regresaba a casa con la mente algo adormecida pero con las ideas completamente claras de lo que realmente iba a suceder en mi vida y como esta decisión mía afectaría al resto de las personas que se encontraban a mi lado; el encontrón con Enrique me devolvía la claridad de las cosas que realmente estaban sucediendo y los impactos a terceros que esto tenía.
Al entrar a casa nuevamente, mi esposa ya se encontraba en pijama e intentando acostarse, al verme se preocupó por los golpes y magullados, por lo que le conté mi encuentro con Enrique, mi propuesta de hablar y que me había mandado por un tubo. Carla se preocupó un poco pensando que Enrique querría vengarse de mi después, pero la tranquilicé diciendo que lo dudaba mucho, tras haber visto como estaba aquel pobre hombre. Que igual que su servidor; seguramente estaba aún enamorado de su preciosa y mentirosa esposa.
Unos días después con las aguas un poco más calmadas, el saber que mi esposa iba a salir con su amante primero a bailar y seguramente a su hotel después, me hizo decidir iniciar el plan que había pensado durante todo ese tiempo. Primero fui a comprar ciertos juguetitos que utilizaría y por segundo y a mi manera tenía que ayudar al pobre Enrique a recuperar a su esposa, creo que me identificaba en algo con él; para ello, había que reencontrarlos y dejar que limen asperezas; pero claro, nada será sencillo... al menos para ellos.
Conociendo el horario en que mi esposa había quedado con su amante, yo me cité con Lorena para quedar a conversar en su casa, pensando de primera mano quedarme la noche entera allí, pero ya se sabrá... La amiga de mi esposa estaba deprimida y golpeada anímicamente por lo que al escuchar mi propuesta intentó evitar el encuentro, pero con un poco de zalamería e insistencia de que todo será en plan de amigos, aceptó un poco a regañadientes. Una vez que la cita había quedado establecida y arreglé todos los preparativos para esa grandiosa noche. También le conté a Carla acerca de esto, para que de igual forma que antes, todo estuviera como si nada.
Al entrar a casa de Lorena, pude comprobar lo fuerte que le había golpeado su separación de Enrique, aunque se la veía arreglada y bastante atractiva, no mostraba su rostro tan iluminado y radiante como siempre, sino más bien algo apagado y fastidiado. Como acompañantes fieles, llevaba un pequeño arreglo de frutas cubiertas de chocolate y por su puesto un par de botellas del vino de más alto grado alcohólico que encontré. Un poco de dulce y alcohol, harían aflojar la lengua a la amiga de mi esposa y esperaba que también me ayudaran a aflojar algo más. Tras los saludos iniciales, los cuales obviamente iniciaron con un cálido piquito en los labios de Lorena, empecé a ablandar el terreno para poder hablar con ella de su esposo.
Yo: ... Siento mucho lo sucedido Lore, pero creo que ha sido lo mejor... no se puede vivir con una persona a la que no amas...
Lorena: ... yo también opino igual, pero ese es el principal problema... todo ha ido en picada por el hastío que hemos sentido ambos, el por su lado ha encontrado en su trabajo y sus viajes el modo más fácil de evadirse, dejándome aquí, con mi empresa, mis amigas pero sin un compañero a quien contar todo.
La charla arrancó de una manera amena y poco a poco resultaba intima, des complicada. De mi parte aprovechaba para inyectar generosas raciones de vino a Lorena, que ensimismada en el placer que el chocolate brindaba a su paladar, apenas y notaba la diferencia de raciones.
Yo: ... Pero tú tampoco te has portado tan bien, verdad? Y no lo digo por los sucedido entre nosotros, tú también te enfrascaste en tu carrera, la empresa con tus amigas y principalmente el placer de tu independencia... Porque el estar sola siempre te dio ese aire de seguridad que tan bien te sentaba, yo creo que eso fue lo que te llevó a aceptar esa forma de vida...
Lorena: ... viéndolo así creo que tienes razón... pero ya no éramos un matrimonio, apenas y nos aguantábamos y realmente creo que incluso Enrique me era infiel en algunas oportunidades, aunque nunca pude confirmarlo, por lo que a pesar de llenar mis días con actividades, me faltaba esa chispa que encontré el momento de estar contigo... Y no me malinterpretes, porque realmente no creo que fuiste tú, sino únicamente la experiencia...
Yo: ... Lo suponía, estaba seguro desde el inicio que tu lo hiciste por el simple placer de lo prohibido... pero no entiendo porque se lo contaste a tu esposo... se supone que todo era perfecto, al menos en teoría...
Lorena: ... fue una discusión que se escaló hasta el cielo, ni él ni yo pensamos correctamente y nos perdimos en reclamos y reproches por lo que en un desate de furia terminé contándoselo...
Yo: ... no creo que fuese furia... tú querías venganza no?... No se lo contaste, le echaste en su cara que es un idiota, cornudo y maricón...
Lorena: Hey!... no hables así de Enrique, a pesar de que es cierto, no tienes derecho a burlarte de él...
Inicié un acercamiento de mis manos al brazo de Lorena, tratando de romper la barrera del tacto, acariciaba lentamente su antebrazo con las yemas de mis dedos, tratando de que las sensaciones comiencen a invadir su cuerpo, poco a poco la delicadeza de mis caricias abrían el camino de su piel a mis manos.
Yo: Aaaaah, o sea que aún lo quieres aunque sea un poquito... Yo creo que lo único que necesitas es atención... y yo puedo atenderte muy bien...
Mi mano derecha ahora ya se acercaba al cuello de Lorena, que mansamente comprendió mis intenciones y dejándose llevar me permitió besarla tiernamente. Estaba consciente que no debía mostrarme demasiado ansioso con ella, ya que podría hacer que mis planes fracasen, pero tampoco iba a dejar que se me escape.
Yo: ... Un hombre atento a tus necesidades, a tus anhelos y a tu placer... es lo que realmente necesitas... Alguien que vele por tu sueño y encuentre la forma de darte la felicidad que necesitas...
Susurraba a su oído mientras lo mordía a intervalos; pero sin dejar de lado mi otra mano que ahora descansaba en su espalda y su cintura.
Yo: ... Un hombre que te haga suspirar y te llene de placer... que cumpla tus fantasías y que te haga vibrar hasta lo más hondo de tu esencia...
Empecé a besar su cuello y posar mi mano en su muslo, intentaba relajar a Lorena para que se abandone y me permita hacer con ella lo que planeaba. Que aunque de inicio seguramente no se lo esperaría e incluso le disgustaría, estaba ahora si seguro que terminaría de aceptar.
Lorena: ... eres un desgraciado... te aprovechas de mi... desgraciado me la pagarás, pero ahora...bésame!
Nuestros cuerpos iban cayendo en el sofá en el que nos encontrábamos, nos besábamos y acariciábamos despacio y sin prisas, mis manos sobaban y acariciaban cada voluptuosidad de Lorena, mientras ella dejándose hacer me tomaba de la nuca y besaba mi oído y mi cuello... Fuimos desprendiéndonos de nuestra ropa, lentamente, disfrutando de cada centímetro de piel del otro hasta que quedamos desnudos en el medio del salón. Entonces hice que Lorena me pague el placer que le brindé la primera vez que estuvimos juntos, por lo que la hice arrodillar al borde del sillón y tras un apasionado beso, señalé el camino que deseaba que recorra.
Mi amante ahora no solo se dejaba llevar, sino que participaba activamente, por lo que rápidamente entendió mis intenciones y tras acariciar y besar mi pecho, dirigió rápidamente su boca a mi verga, que en ese momento ya se encontraba en plenitud. Pude comprobar el morbo que esto le causaba a Lorena, cuando al iniciar su mamada, me miró directamente a los ojos, desafiante y mostrando el poder que supone el controlar el placer de otro.
Inició en forma lenta una mamada de antología, repasando cada centímetro de mi verga e incluso intentando morderla en más de una ocasión, algo que a pesar de ser un poco incómodo, a ella al parecer le encantaba... Tras unos minutos de placer extremo, no pude contenerme por más tiempo y anuncié que me iba a correr en su boca; pero la muy desgraciada, paró inmediatamente su trabajo y apretó con sus manos mi verga, deteniendo completamente mi inminente orgasmo.
Lorena: ... te dije que me ibas a pagar... "mi amor".
Yo: ... ajá... si eso quieres jugar, pues entonces jugaremos...
Tomé por las arcas a Lorena y la empotré en el sillón, dándome la espalda y dejando su cola parada y expectante de lo que iba a sucederle. Acaricié desde su espalda hasta su grupa, concentrándome en sus caderas y su espalda media, ese lugar donde únicamente un amante puede llegar con impunidad. Rocé con mis labios su concha, que en ese momento ya evidenciaba claramente el placer que su dueña sentía... Hundí mi rostro entre sus glúteos, lamiendo y mordiendo cada parte de la entrepierna de Lorena, que ansiosa movía sus caderas en forma voluptuosa e impúdica. En ese momento un mensaje a mi teléfono sonó por unos segundos, supuse quien era y seguro para confirmarme que la noche iba a durar más de lo que se suponía, no lo contesté, pero al sentir el puyazo del recuerdo de mi esposa y toda su red de mentiras, incrementé mi intensidad al comerme esa preciosa y ahora sí inundada concha.
Pero no iba a parar, al menos no esa noche. Por lo que con inusitado entusiasmo comencé a subir por sus glúteos y pude disfrutar del placer de introducir mi lengua en el culo de Lorena, que debido a la rapidez de mis movimientos y las sensaciones producidas, dio un pequeño grito de sorpresa al sentir como iba invadiendo esa parte tan intima de su ser. Estaba dejando todo completamente listo y dispuesto para que pueda penetrar por cualquier lugar a esta ansiosa mujer.
Yo: ... tu marido te ha follado este culo tan precioso que tienes?
Lorena: ... no, a él no se lo he dado... solo mi último novio me hizo suya así... un par de veces pero de eso ya es mucho tiempo... ahora es tuyo, haz con él lo que quieras...
Yo: ... pues voy a darte por el culo toda la noche, te dejaré tan follada que mañana no puedas ni siquiera dar un paso, y así recuerdes todo lo que hoy día voy a hacer contigo...
Lorena: ... si mi amor, hazme lo que quieras...
Cuando introduje mi dedo medio en el interior del culo de Lorena, un fuerte gemido inundó la habitación, el placer que estaba sintiendo Lorena estaba provocando fuertes espasmos en su cuerpo, por lo que aproveché para poner la punta de mi verga en su concha y de un golpe certero penetrarla totalmente; sin dejar de penetrar su culo con mis dedos. Con mi verga profundamente clavada en la concha de Lorena, con mi dedo follando lentamente su culo, y mi amante completamente entregada al placer que recibía, la puerta de entrada a su sala se abrió en forma estruendosa, dejándonos desnudos y en plena faena frente a Enrique, que pistola en mano se había presentado en su casa.
Enrique: ... así te quería encontrar, maldita puta... así quería ver tu rostro, para no tener que sufrir los remordimientos de recordarte como esposa fiel, sino como la puta que eres...
Lorena: ... que haces Enrique, deja esa cosa que puede suceder una tragedia...
Enrique: ... y claro tú también maldito degenerado, has pervertido a mi dulce esposa y la has convertido en una puta... Te voy a matar desgraciado...
Lorena mostraba notablemente su sorpresa y principalmente el miedo al ver a su esposo con un arma en la mano y con claros indicios de dispararnos a ambos, de mi parte, intenté guardar la compostura y echándome para un costado me aparté de la infiel mujer con la que me encontraba, dejándola a tiro directo de su esposo.
Lorena: ... deja esa arma Enrique... las cosas no deben salir así... hablemos y seguro podemos resolver lo nuestro... Deja esa arma, puedes herir a alguien y acabarías preso, no arruines tu vida así...
Su esposo había comenzado a bajar el arma y con lágrimas en los ojos se dejó caer de rodillas en el suelo, sabía que no era capaz de matar a nadie, mucho menos a la mujer que ama y que seguramente espera recuperar.
Enrique: ... ya mas no podría arruinarla... terminé perdiendo lo único realmente importante para mí... no me queda nada... nada...
Lorena se había cubierto apenas con su blusa, mientras que lentamente se acercaba a su esposo al tiempo que intentaba tranquilizarlo. Al mismo tiempo y desde una posición más ventajosa, me lancé a tomar el revólver que aún permanecía en la mano de Enrique, que sin voluntad y sin intentar impedírmelo se dejó arrebatar. De su parte, Lorena había tomado la mano de su esposo y mostrándose ya más tranquila la sostenía en la suya, en claro mensaje de consuelo que le otorgaba.
Yo: ... maldito loco... casi nos matas... si no fuera de un balazo, al menos sí del susto...
Lorena: ... no le insultes... no hubiera sido capaz de dispararnos...
Yo: Tú cállate... que por apenas follarte casi me han disparado... Y tú Enrique, párate y siéntate en esta silla.
Mi actitud cambió drásticamente y aunque la imagen era completamente patética, desnudo con un arma apuntando a una mujer apenas y tapada su pecho con una blusa y a su esposo completamente vestido aunque bastante compungido, Yo tenía el arma y en ese momento el poder.
Yo: ... Donde tienes cinta de embalaje... no quiero que tu esposo le de un nuevo arranque de ira y acabemos muy mal con esto?
Lorena: ... pero que vas a hacer... lo vas a amarrar?
Yo: ... Claro, o prefieres que llegado el momento nos mate...
Lorena me acercó un rollo de cinta y proseguí a atar a Enrique a la silla del comedor, sus manos y pies quedaron firmemente sujetos a la silla, lo que ya de alguna forma me daba la tranquilidad que pase lo que pase, no iba a moverse de ahí. Nos sentamos todos, ya más tranquilos y dejé a un lado el arma.
Yo: ... ustedes son dos par de idiotas que han podido llegar a generar una tragedia aquí...
Yo: ... Y a ti Enrique... qué diablos pasa contigo... no seas tan maricón y acepta las cosas como son... Ya las cosas entre ustedes se acabaron y lo mejor es que te des a la idea que has perdido a tu esposa, ella ya no te ama...
Inicié una fuerte reprimenda a Enrique, aunque también inicié lo mismo con su esposa.
Lorena: ... pero...
Yo: ... y tú, cállate zorra... que como parte de tus zorrerías de querer pasión en tu vida también eres parte en todo lo que ha sucedido.
Lorena se había sentado cerca de su esposo, mientras él había quedado cabizbajo en medio del salón. Pero mis palabras lo hicieron reaccionar. Levantó su cabeza y buscó ávidamente los ojos de su esposa. Estaba claro que algo en su mente había detonado esta reacción, pero no sabía aun que iba a decir.
Enrique: ... Como que pasión? Si yo te ofrecía siempre lo mejor de mí... siempre quise que participemos en alguna travesura y tú ni siquiera me tomabas en serio...
Lorena: ... Pero Enrique, como voy a tomarte en serio... si tus ideas me parecían sosas y burdas... Hacer el amor en la sala o usar diferentes tipos de preservativos no son aventuras... Yo quería pasión... locura... sentirme viva nuevamente y principalmente deseada, pero no solo para un polvo rápido como los que me dabas... quería sentir la adrenalina de saberme transgresora... quería vivir maldición...
Enrique: ... y ahora me lo dices... yo que pensaba que no tenías ni una idea pecaminosa en tu mente... yo que para hacer realidad mis fantasías tuve que pagar costosas putas... me vienes ahora con que querías pasión...
La cara de Lorena era un poema, el saber que su dulce e inocentón esposo era un putero declarado la llevó a un estado de incredulidad que no pudo más que estallar y entre insultos y golpes a su inmovilizado esposo.
Lorena: Maldito desgraciado... infeliz traicionero... Hijo de puta... Encima te portabas alevoso sabiendo el rabo de paja que tenías...
Lorena: Ahora vas a aprender lo que realmente necesito... a ver si así aprendes lo que debes hacer... Ven acá y termina lo que habías empezado...
Yo: ... qué? Conmigo?
Lorena: Si cabrón... esto es contigo... no te me vuelvas maricón ahora y enséñale a este infeliz como puedo disfrutar de un verdadero hombre...
Para esas alturas, mi erección era cosa del pasado, entre el amarrar a Enrique y el escuchar a este par, toda mi inspiración se había ido al caño. Pero eso no era el problema, tan solo lo volvería aún más interesante.
Yo: ... pues ven aquí zorra, arrodíllate y comienza a chupar mi verga... ya te enseñaré quien es el maricón aquí...
Una desenfadada Lorena se deshizo nuevamente de la blusa que apenas y tapaba algo de su piel y se arrodilló a mis pies para iniciar un frenético intento por levantar mi herramienta y dejarla lista para el combate.
No tardó mucho en lograr una erección bastante decente, considerando que su esposo nos veía con cara de asombro mientras ella apenas a un metro se comía mi verga con ansias.
Lorena: ahora si... hazme tuya... enséñale a este idiota como disfruto con una buena verga bien clavada en mi concha... O quieres que también llame al macho de tu esposa para que él te enseñe a ti?
Yo: ... cállate zorra, ya voy a enseñarte a respetarme... Y tú idiota... mírame y aprende como debes tratar a esta zorra de ahora en adelante...
Con violencia innecesaria y total desprecio tumbé nuevamente a Lorena en el piso, dejándola a cuatro patas sobre la alfombra a escasos 2 metros de su esposo; que amarrado nos miraba atento y absorto lo que estábamos haciendo.
Anudando su cabello en mi mano derecha y con mi mano izquierda sujetando y apuntalando mi verga en su concha, fui penetrando el cuerpo de Lorena, al tiempo que disfrutaba sintiendo como se estremecía con cada centímetro de mi avance. Comencé a follarla fuertemente una vez que mi verga llegó hasta lo más profundo de su ser, sin piedad y sin misericordia empleaba toda mi fuerza para clavársela con toda la saña posible.
Yo: ... la miras ahora... así debes tratar a esta zorra... cada vez que mires que anda descarriada y buscando macho te la debes coger así... Y si no puedes, si no eres lo suficientemente hombre... solo me timbras y vendré pronto para dejártela bien follada...
Yo: ... y tu zorra... mueve ese rico culo y no pares de chillar, que de aquí no voy a parar hasta llenarte de mi leche por cada agujero de tu cuerpo...
Los gritos de Lorena se podían oír seguro hasta más allá de la puerta, pero nadie vendrá a ayudarla porque claramente se podía diferenciar el motivo por el que esta zorra gritaba alegremente. Mientras tanto su esposo la miraba directamente, siguiendo el ritmo que tenían sus ojos con cada envite que le transmitía desde mi cadera el momento de penetrarla, entendiendo perfectamente que era lo que su esposa necesitaba y que si no quería que otro se la coma él debía proporcionarle.
Tras varios minutos llenos de lujuria y placer, me jugué mi última carta y mirando a los ojos de Enrique, levanté del cabello el rostro de su mujer, haciendo que lo mire directamente a los ojos y le transmita perfectamente lo que iba a suceder. Reduje el ritmo de las embestidas que le propinaba y acercándome a su oído hablábamos en susurros, casi inaudibles para su esposo.
Yo: Aún quieres a este idiota?
Lorena: ...Si.... si....
Yo: No te creo... dile que lo amas, dile que es lo que necesitas de él!
Lorena: Te amo Enrique, pero necesito más... necesito esto... necesito que me trates así....
Yo: Crees que lo logre? Yo creo que no... Pero no te preocupes... yo le enseñaré...
Yo: Enrique... quiero que sepas que esta zorra me acaba de confesar que quiere que aprendas a tratarla en esta noche... que quiere que aprendas como le gusta a ella disfrutar... que aprendas que no es más que una zorra en busca de aventura... Y como tal deberás tratarla....
Al tiempo que hablaba con Enrique, con mi mano derecha comencé a lubricar el estrecho ano de Lorena con sus propios fluidos y algo de saliva, que ante la sorpresa de lo que pretendía... se volteó a verme directo a los ojos; pero no le presté la más mínima atención y proseguí con mi tarea.
Yo: ... Sabes que esta zorra me ha dicho que su mayor fantasía es que le desvirguen el culo frente a su esposo?
Mentí, pero el placer de ver el rostro compungido de Enrique me hacía sentir el mayor cabrón sobre el planeta y lo estaba disfrutando terriblemente. Lorena por su parte no dijo una sola palabra y aunque sabía perfectamente lo que iba a suceder, no me desmintió en nada.
Yo: ... pero claro, la única forma de poder cumplir con esta fantasía es tener a su esposo frente a ella mientras otro hombre la desvirga... Y mira... qué cosa tan curiosa que todo ya está listo y no es necesario dejar pasar esta oportunidad, verdad zorrita?...
Lorena: .... siiii...
Al tiempo que terminaba de hablar, ya había puesto la punta de mi verga justamente en el borde del culo de Lorena, que el momento de contestar, comenzó a sentir como estaba rompiendo su culo de forma lenta, pero con toda la rabia y fiereza que nunca me había conocido.
Un fuerte gemido se oyó en la habitación justo cuando mi verga penetró completamente el culo de Lorena, que casi como si nunca hubiera sido explorado, se presentaba increíblemente estrecho y firme. Un apretón de su esfínter me hizo casi terminar inmediatamente, por lo que me apoyé en ver a su esposo para poder desviar mi mente y obtener más control, pero descubrí algo que me ayudaría a completar mi misión.
Una erección se mostraba claramente en la entrepierna de Enrique, mostrándonos claramente como le encantaba la escena que su esposa representaba en ese preciso momento, con el culo en pompa y una verga bien clavada en su interior.
Yo: ... ves zorrita, al parecer tu marido también tenía la misma fantasía, ya que está completamente empalmado y disfrutando como te rompo el culo...
Lorena apenas y podía sostenerse, pero tras unos segundos levantó la mirada a su esposo y descubrió lo que era tan notorio. De mi parte y una vez que su culo se había dilatado lo suficiente, comencé a bombearla lentamente, disfrutando plenamente del placer que me brindaba y principalmente castigándola por haber conspirado en mi contra junto a mi esposa, prestándose a tal propósito.
Lorena: ... te gusta cabrón?... te gusta ver cómo me rompen el culo? ... mírame... mírame bien... porque de ahora en adelante si quieres me verás muchas veces así... con mi culo dispuesto a que otros me lo follen... mírame!
Lorena: ... mírame cabrón... mírame...
Lorena comenzó a correrse estrepitosamente, lo que hizo que yo mismo me viniera fuertemente dentro de su culo, eyaculando abundantemente muy dentro de su cuerpo. La excitación pudo más arremetí con mis últimas fuerzas nuevamente en el culo de Lorena, que desmadejada se dejó caer en el medio de la alfombra.
Yo: ...ves, cabrón... así se trata a estas zorras... tienes que darles duro para que aprendan...
Me vestí inmediatamente y aunque ayudé a Lorena a acostarse en el sillón, no moví un dedo por Enrique. Lo deje amarrado y con una mancha de semen en su entrepierna, pensando cómo será su vida de hoy en adelante. No me despedí de nadie y salí de esa casa dejándolos solos, tendrán mucho que hablar y espero que mucho que sentir.
Una vez estuve fuera, tomé el celular para revisar si no tenía mensajes o llamadas, pero solo encontré la que llegó al inicio de esta aventura con Enrique y Lorena:
"Espero que todo marche según lo hablado... en 10 minutos entro... Enrique"