Engaños e Intercambios 10

Nada permanecerá oculto bajo el sol, todas las mentiras tarde o temprano se conocerán ya sean por mano propia o por ajena.


Nunca he querido robárselo a su "legitima esposa", pero estoy segura que no puedo vivir sin su presencia y sin su amor; porque eso es lo que ahora el me da, ahora si somos una pareja, de a tres al fin de cuentas, pero una pareja...


Nos encontrábamos sentados en la mesa de un comedor, un espectáculo de completa intimidad y comunicación abierta que tanto hacía falta a esta relación; que al menos hasta este momento ha sido llevada al extremo de los acontecimientos. Dos tazas de café nos unían, mientras que un mar de probabilidades nos separaba.

Yo: Nunca había pensado en que pudiésemos haber vivido algo así; aunque no fue un intercambio de parejas con todas las de ley, al menos para nosotros fue algo muy parecido.

Carla: Yo tampoco había imaginado que pudiese suceder así. Fue algo muy excitante y muy emocionante, aunque realmente me preocupaba mucho el que nos sobrepasemos demasiado con el alcohol y lo echemos todo a perder.

Yo: O sea que ya lo habías imaginado... Lo tenías en mente...

Carla: mmmmm... pues sí, era una idea que había venido a mi mente vivirlo contigo, y creo que tomo forma cuando he vuelto a estar con Santiago...

Yo: Pero nunca me dijiste nada...

Carla: No era nada que me quitaba el sueño mi amor, tan solo una fantasía lejana que quería cumplir...

Yo: Y como desde cuando tienes esta fantasía? No creía que te interesaba esa forma de vida. Más bien pensaba que eras algo mas reservada.

Carla: Pues esa espinita me entró hace mucho, aunque desde hace varios años que no había pensado en ello y menos lo había tenido en mente, tal vez por eso no te lo comenté...

Yo: Pues a mí nunca se me había venido a la mente... Ni en mis sueños eróticos más raros habría imaginado vivir algo así...

Carla: Y que te pareció? Lo quisieras repetir alguna vez?

Yo: Pues no sé, no me he puesto a pensar en ello... Y tú?

Carla: A mí me pareció muy excitante la experiencia, el saber que estábamos interpretando un papel con Santiago y por otro lado el verte con Sofía y que en cambio tú también me vieras con él me ha hecho ver estrellas. Pero claro esto es muy diferente a lo que veníamos haciendo ya que nuestro acuerdo creo fue algo mas privado, pero siéndote sincera, cada vez que saliste a ver a mis amigas un sentimiento de celos y excitación me ha invadido completamente; yo sabía a lo que ibas y eso me ha hecho imaginarte con ellas y las cosas que hacían... No sé qué decirte, pero era una mezcla de sentimientos completamente contradictoria...

Yo: Pues de mi parte creo fue algo parecido, el saberte al lado de Santiago me producía creo que similares sentimientos; pero el verte a su lado y principalmente mirarles juntos mientras él te poseía me ha hecho virar la página y sinceramente no sé cómo llevarlo en adelante...

Carla: Pues solo debemos dejarlo fluir mi amor, no te cierres a la experiencia y creo que podremos encontrar la mejor forma de llevarlo, tenemos que tratarlo como pareja y como dos personas que se aman; no debes guardar nada de tus temores o resentimientos porque eso puede causar que la confianza sea distinta y en ese caso todo está perdido.

Carla: De mi parte, pregúntame cuanto quieras y si necesitas de mí, ten siempre en mente que estaré a tu lado para todo...

Con una mano en el café y con la otra sujetando mi mano, estábamos definiendo un futuro que para mí se tornaba completamente nuevo e incierto; pero lleno de posibilidades y caminos sin retorno, que podían hacernos vivir el cielo más sublime o el infierno más mordaz.

Yo: Estás pensando en repetir nuevamente la escena?

Carla: Si tu estas dispuesto... yo creo que podríamos disfrutar los dos juntos... Tampoco creo esto le haya desagradado a Sofía mientras a Santiago estoy segura que le encantó... Aunque me dijo que se había cortado un poco porque ustedes salieron de la habitación, ya que quería ver a Sofía contigo, por supuesto para él no fue un real intercambio sino algo más bien voyeur entre parejas, pero de igual forma estoy prácticamente segura que repetiría si se lo proponemos...

Yo: Él, lo que seguro quería era encontrar la posibilidad de poseer a Sofía. Y dudo mucho que se corte hasta conseguirlo, verdad?

Carla: No te niego que Santi le tiene muchas ganas a Sofía, pero creo se sintió cohibido porque tú estabas ahí. Y seguro que se la quiere follar, incluso puedo asegurarte que ya le ha lanzado los canes muchas otras veces, aunque creo que no es del tipo de mi amiga...

La charla siguió con más referencias sino a la noche vivida, los sentimientos, las emociones y sensaciones de la aventura que tuvimos. Dejamos claros nuestros sentimientos del uno hacia el otro y aunque ya no lo dijimos la ventana a nuevas opciones se abrió de par en par. Hasta ese momento teníamos ya una compleja red de mentiras que cada día iba a resultar más complicado mantener, de manera que pronto se debería terminar todo y seguro de no muy buena manera.

Pero siempre sucede en la vida, que cuando piensas que las cosas no se podían complicar mas, todo estalla y se vuelve en tu contra para complicarlo aún más. Los días después de nuestra última reunión, resultaron ser completamente tranquilos, Carla se comportaba mucho mas cariñosa conmigo, mas a mí un gusanito comenzaba a picar dentro de mi cabeza e incluso creo llegó a estrellarse muy dentro del corazón.

Era nuevamente miércoles y esta semana aprovechando el ventajoso acuerdo pensaba llamar a Lorena para salir a almorzar, puesto que como cualquier mujer casada no podía quedar a cenar o salir a bailar en la noche sin al menos despertar sospechas. Por otra parte Carla no había hecho ningún comentario referente a Santiago durante todos esos días, pero se la veía contenta e incluso algo animada por cómo habían resultado las cosas durante la semana.

Pero todo se trastocó por una llamada que mi esposa recibió durante la mañana. Lorena había llamado entre sollozos, indicándole que pese a que la experiencia había sido muy buena, el remordimiento la había carcomido internamente. Durante toda la semana anterior y mucho mas el fin de semana que había pasado junto a su esposo habían desarmado a Lorena y en un ataque de sinceridad había confesado a su esposo Enrique todo lo que había sucedido, incluso nuestro acuerdo y la forma en que las cosas habían llegado a su estado actual. Enrique era un hombre de mediana edad y como esposo de una amiga de mi esposa, me conocía desde hace años, aunque no podría decirse que llevábamos una relación de amistad.

De lo que Lorena pudo contar a Carla, las cosas habían estado bastante complicadas ya entre ellos anteriormente, incluso como parte de una confidencia anterior que su amiga le había hecho, Carla contó que Enrique había tenido alguna cana al aire que su esposa había dejado pasar en el tiempo, aunque no en el olvido; estas circunstancias habían salido a la luz en la pelea que se había desencadenado con su esposo tras su confesión, y que no habían hecho sino avivar el fuego que consumía la relación.

Teniendo en cuenta todo lo sucedido hasta este momento con el tema de Santiago, tanto Carla como yo nos encontrábamos en una situación bastante complicada y que nos dejaba en un entredicho muy complicado al ser partes participes en el engaño que Lorena había tenido para con su esposo. Tras la pelea de Lorena con su esposo, él se había marchado de su casa con unas pocas prendas, y se desconocía su paradero; mientras tanto Lorena había quedado sola en casa, por lo que como amiga y cómplice, Carla fue a consolarla y hablar con ella. De lo comentado por Lorena, la pelea había sacado a la luz muchos resentimientos y percepciones que entre ellos habían llevado a lo largo de todo su matrimonio, por lo que aparentemente fue el fin de todo.

Al día siguiente, una visita de mi hermana para almorzar acarreó otra serie de acontecimientos que sucedieron después. Nos encontramos en un restaurant pequeño, que nos permitía conversar sin prisas y con casi total intimidad. Cuando nos encontramos la vi preocupada y sinceramente un poco angustiada, pensé que tal vez se trataba de algún problema suyo, pero en realidad era el mío.

Patricia: ... bueno hermanito, ya que estamos tranquilos, quiero hablarte muy seriamente de lo que está sucediendo entre tú y Carla...

Yo: ... Patito, yo creo que es algo entre nosotros y no deberías fisgonear...

Patricia: ... pues si lo hago, primero porque eres mi hermano, te quiero y no me gustaría que sufras otra vez... por otro lado Carla es mi amiga y la estimo mucho, aunque de igual forma le conozco y sinceramente estoy completamente perdida entre ustedes dos...

Yo: ... No te entiendo... Que es lo que me quieres decir; aunque francamente te diré que estoy viviendo cosas muy extrañas con Carla, pero creo que son experiencias que a la larga nos unirán más...

Patricia: Espera un momento, no me interrumpas y sobre todo escúchame, porque esto es muy importante, ya después saca tus conclusiones...

El tono que empleaba mi hermana me causaba un poco de asombro, estaba muy preocupada y ansiosa, como nunca antes la había visto, por lo que concentré mis esfuerzos en justificar e incluso ocultar las cosas que habían sucedido, pero no fue necesario.

Patricia: ... Ayer almorcé con Sofía, como solemos hacer ciertas ocasiones, la encontré contenta y muy animada. No recuerdo desde hace cuanto no la ví tan ilusionada, irradiaba felicidad, por lo que se le hizo fácil transmitírmela y comenzamos a conversar de las causas... Me contó que había encontrado el chico perfecto para ella, que haber pasado una noche con él la había dejado con la certeza de que podía ser realmente feliz...

Patricia: Le pregunté que de donde lo conocía y esas cosas que sirven para adornar toda la historia, estaba muy contenta por ella ya que a pesar de todo siempre sus novios son algo idiotas, pero cuando me dijo que este hombre estaba casado, me dejó completamente de piedra... Le solté la típica cantaleta de que la estaba engañando y todo pero no vi que ella se echara para atrás, entonces, cazando cabos y tejiendo conjeturas me di cuenta que la persona de la que estaba hablando eras tú...

Patricia: ... incluso cuando se lo pregunté directamente, ya vencida me confesó que sí y posteriormente tras hacerme jurar mi fidelidad me contó todo lo de Carla con Santiago y lo tuyo con ella y Lorena... Me parecía jalado de los cabellos, todo el sainete que han montado, pero sobre todo lo que están jugándose con esto... Tu matrimonio con Carla; el matrimonio de Lorena y Enrique; incluso el de Santiago puede verse afectado... ustedes no han pensado el juego que han tramado y todos los involucrados.

Estaba acorralado, mi hermana ahora conocía todas nuestras cartas y encima más me afirmaba un sentimiento de Carla para conmigo que me dejaba atónito y también por otra parte, no he de negarlo, ilusionado.

Yo: ... no fue algo que buscáramos, pero sucedió... Las cosas nos han sobrepasado y nos han dejado casi a la vera de los acontecimientos que vivimos...

Patricia: ... Espera un momento, hasta ahí no me alarmé tanto... En la conversación con Sofía, tras ya dos botellas de vino, comenzó a soltar más su lengua y por lo que pude entenderla, la propuesta para conseguir que Santiago vuelva con Carla vino precisamente de tu esposa... Ella planeó todo y de lo que parece está sucediendo, te está engañando plenamente...

Yo: ... estás.... estás segura de lo que me dices? O sea que todo fue planeado por Carla y su amante? No puede ser... yo confío plenamente en Carla y estoy seguro que no me engañaría nuevamente.

Patricia: .... pues al menos Sofía está segura, ya que como me dijo: "Ese par solo buscaban la oportunidad para quedar de amantes permanentemente"...

Yo: Debe ser un error, si fuese así, para que quería Carla volver conmigo, si fuera verdad se hubiera marchado con su amante y punto... Incluso cuando tú me contaste lo mal que estuvo cuando nos separamos...

Patricia: ... no creo que dudes que te ama... a su manera; pero lo que me debería preocuparte es lo que Carla siente ahora... La relación entre ella y Santiago fue muy intensa y realmente no creo que las cosas estén tan claras como parecen.... Sofía incluso me dijo ayer que tu esposa estaba muy feliz, tenía a sus dos hombres a su lado y pese a lo sucedido estaba segura que ella se quedaría con los dos…

Patricia: ... incluso me comentó que había permitido que te acuestes con tus amigas, pero que ya estabilizadas las cosas seguramente Lorena con su esposo sin mucho drama y Sofía misma conseguiría otra pareja y así no tendría que preocuparse por eso, quedando de amantes con Santiago, felizmente casada contigo y sin tener la sombra de las chicas a su espalda.

Patricia: ... todo esto me ha dejado completamente preocupada, ella está dando por sentadas muchas cosas... y una de ellas es que Sofía no se a enganchado a tí... y tampoco supongo aceptará que Sofía quiera dejarte ir tan fácilmente...

Patricia: ... yo la conozco y se que ella te ama con toda su alma, pero de igual forma estoy convencida que ama a Santiago y esa dualidad se le ha presentado mucho más intensamente ahora y estoy casi segura que no querrá abandonar a ninguno de los dos... La pregunta ahora es si tú de veras serías capaz de mantener esta relación tal y como se presenta...

Todo lo que mi hermana me acababa de contar me había dejado completamente contrariado y confuso. En que engaños había caído y que es lo que había hecho, primeramente consintiendo que mi esposa vuelva a estar con su amante a cambio de estar con sus amigas y después creyendo que las cosas iban a estar completamente bien y que nadie estará afectado. Tal vez me había engañado a mi mismo creyendo que podría controlar esta situación, pero ahora con las cartas sobre la mesa, debía hacer algo... Pero qué?

Tras una tarde de miles de pensamientos, me dirigí a casa con una resolución tomada, aunque todo dependería de lo que mi amada esposa tendría que decirme. Llegué a casa antes que ella, por lo que pedí algo de comer y la esperé en el comedor con toda la calma y pensando cada palabra a ser dicha.

Carla: Hoooola mi amor, cómo estás? Que rico hayas pedido algo porque muero de hambre....

Yo: Hola preciosa, como te ha ido? Te sucedió algo? Ya empezaba a preocuparme y pensaba llamarte.

Carla: Nooo nada... fui a ver a Lorena para apoyarla un poco por lo de su esposo... La encontré más tranquila y sinceramente creo que hasta resignada a como ha salido todo finalmente... Las cosas entre ellos realmente habían estado bastante complicadas, creo que esto ya solo fue un pretexto para terminar...

Yo: Que bueno por ella, al menos si ha sido para mejor... claro de cómo estaban su relación con Enrique...

Carla: ... pues si, tal vez si no era esta la ocasión, hubiera sido cualquier otra cosa...

Yo: ... y... Te has visto con Santiago?

Carla: no, hoy ni siquiera lo he encontrado en la oficina, debió haber salido... porque? Acaso has pensado que me he escapado con él a hacer alguna travesura?

Las manos de Carla se habían ceñido a mi cuello, haciendo que su cuerpo se apegue al mío, permitiendo sentir su cuerpo y aspirar su perfume. Siempre me ha gustado como huele, principalmente cuando los primeros aromas de su perfume se disipan y queda la esencia principal, hace que se me trastorne los sentidos. Pero no iba a dejarme seducir, necesitaba que me contase algunas cosas, por lo que aunque seguí el juego, no debía perder perspectiva.

Yo: ... pues quien sabe, se ve que el está muy enganchado a ti... Seguramente estará loco por tenerte nuevamente en sus brazos...

Carla: ... eso no lo dudes, pero no debes estar celoso.... yo te amo a ti, con toda mi alma...

Yo: ... de veras me amas mucho... acaso harías lo que fuera por mí?

Mi esposa pensaba que el juego aún seguía, por lo que en forma mimosa había comenzado a besar mi cuello y sobarse a mi cuerpo. Al mismo tiempo mis manos se posaban en cada curva de su cuerpo, acariciando sus piernas, su espalda y principalmente el precioso culo que tiene.

Carla: ... haría lo que fuera mi amor...

Yo: Seguro, que lo que fuera... por ejemplo te arrodillarías ante mi?

Carla no se lo pensó y claramente adivino mis intenciones, mansamente se arrodilló frente a mí y comenzó a abrir mi pantalón para comenzar a bajarlo, mientras que mis manos se posaban en sus hombros y cabeza, en claro mensaje del placer que me estaba brindando. Cuando había liberado mi verga, alzó sus ojos para encontrarse con los míos y con una mirada de lujuria comenzó a succionar mi verga, que en ese momento comenzaba a adquirir firmeza.

Carla: Claro que si... y además también podría hacer esto.... si acaso te gusta.

Tenía que excitarla y llevarla al borde, pero no podía perder objetividad, por lo que tomándola de su cabello, hice que me soltara y se pusiera nuevamente de pie. Una vez frente a mí, obligué a mi esposa a darse vuelta y brindarme la visión de su espalda y su precioso trasero; inmediatamente bajé su ropa casi arrancándosela, quería ver su desnudez y tenerla al alcance de mis manos y principalmente de mi boca. Hundí mi rostro entre sus glúteos hasta que mi boca alcanzó su concha y mis manos se aferraron a su cadera, lamí y mordí su sexo hasta como si el alma se me fuera en ello, sus gritos y gemidos se podían oír por toda la habitación y principalmente en mi cabeza.

Unos minutos en esa espectacular aunque incómoda posición hicieron que mi esposa estuviese casi al borde del orgasmo, casi me golpea el momento que dejé de comerme su concha, aunque no dejé que se incorpore, aún podía voltear a verme con ojos llenos de rabia por no haberle llevado al clímax.

Carla: ... no, no, no... Hijo de puta.... me dejaste a la puerta de correrme...

Yo: ... aún no es tiempo, quiero que me ruegues, jejejeje.

Carla: ... desgraciado... me las pagarás...

Me reincorporé y apunté mi verga directamente a la húmeda concha de mi esposa, que aún llena de mi saliva se encontraba completamente lista para la penetración. Y la penetré, lentamente fui deslizándome dentro de su cálido cuerpo, moviendo mi cadera en forma circular hasta llegar al fondo de su sexo, para nuevamente volver a retomar el camino nuevamente. La excitación y el placer que me producía su sexo me llenaba y embriagaba de manera que muy pronto tendría la necesidad urgente de llegar al éxtasis; pero aún me faltaba mucho por lo que empecé recordar todo lo que mi hermana me había contado y todo lo que mi adorada esposa seguramente había hecho, consiguiendo en esta forma controlarme y aguantar un poco más.

Carla: .. Así, así, mi amor... dame duro, no pares... no pares...

Sentía que nuevamente Carla estaba pronta a conseguir su ansiado orgasmo, por lo que ralenticé mis movimientos y lancé todos mis dardos, tenía que confirmar que era lo que realmente estaba en la mente de esta mujer a la cual amaba y que seguramente me estaba engañando vilmente.

Yo: ... de veras harías todo por mí, preciosa?

Carla: ... si... si... haré todo lo que quieras.... pero no pares... no pares...

Yo: ... si te lo pidiera le dirías a Santiago, que soy tu esposo?

Carla: ... si...si... le diría todo...

Yo: ... si te lo pidiera... harías el amor nuevamente frente a mí...

Carla: ... claro que si mi amor, cuando quieras, solo pídemelo...

Yo: ... y que crees que dirá tu amante, tal vez no le guste...

Casi había anulado mis movimientos, únicamente mi verga se contraía y relajaba en la húmeda concha de mi esposa, que moviendo su cadera forzaba el roce con su clítoris, mientras se acercaba peligrosamente al orgasmo. Tenía que soportar el no correrme, un par de preguntas más...

Carla: ... a él le encantará follarse a tu mujercita... mientras estás viendo...

Yo: ... se lo dijiste ya? El sabe que yo soy tu cornudo marido?

Carla: mmmm....

Yo: ... el sabe quién soy yo, verdad? Se lo dijiste verdad?

Mis envites comenzaron a ser fuertes y enérgicos sobre la cadera de mi esposa, sentí como se corría estrepitosamente, clavando sus uñas al espaldar del sillón. Al mismo tiempo, había descubierto lo que tanto buscaba, la punta del ovillo de las mentiras que seguramente se revelarán después, pero necesitaba que su orgasmo obnubile un segundo más su razón, por lo que en un arranque de excitación introduje mi dedo índice directo en la única gruta que aún se mantenía virgen en mi esposa: su culo, inundé de sensaciones su cuerpo, liberando su mente de todas las ataduras para que por fin me confirme de su propia boca lo que ya suponía.

Carla: .... siiiiiiiii... siiiiii... lo sabe, lo sabe todo... siiiii...

De igual forma yo también me corría fuertemente, por lo que me dejé caer casi inmediatamente después de haber depositado mi semilla en la dulce y mentirosa concha de mi esposa, quien cual muñeca había quedado completamente desmadejada encima del sillón. Con más sangre en el cerebro y menos leche en mi entendimiento, me daba por fin cuenta de que había sido un pelele al lado de mi bella esposa, quien hábilmente había logrado manipularme hasta hacerme perder la cordura y la vergüenza.

Tras un minuto de recuperación, Carla había logrado nuevamente recuperar la cordura y ahora dándose cuenta del traspié dado, ya que en la calentura del momento me dio paso a una verdad que francamente haría cambiar las cosas completamente, ahora trataba de recomponerse y arreglar las cosas.

Carla: ... jajaja, me has vuelto loca... me haces decir cada cosa...

Por mi parte ahora estaba tranquilo, ese traspié me permitiría descubrir muchas más cosas que seguramente no lo hubiera conseguido sin antes saber cómo iban las cosas. Me iba a jugar una carta muy importante con Carla y quería que saliese todo bien, en la medida de lo posible claro está.

Yo: ... pues sí, ha sido una idea loca... me he calentado mucho solo de pensarlo...

Carla: De veras te calentaste por eso? Te hubiera gustado que los sepa mi amor? Yo pensé que el asunto te causaba morbo por mantener el engaño...

Yo: Pues para serte sincero, creo que si me hubiera gustado, me parece bastante morboso el saber que tu amante desde el inicio sabía que yo era tu esposo y pese a ello no dijo nada y te folló tan campante...

Carla: ... pues eso es de lo más fácil mi amor, cuando quieras se lo comento y ahí si vas a disfrutar siempre...

Yo: ... tal vez... no lo sé, es algo que si me daría mucho morbo, pero debe ser completamente humillante el verte con otro hombre y mirarlo a los ojos cuando él sabe perfectamente quien tu eres... tú qué crees?

Aunque inicialmente en mi mente seguía el juego de Carla, una parte de mi también mezclaba todo en mi cabeza y pese a todo al recordar todas las imágenes de mi esposa con su amante, me producía una sensación tanto de rechazo como de placer, y el ahora tener la certeza de que él sabía quién era, me hacía sentir aún más extraño. Al mismo tiempo mi esposa nuevamente se ponía muy mimosa conmigo, de manera que había bajado la guardia nuevamente y ahora si esperaba más información que me dejara ver que sucedía.

Carla: ... Tampoco lo sé mi amor, pero si eso es lo que quisieras o te gusta... a lo mejor es bueno develar todo y dejar que las cosas fluyan...

Yo: ... pero entonces tu amante va a querer serlo definitivamente a partir de ahora.

Carla: ... y que tendría de malo si todos estamos de acuerdo... creo que incluso se abriría nuevas oportunidades de gozar nuestra sexualidad en forma mucho más abierta...

Yo: ... no lo sé mi amor... sería declararme ante tu amante como tu cornudo... y sinceramente no se si eso es algo que quisiera a mis espaldas.

Carla: ... pero si es algo que te gusta, que hay de malo... además a mi, me parece sumamente erótico y sexual el tener a dos hombres que se encuentran locos por mi... me hace sentir extremadamente deseada y amada...

Carla: ... creo que tienes razón en pensarlo, ya que es algo muy de vanguardia y creo que no es para todas las parejas; pero lo que si te diré es que realmente las parejas que viven este tipo de experiencias se sienten cada vez más compenetradas y felices y creo que podría ser nuestro caso mi amor...

Mi corazón se estremecía al confirmar poco a poco lo que mi amada esposa realmente creía, y que con tan solo hacer que suelte un poco la lengua ella me develaba completamente. Trataba de mantener la calma y poder seguir escarbando en su imaginario, mas cada vez se me hacía aún más complejo y doloroso encontrar una verdad que aunque debí suponérmela, no por eso se me hacía más llevadera.

Carla: ... mira que ya hemos dado pasos muy avanzados... el aceptar que Santiago vuelva a nuestras vidas yo creo que fue muy importante, así creo nos hemos librado del estigma de la fidelidad como el simple hecho de no acostarse con otras personas, dejando paso a un concepto de amor mucho más profundo y amplio...

Yo:... y nosotros? Como quedamos nosotros?

Carla: ... pero mi vida, de que te preocupas... yo siempre seré la mujer que más te ama y con quien compartes tu vida... He estado y estoy muy enamorada de ti, y creo que tú de igual forma me amas, me lo has demostrado mil y una veces y aunque yo no siempre te lo he demostrado de una manera tan clara, yo siempre he amado incondicionalmente y tengo muy claro que no podría vivir sin ti...

Carla: ... más aún si lo que te preocupa es Santiago, él siempre fue un hombre muy liberal e incluso antes cuando estábamos juntos como pareja, él fue con quien empecé a pensar seriamente en el tema de las parejas liberales, y claro con el resultó mucho más fácil hablar de este tema... Además ten en cuenta que ahora te estás beneficiando de mis dos amigas, cosa que realmente nos deja en cierta desventaja no?

Esa noticia me cayó peor que un baldazo de agua fría, era evidentemente que todo había sido vilmente tramado por mi esposa, ahora las cosas iban encajando y seguramente si intentaba un poco más, lograría que me contara todo...

Yo: O sea que esto alguna vez lo habían conversado ustedes dos? Seguramente ya se pusieron de acuerdo incluso desde antes verdad?

Carla: ... No, No, ...si lo hablamos cuando fuimos pareja; pero fue hace mucho tiempo... nunca llegamos a nada...

Yo: Pero seguro lo volvieron a hablar nuevamente, verdad? Seguramente quisieron vivir esa aventura, considerando que ahora ya eras una mujer casada y eso lo hacía mucho más interesante verdad?...

Carla: ... No mi amor, nunca he pretendido engañarte ni mucho menos, no pienses que las cosas fueron planeadas... Pero ha sido una experiencia magnífica haber podido vivir esta aventura juntos...

Ya tenía todas las que necesitaba y sinceramente esto ya no podía mantenerse más tiempo escuchando a mi esposa tratar de engatusarme nuevamente. Mi estómago era una mezcla sulfúrica y visceral, no había sentido tanta rabia en mi vida; incluso el enterarme que Carla me engañaba no me había afectado tan terriblemente, pero trataba de mantenerme tranquilo y sereno ya que no era mi idea dar a entender a Carla que lo que me decía solamente confirmaba mis sospechas.

Yo: ... si mi amor, ha sido completamente alucinante, y nos espera un mar de nuevas aventuras...

Nos besamos nuevamente y concluimos esta pequeña conversación entre besos y arrumacos de conciliación; pero mi mente estaba en otro lugar, recomponiendo todo y principalmente buscando la forma de saber todo lo que mi esposa me ha ocultado.

Al día siguiente la mañana y tarde transcurrió sin inconvenientes, aparentemente todo normal, por lo que tras una pequeña excusa salí de mi casa para poder dar un paseo y aclarar ciertas ideas que me invadían, pero como era de suponerse, todos los males se acumulan y aún tenía muchas cosas que sucederme. Al salir caminando de mi casa, aproximadamente a una cuadra de distancia, un fuerte golpe en una de mis costillas me obligó a sentar mi rodilla al suelo, posteriormente un puñetazo al rostro me hizo por poco perder la conciencia y prácticamente dejarme indefenso para poder recibir un par de patadas que me llegaron al torso y espalda, cosa que me dejaron tendido en el suelo por un minuto.

Una ráfaga de luz y el que ya no me llovían los golpes me ayudó a reconocer al marido de Lorena como mi atacante, cosa que aunque sorpresiva y alevosa, no la consideraba injustificada después de todo lo que él estaba viviendo, siendo yo de igual forma en parte culpable.

Enrique: Ustedes son unos desgraciados, han terminado con mi vida y con mi matrimonio.... Tú principalmente, eres un infeliz que te has aprovechado de la inocencia de mi esposa para pervertirla.

Enrique: Debí sospechar que entre ustedes estaban planeando algo extraño; tanto trabajo... tanta reunión... esas extrañas quedadas en casas vecinas... me las debí oler desde mucho antes...

Mi atacante, a pesar de la sorpresa con la que me abordó y la violencia que me propinó, me dejó reincorporarme y a su vez se sumió en un profundo estado de consternación, se apoyó en un auto parqueado en la calle con las manos en las rodillas y su mirada al suelo, trataba de contener las lagrimas que inundaban sus ojos y su garganta. Lucía bastante descuidado y seguro él también había sufrido los trajines de la separación de su esposa. Una vez sofocada la ira y tratando de recomponerse, Enrique comenzó a caminar seguramente sin rumbo, pero no se lo permití y tomándolo del brazo lo detuve.

Yo: Espera... espera... No voy a pelear contigo y tampoco a disculparme... Pero creo que tenemos que hablar...