Engañada
Una mujer engañada descubre que su hermana menor se está follando a su marido.
María, una extremeña de 24 años, decidió el pasado verano para que cursase sus estudios universitarios, traer a su hermana menor Maica a vivir con ella y su marido, a Barcelona para que estudiase en la Ciudad Condal.
En Badajoz, de donde somos naturales, el comportamiento de Maica siempre ha sido ejemplar y pruebas había dado de su modosidad, recato y saber estar.
Hace un mes, sorprendí una conversación entre mi marido y ella diciendo a que hora tenía que salir. No le di mayor importancia y le pregunté a mi marido Julio, que significaba aquello. Me respondió que como mi hermana tenía que ir a La Ciudad Universitaria y quedaba retirada, él la llevaría en el coche. No desconfié para nada ante la convincente explicación de mi marido.
Por casualidad comenté este hecho con una amiga y ella, con una sonrisa y entre susurros, me respondió:
¡Ya es hora que te enteres, hija mía!
Tambien me dijo, para más detalles, que acudiera a la Plaza Francesc Maciá a
las siete de la tarde de cualquier día.
No tuve el valor suficiente para seguirlos, porque lo que me había dicho mi amiga, ya fue demasiado fuerte para mi el asimilarlo. Mi marido al verme con cara rara lo achacó a las molestias que tengo cuando me baja la regla.
Con la cabeza hecha un lío, mis pensamientos iban de aquí para allá y me asaltó una duda. Si mantienen relaciones estando yo en Barcelona, ¿Qué harían cuando yo me fuera a Cerdanyola a cuidar a mi suegro que está medio paralizado?
Al cabo de unos días urdí un supuesto viaje a Cerdanyola, me marché de mañana y volví a casa al cabo de dos horas, entré sigilosamente ya que el niño lo dejé en casa de una amiga. Y tal como había pensado, mi marido no había ido a trabajar,
Mi hermana estaba en mi cama, acostada en pelotas, mi marido estaba en la ducha cantado y cambiando unas frases de lo mas vulgares y soeces.
Mi marido una vez acabada la ducha se acercó a la cama matrimonial envuelto en una toalla por la cintura donde la esperaba mi hermana con una cara de viciosa que jamás me había imaginado en ella.
Maica retiró la toalla de mi marido liberando su polla. Es bastante gruesa aunque no muy larga. Mi marido hizo que ella se hincara frente a él:
- Chúpamela- le dijo mi marido.
¡Julio, sabes de sobras que no me gusta!-Le contestó mi hermana.
Pero antes que pudiera decir otra cosa le metió el pene en la boca. Ella hizo algunos intentos por librarse; pero no duraron mucho, poco después empezó a chuparlo.
Después de un tiempo mi marido la acostó y subió las piernas de mi hermana a sus hombros. Le incrustó el pene en el coño, mientras Maica gemía de placer.
- ¡Métemelo todo, rey! Gritaba mi hermana.
Noté que mi hermana se arqueaba y alcanzaba un orgasmo. Julio entonces la puso a cuatro patas, se instaló detrás de ella y la volvió a penetrar. Se movía violentamente dentro de Maica y sus tetas se agitaban mucho.
-¡Lléname con tu polla! Gritaba otra vez mi hermana.
Ya no puedo más- contestó mi marido.
Sí, rey, lléname con tu leche. Quiero sentirla toda.
Diciendo eso, mi marido dio un último impulso mientras descargaba toda su corrida dentro de ella.
Se quedaron tendidos en cama. Y yo no quise ver más.
Me marché llorando y no volví hasta cinco días después, alegando a la vuelta una repentina recaída de mi suegro.
Mi marido no se presentó para ver que tal le iba a su padre o si necesitábamos algo.
Pero una conclusión saqué en claro, la mujer fiel que había sido hasta la fecha, y ultrajada por su propia hermana, se tomó cumplida venganza