Enfrentamiento con un gorrilla

Tras un efusivo intercambio de insultos y menosprecio, finalice con decirle... “Anda y que te den por culo, negrata". Comentario bastante racista por mi parte y que más tarde acorde, pero que esté me contestó... "Pues tú ándate con ojo, porque como me cojas de mala, te vas a enterar de lo que es darte por culo".

Enfrentamiento con un gorrilla

Antes de nada, agradecer tantos a aquellos que me leéis como los que me ponéis un comentario www.todorelatos.com , pues por vosotros me dais animo a continuar. Dicho esto, os diré que tras ser iniciado , mi vida se transformó, pues se convirtió en esa búsqueda de saciar esa inquietud que sentía en mi interior, era una mezcla de morbo, curiosidad y placer, transformándose todo esto en eso que no se explicar la verdad, pero que de una forma extraña me saciaba, creo que esa búsqueda fue lo que me descarriló. Eso o quizás esa necesidad de saber que es pasar la pubertad, búsqueda por encontrar mi adolescencia robada, buscando esa parte que todo chico pasa en su vida, y que algunos no llegamos a experimentar.

Por mi horóscopo soy Géminis, horóscopo que denomina los gemelos, horóscopo que me viene como anillo al dedo, pues quizás con mi doble vida me viene muy bien. Como bien sabéis, llevo una doble vida, vida paralela, pero al mismo tiempo unida, una me encubre por el trabajo y la otra me da esa satisfacción que tanto busco. Mi vida es un ida y venida, una mezcla entre la montaña rusa y la noria, donde la curiosidad va de la mano del morbo, las fantasías y las locuras.

Mi vida va por roles por no mentar… rachas, donde cansado a veces de experimentar o ante algún altibajo, suelo decir que ya no más, suelo decir que debo de ir por el camino correcto. Pero eso me dura semanas e incluso han llegado a ser meses, cuando cansado de la monotonía necesito algo más, necesito un estimulante y cuando me doy cuenta, voy por esa carretera que me lleva hacia “El Charco de la Pava” o “La Raya”. Momentos en que ya no me veo en esa carretera, sino hincado de rodilla comiéndosela a uno o apoyado e inclinado sobre mi coche, mientras otro me la está hundiendo, disfrutando mientras pido más… aaahhh!!.

Vida que busco alicientes, como a día de hoy, donde estoy en Sevilla en plan de rodríguez tras haber mandado a mi mujer e hijos a la playa con los abuelos, quedándome en casa con la excusa que debía de realizar algunas cosas. Pues me entretengo con tareas variadas y darme placer, ya sea con juguetes o infinidad de cosas, quedando con amigos para sexo. Amigos muy maduros como José que, a sus cincuenta y nueve años, es un hombre dominante, gozador y de mente muy abierta. Hombre pervertido y degenerado que siempre encuentra algún juego para poder experimentar conmigo, hombre que normalmente vamos a un piso de un amigo suyo. Pero que en esta ocasión no podía, acabando por armarme de valor y proponerle que viniera a mi casa, cosa que acepto. No sin antes proponerme que le recibiera con ropa de mi mujer puesta, José no es de esos que le van los afeminados ni transexuales, pero si le gusta explotar esa faceta conmigo.

Debo deciros que hemos tenido tres encuentros, encuentros en el cual uno de ellos paso toda la noche en mi cama, cama que es la que comparto con mi mujer, donde este me ha hecho gozar más que ella precisamente. Quedándome dormido con su polla dentro, polla que sin despertarme me ha follado el culo, claro que pienso que un par de viagra se ha tomado, pero no me importa. José son de esos que te folla mientras duerme, penetra hasta que me preña, pervertido y degenerado que me introduce en mi orificio pepinos y todo lo que tiene a mano… ooohhh!!. Gustándole que vaya por la casa con tangas o braguitas, medias de ligas con o sin ligueros y zapatos de tacón, pero también son de esos que trae a algún amigo para compartirme… uuummm!!. Gustándome sobre todo que traiga a su amigo y compañero rumano, hombre de anchas espalda y lo demás para imaginar, donde el Popper no para… ooohhh!!. Bueno no voy a enrollarme mucho más y comenzare…

Os voy a contar una experiencia que me ocurrió hace años, para ser más exacto os diré que hará ya cinco años de lo ocurrido. Es una experiencia que la recuerdas por cómo se originó y la finalización de esta, experiencia que te marca a veces por la brutalidad. Experiencia que me enseñó a no menospreciar a los demás, me enseñó a tener respeto y no meterme, ni con su aspecto ni color de piel. No suelo ser así, pero a veces el alcohol nos da malas pasada, bueno dicho esto, comenzare…

Mirad era finales del año dos mil quince, cuando cierto fin de semana se nos ocurrió salir de discoteca, no escogiendo otra que la recién estrenada Utopía. Discoteca nueva que se encuentra en el Centro Comercial Plaza de Arma, situada en la Plaza la Legión. Bueno, pues mis amigos no dejaban de decirme que la discoteca era la leche, discoteca de tres niveles, cuya música era muy variada y que tiene hasta terraza, discoteca que precisamente se inauguró en ese mismo año.

Bueno pues tras comenzar la noche en otros bares, nos dirigimos hacía dicha discoteca, viendo que debíamos de aparcar los coches en las inmediaciones. Buscando precisamente en las calles cercanas, calle que en mi caso encontré en la calle Trastámara. Tras aparcar mi coche en un hueco que encontré con suerte, salimos de este y mis amigos se adelantaron, momento en que vimos a los pocos metros un gorrilla venía a todo carajo corriendo hacia nosotros. Gorrilla al cual mis amigos les hizo saber cortésmente que no tenían euro alguno, acabando incluso por decirle otro…

  • “Escucha no tenemos nada suelto, pero sí salgo de la discoteca y te veo, no te preocupes que te daré algo”.

El gorrilla a pesar del comentario de mi amigo, visiblemente molesto, comenzando a soltar de todo por esa boquita, comentarios que claro está me tocó los huevos y claro está, no soy persona de los que callan, no quedándome otra que contestarle, cosa que mis amigos intentaron evitar. Tras un efusivo intercambio, finalice con este, acabando por decirle...

  • "Anda y que te den por culo, negrata".

Comentario bastante racista por mi parte y que más tarde me sentí mal, pero que esté me contestó...

  • "Pues tú ándate con ojo, porque como me cojas de mala, te vas a enterar de lo que es darte póculo".

Siendo mis amigos quien entre empujones me hicieron tirar hacia delante, dejando este detrás. Ya en la Discoteca entre copas, risas y ligoteó, me fui poniendo a tono. Tanto que me enrolle con tres, pero ojito… no con tres al mismo tiempo, sino por ratos. Recuerdo que, con la primera era una niñata que solo fueron magreos y comida de boca, calentando a la persona para luego irse. Con la segunda era una de treinta y tantos, mujer que, entre magreos y comida de boca, acabe por introducirle la mano entre los muslos, y acabar por hacerle un dedo entre copa y copa en un apartado, mientras ella me masturbaba. Y con la tercera una cuarentona, mujer que estaban en plena despedida de casada, pues con esta fue más de lo mismo. Mujer que me soltó en un momento dado…

  • “Sabes de algún sitio cerca, donde me puedas echar un polvo”.

Claro está la mire sorprendido por lo que me soltó, pero no me quede esperando una segunda indirecta, acabando por sugerirle con hacerlo en mi coche, propuesta que ella acepto. No me despedí de mis amigos, creo que ellos mismos vieron mis intenciones cuando me vieron salir con esta mujer. Salimos de la discoteca no sin antes esperar a que nos pusieran el sello, luego tras rodearla con mi brazo la conduje hacia mi coche. Llegamos y vio ella que estábamos oculto de miradas curiosas, pues entre el coche y la fachada, nos daba cierta intimidad.

Comenzamos a besarnos, mientras ella se encargó nerviosa por sacar mi miembro fuera de mi pantalón, soltando dentro del coche el cinturón. Yo en esos momentos, estaba entretenido con sus pechos, enormes y empitonados… uuummm!!. Cogí y le hice sentar sobre el asiento trasero, subí su vestido hasta su vientre y tras quitarle sus braguitas, comencé a comerle el coñito, labor que se me da bastante bien y que ella pudo apreciar. Mi labor no solo consistía en chupar o lamer sus labios vaginales o vulva, sino de martillear con mis dedos y arrancarle uno de sus orgasmos… ooohhh!!.

Luego me acerque aún más a ella, tome sus piernas y me las coloque en los hombros, coloque mi glande en su coñito y muy despacio la fui introduciendo… uuuffff!!. Los gritos y alaridos de esta acabo por alarmar a alguien, pues pude apreciar como una silueta caminaba en nuestra dirección. Intente acelerar, pero esta no dejaba de decirme…

  • “Espera… espera… aaahhh!!, ve despacio… ve despacio… uuuffff!!”.

A medida que la embestía pude ver a esta persona acercarse, llevándome la sorpresa de que esta silueta no pertenecía a otra persona que al gorrilla. Gorrilla que era una persona de color, cuyo cuerpo más parecía un armario empotrado, persona que caminaba hacia nosotros con cara de pocos amigos, aún más al reconocerme. Cogió y le soltó a la madura…

  • “Señora este hombre se está sobrepasando de usted, quiere que llame a la policía”.

Ella asustada y al mismo tiempo avergonzada, me hizo apartarme al tiempo que le contestaba a este…

  • “No… no me está agrediendo ni dada por el estilo, no llame usted por favor a la policía”.

En un primer momento no se incorporó, sino que se introdujo sus pechos en el sostén acabando por subirse las tiras del vestido, continuando por tirar de los pliegues de su vestido hacia abajo… intentando ocultar su cuerpo medio desnudo, todo esto mientras maldecía a ese hombre de color. Recuerdo que yo intentaba ocultarla mediante mi cuerpo, pues encabronado me puse en medio de esté gorrilla y esa mujer. Llevado por el alcohol y el estar a medias me dio alas para enfrentarme a este hombre, hombre que era el doble de mi cuerpo.

Miré hacia atrás y la vi rebuscando bajo los asientos a modo de buscar sus braguitas, cosa que me daba algo al querer decirle que están en mis bolsillos. Esta no dejo de mirar a ambos, recriminándome que no diera su merecido a esté gorrilla, no dejándome de decir…

  • “Joder… eres como mi marido, muy machito en la cama, pero fuera seáis unos cobardes de mierda, increíble que todos los hombres seáis unos maricas a la hora de la verdad”.

Finalmente, desistió, repuso como pudo sus cabellos y con algo de apuro salió del interior del coche, me miro primero a mí y después a este. Acabando por marcharse en dirección hacia la discoteca, mientras yo murmullaba, maldiciendo a este por haberme jodido el folleteo. Soltando está…

  • “Bueno, supongo que cuando acabes nos veremos en la discoteca, compórtate como un hombre y ya me contaras”.

Recuerdo que comencé a darle varios empujones mientras le echaba en cara su falta de tacto, mientras este no dejaba de advertirme, alegando que me lo merecía por mi forma de tratarlo tan racista, cosa que la verdad ni me acordaba. Pero sí que me acuerdo e incluso a día de hoy esa bofetada, bofetada con esa mano que era como una pala, mano que cuando golpeo mi mejilla me dejo hasta el oído pitándome. Quedándome desorientado, pensando mientras intentaba reponerme…

  • “Coño con que me ha golpeado, pero si ha sido una sola vez”.

Este me miraba sonriente, echándome en cara donde estaba esa bravura que tanto mostraba, preguntándome…

  • “¿Qué había sido de ese bocaza racista?”.

Le levante el brazo a modo de devolverle el golpe, acabando por recibir dos golpes más, pero en esta ocasión en mi abdomen, dejándome sin respiración y aturdido. No suelo tirar la toalla, mire a este y quise golpearle, un golpe que pudiera ayudarme en mi autoestima, golpe que de una manera frenética intente y después de varios intentos, acabe por golpearlo.

Viendo por su rostro que aquello no me beneficiaria como había pensado, pues vi a este hombre de color cuyo aspecto se asemejaba a un armario empotrado. Hombre que extendió su brazo y sin problema alguno… me agarro de mis pelos, zarandeándome como si fuera un muñeco de trapo al tiempo que me abofeteo varias veces. Llegue a pensar que me habían atropellado, acabando por dejar de resistir, quizás fuera por la paliza recibida o quizás fuera por el mismo cansancio, me sentía débil y la verdad es que no tenía ganas de volver a recibir otro golpe.

Hombre que me insultaba con razón por el trato dado por mi persona, humillándome con palabras hiriente hacia mi poca hombría, palabras que buscaba una reacción por mi parte… y que consiguió. Pero nuevamente un manotazo y en esta ocasión en mis huevos, me dejaron incapaz de reaccionar, soltándome y dejarme caer sobre el suelo, encogido por el dolor de sus brutales golpes. Me quede paralizado, inmóvil en el suelo, cosa que este me hizo levantar como si fuera un pelele, abrió la puerta trasera de mi coche… acabo por sentarme. No quise ni rechistar, no deseaba golpe alguno, este no dejaba de decirme algo que no entendía la verdad, como si fuera en otra lengua o dialecto. Levante el rostro, mirándole con angustia, mostrándole mi rendición al tiempo que le decía…

  • “Por favor no me pegue más, siento el trato y los insultos que te he dicho, pero no me golpe más”.

Acabando por soltarle algo que no te das cuenta de ello hasta que no pasa, eso que solo caes cuando pasa. Pues le solté…

  • “Mira te daré lo que quieras, o hare lo que tú me pidas, pero no me pegue más… por favor”.

Aún recuerdo su cara, cuando me miro sonriente, rostro que fijo sus ojos en mi al tiempo que varios de sus dedos pellizcaba mis tetillas… ooohhh!!. Exclame de dolor y el me siseaba… mandándome a callar, me dolía, pero al mismo tiempo me excitaba, creo que este lo tuvo que notar. Pues acto seguido de un manotazo acabo por romperme la camisa, tiro de la tela de esta y saltaron todos los botones. Inclinándose hasta posar su boca en mi pecho, ¡comenzándomelos a chupármelos… ooohhh!!, tomando una de mis manos y dirigiéndola hacia su entrepierna, mano que tras notar el tremendo bulto acabe por retirar, aparte más por miedo que otra cosa pues menudo pollón guardaba en el interior de su pantalón… uuuffff!!.

Este apartándose de mí, volvió a darme una nueva bofetada haciéndome entender lo que pretendía, pero por mi acto de sumisión al bajar la cabeza, este actuó. Vi asustado como cogió y tras soltar el botón de su pantalón y bajarse la cremallera, tiro de sus pantalones hacia abajo y sus calzoncillos, saltando ante mí un pedazo de vergajo… uuuffff!!. Pollón que no era normal, pollón de esas que solo la vez en las películas o en comic, esta mediría diecinueve o veinte centímetros y eso que estaba morcillona, temblé con solo la idea de que tomara su verdadera longitud… uuummm!!.

Aquel tío me miro mientras cogía su pollón con su mano izquierda al tiempo que me rodeaba mi nuca con la derecha, presionaba para que me acercara a su glande. Intente apartarme, pero este soltando su tronco y alzando la mano me soltó…

  • “Podemos hacerlo por las buenas o por las malas, aunque te aconsejo que lo hagamos por las buenas, pues dejare de pegarte si colaboras”.

Baja de nuevo su brazo hasta volverá coger su pollón, pollón que me lo vuelve a acercar, soltándome…

  • “Mira no te voy a pedir mucho, pero me habéis puesto bastante caliente, sobre todo como te has aprovechado de esa vieja, ¡cómo le has dejado medio desnuda y disfrutado… uuuffff!!”.

  • “Sabes, no tengo mucha oportunidad de poder estar con una mujer, ya que no quieren enrollarse con un tío como yo, y las que quieren hay que pagar”.

Calla y prosigue…

  • “No soy gay, pero a falta de pan buenas son tortas, no importándome cogerme algún niñato que me pueda satisfacer, cosa que tu harás ahora”.

Levanto la cara asustado, pero no hice dije nada y menos expresé, ni tan siquiera murmuré. Simplemente le escuchaba, prosiguiendo…

  • “Mira, me he fijado en ti y la verdad es que tienes tipo de nenaza, buen cuerpo y culo respingón… uuummm!!. Ignoro si eres afeminado y con esa mujer deseaba ocultarlo, pero a mí no me has engañado”.

Prosiguió…

  • “Solo te pido dos cosas y te dejo marchar, la primera que me des una buena mamada y la segunda que te pongas en pompa sin rechistar, dejándote follar hasta que vacié mis huevos. Bueno tú decides…”.

Dijo esto al tiempo que acerca su polla hasta dejarla a un centímetro de mis labios, fue decir esto y no espere más tiempo, pues fui acercando mis labios a su glande. Comenzando por lamer este y poco me falto que apartara mi cara, pues emanaba un olor nauseabundo a orín y semen, tuve varias arcadas, pero fue el en realidad quien evito que retirara mi cara. Soltándole…

  • “Espera”.

Viéndome como me inclinaba hacia los asientos delanteros, moviéndome a modo de llegar a la guantera, abrirla y coger del interior un paquete de toallitas húmedas. Y viéndome moverme aprovecho mi postura, aprovecho para magrear mis nalgas, introduciendo sus dedos entre mis glúteos… ooohhh!!. Tirando de mi pantalón hacia abajo a pesar de estar aún abrochado, tirando de mi cinturón que con rapidez solté al tiempo que intentaba introducirme sus dedos… uuummm!!. Acabando por coger algo del interior de su bolsillo y darme demasiado tarde, pues era un cúter y con este comenzó a cortar mis prendas desde atrás, comenzó a cortar por la costura y poco pude hacer.

Dejándome a los pocos minutos con tan solo la camisa como única prenda, pues los harapos de mis pantalones y calzoncillo estaban reliados en mis tobillos. Este acabo por quitarme de las manos el paquete de toallitas, paquete que tiro de dos de estas y que limpio su polla y huevos, volviendo a coger un par de ellas más para pasarla entre mis glúteos, pasando una segunda pasada en mi orificio anal, ¡acabando por escupir e introducir uno de sus bastos dedos… ooohhh!!.

Me vi en escasos minutos, ¡follado por dos de sus gruesos dedos… aaahhh!!, mientras que no pude hacer nada por evitarlo, ya que la palma de su mano izquierda sobre mi espalda evitaba cualquier movimiento. Sacando sus dedos de mi interior y darme la vuelta, tiro de mi hacia él, soltándome…

  • “Bueno, pues como ya está limpia… toca mamada”.

Cosa que comencé a hacerle, mirándole a la cara… restregué su glande por mis labios, continuando por lamer este y besarlo… uuummm!!. Descendiendo por su tronco hasta sus enormes y peludos testículos, huevos que chupe como pude… ooohhh!!. Volviendo a ascender al tiempo que le daba bocaditos, suspirando este y gimiendo, soltándome alguna que otra lindeza como…

  • “Uuuffff!!, menuda viciosa que eres… ooohhh!!”.

Escupí sobre su glande y con la punta de mi lengua ayude que descendiera… ooohhh!!, volviendo a escupir para en esta ocasión ayudarme a metérmela en la boca… uuummm!!. El no dejaba de suspirar y mascullar algo que no entendía, acariciándome la nuca e incluso oprimiéndome a modo de que pudiera tragármela mucho más… aaahhh!!. Las arcadas como las náuseas se me repetían, no porque oliera mal sino por sentir este pollón deslizarse por mi garganta… ooohhh!!. Con dolor de mandíbula me saque su polla de la boca, fijándome bien en esta y pudiendo echarle que le mediría al menos veinticuatro centímetros, mirada de pavor y sorpresa mientras este reía y me decía…

  • “¿Qué pasa que nunca has visto una de esta?”.

Callas por no evidenciar que he visto y catado muchas, pero nunca de semejante tamaño… al menos hasta ese momento… ja ja ja. Restregándomela por la cara y boca, me suelta…

  • “Bueno, pues vamos a realizar la segunda parte de la tarea, ponte boca abajo que te voy a follar”.

Con cierto reparo, cojo y le digo…

  • “No te vas a poner preservativo”.

Este me mira y con una sonrisa dibujada en su cara, me suelta…

  • “Tu traes preservativo que me pueda valer, yo no tengo problemas en colocármelo, pero tiene que ser de mi tamaño”.

En esos momentos comprendes que me va a hacer a pelo, momentos que tras girarme y este ponerme lo más al filo del asiento, escupe un par de veces para que este sirva de lubricante. Noto que se inclina y me lleve un tremendo susto al sentir como desliza su lengua… ooohhh!!, lame e intenta introducir su lengua en mi orificio… uuuffff!!, aquello me puso aún más caliente… ooohhh!!. Acto seguido, tras levantarse, separa mis glúteos a modo de alojar su glande entre estos y dejarlo en la entrada de mi orificio… uuummm!!. Comenzando a presionar y sintiendo como entraba, bien recuerdo los gritos que pegue y como este me metió entre los dientes el mango de un destornillador, mango que me sirvió para aguantar el tremendo dolor… ooohhh!!.

  • “No os voy a negar que gustaba… pero como dolía… joder”.

Tuve que suplicarle que la sacara, le rogaba que al menos fuera más despacio… ooohhh!!. Este entre insultos me soltaba…

  • “Cállate ya puta… que sé que lo disfruta… uuuffff!!”.

Pero eso sí… paraba unos minutos, cogía una toallita y se limpiaba, volviendo a escupir en mi orificio… uuummm!!. Llegándome a soltar…

  • “Mira por donde si eres virgen y todo, quien lo iba a pensar con el culito que tienes. Sabes… te está saliendo algo de sangre, ¡bueno pues ya que esta estrenado a triunfar… uuuffff!!”.

¡Colocando de nuevo su glande y empujar… aaahhh!!, no sé qué tiempo paso hasta que sentí como al menos la mitad estaba dentro de mí… ooohhh!!... uuuffff!!. Pero la verdad es que comencé a disfrutar, quizás fuera al verme vencido por el mismo cansancio… uuummm!!. Comencé a sentir como su polla entraba dentro de mí en su totalidad, pues sus huevos chocaban una y otra vez contra mis nalgas… aaahhh!!.

En esos momentos en que este me embestía, entre caricias y magreos, acabo por quitarme la camisa, quizás le molestara al meterme mano. Pero tras un rato decidió darme la vuelta, colocando mis piernas sobre sus fuertes hombros, dándose cuenta que le era molesto los harapos de mis pantalones y calzoncillos. Acabando por descalzarme, quitándome a continuación los perniles de mi pantalón y ese trozo de tela que era mis calzoncillos, dejando todos estos harapos en el interior de mi coche. Deteniéndose y soltarme…

  • “Espera un momento, antes he visto que cuando le quitaste las bragas a la vieja te las guardaste en el pantalón, sabes voy a ponértela y follarte con ellas, me pone bastante la idea de verte con ellas puestas”.

Dicho y hecho, saco del interior las braguitas de uno de mis bolsillos de lo que quedaba de pantalón, braguitas que eran de encaje negra y que esto cabronazo acabo por colocármelas. Tomo mis piernas, volviendo a colocarlas sobre sus fuertes hombros, tomando su pollón, ¡echo hacia un lado la tela de las braguitas y fue introduciéndomela poco a poco en mi dolorido y sonrojado orificio… aaahhh!!... uuummm!!... uuuffff!!. ¡Fue penetrándome sin piedad… aaahhh!!, penetrándome mediante embestidas brutales… aaahhh!!, sintiendo su glande golpear las paredes de mi próstata una vez tras otra… ooohhh!!... uuuffff!!. Hasta que entre convulsiones acabo por sacarla de mi interior, comenzando a soltar chorros de semen blanquecinos, chorros que baño mi rostro y cuerpo… ooohhh!!.

Echándome una lechada que más parecía que llevaba meses sin correrse, allí estaba yo bañado en su semen, dolorido y callado, estaba excitado y muy caliente. Tanto que cuando me pregunto…

  • “¿Quieres que te folle otra vez?”.

Cogí y le solté…

  • “Siiiiiiiiiiiiiiiiiii”.

Metiéndomela entera de una sola estocada, penetrándome con furia, embistiéndome como si no tuviéramos mucho tiempo, aunque en verdad así era. Corriéndose otra vez a los pocos minutos, corriéndose en esta ocasión dentro de mí… aaahhh!!, dejándome en esta ocasión preñado… uuuffff!!. Dejándola dentro de mi hasta que perdió su dureza, quedándose con un tamaño no muy normal la verdad, pues así flácida le media al menos los diecinueve centímetros. Luego decidid marcharme a casa, colocándome la camisa como pude, aunque el sudor y la lechada hicieron que se me fijara al cuerpo. Este me miraba y no dejaba de repetirme el repetirlo, no dejaba de proponerme un encuentro e incluso si me atrevía, me sugerido una orgia con unos amigos suyos.

Tras intercambiarnos los números de móviles, acabe marchándome y mientras conducía hacia mi casa, no dejaba de pensar en lo ocurrido durante la noche, pensaba que si lo ocurrido era una violación o no. Y encima… recuerdo que llegue a casa, introduciendo mi coche en el interior del garaje y aparcándolo en mi sitio, saliendo del interior de mi coche justo cuando se encendió la luz, encontrándome de cara con uno de mis vecinos. Vecino que me soltó…

  • “Por lo que veo vecino ha disfrutado de la noche, menudo rapapolvo te vas a llevar nada más verte su mujer”.

Calle por no saber qué decir, aunque se notaba claramente que de juerga había sido de otro tipo, pues aun con resto de semen en mi cuerpo y con esas braguitas puesta. Cogió este y me suelta…

  • “Si quieres vecino te presto un chándal que llevo en el coche para ocasiones parecidas, pero ojo vecino me lo tienes que devolver bien limpio, y ya de paso me lo das con esas braguitas puestas”.

Primero tuve que llevarle a mi vecino ese chándal que cortésmente me dejo, se lo lleve y encima con esas braguitas colocadas, sí me preguntáis porque accedí, podría deciros que me ponía la propuesta y, por otro lado, no deseaba líos algunos. También puedo deciros que el vecino, aunque no es de mi bloque, pero sí de dentro de núcleo, aprovecho para pedirme una limpieza de sable, limpieza que dejó caer que, si me negaba, podría decirle a mi mujer que nos encontramos y de la manera que iba. Por lo que accedí ese día y finalmente algunos más, eso y algunas cosas más, perro bueno eso os lo dejare para otra ocasión.

También os diré antes de despedirme que sí tuve ese segundo encuentro con el gorrilla, encuentro en el cual supe que se llamaba Roland y que tenía treinta y dos años. Persona culta a pesar de su trabajo como “gorrilla”, pero siendo emigrante africano no tenía muchas oportunidades. Puedo deciros que este, aunque no dejaba de jurarme que era 100% heterosexual, debo decir que claro esta era dominante, activo… muy activo y con un pollón, lechero y muy duro de veinte cuatros centímetros para pasar un buen rato de placer. Cuyo tercer encuentro a pesar de ser para estar nosotros dos, acabe por encontrarme con al menos cuatro más, todos emigrantes y con problemas de follar. Encuentros que nada mas finalizar, yo era de esos que iba a la clínica privada a hacerme una analítica por si acaso, aunque ellos me juraban una y otra vez que estaban sanos y limpios, cosa que era verdad… pero por si acaso. Bueno lo dejo aquí, espero que os haya gustado tanto como a mí recordarla, espero vuestros comentarios. Mi email es (claro está, todo junto)…