Enfermero contratado

Carta a un amigo, contándole mi particular experiencia como enfermero "contratado".

Querido amigo:

Si!! Conseguí trabajo!

Y no sabés lo contento que estoy!

Las veces que te habré contado cómo me sentía por haberme recibido de enfermero y no poder hacer más que unas pocas suplencias!

Pero ya lo ves... hay que insistir.

Llamé (otra vez) a la jefa de enfermería del Hospital –que tuvo muy buena onda conmigo cuando fue mi profesora en el curso- y me dijo que había una posibilidad, y que pasara por allí.

Me cuenta que hay un muchacho (a todos los internados les decía así, por lo que no podía deducir la edad) que tuvo un accidente, que tiene los brazos enyesados, que no tiene familia y que necesita acompañante. Que era un trabajo particular, pero que me permitiría "hacer una changa". Por supuesto que le dije que sí. Y fuimos juntos a la habitación.

Y ahí me encuentro al pobre! No más de 30 años, supuse.

Los dos brazos enyesados, una venda que le cubría casi toda la cabeza y otros vendajes en la pierna izquierda, que tenía elevada.

Me presenta, nos presenta.

Le cuenta que soy enfermero, que ahora no tenía turnos y que podíamos conversar para ver si nos arreglábamos para que yo fuera su "acompañante".

Me cuenta que tuvo un accidente, que casi no la cuenta, pero lo peor es este "puto yeso", -me dice que- no le permite hacer nada por sí mismo.

Que sería acompañarlo en forma permanente, que por el precio no importaba y que más que atenderlo en lo "clínico", digamos, lo que necsitaba era ayuda para comer, para su higiene, para ir al baño... "A propósito: estoy que me meo!!", me dice.

Sin problemas, para eso estoy yo –le contesto-

Le traigo el papagayo... y cuando lo destapo sentí la misma emoción que tuve cuando vi por primera vez un machito desnudo: qué linda que son las pijas!

Se la tomo –disimulando-, la emboco y espero que un sonoro chorro lo deje tranquilo.

Traigo papel higiénico del baño, se "lo" limpio... y vacío el aparato. (el de vidrio... porque el que había tenido en mis manos se merecía una buena "vaciada", digamos. No sé si me entendés!)

Lo acomodo, le pregunto si necesita algo más... que no deje de avisarme.

Querés ver algo de televisión?

Me dice que bueno. Y ahí estuve un rato buscándole algo.

Todo muy serio y formal al principio... pero se iba haciendo largo.

Por qué no me contás qué te pasó?

Un accidente de lo más choto. Iba en mi moto, se cruza un pelotudo mirando para otro lado, y por esquivarlo me choqué contra un árbol. Caí muy fuerte sobre el brazo izquierdo... y la moto cayó sobre mí y me rompió el derecho. Y así estoy, desde ayer.

Y cómo te arreglaste? (porque el pobre ni siquiera podía llamar por el intercomunicador a la enfermera!)

Y... a los gritos! Ya los tengo cansados porque no puedo hacer nada por mí mismo.

Ya cuando lo contó me di cuenta que se aflojaba, que perdía la "dureza" de la situación incómoda.

Y vos? -me pregunta-

Yo? Enfermero "desocupado". No he podido hacer más que unas suplencias... y necesitando trabajo. También hice un curso de masajes (y ya me imaginaba lo que sería masajearlo a él!) y me la rebusco en lo que puedo. Vivo solo, así que sin problemas.

Veo que se pone incómodo... y le digo: -"no dejés de pedirme lo que necesités, eh?".

Es que... me da un poco de vergüenza (me dice)

Dale, no te hagas drama... que he visto cosas peores (y le guiño el ojo)

Es que tengo ganas de cagar.

Sin problemas. Ya te pongo la chata. Hacé tranquilo, ya vuelvo.

Y me fui al pasillo para respetar su intimidad.

Vuelvo, y antes de retirar los "elementos", lo tengo que limpiar. Me pongo guantes, tomo un apósito y lo limpio.

Higiniezo la chata, y vuelvo para terminar mi limpieza.

¿Te lavo un poco?

Bueno, dale. Voy a extrañar el bidet (me dice)

Le pongo unos paños debajo de su culo... Vuelvo a instalar la chata (limpia, por supuesto) y me ayudo con una jarra para echarle el agua. Excediéndome en lo técnico... tomo un jabón y me enjabono las manos (enguantadas) y lo lavo con calma, pero con firmeza (bah! Lo hice con mala intención... y a veces apenas lo rozaba).

Enjabonar una pija tan linda merecía una foto... y llegar a su culo, no te digo nada.

Me hago el indiferente... pero me doy cuenta de que tendrá los brazos enyesados... pero la pija se le para sola.

Alterno la enjabonada con el agua... lo seco muy suavemente...

Está un poco incómodo, me doy cuenta... porque la pija ya la tiene dura.

Me hago el distraído y lo cubro con la sábana. Hace tanto calor en la habitación.

Pasa el tiempo (no te voy a describir todo), y vamos entrando en confianza. Me cuenta de su vida, le cuento de la mía.

Y cada tanto tengo mi regalito: lavarlo. Podría haberte puesto: "higienizarlo", pero siempre lo sentí como una atención que le daba... mientras me calentaba solo al verlo tan desprotegido, tan frágil... y tan "fuerte". Me contó que hacía mucho deporte... y eso se le notaba.

Me calentaba al verlo, me calentaba al cambiarlo, me calentaba cuando cada mañana tenía la pija dura y ponerle el papagayo era una proeza.

Pasaron los días y le dan de alta. Y me pregunta si puedo seguir acompañándolo en la casa, hasta que esté bien. Por supuesto que le digo que sí, que hasta le podría cocinar. Tendría como para 20 días más.

Nos trasladamos, ya puede caminar bastante bien... Abro la puerta (acordate que no podía ni siquiera usar sus manos)... me muestra la casa... me pide que lo acueste.

Lo llevo a la habitación, lo desnudo (otro caramelito!)... lo acompaño al baño, le sostengo la pija para que pueda orinar... se la limpio... me detengo un instante de más y me parece escuchar un leve suspiro... y que le empieza a crecer...

Disimulo –porque si llega a ser hétero, me puede pegar una patada en el culo y echarme- y lo acompaño a la cama.

Cuando lo tapo me sonríe y me dice "gracias" con una sonrisa que me desarma.

Le digo que no hay problemas, que es un gusto, que se relaje, que lo voy a ayudar "en todo" –le enfatizo- y al acomodarle el pelo, le hago como una breve caricia. Y entrecierra los ojos y vuelve a suspirar... Con la excusa del pelo le acaricio el cuello (que es uno de mis puntos débiles) y él inclina suavemente la cabeza como apretándome la mano. Y me dice "hace mucho que no me acarician así. Y me gusta".

Me abre la puerta y "entro". Sigo suavemente... y la sábana ya hace "carpa".

Alterno caricias en la cara, en el cuello y voy bajando hacia sus tetillas... Sigue suspirando y me dice "seguí, por favor!"....

Como te imaginarás... no me podía detener y no quería, tampoco.

Yo ya estaba al palo... pero vestido.

Me mira con toda la dulzura del mundo, mira mi bulto, y me dice "ponete cómodo"... Y sí, me desnudo, y se me nota toda la potencia en una verga que también tiene hambre.

Como la suya. Que le voy destapando suavemente... y que se mantiene erguida como si estuviera en desfile militar.

Y mientras con mi mano derecha le acaricio una tetilla... con la izquierda y mi boca me voy al "centro". Tiene una pija hermosa... unos huevos espectaculares... un vello tupido... y yo le tengo un hambre contenido.

Y se la chupo como si todo se debiera concentrar en esa tarea...

Y él se mueve porque ya no aguanta... y yo sigo chupando, babeando, absorbiendo, lengüeteando...

Y explota en mí, con jadeos que intercala con sonidos que parecen sollozos... y gime dicendo "gracias, gracias".

Te imaginás?, me dice "gracias" a mí, y es él quien me ha hecho el regalito más lindo!

Y me quedo recostado sobre él... mientras me hago una paja lenta, cálida, y satisfactoria como pocas...

Y no te cuento más porque se ha hecho muy largo...

Como te imaginarás... sigo "contratado"... aunque ya esté rehabilitado... Pero hay algo entre nosotros que excede el "contrato".

La sigo en otro momento. Un abrazo

Edy