Enferma pubertad. Me desvirgué con mi perra Perch

Pero es que mi calentura podía más que eso, ya estaba la suerte echada para percha y para mí. Lo primero que quise fue ponerle su correa y me senté en el sofá totalmente desnudo, mi polla estaba mirando lo más alto posible, era una espada lista para la guerra. Algo pasó que me enloqueció y es que...

Ahora tengo 37, pero lo que os contaré paso cuando recién tenía mis 18, bueno, no recuerdo realmente. Estaba en la edad de la locura y mi mente pensaba en un 80% en sexo y nada más...

Comprar revistas porno, ver películas porno, pajearme una y otra vez hasta que el dolor en mi pene me hacía desistir de un nuevo intento... Lo que me encantaba hacer era acabar y con mi mismo semen lubricar mi pene para provocar una nueva erección... aprendí mucho de mis amigos y probé de muchas maneras, usé en más de una ocasión conchas de plátanos para simular la cavidad de una vagina real, usaba bolsas plásticas y dentro de ellas colocaba crema dental, luego colocaba dentro de ella mi pene y colocaba mi mano fuera de la bolsa y me daba una buena jalada con una sensación fría que me descontrolaba todo el cuerpo, las corridas eran monumentales... fue una adolescencia de locura, pero todo esto sin tener una chica con quién desahogarme.

Recuerdo que repasaba a todas las mujeres de la calle en mis pensamientos y me hacía pajas en su honor, pensaba en mis vecinas tanto jovencitas como en las madres de ellas, a todas me las quería follar y si se me daba la oportunidad lo haría... y en mi familia siempre pensaba entre todas en mi tía Dulce, así es su nombre, y es que a pesar de tener varias tías y primas, no se porque ella siempre fue objeto de mi deseo, pero ahora que lo pienso con claridad, debió influir el hecho de que era la más promiscua, bueno, en realidad se casó una vez, se divorció y todos supimos que fue por culpa de una infidelidad de ella y después le conocí 2 o 3 novios que vivieron con ella...

En una ocasión, andaba con mis deseos a tope, había escuchado hablar a mis compañeros de clases que habían usado animales para satisfacer sus deseos, me excitaba escuchar las historias de encuentros con perras, con gallinas, con burras, cabras, ufff aquello me ponía (y me pone aún) en un estado de depravación sin remedio alguno... Yo era callado y reservado, no opinaba sobre mis pajas y mis "métodos" pero, aprendía de lo que me contaban y esa última charla sucia de mis compañeros me metió la sucia idea de cogerme a la perra de la casa.

Teníamos una hermosa perra loba de nombre "Percha", y aunque nunca había ideado nada con ella pues la veía como una mascota cariñosa, a partir de ese día empecé a preparar todo pues de que me la follaba, me lo follaba... y así fue.

Una tarde mis padres como casi siempre no estaban en casa, papá trabajaba hasta las 9 pm y mamá andaba visitando a una de mis tías que recién había dado a luz, era fuera de la ciudad por lo que volvería al siguiente día... yo no había dormido la noche anterior entre emoción, remordimiento por lo que haría y una calentura inigualable.. Tenía también miedo a la reacción de "percha"... en fin: Regresé del colegio a la 1:30 pm y estaba ya en casa solo con mi perra.

Cerré bien la puerta de enfrente de casa, dejando la llave puesta por si había algún imprevisto... percha solía estar fuera de casa por lo que lo primero que hice fue hacerla entrar... les juro que ya no la veía como un animal, deseaba empotrarla y sentir mi pene succionado por una vagina... mi pene estaba a punto de hacer romper mis pantalones por lo que me los quité y quedé totalmente desnudo... ¿Ahora qué sigue? me pregunté... ¿la amarro o no, se resistirá, buscará morderme, cómo le quedará su vagina después de tirármela?

Pero es que mi calentura podía más que eso, ya estaba la suerte echada para percha y para mí... lo primero que quise fue ponerle su correa y me senté en el sofá totalmente desnudo, mi polla estaba mirando lo más alto posible, era una espada lista para la guerra. Algo pasó que me enloqueció y es que no se si "percha" olió mis ganas de sexo que producían ya mis líquidos claros que se asomaban de mi glande, lo cierto es que sin pensarlo olió mi pene y acto seguido sentí la primera lengua reaal lamer mi pene... me tembló todo el cuerpo, quería cerrar mis ojos pero era imposible perderme este espectáculo, lo hizo una y otra vez y fue bajando como leyendo mis pensamiento y se dedicó a darle una buena lamida a mis bolas que estaban como una roca... ahhh siiii, sigue mi perra, hazlo así...

Yo estaba en un estado de excitación tal que me levanté e intenté meter mi polla en su boca pero fue imposible... en su lugar su rápida lengua me hizo sentir tanto placer que no aguanté más y después de un grito grrrrrrr... rocíe a percha de mi leche... parte cayó en su hocico, parte en su lengua... la muyyy perra tragó el semen como si lo disfrutase. Sin saberlo abrí mis ojos y aluciné cuando vi que la leche que había caído al piso era devorada con avidez y energía por percha, al terminarla volvió a oler y lamer mi cabeza que estaba muy sensible... auhhh me haces cosquillas le dije, pensando que entendería, pero no, siguió lamiendo mis bolas y mi pene en todo lo que podía...

Pero lo que si noté es que mi pene no perdió nada de rigidez, es más me dolía un poco debido a lo duro que estaba… me dije: - Es ahora o nunca, ya tengo que probar esa vagina de mi percha…

-Ahora serás mía, mi perra, mi hembra…

Fui a la cocina y lo primero que vi fue la mantequilla (en la noche lo había maquinado ya) y metí desesperado dos dedos y unté una porción considerable de ella e inmediatamente me unte a lo largo de  mi verga…

Con la mantequilla que me quedó entre los dedos, levante la cola de mi perra y busqué aquel orificio… primero sentí el ano y bajé hasta palparlo… “Percha” estaba inmóvil como que si supiese lo que venía, lo único que se escuchaba era el chapoteo de mis dedos lubricando aquella rajita suave y caliente, y el jadeo de mi perra que con su característica respiración me miraba y lamia su hocico como saboreando lo que venía…

-          Es hora mi perra, te voy a amarrar porque no sé si te quieras resistir, pero te aseguró que lo disfrutarás…

Yo hablaba con ella y ella parecía entender, o eso estaba en mi mente… lo cierto es que amarré su correa corta a una de las patas del sofá de manera que no pudiese voltear y morderme… no quería nada de que arrepentirme.  (Luego me di cuenta que no haría falta)

Me arrodillé detrás de ella, levanté su cola y me acerqué hasta que mi polla quedó en la entrada… con una mano dirigí mi cabeza hasta aquel orificio que era la entrada al placer prohibido… casi enloquecí cuando noté que había dado en el blanco…

-          Ay que rica tu vagina mi perchita, que rica la tienes de verdad, está caliente y divina..

Mi perra no se movió ni un milímetro y fui muy cuidadoso al iniciar aquella gloriosa penetración…

-          Que sucia eres, ya tienes toda mi cabeza adentro y no te mueves, como se nota que lo esperabas…. Ouhhhhh

Ya desquiciado empuje y saque con movimientos cortos, taladrando una y otra vez… Aquello era el cielo, sentía como me succionaba, y eso me animó a profundizar un centímetro más. Mi polla me dolía de lo templado que estaba y aquello tan apretado aumentaba ese placentero “dolor”…

Algo pasó cuando, por mi locura quise ir más rápido y profundo, percha lanzó un gemido y movió bruscamente su cabeza. Aquello me excitó a tope, aunque también me puso en alerta..

-Tranquila mi perra sucia, que ya no hay vuelta atrás, te falta comerte más de la mitad, así que disfruta.

Yo sabía que mi pene al no ser tan grueso, ayudaría a abrirse camino, pero no estaba seguro si se comería los 17 – 18 cm que tiene mi aparato… estaba a punto de saberlo.

Pare por un momento el bombeo, mi perra quedo otra vez inmóvil y jadeando, esta vez dejaba caer de su saliva….

-          Como te saboreas y apenas lo pruebas, no te bastó con secarme las bolas, ahora te tragas mi pene, eres mi perra…

Afirmé mis manos sobre las cadera de mi “perchita” quien en un movimiento en falso movió sus patas traseras y se levantó levemente de su anterior posición, quedando más a mi favor la penetración y esta vez no hice un mete y saca sino que fui profundizando con fuerza pero lentamente…. Joderrrr que maravilla, literalmente me succionaba con tanta fuerza que temí hacerle daño… al pasar unos segundos había entrado literalmente todo, solo veía mis bolas y mi perchita jadeaba con un ritmo algo acelerado…

Comencé a retroceder y a mitad de camino lo metí con más determinación, esta vez perchita lanzo un alarido que interpreté como un dolor por la embestida, pero no me importó, retrocedí mi polla esta vez creo que más atrás y empuje todo lo que pude, noté que el alarido iba al ritmo de las embestidas… ¿Sería posible que mi perra fuera tan perra y lo estuviese gozando a lo grande?, desde luego que si…

Aumenté el ritmo e hice todo lo posible por no enloquecer y acabar pronto lo cierto es que ya iba a muy buen compás casi tan perfecto como el tic tac de las agujas del reloj, pero en realidad lo que escuchaba era el sonido de un jumm –jummm que salía de mi excitación y el alarido sincronizado, aquello me enloquecía… no sé si la vagina de mi perra había dilatado o la lubricación de mis flujos y los suyos (más la mantequilla) hacían su trabajo a la perfección.

Al pasar unos minutos eternos no aguanté más y aceleré el ritmo y el empuje, sentía que mi perra me succionaba más y eso me puso a mil, me levanté agarrando a mi perra por la cintura dejándola con la cabeza y patas delanteras sobre el piso y sus patas traseras levantadas, aquello era una vista alucinante, además que perchita estaba muy bien portada recibiendo su castigo sin oponer resistencia. Finalmente no pude más y exploté, pero seguí bombeando hasta que mis piernas no dieron más…

Mis gritos de placer eran brutales y mi perra soltó un alarido soberbio, me puse de rodillas sin sacarlo y noté que un hilo de semen comenzó a caer, saqué mi polla que estaba roja en su totalidad y detrás de ella cayó un buen chorro de leche que me asombró, la verdad es que la muy perra me había dejado seco del todo…

Como pude la liberé y lo primero que hizo fue lamerse todo el semen que había caído al piso, se acostó y acto seguido metió su hocico en su conchita y empezó a darse lengüetazos, quedando totalmente limpia, yo, como estaba fuera de si me senté a su lado y moví su hocico a mi pene, al notar que estaba empapado de semen comenzó a hacer un trabajo con su lengua como solo ella sabe hacerlo… woooo, que sensación….

No pude hacer más que acostarme mientras sentía mis bolas recibiendo como “correntazos” con cada lamida… y mientras noté que ya eran las 2:25 pm (55 minutos después de comenzar la corrida) solo pensaba en que podía añadir a mis obscenos pensamientos, para hacer de aquel día un día cada vez más sucio y placentero… y lo fue!