Enculada mientras dormía

Juan consuma una venganza largamente planeada y esperada...

Todavía recuerdo la cara de mi padre cuando le di la noticia, estaba orgulloso de mí. La noticia que le acabada de dar era algo tan tonto como que había decidido que iba seguir sus pasos y me iba a convertir en Ingeniero Industrial, y que para ello me iba a ir a la Politécnica de Madrid.

Por aquel entonces vivía en Valencia con mis padres. Mi padre era de Madrid pero por cuestiones de trabajo había terminado trabajando en Zaragoza. Mi madre era de Teruel.

Me las prometía muy felices pensando en la libertad de la que iba a gozar a partir de Septiembre, al ser hijo único mis padres, bueno sobre todo mi madre, siempre había ejercido un control tremendo en mi vida, dejándome muy poca libertad de movimiento.

Estaba deseando irme a Madrid, a un colegio mayor, pasar la novatadas y dedicarme a estudiar, salir e intentar follar cuantas más universitarias mejor. Pero mis planes, una vez más, se vinieron abajo gracias a mi controladora madre.

Convenció a mi pobre padre, cada día me pregunto cómo la sigue aguantando después de 5 años de novios y 19 de casados, de que el ambiente de una residencia universitaria o un colegio mayor no era el mejor para su Juanito (por cierto me llamo Juan). Y con la ayuda de mi tía (que para eso son hermanas) me preparó el super planazo de irme a vivir con mi prima Silvia, que era dos años mayor que yo, y 3 de sus amigas de la residencia de monjas. Nos iríamos todos a la casa de mis abuelos, una casa enorme en General Martinez Campos que mi padre, que también era hijo único, había mantenido por nostalgia después de la muerte de la abuela hace dos años.

Para mi madre y mi tía el plan era redondo. Mi tía dejaba de soltar los 800 euros/mes de la residencia de mi prima, para soltar a penas 300 y mi madre se aseguraba de controlar mis salidas y entradas. Y para mi padre era una forma de dejar de oir después de dos años que la casa de Madrid era una tontería tenerla cerrada sin alguilar

Para mi era una putada que te cagas. Mi prima Silvia era una sobrada, nunca me había llevado bien con ella. Tenía un ego que no cabría en la catedral del Pilar, y lo peor de todo es que la muy cabrona tenía motivos para tener el ego tan alto. En el colegio era de las más brillantas, se había ido a Madrid a estudiar Ingeniero Aeronáutico, fue dos veces campeona de Aragón en 100 metros estilo libre y para colmo la muy zorra estaba bastante buena. Rubia, delgada, con las tetas justas, ojos verdes, dientes perfectos, nariz graciosa,… Cuando se fue a Madrid, la cosa no cambió (pese a que yo había pedido a la virgen del Pilar que se diera el ostiazo en la capital) siguió rompiendo en lo académico y seguía estando perfecta.

En cuanto a las amigas, si eran amigas de mi prima seguramente eran otra panda de sobradas gilipollas como ella así que tampoco albergaba muchas esperanzas de congeniar con ellas.

Mi madre y mi tía, como no, decidieron que durante la segunda quincena de julio teníamos que ir todos a Madrid para acondicionar la casa (llevaba dos años cerrada) comprar lo que hiciera falta (menaje y demás) hacer la mudanza de mi prima y sus amigas, conocernos todos (incluídos los padres de las amigas de mi prima) y firmar el contrato de alquiler en el que figurábamos los cinco futuros inquilinos.

En la semana que pasamos limpiando y comprando cosas por desgracia comprobé que no me había equivocado. Las amigas de mi prima eran las típicas barbies, super sobradas con pinta de estrechas que me esperaba. Estaban Miriam estudiante de arquitectura originaria de Burgos, Estrella (Orense) que estudiaba ADE y Derecho en ICADE y Verónica (Málaga) que estudiaba medicina en la complutense. Parecían un club de guapas, listas y sobradamente estúpidas.

Volví a Zaragoza amargado y traté de aprovechar el verano al máximo con mis amigos.

Cuando empezó el curso, pese a que me hice rápido con un grupo de amigos, se me hizo muy complicado adaptarme a Madrid. La gente de la Escuela no quedaba para salir los fines de semana porque, o bien eran de Madrid y tenían ya sus pandillas, o bien eran de fuera y se iban de desparrame con los de sus residencias. Mi prima tampoco hizo por facilitarme las cosas y cuando veía que me quedaba en casa un finde tampoco me ofrecía salir con sus amigas.

Al final salía un fin de semana de cada cuatro o cinco, con lo que me pasaba gran parte de los findes metido en mi habitación estudiando , jugando en red o viendo porno. Y me encerraba en la habitación porque mi prima y sus secuaces habían monopolizado la casa. Lo que más me jodía era lo de la TV. Miriam tenía la puta manía de tumbarse en uno de los sofás de la TV, poner lo que le salía del coño y quedarse dormida con el mando en la mano.

En febrero, después seis meses de convivencia con la versión española de barbie &co había sacado una cosa buena y otra un poquito preocupante. La buena era que en el primer cuatrimestre arrasé con las notas. La preocupante: que con tanto estar encerrado y tanto porno por internet me estaba convirtiendo en un puto degenerado.

De hacerme pajillas con la típica playboy había pasado a ser todo un experto en el porno, cada vez cataba perversiones más y más raras. Me acuerdo que salté de lo convencional a los videos de penetraciones anales, luego a los de faciales y "creampies", luego entré en el mundo de los fetiches. Preñadas, pies, inserciones, voyerismo, etc.

Lo bueno de vivir con cuatro tías era que podía satisfacer alguno de estos nuevos fetichismos fácilmente. Por ejemplo: La cesta de la ropa sucia de Verónica era un filón, siempre estaba bien surtida de ropa interior usada que apestaba a coño. De vez en cuando aprovechaba cuando estaba solo en casa para deslizarme en su habitación coger una de sus prendas y cascarme un buen pajote con sus bragas en la cara. Ese olor a coño me ponía a tope.

Otro ejemplo: Estrella tenía la costumbre de hacerse la pedicura en el cuarto de estar mientras veía la TV. Un par de veces que la había cazado en el proceso me había sentado en algún otro sillón del cuarto simulando leer un libro cuando en realidad estaba observando como Estrella mimaba sus preciosos pies con cremitas o se pintaba cuidadosamente las uñas con un esmalte granate oscuro

Tenía un disco duro externo un una videoteca que ni la filmoteca nacional. Un día descubrí una temática que me empezó a obsesionar. Se trataba de videos de "sleep assault" o asaltos nocturnos. Para los que no los conozcáis son videos en los que se tiran a tías que están dormidas. Pero los queme ponían a mil era en los que se follaban a borrachas o a tías inconscientes.

Mis pajas empezaron a basarse en estas fantasías. Imaginaba que iba a una fiesta de algún colegio mayor, entraba en una habitación y allí estaba alguna de las de clase con un pedo de la leche, inconscientes. Entraba cerraba la puerta con pestillo y le hacía toda clase de perversiones, me corría, me largaba y ella nunca se enteraba de lo que había hecho con su cuerpo.

Aunque el tema estaba bien para unas pajillas, era consciente de que estaba totalmente salido y que seguramente cuando volviera a Zaragoza en verano y me follara a alguna amiga la cosa se me pasaría. Porque en Zaragoza seguí teniendo puta vida social.

En resumen, era consciente que aunque me excitaba a tope el tema, me causaba bastante reparo moral irme follando a alguna sin su consentimiento. Así que estaba seguro que la cosa, de fantasía no pasaría nunca.

Este planteamiento cambió a raíz de un acontecimiento que paso a narrar. Como acabo de contar en el primer cuatrimestre aprobé todas y con muy buenas notas, así que convencí a los de clase para organizar una de esas escasas quedadas e invitarles al botellón para celebrar mi pleno.

Al final les convencí y salimos de copas. Después de hacer botellón en el parque de mi escuela decidimos ir de copas por a un garito que está en Alonso Cano. A mi me pareció perfecto y allí fuimos. Sobre las 3:00 la gente empezó a dar la espantada hasta que a las 4:00 los que quedaban dijeron que se largaban uno a casa, otro a ver si encontraba en otro garito a la típica "folla-amiga" y el tercero que era yo, a hacerse otra paja a casa pero esta vez pensando en Sara. Después de currar una hora con una morenita muy mona, Sara, aunque solo le había sacado un par de magreos mal dados contra una columna del garito me había dado el móvil. Ese móvil me había dado esperanza y lo mismo en el segundo cuatrimestre. Así que según volvía andando a casa iba con una sonrisa de oreja a oreja.

La sonrisa se me hizo más pequeñita cuando llegué a casa y vi que estas cabronas habían montado una fiesta en casa aprovechando que me había ido, y la habían montado nada menos que en el salón de la casa. La puta de mi prima ni siquiera me había dicho nada. Entré y saludé a estas. Me comentaron que les habían cerrado el sitio donde estaban y que habían venido a tomarse la última a casa, me presentaron a dos tías y tres tíos. Como vi que estorbaba (no hiceron ni el amago de ofrecerme una copa) me largué a dormir. Bueno, eso pensaba yo porque desde mi habitación, a pesar de que no estaba cerca oía perfectamente las conversaciones (estaban un poquito atizados)

En esto que oigo lo siguiente:

  • Silvita, tu primo es muy guapetón. Aunque no se parece nada a ti el un morenazo y tú pareces una guiri
  • Marta no me jodas, mi primo. Por favor, si es un criajo gris.
  • ¿Pero qué tendrá ver? Susana a que el chaval está para darse una alegría
  • Y dos, ji,ji,ji

En esto que un de los tíos interrumpió diciendo

  • Bueno, bueno, Martita y Susana comportaos que estamos nosotros dos delante y nos vamos a poner celosos. Para que quieres a un niño cuando puedes tener a un hombre
  • Di que sí Iván, (esa sin duda era la voz de Miriam) además que sepáis que Silvi tiene razón. Su primo se tira el día encerrado, seguro que matándose a pajas, vamos que es un pajero de record guinness un pervertido, espérate que no sea maricón, porque tiene toda la pinta. O que esté enamorado de su mamaíta o algo peor.

Todos los presentes se empezaron a partir la polla, me levanté de la cama y estuve a punto de salir y montarle una broncaza a la puta esa, cuando estaba con el picaporte en la mano, recordé lo de "sientate en la orilla a esperar y verás pasar el cuerpo de tu enemigo pasar flotando" así que solté el pomo y me puse a pensar como vengarme de la puta esta así como del gilipollas ese de Iván. Me metí en la cama y me dormí dando vueltas a la cabeza.

A la mañana siguiente me encontré con Estrella en la cocina y me preguntó que si habían hecho mucho ruido. Le dije que no, que no había oído nada. Fui al cuarto de estar y me encontré a la zorra de Miriam una vez más tumbada en el sofá con el mando de la tv en la mano.

Fue entonces cuando decidí cuál iba a ser mi venganza. La iba a enseñar lo pervertido, pajero y maricón que era. Iba a follármela, me iba a correr en todos los agujeros de su cuerpo, lo iba a grabar todo para mi videoteca y ella no se iba a poder resistir

Comencé a prepararme, lo primero pillarme una cámara de video digital. Dado que no salía mucho tenía bastante pasta ahorrada de lo que mandaba mi padre. Así que la pasta no fue problema. Fui a la Fnac y me compré una de 600 pavos que grababa a oscuras y tenía una resolución de la ostia. Compré también un trípode.

Me metí en internet y empecé a investigar sobre el tema. Es acojonante lo que hay en internet. Encontré hasta tutoriales paso a paso al respecto. En una farmacia on-line compré dos fármacos uno que se suponía que sedaban y causaban amnesia. Luego a través de una tienda de canadá me compré una caja de viagra.

Finalmente en un sexshop online compré lubricante, un dildo descomunal al que se le podía acoplar un huevo vibrador.

Cuando recibí todo en casa, lo guardé y me dispuse a esperar el momento, pero antes decidí probar los sedantes para ver si funcionaban. No quería dejar nada al azar, así que me encerré en mi cuarto. Cogí un cuaderno y en una hoja en blanco escribí, RESCUERDA ESTAS PROBANDO LAS PASTILLAS. Me tomé una pastilla puse el cronómetro en marcha y apunté cuando empecé a sentirme adormilado, me senté en la cama… cuando volví en sí me dolía un poco la cabeza y no recordaba por qué estaba en la habitación, me acojoné un poco pero al leer el mensaje de cuaderno deduje lo que estaba haciendo, paré el cronómetro. En total marcaba más de una hora y media. Genial.

Entre tanto empecé a quedar con Sara, pero la cosa no cuajó y no pasamos del segundo casquete.

En marzo el gilipollas de Iván empezó a ver más a menudo a casa, se estaba follando a Miriam y de vez en cuando pasaba la noche en casa. Lejos de cabrearme me alegré porque si todo salía bien iba a matar dos pájaros de un tiro. Con un poco de suerte iba a probar el culo de su novia, algo que conociendo a Miriam seguro que él ni había catado.

Tuve que esperar hasta mediados de abril para saber cuando iba a consumar mi venganza. Mi ocasión iba a ser en mayo durante puente del 1. Oí quejarse a Miriam de que tenía que entregar un proyecto individual justo después del puente. Que iba fatal de tiempo y que no se iba a ir a su casa para tirarse todo el puente terminando el proyecto. Y que para colmo Iván se iba a Londres con sus padres

El resto, volverían a sus casas y yo me inventaría un trabajo inexistente para callar a mi madre y no levantar sospechas entre el resto.

Hasta que llegó el día repetía una y otra vez en mi cabeza el plan. No quería cometer ningún error. Mi plan comenzaría el día 30 a la hora de cenar. Miriam cenaba viendo la TV, recostada en el sofá. Mi plan consistía en camuflarle la pastilla en la cocacola con la que cenaba y esperar a que hiciera efecto.

  • Miriam perdona que te moleste
  • ¿Qué quieres?
  • Voy a preparar algo de cena y como te veo liada, no sé, a lo mejor quieres que te prepare algo
  • ¿Qué vas a cenar?
  • Me da un poco igual, así que si tú tienes capricho por algo
  • Había pensado hacerme una ensalada y tomarme un actimel o algo así
  • Vale, yo preparo todo. ¿Sobre que hora quieres cenar?
  • A ver, son las 20:45… pues sobre las 21:30 ¿Te parece?
  • Perfecto

Fui a mi habitación, monté la cámara en el trípode y dejé preparado todo. Cogí las pastillas me las metí en el bolsillo y fui a preparar una ensalada. Le hice una ensalada de puta madre y preparé la mesa en el cuarto de estar. Y dejé el vaso con la pastilla ya machada en el fondo del vaso. Solo me quedaba verter la cocacola light y ya estaba todo hecho.

Cuando oí que se habría la habitación de Miriam vertí la cocacola y terminé de llenar el vaso justo cuando entraba en la habitación

  • Al final va a resultar que eres un cielo

Me dijo en tono irónico. Ahora verás lo cielo que soy – Pensé para mi y con un esfuerzo puse mi mejor sonrisa.

Cenamos, Cada vez que Miriam daba un sorbo mi polla se hinchaba un poco más. Terminamos de cenar y le dije que yo recogía. Ella, como siempre cogió el mando y se recostó en el sillón.

Cuando volví de la cocina tenía la mirada perdida, la hablé y no me respondió. Me acerqué y no cambió la mirada, cogí con mi mano su teta izquierda y simplemente se limitó a mirar mi mano con cara de ida, pero no hizo nada más.

Miré el reloj, puse la cuenta atrás. Tenía una hora y cuarto para hacer lo que quisiera con ella. Empezaba la fiesta.

La cogí en brazos y la llevé a mi habitación. La dejé en la cama, puse la cámara en un ángulo que cogía bien toda la cama. Puse en la mesilla el lubricante y el pollón de plástico, la viagra y un vaso de agua (eso último era por si me corría antes de tiempo poder recuperar la erección cuanto antes)

La desnudé, rápidamente, sin pararme mucho con el trámite. Ella estaba como ida, así que no oponía ninguna oposición, es más, hasta colaboraba. La dejé bocarriba con las piernas abiertas, cogí la cámara y grabé todo, haciendo un zoom en su coño.

Había que reconocer que la puta de Miriam lo tenía todo bien puesto aunque tampoco para tirar cohetes. Tenía el pelo negro azabache, la piel blanca como la leche, las tetas sin ser demasiado pequeñas, tenían unos diminutos pezones que con el frío estaban empitonados, el coñete me disgustó un poco. Aunque estaba cuidado tenía demasiada pelambrera para mi gusto. Las piernas, pese a que no debía medir más de un metro sesenta, estaban bien proporcionadas y los muslos casi sin celulitis, los pies si que me defraudaron, los tenía con alguna dureza y resecos. Le di la vuelta y grabé su culo. Abrí los cachetes y apareció su agujero. Sin duda ese culo no lo habían catado.

Puse la cámara en el trípode pillé el lubricante, y eche un buen chorro en agujero del culo, lo distribuí con el dedo y cuando todo estaba bien pringado por fuera, metí el dedo de un golpe. Me costó bastante, noté como se ponía tensa pero a su vez como no era capaz de reaccionar. Metí un segundo dedo y los comencé a rotar.

Me estaba volviendo loco. Me saqué la polla, me descapullé y me embadurné el glande con el lubricante. Apoyé mi polla en el esfínter y apreté. Estaba tan prieto que no conseguía penetrarlo. La polla se resbalaba a un lado y a otro así que decidí dilatarlo más.

Pillé el pollón, lo embadurné, lo apoyé, mientras lo sujetaba firmemente en la entrada y se lo metí por el culo con todas mis ganas. No sé como coño le entró todo eso. Lo que sí que sé es el grito de dolor que dio, grito que me acojonó porque pensé que había vuelto al mundo de los despiertos. Menos mal que había sido solo un reflejo, porque casi me cago encima. Retomé el tema y empecé a mover el bicho que tenía en sus entrañas. Ella se quejaba cada vez que movía ese monstruo en su interior. Después de 10 minutos jugando decidí que era mi turno. Saqué el dildo y su culo permaneció dilatado unos segundos hasta que empezó a contraerse de nuevo. Pillé el lubricante, eché un poco más en el agujero me apoyé y esta vez si atiné a metérsela.

La sensación fue increíble. Más que por tenerla en el culo (el cual había dilatado salvajemente) por la sensación de venganza cumplida. Empecé a embestirla ferozmente, no duré ni cinco minutos, me metí una corrida bestial. La saqué y corrí a por la cámara para grabar como su culo recuperaba su forma y rebosaba mi leche.

Mire el reloj. Solo había consumido 50 minutos en el proceso, pero decidí no apurar. Quedaban todavía dos noches más para repetir la jugada. Corrí al baño y pillé papel. Limpié a la guarra y le di una crema anti-hemorroides por las zonas enrojecidas del culo para que le calmara el dolor y no levantara sospechas (quería repetirlo al día siguiente)

Volví a vestirla rápidamente y la llevé al sofá de nuevo. Le puse el mando en la mano y me largué a mi habitación.

A la hora oí que la TV dejaba de sonar, unos pasos por el pasillo y una puerta que se cerraba.

Respiré profundo, descargué el video en el PC y renombré el archivo. "enculada_cdo_dormia_1.avi"

(continuará)