Encuentros. juego de intercambios. i

Relato sobre el juego que ponen en marcha media docena de parejas de amigos.

Ni yo misma sabría muy bien concretar el fin que perseguía al escribir el relato que vais a leer a continuación. Cada lector tendrá una esperanza cuando se siente a leer, como por ejemplo que la trama sea lo bastante estimulante como para incitar a maturbarse. No sé si esta historia valdrá para eso – al lo mejor para algunos sí-.

Cuando yo leo relatos intento ponerle caras reales a los personajes, caras de gente que conozco: amigos, vecinos, compañeros de trabajo... A veces me da resultado y hay textos que leídos así me excitan bastante.

Imagino que mi relato no gustará a todo el mundo por diferentes razones. Es una mezcla de ficción y realidad, en la que he cambiado nombres, he añadido o quitado personajes, situaciones, etc.

Chapter One.

Aquellas experiencias, a las que llamaré "encuentros" podrían relatarse de mil maneras distintas. Relatos a los que podrían dar formas variadas sus doce protagonistas, a los que la autora de este texto ha tomado testimonio para poder redactarlo. Las impresiones sobre lo sucedido, claro está, también son distintas.

Todo ocurrió a lo largo de un periodo de verano en un chalet junto al mar, y básicamente esto fue lo que ocurrió: Seis parejas de amigos de mediana edad y con una relación entre todos ellos consolidada a lo largo de años, deciden dar un paso decisivo en su amistad retirándose en unas minivacaciones veraniegas para poner en marcha un atrevido juego de intercambios de pareja.

TOÑO

Era un anhelo que tuve siempre: poder follar con las esposas de mis amigos. ¿Qué escrúpulos tendrían ellos en desear y llevar a efecto lo mismo que yo deseaba? Los conocía bien y algunos de ellos se apuntarían al juego. Consistiría en plantearlo a todos; unos días de retiro en la playa para intercambiarnos todas las parejas. De un grupo de veintitantos amigos habituales, estuve seguro de que al menos una decena se apuntaría. Era cuestión de ir sondeándolos. El problema en principio, pensé, sería convencer a las mujeres del grupo.

Mamen, mi esposa, y yo habíamos fantaseado muchas veces con una idea semejante. Pero una cosa era fantasear y otra bien distinta llevarlo a la realidad. Por eso y después del "pelotazo", decidí plantearselo a ella.

VASIL:

Aún recuerdo el día en el que en el barrio saltó la noticia de que en la administración de loterias de la Plaza Norte se había dado un premio de siete millones y medio de euros. La gente se volvió loca tratando de saber quién era el agraciado, pero durante un tiempo nada se supo al respecto. Eso sucedió a principios de abril. Fue a mediados de mayo cuando Toño me habló de su plan para unas vacaciones conjuntas.

MAMEN:

-¿No vienes a la cama? -pregunté a Toño.

  • Espera -respondió-, voy a apagar la luz de los dormitorios de los niños que ya se han dormido y voy a comprobar por internet la loteria. A ver si de una puta vez cae algo.

Al cabo de los minutos Toño apareció en el umbral de la puerta de nuestro dormitorio. Yo no le miré, estaba acabando de leer una novela. Oí su voz como hipnotizada enumerar: "Siete, diez, catorce, veintiúno, cuarenta y dosycuarenta y cinco. Número adicional: el cero". Miré a Toño por encima de mis gafas de leer. Estaba pálido. En una de las manos sujetaba un boleto de loteria. En realidad no me gustaba que jugase a las loterias, pero era el único vicio por el que pagaba, cuatro o cinco euros a la semana.

-¿Qué te sucede? -le pregunté.

  • ¡Joder, no voy a volver a conducir ese maldito camión de basura!

Me lo explicó. Yo casi no lo creía. Hablábamos en voz baja para no despertar a los niños, pero estábamos entusiasmados. Pero todavía no me había dicho nada sobre la cantidad del premio; yo pensaba que serían unos miles de euros, pero cuando me dijo que siete millones y medio, por poco me da algo. Lo más curioso de todo ocurrió a continuación; lo normal es que nos hubiesemos puesto a hacer algún tipo de plan en aquel momento, pero Toño bajó el pantalón y me mostró una tremenda erección. " Creo que me merezco una mamada", dijo. Yo no se lo hacía con demasiada frecuencia, pero llevaba razón, la merecía, había tenido la potra de acertar siete números mágicos que iban a cambiar totalmente nuestras vidas, y sorprendentemente también la de algunos de nuestros amigos en no mucho tiempo.

FAYNA:

Me encontraba a horcajadas sobre Vasil, uno de los mejores amigos de mi marido, en uno de nuestros encuentros clandestinos desde que nos habíamos convertido en amantes habituales, cuando me dijo lo del plan de Toño. El estado de excitación en el que me encontraba cabalgando sobre su polla hizo que casi me lo tomase a broma. Conseguimos llegar al orgasmo unos instantes después, porque supongo que la idea de los intercambios de pareja lo encabritó aún más. Lo pude notar en la dureza que adquirió su pene.

  • Habían llegado rumores sobre algo así a mis oídos -le dije.

  • ¿De veras? ¿A través de tu marido?

  • No. Creo que aunque mi marido lo sepa, puede que no se atreva a decírmelo. Ha sido tu mujer la que me lo ha contado.

-¿No jodas? Mira que le hice prometer que no diría nada -me dijo Vasil-.

  • Así es ella... A veces incluso sospecho que sabe que tú y yo nos estamos acostando.

  • Si, yo también lo pienso -expresó Vasil meditabundo-. ¿Te apuntarías a lo de los intercambios?

  • No sé. Da un poco de corte, ¿no?, aunque ese terreno tú y yo al menos ya lo tenemos recorrido.

-¿Te convencería saber que Toño es el ganador del premio de la loteria y piensa gastar lo que haga falta en que el plan de los intercambios salga bien? -me preguntó mi amante mientras introducía su cabeza entre mis piernas para hacerme uno de sus magistrales cunnilingus.

Chapter two.

El nuevo rico sondeó a la serie de amigos que le ofrecían confianza en cuanto que aceptaran participar en el juego. Intentó hacerlo todo con la máxima discreción posible. Entretanto adquirió un chalet en una zona residencial cara de la Costa Coralina. A modo de distensión propuso a las mujeres del grupo que una semana antes de los "encuentros" se fuesen de tiendas para comprar todo lo que les apeteciese de calzado y ropa. Al fin y al cabo iban a ser unas vacaciones aderezadas de cierto lujo.

JANA:

Me dió la espina de que Toño era el ganador del premio de loteria del barrio y algo me decía que entre las parejas de amigos se tramaba algo. Tania, Mamen, Fayna y Felicia andaban nerviosas a principios de verano, lo noté en una de esas reuniones que a veces teníamos para tomar un té. Como Tania y yo solíamos tener confidencias algo pude entresacarle. De modo que fui directamente a preguntarle a Toño, que finalmente me lo explicó todo. Me dijo que no me quería marginar, pero que como yo estaba divorciada y no tenía pareja, mi presencia era un descuadre en el número de participantes. Tras asegurarle que mantenía una nueva relación con el hermano de mi jefe y que se lo presentaría a todos unos días después, me dijo que las cosas podían cambiar. Me desconsoló la idea de que pudiesen dejarme fuera de su juego cuando yo siempre estuve tan unida a ellos.

LLEGAMOS AL CHALET:

Allí estábamos a principios del caluroso mes de julio; en la puerta de aquel lujoso chalet. Vasil y su mujer, Tania; Fayna y su marido, Armand; Yola y Antón; Jana y Jonás; Mamen y Toño y finalmente Félix, mi marido, y yo, que me llamo Felicia. Todos habíamos dejado compromisos atrás, incluso hijos, lo que no costó poco organizar, pero que no viene al caso explicar. En cierto modo echábamos de menos a algún otro amigo y amiga que no se sumó, pero así eran las cosas.

Para romper el hielo esa tarde salimos a dar un paseo conjunto y a cenar en un restaurante caro. El primer "encuentro" no se haría esperar y se produciría esa misma noche tras la cena y tras tomar alguna copa y bailar en el jardín del chalet.

ARMAND:

Las cosas no iban bien entre Fayna y yo. Nos encontrábamos al borde del divorcio y no sabía si era mejor proceder o intentar arreglarlo todo, sobre todo por nuestros hijos. Por eso cuando Toño me habló de los intercambios no reaccioné negativamente; era como si me importase una mierda que a mi mujer se la follase otro; aparte de que ese juego podía darme la oportunidad de echarle un polvo a Yola y a Mamen, dos tías que me encantaban y de las que ya tenía constancia que aceptaron participar en el juego. No comprendía como sus respectivos esposos, Antón y Felix, podían soportar la idea de poner a aquellas mujeres en brazos de otros hombes. Pero claro, yo no conocía sus historias, como ellos no conocían la mía...

FÉLIX:

El sexo me obsesionó desde joven, pero nunca se me han dado bien las mujeres. Tengo una esposa maravillosa, pero no sé porqué siempre me halagó la idea de ser un seductor impenitente. Tengo multitud de amigas, aunque no son para eso. Cuando Toño me propuso participar en el jueguecito y quienes podrían participar, creí volverme loco. Aquella noche soñé con las chicas y jamás en un sueño he tenido sexo más guarro. Tenía que convencer a Felicia para que aceptase participar. Tenía que convencerla como fuese.

CHAPTER THREE.

Las vacaciones consistirían en al menos diez dias. De ahí en adelante ya veríamos; muchos regresarían a sus obligaciones. Por lo pronto la cena de recepción fue bien. Los doce lo pasamos genial, aunque era evidente que los nervios afloraban de cara a lo que se avecinaba tras la copa y el discurso.

EL DISCURSO:

Aquella noche Toño hizo adornar el jardín con velas, flores y guirnaldas. La piscina daba frescor al ambiente. El anfitrión contrató los servicios de un matrimonio – o al menos daba la impresión de que lo formaban- que atendiesen la casa y el servicio. Nos los presentó y nos aseguró la máxima discreción de estos. Se llamaban Goyo y Nora y estarían en la cincuentena por lo que nos sacaban unos diez años. Ambos se ofrecieron para atendernos durante aquellos días y justo después nos sirvieros los refrigerios que nos apeteció a cada uno. No faltaba de nada. Nos sentamos en unas butacas blancas de mimbre y Toño tomó la palabra, haciéndose un solemne silencio:

Amigos y amigas me alegra enormemente teneros aquí junto a Mamen y a mi, para disfrutar de unas vacaciones conjuntas. Ya sabéis esencialmente para qué nos hemos reunido, dado que creo que era el momento de dar este paso importante en nuestra amistad. Hubiese querido que también estuviesen Luisa, Alfonso, Julia, Andrés, Marichel, Carlo, etcétera, pero sus razones tendrán para no sumarse. Quizá en otra ocasión...

Para que "el encuentro" tenga éxito, pues en parte es una prueba de fuego y ya me parececasimilagroso que nos hayamos reunido doce,tendremos que llamar a las cosas por su nombre, al pan, pan y al vino, vino, y también ser audaces en los encuentros tú a tú. Es sexo puramente lo que vamos a tener unos con otras y unas con otros. Serán relaciones consensuadas, es decir, si a alguno o alguna le apetece por ejemplo sexo anal y a su pareja de turno no, se respetará la postura del segundo. En cada dormitorio Goyo y Nora, nuestros asistentes, han distribuido toda serie de enseres: preservativos, lubricantes, algún que otro juguete, toallas... Contamos tambien con canales abiertos de internet por si a alguien le apetece ver pornografía de cualquier categoría, en fin...

Lo ideal es que en estas cinco primeras jornadas cada individuo tenga un encuentro con cada uno de los cinco del otro género de cada una de las parejas. O sea, que cada uno de nosotros pruebe con todas las mujeres, que cada una de vosotras pruebe con todos los hombres. Ya sabemos que todos no somos igual de guapos y atractivos pero essexo por sexo, entre amigos de siempre, así que creo que eso no puede originar demasiado rechazo. Las chicas os iréis a un dormitorio asignado, a nosotros nos llegará un mensaje al móvil asignando un dormitorio por sorteo. Así cada día hasta que se completen los cinco encuentros posibles. Creo que podemos empezar a las 23:30 horas y concluir a las 2:30 horas, hay tiempo para todo y después cada oveja con su pareja. No hay demasiadas reglas más, solo las que nos pongamos nosotros pero siempre de buen rollo entre todos y todas. Y poco más que explicar, salvo si queréis hacer alguna pregunta.

Reinó el silencio, por lo que Toño dijo esperar que no se tratase de un síntoma de incomodidad. Tania rompió el silencio, con su habitual gracia e inocencia:

-¿Y si me gusta con alguno en concreto y deseo repetir?

Hubo una carcajada general, pero gracias a Tania nos distendimos.

  • Bueno -aclaró Toño- para eso estaremos más días. Vuelvo a repetir que no hay reglas, se trata de disfrutar y romper ataduras. A nivel psicológico, de fortalecimiento en cada pareja es posible que sea una experiencia positiva.

CHAPTER FOUR.

Era el momento de la verdad. Todos nos levantamos de nuestras butacas de mimbre, apuramos nuestros vasos y nos deseamos suerte casi de forma estúpida. Nosotras nos dirigimos hacia los dormitorios, intercambiando palabras sobre asuntos, paradójicamente banales y que no tenían nada que ver con lo que allí iba a acontecer. A nuestras espaldas oímos los tonos que anunciaban la llegada de los mensajes a cada hombre, y que les anunciarían qué habitación (clasificada con el nombre de un color) le había tocado a cada uno en suerte para aquella primera noche. Eran aproximadamente las once y cuarto de la noche.

JONÁS:

¡ Puf! Conozco a Jana, una madre divorciada, rubia, de muy buen ver, algo con lo que ya ni contaba en la vida y a las pocas semanas me presenta a una serie de amigos y amigas suyos, todos casados, que al cabo de un par de horas de charla con todos ellos y como quienes emiten un veredicto, dan el visto bueno para invitarnos a un juego de intercambios de parejas. ¿No es eso tener suerte? Ellas son la mayoría bastante atractivas y casi no puedo disimular que la boca se me hace agua impaciente porque transcurran unas semanas hasta ese ansiado "encuentro".

YOLA EN LA HABITACIÓN VERDE:

Félix golpeó con los nudillos en la puerta, por cierto de color verde, de la denominada habitación verde. Cómo entraron uno por uno desde el jardín, era imposible saber en qué dormitorio penetró cada uno de sus amigos, pero a Félix le hubiese gustado saber quien de ellos entró al dormitorio donde se encontraba Felicia. Creía dominar los nerviosmpero la expectación por saber qué mujer se encontraba en el interior le superaba. La puerta se abrió con lentitud. Yola apareció arrastrando el pomo de la puerta y apenas alzó la mirada hacia Félix cuando ya se había girado para dirigirse hacia una butaca a sentarse. El recién llegado la intuyó nerviosa e incomoda. Yola todavía llevaba llevaba el vestido sencillo y elegante de la cena. Un vestido ceñido, de una sola pieza, sin mangas y de color verde oscuro, que encajaba curiosamente con la decoración de la estancia y contrastaba con la piel lechosa de ella.

Yola era un poco tímida; una maestra de primaria escondida tras unas gafitas que hacían de su rostro una imagen ciertamente jovial e interesante. Morena de pelo lacio, lo solía llevar largo y suelto sobre los hombros. Sin un cuerpo precisamente escultural -lisa como una tabla y unas caderas algo anchas- era una chica elegante, que sabía vestir bien.

Félix se encontró de bruces con la mujer del grupo en la que casi ni había reparado sexualmente. Félix era buen amigo de Antón, pero el trato hasta entonces con ella solo había sido formal, sin demasiada confianza entre ambos, por lo que aquello era poco más o menos el encuentro de dos desconocidos en un dormitorio. Si a Félix le hubiesen preguntado acerca de ella podría haber dicho algo así: "Es una mujer que destaca sobre todo por su sentido maternal"; no en vano Yola había parido cuatro veces y era espectácular verla como se hacía cargo de su prole, mientras que Antón parecía estar en otro mundo.

Una vez juntos, Félix no estaba demasiado convencido de acabar yaciendo desnudo junto a ella. Sus sospechas empezaron a esclarecerse:

  • No sé qué hago aquí -dijo Yola en un tono entristecido.

  • ¿A qué te refieres? -quiso saber él, contrayendo el gesto.

-No, no -respondió Yola-. No tiene nada que ver contigo. He venido por complacer a Antón, haciéndole creer que me sobraba coraje para esto de los intercambios, pero resulta que no estoy preparada, es más ni siquiera sé si lo deseo. Ahora tendré que disculparme ante ti y el resto de los amigos. Me marcharé a casa mañana por la mañana.

Félix no supo bien qué decirle. Por lo pronto no quiso reprocharle nada a la mujer y la tranquilizó diciéndole que al menos con él no tenía por qué disculparse. Aquello era un enorme reto, una gran prueba de fuego para cualquier persona, de modo que afrontarlo no resultaba en absoluto sencillo.

-Te he fastidiado la noche -dijo Yola, mirando a Félix, que se sentó al borde de la cama con fingida cara de resignación.

-Bueno, a alguien le tenía que tocar. A Toño los millones y a mi los rechazos amorosos.

Ante el sarcasmo de Félix Yola esbozó una sonrisa y eso a él le gustó. La vio bonita, tierna...

-Lo siento Félix -repitió ella.

-¡Bah! No vuelvas a pedir disculpas. Será mejor que te deje sola para descansar.

-¿Te enfadas si te pido que te quedes aunque solo sea para charlar? No quiero que nadie saque conclusiones aún si te ven salir de aquí.

Félix asintió. De todos modos no tenía adónde ir; en todo caso hubiera salido al jardín a tomar otra copa o bien a hacerse una paja tras el seto. Así que abrió las ventanas del dormitorio cuya vista daba a una sierra interior, para recibir el frescor de la noche y prescindir del aire acondicionado. Preparó un refrigerio para ambos y dieron comienzo a una interesante e inusual charla que se prolongó a lo largo de unas horas.

CHAPTER FIVE.

YOLA:

Me estaba comiendo ansionsa el rabo de Toño la segunda noche de "encuentros" mientra recordaba la charla de la noche previa con Félix. No sabía cómo sentirme. Él había pagado mi inseguridad, pero juro que no era mi intención enbañarle ni marginarle; aunque bien es cierto que cómo hombre siempre me había dicho bien poco. El caso es que la conversación con él fue más amena de lo que hubiese imaginado cuando le pedí que no se marchase del dormitorio.

Ahora con toño, el hombre de los millones, me apetecía, y mucho. El tío entro en el dormitorio verde y dijo no quiero follar contigo, quiero hacerte el amor , lo que me desconcertó más que si me hubiese dicho ¡ nena, prepárate, voy a echarte el polvo de tu vida! Él no me lo pidió, pero cuando vi su enorme pene tuve la necesidad insólita de metérmelo en la boca, antojo que no me había dado nunca antes.

DESAYUNO TRAS EL PRIMER "ENCUENTRO":

A las diez de la mañana los doce amigos se sentaban a la mesa para tomar el desayuno, servido con atenció y esmero por Goyo y Nora. En la mesa no faltaba de nada -había que reponer fuerzas-. Sonaba música ambiente y algúncomensal leía el periódico en un dispositivo. Cada cual se sentó junto a su pareja oficial y en apariencia no existía ningún tipo de tensión ni había malas caras. Se conversaba de banalidades, como moda o fútbol, por lo que el ambiente era distendido.

Mamen escuchó a Vasil preguntar discretamente a Felicia qué tal había dormido, lo que la llevó a pensar que ambos habían estado juntos en el primer encuentro. Félix miró furtivamente a Yola, quien rehuyó la mirada. Toño sirvió zumo de naranja a Tania, sin tener muy en cuenta a los demás y Fayna se apoyó en el hombro de Antón cuando se dirigía a su asiento. ¿Esclarecían algo esta serie de detalles?

Continuará...