Encuentros impúdicos
Momentos...
Hoy sigo empeñada en dejarte claro que soy tuya. En el camino, dejamos atrás muchos “pensamientos”, “momentos” y “recuerdos imperfectos”; dejamos atrás el verano, la casita de la playa, junto a esa semana perfecta. Pero el tiempo no se detiene, nuestras vidas continúan y sigo dispuesta a demostrarte que esto es real, que yo soy real y lo nuestro, no es mejor ni peor, simplemente es “diferente”. Por ello paso los días intentando que me sientas, compartiendo cada instante a pesar de la distancia, haciéndote llegar mi rutina, intentando empaparme de la tuya, anhelando el momento de volver a sentir tu piel rozando la mía, tus labios lamiendo los míos... codiciando las caricias de tus dedos, mientras mi sexo a diario se conforma con el placer furtivo, que solo siente cuando mi mente te involucra.
Disimuladamente, mi mano acaricia mi muslo desnudo, y sube bajo mi falda, a escondidas, bajo la chaquetilla que cubre la acción, siempre me calienta pensar en ti, y en estos momentos a pesar de estar rodeada de gente, no es distinto. Mi mano llega a mi braga y noto la humedad, la empujo ligeramente, y noto en las yemas de mis dedos como se humedece la tela, empujo más metiendo la tela entre los pliegues de mi coño, y muerdo mis labios, mientras controlo que nadie mire lo que hago. Entonces suena el teléfono, es un mensaje de whatsapp, eres tú.
— ¿Qué haces?
—Masturbándome
Al momento desapareces, no estas conectado, pero suena mi teléfono y eres tú de nuevo, esta vez es un llamada.
—Pero que mala puta eres, ¿como esta?
—Muy caliente, mojado y con ganas de ti.
—Acarícialo, despacio...no te corras aun, quiero oír lo puta que eres, tocándote ahí en medio de la gente. ¿No podías esperar?
—No, estaba pensando en ti...
— ¿En mi polla?
—Siiii
—Mete tus dedos, ahora mi niña, folla tu coño, como lo haría yo...
Y no necesito más que tu voz y mis ganas, dos minutos después, muerdo mi labio inferior, mientras allí en mitad de todos, bajo la cabeza, mientras el orgasmo sacude mi cuerpo por dentro.
Apenas podemos despedirnos, tengo el tiempo justo de sacar los dedos de mi coño, recomponer mi falda, coger mi chaqueta, y salir corriendo por esas brillantes y pulidas baldosas, mientras aun oigo tu risa al teléfono.
Algo más de media hora después recorro otras baldosas igual de brillantes, igual de pulidas que las anteriores, con la misma prisa, pero con otro objetivo. Se abre la puerta corredera y al tiempo que se anuncia la siguiente salida de otro avión, te veo entre la gente, sonriéndome, esperándome en ese aeropuerto... y corro hacia a ti.
—Hola preciosa, ¿qué tal el vuelo?
—Largo
Antes de acabar con esa simple palabra tu boca y se ha apoderado de la mía, y nos besamos, con el hambre atrasada de más de dos meses sin sentirnos. Mi cuerpo busca el tuyo, tus manos me atraen más, sin importarnos donde estamos.
—Ummm deberíamos irnos a algún lugar, donde no puedan detenernos por lo que necesito hacerte –dices con voz ronca
— ¿Tienes algo en mente? –pregunto picara
—Tengo algo pensando, desde que te he llamado hace un rato –dices cogiéndome de la mano
Con una mano me arrastras a mí, con la otra te cuelgas mi bolsa al hombro, liberándome. Me llevas un ascensor, y nos bajamos dos plantas por debajo, recorremos más pasillos, y al final del último, dejando las zonas más concurridas, paras frente a una puerta.
—Entra golfa, quiero enseñarte un montón de cosas, pero no voy a ser capaz de concentrarme en nada, hasta que no pruebe otra vez tu coño –dices metiéndome dentro de lo que es un baño
Sueltas la bolsa, cierras la puerta y agarrándome de las caderas, me subes al lavabo, subes mi falda sin dejar de mirarme:
—Mi polla lleva dura dos días, pero desde la llamada está goteando sin parar
—Pues mira como están mis bragas –te digo abriendo bien mis piernas
Y tú te inclinas, sacas la lengua y la pasas por la tela mojada, puedo notar el calor a través de la tela, muerdes a bulto flojito, lames, mojas con saliva aún más la prenda, y finalmente después de mucho suplicar la apartes a un lado y por fin tu lengua recorre mi sexo, succiones mi clítoris, chupeteas, lames, mordisqueas y cuando te grito que voy a correrme, lames una y otra vez mi botoncito, mientras noto como me desbordo y tu lengua sigue lamiendo mis juguitos.
—Joder nena, había olvidado lo rico que está tu coño –dice relamiendo tus labios aun brillantes de mis jugos
Y agarrándote del cuello, me coloco más al borde para lamerte la boca, mientras mis dedos, con una prisa enfermiza desabrochan tu pantalón.
— ¿Mi niña quiere polla, en su coñito vicioso?
—Joder, si, fóllame
Rodeo tus caderas y eres tu quien ahora la terminas de liberar, la paseas por mi rajita encharcada, la colocas, y agarrándome del culo haces resbalar este por el mármol, mueves tus caderas y vas entrando, desesperadamente lento, haciendo que tu bálano roce cada milímetro de mi vagina.
—Dios...que bueno... –resoplo sobre tu boca
—Saca la lengua putita, deja que te chupe...joder como necesita follarte mi vida...que cansado estaba de mi mano ya
Apenas no movemos, conscientes de lo poco que hace falta, nuestros sexos se añoran demasiado, y cuando se acoplaban por fin es la re hostia. El calor recorre mi cuerpo, noto las palpitaciones de tu polla a cada pequeño roce...
—No voy a poder controlarlo mucho más...me tienes loco...tu coño arde, no hagas eso...voy a correrme cariño
—Si hazlo, quiero tu semen...
Aulló y me follas con fuerza, te muerdo después de gritarte que me corro, tú bramas mientras tu semen me inunda uniéndose a mi orgasmo.
No sé cuánto tiempo nos besamos, en esa misma postura, aun dentro de mí, sin prisas, abrazados.
—Oír cómo te corres necesitándome, deseando mi polla, es leche, notar en ella como lo haces, es impresionante.
Estas dentro, y tu polla sigue a media asta, mi coño sigue caliente, nos miramos, sonríes como un lobo.
Sigue haciendo eso, mantén mi erección, llevo demasiado tiempo esperando tu coño cielo, y quiero más.
Volvemos besarnos, ninguno de los dos quiere salir de ese triste baño, convertido en nuestro nidito. Ya habrá camas, y habrá más momentos, porque tenemos otra semana, arañada a nuestras vidas, pero hora estamos en este rincón y el sitio es lo de menos, estamos juntos...pienso desabrochando tu camisa, mientras tu quitas mi camiseta y mi sujetador, para volver sentir nuestra piel rozarse.
Mis pezones duros rozan tus tetitas, tu boca no ha dejado la mía ni un segundo, y tu polla vuelve a estar gloriosamente dura en mi coño.
—Sabía que tu coño, la añoranza y las ganas, podrían regalarme otro asalto al placer de follarte
Sales de mí solo para bajarme del lavabo, y mi falda cae un segundo después al suelo, mis braguitas sobre esta y dándome la vuelta me inclinas sobre el lavabo.
—Ahora te toca ver la cara de puta que se te pone mientras te follo, para que te des cuenta del esfuerzo que tengo que hacer, pero de lo mucho que me ayuda ese recuerdo cuando estas lejos golfa –dices hundiéndote de nuevo
—Ummm –gimo de nuevo entrada a tu polla, a ti....
Y mientras me miraba y te miraba, pensé en lo que nunca nos decíamos, porque siempre preferimos desearnos a querernos, porque preferimos añorar un polvo a que doliera el alma. Pero mirándote sintiéndote lo tenía claro, te había amado desde el primer instante y te miraba follarme y recordé un frase que una vez leí en alguna parte
“...Y entonces lo entendí todo, eras mi deseo hecho realidad...mirarte era como soplar las velas, teniendo el deseo enfrente”