Encuentro Vespertino

Un día que pintaba aburrido, se torna en un placentero convio femenino entre la experiencia y el impetud.

"Domingo por la madrugada o noche del sábado, para el caso da lo mismo", pensaba Rebeca mientras se despedía de su amiguita por la ventana corriendo la cortina disimuladamente. Al verla subirse al taxi diciendo adiós no puede evitar dejar escapar una sonrisa de complicidad, si, ya que lo que había pasado no era solo culpa de ella, pero culpa, sonaba como si hubiera sido un crimen, podría ser, ella se veía jovencita y ni siquiera se preguntaron la edad, ¿edad?, como si eso las hubiera detenido a hacer lo que hicieron.

Envuelta en una camisa a cuadros que pertenecía a su amigo Salva, aun impregnada de su perfume, tan masculino, camino contoneándose desde la sala hasta su habitación, le encanta ser sensual aun en la soledad, imaginando que si alguien la veía, debería estar ardiendo. Al entrar en su habitación inmaculadamente blanca desde la alfombra hasta las cortinas, contrastando con las suaves y sensuales sabanas de satín color rojo, cuando alguien lograba acompañarla hasta hay habiéndose resistido a la cómoda alfombra de la sala, al relajante aroma a incienso, a la femenina y sinuosa silueta de rebeca y sus encantos, era en este punto donde nadie hasta ahora ha logrado escapar de sus suaves manos. Rebeca entro a su cama acomodándose con las piernas replegadas bajo su cadera levemente abiertas, tomo esa libreta de estilo rustico que siempre esta en su buró, encima de la cajita que tiene con llave y anotando la fecha del día anterior en la esquina superior derecha de la hoja nueva inicio.

Domingo 24 de junio del 2007.

Dear Diary, hoy, hoy fue un día un poco fuera de lo común, aunque empezó terriblemente aburrido, para las 10 de la mañana las labores de casa ya las tenia terminada, mi madre se fue con mi padre y se llevo mis nenes, tenia el día para mi sola, para aburrirme sola quería decir, pero estaba sola, tenia el fin de semana para mi sola, no muchas ocasiones puedo tener días enteros y noches… para mi, así que pues me arreglé, me vestí, me puse bonita me puse guapa, me puse sexy, ¿para quien? Pues para mi, merezco regalarme un reflejo agradable en el espejo. Así pues fue como me vestí con esos zapatos que Paty me regalo en mi cumpleaños, los de tacón de aguja, una bandita fina sobre los dedos y una pulsera con brillantes al tobillo, la minifalda que salva me envió desde Madrid, dolce gabbana de mezclilla, me la había regalado una talla mas pequeña, lo hizo a propósito lo se, pero es una pena que prenda tan bonita se desperdicie, me puse el top que me deja llevar la espalda denuda y se sujeta por el cuello, el que me funciona como sostén, si Dear Diary, adivinaste, me fui sin ropa interior con el cabello suelto y un maquillaje ligero. Y pues ya guapa, me regale un paseo a bordo de mi Durango, para no alargar la historia, te resumiré que al pasear por librerías algunas calles de tiendas y almacenes para comprarme un poco de lencería y regalarle una noche linda mi novio, intentaba ligar con algún incauto, pero para mi mala suerte, se intimidaban al verme, los hombres no saben lo que quieren. Un poco aburrida y cansada de que simplemente me miraran, me metí al sanbors a pasear un poco y comprarme algún disco nuevo, mas sin embargo mirones hay en todos lados, no los culpo, la faldita ajustada y rabona, era demasiado llamativa.

Entonces sucedió, justo cuando me disponía a tomar un disco note como una niña se acercaba mirándome de reojo, no era una experiencia nueva para mi, pero siempre me resultaba emocionante, ella, la chica, no parecía menor de 20, pero hay que tener en cuenta que las niñas de hoy en día saben arreglarse muy bien y disimular su juventud, o parecer mas niñas si lo desean, morena clara de ojos cafés y cabello castaño, silueta bonita, mucho la verdad, y vestida con un pantalón pescador ajustadito y un top straples que dejaba ver el canalito entre sus jóvenes y al parecer vírgenes senos, tan linda se miraba que el joven de la caja no dejaba de verle, hum bueno, no dejaba de verle lo que ella me miraba a mi, cabe mencionar amor, que el joven por un momento no supo si mirarla a ella o a mi, pero el solo resulta ser un espectador mas en esta historia. Note como la niña sudaba, raro tomando en cuenta el clima fresco de la tienda, además de estar un poco temblorosa, finalmente me decidí y sonriéndole mientras me le acercaba dije - ¿Buscas algo en especial, cual es tu estilo favorito? – la respuesta es lo que menos importaba, el lazo estaba establecido, y no me había equivocado, su mirada estaba llena de intenciones, mm… de intenciones de mujer a mujer, -hola, soy Rebeca – agregue no sin regalarle una sonrisa, al parecer eso la hizo liberarse de los nervios y finalmente me dijo su nombre – yo soy Alicia…. - no la deje continuar y en ese instante la salude mano y me adelante besándola en la mejilla, y ataque de nuevo un poco con descaro – ¿te gustaría ir a tomar algo? - ella acepto – claro..tengo un poco de calor – y sonrió picaramente, después de pedir las bebidas, yo un capuchino y ella una malteada nos sentamos en una banquita cruzadas de piernas, ninguna dijo nada, pero era divertido ver como niños jóvenes adultos y hasta ancianos nos miraban jeje, ella jugueteaba con su zapatilla, bailándola en la punta de sus dedos circularmente, estaba nerviosa, empezó a sorber su malteada a través del popote, la interrumpí, -vamos a mi casa – ella respondió sin verme, dudaba un poco - ¿vamos? No lo se… ¿para que?- y entonces me atreví a acariciarle la pierna y la mire a los ojos – vamos, te iras cuando tu quieras – ella acaricio la parte interna de mi muslo cruzado sobre el otro y dijo – vamos entonces, no puedo mentirme a mi misma… Vamos.

Hubiera sido excitante que algo sucediera en el estacionamiento, como esas películas rápidas que proliferan actualmente en Internet, pero pues no, nada paso, nos dirigimos a casa, en medio de un silencio incomodo o mas bien nervioso, ella no hablo, yo tampoco, la radio fue la que rompió el silencio, afortunadamente, sirvió para des estresarnos.

Una ves en casa, apenas entrar me descalce esperando Alicia me imitara e hiciera lo mismo, no lo hizo, me costaría mas que eso ponerla, cómoda, paso nerviosa y se sentó sin que se lo pidiera, eso me agrado, y le dije – ponte cómoda Ali… pon un poco de música, ya regreso – me dirige a la cocina y prepare un tazón de fruta, de diversas, mientras escuchaba como en la sala Alicia encendía el estéreo y una música suavecita invadía el ambiente a un nivel confortable, regrese y me recosté en la alfombra ofreciéndole fruta la cual acepto, estuvimos charlando, no recuerdo cuanto tiempo ni sobre que, sinceramente, creo que ella tampoco, el disco en el estéreo cambio, y una música romántica empezó a tocar y a la vez hablamos - ¡¡¡BAILAMOS!!!- no pudimos evitar reír ambas, pero aun así, nos pusimos de pie y abrazándonos empezamos a bailar lenta y suave mente, ella, Alicia, mi pequeña Alicia, no pudo evitar ni ocultar su nerviosismo, intenten masajearle la espalda al bailar, pero fue demasiado, no pude contenerme cielo, Dear Diary, no pude evitarlo y ese masaje pronto se convirtió en caricia, y ella lo permitía, como si lo deseara, pero no pudiera, en ese justo momento, sentí sus pequeños y puntiagudos pezones duros contra los míos, no pude resistirme, la ola de excitación que me invadió fue demasiada, mi sexo se humedeció, mis pezones se excitaron, deje escapar un gemido, ella lo mismo, mis manos empezaron a recorrerla y ella se quedaba quieta, no sabia si me lo permitía o me tenia miedo, pero ya no me importaba nada, empecé a masajearle las nalguitas, a besarle la orejita, ella respingaba, intentaba no gemir, se resistía a aceptar que me quería, debo confesar que pocas he sido "poseedora" había olvidado lo excitante que resulta adueñarte de alguien, tantos y tantas, lo han sentido conmigo. Ya no resistí mas, la bese, dispare mi lengua dentro de su boca, ella me abrazo por las nalgas y nos apretamos fundiéndonos en ese beso, la lleve al sofá, hacia rato me había quedado claro que era yo quien llevaría la voz cantante, la acaricie tanto mientras la recostaba, la besaba, le pellizque los pezones, le mordí despacito su preciosos senos, le lamí el vientre, poco a poco me fui acostando con ella a lo largo del sofá pasando mis manos por su cuerpo, comencé a masturbarla por sobre del pantalón y con mi otra mano apretaba uno de sus pechos, poco a poco y entre caricias la fui dejando sin ropa… mi falda lentamente se fue corriendo y mis pechos ya se salían del top, ella ahora ya no estaba reprimiéndose nada – hummmmmmmmmmmmm, gemía, lo hacia delicioso, acostándome sobre ella, le succionaba los pezones, se los mame jijiji, dios, estaban vírgenes esas frutitas, ahora, plenamente mojadas y ambas con nuestras rajitas descubiertas, hummmm, comencé a masturbarla mientras guiaba su mano a mi panochita, mmmmm, su dedo se movía frenéticamente dentro de mi, mi dedo dentro de ella… besándonos, acariciándonos las lenguas con la los labios, hummmm, luego una pausa de unos segundos, la tome de la cintura y levantándola a la vez que yo me agachaba empecé a mamar y succionar su….¿vagina?, los nombres correctos suenan tan aburridos, era su rajita, su chocho, su conejito, su panochita, que mas da, era mía, ella se retorcía, gritaba gemía pedía mas, no recuerdo lo que decía, pero recuerdo que pedía que no parara, le metía la lengua girándola dentro de ella, le acaricie las nalguitas, y de golpe todo su jugo se desbordo sobre mis labios, dios, me lo bebí todo, la lamí llenándola de ella misma, tenia bonito aroma, la bese suavecito, hummmmmmmm fue tan bonito ver como se quedo dormida después de aquel orgasmo, la abrace y recostadas semidesnudas espere a que despertara.

Cuando despertó nos despedimos, sin pedirnos teléfono ni nada, sabe donde vivo y los lugares que frecuento, que mas da.

Con amor, Rebeka.

Rebeka se sentía complacida a pesar de no haber tenido orgasmo, había tenido algo diferente a lo normal desde hace tiempo, en ese momento el teléfono la saco de su ensimismamiento. Una sonrisa se le pinto de oreja a oreja, su amigo de Madrid, llegaría en una semana, solo a visitarla a ella.