Encuentro soñado.

Este es un relato que subí el 27/08/2013 a otra página, en el sale mi anterior Dueño, el Caballero Txiria. No es raro que haya días que diga que me quiero ir a dar un paseo… y que me acabe dando pereza el salir. Y eso, pese a que a mi Señor siempre se le ocurre cómo hacer que ese paseo mejore...

No es raro que haya días que diga que me quiero ir a dar un paseo… y que me acabe dando pereza el salir. Y eso, pese a que a mi Señor siempre se le ocurre cómo hacer que ese paseo sea más entretenido, eligiendo la ropa y los complementos…

Por lo que, después de que me echara del skype, echándome en cara que debo ser menos vaga, y tras seguir las instrucciones al respecto de cómo ir, salgo a la calle con… poca ropa. Un sujetador, y un vestido azul y verde precioso que tengo (y que me compré gracias a Él). Como calzado, unas sandalias negras, y como complementos… el culo y el coño que Le pertenecen, ocupados por unas bolas chinas, y en la tripa una leyenda que indica de quién soy propiedad. Y como es así de tiquismiquis, me indica hasta por dónde tengo que darlo.

Antes de salir de casa, como siempre, me pongo el mp3, música de mi gusto, movidita, que anima a andar deprisa… y eso que generalmente es mi paso habitual. Pero no durante una hora como mínimo que ha de durar mi paseo.

En ello estaba, paseando tan tranquila, cuando, de repente, noto un fuerte azote en mi culo.  Antes de pensar, reacciono; ya se sabe, esa ley física de acción/reacción…, y lo hago defendiéndome… soltando mi mano. Mi asombro y pesar es máximo al ver que la persona a la que he golpeado es mi adorado Dueño. Confusa y sobresaltada me lanzo a socorrerlo pues nunca en mi vida he pensado en hacerle daño. El paseo obviamente es cerca de mi casa, no de la Suya, ¿cómo iba a esperar que fuera Él quien me sorprendiera de este modo?  Siempre digo que me encanta que me sorprenda; pero no siempre la sorpresa es igual de buena. El verle si, por supuesto, el modo… no tanto.

Mientras le pido perdón entre lágrimas, Él termina por abrazarme, fuerte, diciéndome:

  • Tranquila, niña Mía, no pasa nada, que al fin y al cabo has defendido Mi propiedad.

  • ¿¡Cómo no va a pasar nada, que yo en ningún momento he querido hacerle daño!?

Si, en todo momento, soy una bocachancla... si alguien dice que algo está bien... ¡no insistas!

Entre risas me dice

  • Está bien, tendré que darte una buena azotaina en compensación -  pero eso no es lo peor…  si no que añade “en tu casa”… y sigue hablando, pero le corto.

  • ¿En mi casa? ¿En serio? No quieres ir a mi casa...

Si, me salto el protocolo, por lo que me gano un capón, además de que me pongo roja como un tomate, y hablo más deprisa de lo normal.

¿Su contestación? Con una sonrisa de oreja a oreja,

  • Sólo por tu reacción, tengo más ganas aún... y no tienes excusa, que sé que tu madre no viene hasta la noche.

Y, hala, para allá que nos vamos.

Al llegar, casi no me deja ni cerrar la puerta antes de cogerme del pelo y, tras un meneo de los Suyos, darme un besazo de esos que se apoderan de toda mi alma; y hacer que me apoye en el armario de la entrada mientras mira el estado en el que está ya Su coño.

Me hace arrodillarme en la entrada, antes de la esquina que hace que se vean todas las puertas a las habitaciones, para que no sepa donde anda... (no digo nada, sólo sonrío... como si no lo supiera por las puertas que abre... jejeje) Se dedica a cotillear a Su antojo, lo cual me pone nerviosa no, lo siguiente; hasta que Le escucho entrar en mi cuarto, en el cual ya no sólo mira, si no que abre cajones y armarios, mientras yo me llevo las manos a la cara, horrorizada. No porque tenga algo que no deba, si no porque el orden en mi cuarto es... en fin, inexistente.  Sólo yo sé donde están las cosas, ¡y eso cuando lo sé!

De hecho, una broma constante con mi madre, es, que si ella por algún motivo abre mi armario, y la ropa se la cae encima… por metepatas, la toca ordenarla. La misma broma es aplicable a sus armarios, así que el ser desordenada es genético, seguro.

Viene donde mi, en completo silencio (a veces es un fastidio que sea tan sigiloso) y se ríe de que me esté tapando la cara, pretendiendo echarme la bronca por haber cambiado mi postura, pero sin ser capaz, al verme toda roja. Tras meterse con lo poco ordenada que soy, y dar un par de ideas de cómo puede Él incentivar el que sea muuuucho más ordenada, me tapa los ojos con un antifaz que ha encontrado, y agarrándome del pelo me lleva a mi cuarto y me hace subir encima de la cama. Me desnuda y me acaricia la espalda notándome algo tensa, al no saber qué esperar. Tensa y expectante, tensa y deseosa. Y con tono de recochineo, me dice que voy a ver como cualquier cosilla sirve para más de lo que está creado. De hecho, me ata a las baldas de encima de la cama con algo que en el momento no reconozco y terminan por ser unos pantalones cortos que uso rara vez de pijama.

Me quita las bolas del coño y me hace limpiarlas con la boca, al igual que Sus dedos después de haberme metido cuatro. También me saca las del culo, pero estas ya las lleva al baño. Me empieza a azotar con Su mano, con fuerza ascendente, mientras me dice cosas del tipo "te vas a enterar...", "no te vas a poder sentar en una semana..." siempre le digo, que hay frases que no sé si son amenazas o promesas. Sí, yo solita me las busco, lo sé.

Después me azota con algo, suave, diciéndome que no parará hasta que no diga qué es, que por cada vez que falle, me azotará 5 veces. Después de un montón acabo adivinando que es el cinturón del albornoz. Cuando lo digo, contesta...

  • Y ya que la cosa va de cinturones...

Entonces escucho cómo se saca el suyo. Me pongo tensa, pensando que lo que viene no va a ser precisamente tan suave… pero evidentemente tampoco me da con todas Sus fuerzas, aunque tras un rato, si da más fuerte, mientras dice

  • Ya pedirás que pare... -

Y sí, evidentemente tengo que pedirlo, dos o tres azotes más tarde.

Me desata, y me destapa los ojos y me acaricia el culo, que ya no sólo está rojo, si no a cachos morado, y lo sé porque me lo enseña en una foto que saca con Su móvil. Pasa a acariciar Su coño, con especial atención al clítoris, hasta que Le pido permiso para correrme... y me lo niega, siguiendo unos segundillos, en los que ya no puedo parar quieta, y Le pido que o me de permiso o pare, que no voy a poder evitarlo.  Me da un azote fuerte para que me calle, y serio me dice

  • Haga lo que haga Yo, te correrás cuando tengas permiso, y no antes.

Pero para. El tiempo justo para poner el culo de Su puta en la esquina de la cama, y sacar su enorme y rocosa polla de su prisión... y tras hacerme pedir por ella, enterrármela en el culo, mientras me hace repetir qué soy (Su puta, Su perra, Su zorra, Su juguete-marioneta), y quién es Él [mi Señor, mi Dueño, mi Amo, mi Zeus Imperator (y otro fuerte azote que me gano por bocachancla, claro)].

Antes de correrse, me hace tumbar boca arriba, y se corre en mis tetas, después de darme un par de esos mortales pellizcos pezoneros que hacen que me levante de la cama. Me esparce su semen con los dedos, los cuales después me da a limpiar, lo cual hago gustosamente, dejando Sus manos llenas de mi saliva.

Me hace arrodillarme en la cama, para estar a la altura y poder darme un besazo... después, mientras me acaricia la cara, me mira a los ojos mientras me dice "voy al baño... ¿vienes?" y yo sonriendo, asiento, y ahí...

...Ahí sonó el maldito despertador.