Encuentro inesperado con CARTUZ

No es un relato ni cómo esperáis ni cómo me hubiera gustado, después de un inesperado encuentro

No sé si tiene sentido esta narración, a Carlos le viene bien hacerlo porque dice que es un desahogo público, un grito a la vida pero desde un cierto anonimato y eso es verdad. No sirve para nada en un principio, aunque relaja y con algunos comentarios y correos te relaja y te ayuda a pensar. Llevaba tiempo sin verlo, no sin saber de él. Porque mi marido que se veía más a menudo con él, siempre me comentaba algo, aunque trataba de que no lo hiciera, a pesar de que me gustaba saber de Carlos. Ya dejé de coincidir con él en la cafetería habitual, porque encontré otra, no tan buena, pero de esa forma no me distraerá. Llevaba una temporada de mucho trabajo, ni en casa paraba, mi marido me decía que había tratado de abarcar demasiado y era verdad. Me regañaba con cariño, porque me decía que había perdido hasta peso y también era verdad.

Entre semana quedamos con unos buenos amigos que hacía mucho que no veíamos. Los nombres no vienen al caso, comida, anécdotas, cotilleos y una invitación a cenar este viernes. Me quise escapar pero marido no lo permitió y para que no se enfadara, por hacerle un poco más de caso, acepte y eso sí, luego le dije que en el momento que pudiéramos nos marchábamos, que no íbamos a hacer una cena maratoniana, porque había que descansar y no me lo prometió.

No me vestí de una forma especial, tampoco iba en plan homeless, iba como suelo ir, que ya era suficiente para una noche, que suelo ir vestida muy bien. Mi marido esperaba que me hubiera puesto algo distinto, no por nada, porque cambiará, al final se conformó y nos fuimos. El lugar era un “foodtrucks” un sitio que no me encandiló, estaba todo muy nuevo. No era que el menú me diera por gritar de alegría, porque no solía comer nada de eso. Pizzas artesanas, hamburguesas, bocadillos, a todos les parecía genial y encima con reserva, porque estaba lleno. Me acordé de Carlos porque no es tampoco su estilo de comida, exceptuando las ensaladas que tenían.

Nada más entrar nos encontramos con un grupo de matrimonios, que conocía alguno. Saludos de todos y me presentaron a una pareja que no conocía y a una mujer sola, que era despampanante. Altísima y todo igual de exagerado, encima llevaba un escote de dar vértigo y unas mallas que daban la sensación de no llevar nada debajo, porque se le notaba todo y cuando se dio la vuelta un momento para coger el bolso, el culo lo decía todo, es como si le estuvieran separando las nalgas. Todos hablando a la vez, unos de fútbol, de cómo va el Valencia, de trabajo, de que estaban celebrando un “negociazo” según sus expresiones y se habían reunido a cenar para agasajar a quien les puso en órbita. Esta expresión es de ellos.

Que si nos podíamos poner juntos, que si no y me preguntan a mí, que acepto encantada, porque así antes me iría, porque cuando hay mucha gente no falla, esta ronda invito yo, esta otra yo y una vez que mi marido estuviera un poco cocidito pues para casa. Estaban haciendo tiempo porque faltaba una persona y ya la habían dejado sitio junto a la come hombres, que era lo que decían mi marido y el resto, que no la quitaban ojo. Se salió a fumar un cigarro y llovieron todos los comentarios sobre la susodicha. Unos se reían porque al parecer estaba recién divorciada o en capilla de estarlo y alguno añadió que debía de querer recuperar el tiempo. Curioso que todos dijeran que no se atreverían a entrarle a una mujer así y uno dijo, que el que tenía que venir si no se la había tirado de esta noche no pasaba.

La come hombres entra de nuevo y se sienta. Estamos viendo la carta y unos dicen que el que viene es puntual y entran varias personas y entre ellas veo a Carlos, que siempre destaca. Viene hacia nosotros y es la X que faltaba. Saluda a todos sin tocarlos, me da dos besos a mí y otros dos a la devoradora. Al resto de mujeres como a los hombres. Algo le pasa, no ha dormido bien, pero en días o algo le preocupa. No sé qué opinar y cuando uno le dice que vaya cara y menudas ojeras, insinuándole que no para de follar, Carlos dice que demasiado trabajo y más ahora sin Victoria. Algunos saben quién es y otros no. Sonríe, habla y está más ausente que presente, a pesar de que la loba no para de manosearle (una tocona de esas que hablan tocando) no sabe ver cómo veo yo, que Carlos no está cómodo, no por ella, algo le pasa.

Lo tengo casi de frente y la pareja que nos han presentado se ve que conocen bien a Carlos y aprovecho para acercarme más a la mujer, se llama Rosa (nombre auténtico), porque decido no irme, no meter prisa a mi marido y nos vamos a otro sitio a seguir todos juntos. Hubo que convencer a Carlos que no se le veía ni con ganas ni con ánimos. Preguntó dónde íbamos y desapareció sin decir nada. Algo quería la devoradora pero la cogió con el pie cambiado.

Todos pedimos alcohol menos Carlos que pidió una Coca-Cola. Se la bebió prácticamente de un sorbo. Mientras tres se apartaron a fumar Carlos quedó para el día siguiente comer con otra pareja y nosotros. Me guiño un ojo y para que decir nada, me apetecía estar con él, en horizontal, de pie, a cuatro patas, encima, debajo, etc. Dijo que se marchaba y no hubo forma de convencerle, esperaba a que volvieran los tres fumadores para despedirse y aquí vino mi primera satisfacción (sé que soy mala, pero no puedo evitarlo) Al decir que se marchaba la zorra que no tiene otro nombre, le dijo si la podía acercar donde ella iba y Carlos se disculpó con que había venido en moto y que solo llevaba un casco. Que yo supiera había mentido, porque la moto se la hicieron fosfatina y estaba a la espera de que le entregaran la nueva moto.

Esa noche gracias a la inestimable Rosa pude escarbar más en Carlos y por lo de los dos besos, lo de comer al día siguiente, debieron de pensar ella y su marido que teníamos mucha confianza (que la había) y sabíamos la vida de él. Empezaron por la parte de la mente prodigiosa que tiene para hacer proyectos y llevarlos a buen puerto, que era un fenómeno y eso ya, si no lo sabíamos lo sospechábamos, porque se le veía a él y lo que le rodeaba. Hablaron de éxitos profesionales alguno conocido y que desconocíamos que partieron de él. Lo que pasaba que me interesaban más otras facetas de su vida y llegamos a ellas.

La opinión de él era más bondadosa, se percibía un aprecio especial por él. De que no tenía suerte en encontrar una mujer adecuada, que le diera lo que él quería y necesitaba. La mujer discrepo poniendo bastante énfasis en lo que decía.

  • Sé que le quieres mucho y lo aprecias. Lo de adecuada no está bien. Él quiere una mujer que sepa entenderle en todo y tú sabes que es difícil entender lo que él siente, por lo menos en un asunto y sabes que no me refiero al sexual.
  • Pero porque no iba a poder encontrar una mujer así, me pregunto.
  • Porque es difícil por esa parte y luego sexualmente, quien sigue el ritmo a tu amigo, que es incansable según algunas de sus amigas especiales.
  • Seguro que por ahí hay alguna.
  • Difícil y su manera de actuar tampoco puede tranquilizar a cualquier mujer. Si no fíjate, qué narices ha venido a hacer a Valencia. Tú lo sabes? Es un culo inquieto, parece que está buscando y buscando, pero que no encuentra nada, lo mejor haberse quedado en Alicante o Madrid. Por su bien espero que se lo replantee y es que no para, ahora con el aceite y el vino. Es una locura.
  • Si lo que tu digas, pero ya ha revalorizado lo que compró, ahora le ofrecen bastante más de lo que pago. Eso es una locura?

Hablaban entre ellos y los demás escuchábamos atentamente. Nadie perdíamos comba de lo que se decían. Mi marido le dio la razón a él, porque la casa y las tierras, se habían revalorizado y sin tener ni p.i. de olivos  y vides. Para cambiar la conversación y que no se sulfuren mi marido habló de lo deportista que era, de lo bien que se cuidaba y eso dio para otro mini debate matrimonial entre sus amigos.

  • Joder a cualquier cosa llamas deportes. Para mí los deportes llamados de riesgo no son deportes y son el 99,99% de los que a Carlos le gusta practicar.
  • Que exagerada, que yo he practicado algunos de esos.
  • Ya, me dices ese que saltáis con un traje de ardilla, porque parecéis ardillas voladoras. Que si Dios hubiera querido que voláramos nos hubiera dado alas. Que no os habéis enterado todavía.
  • Pues es un deporte y con mucha técnica, hay que estar preparados física y mentalmente.
  • Por qué lo dejaste tú? No me respondas que te lo digo yo, porque cada vez que saltabas estabas una semana descompuesto y él llegaba y se marchaba a bailar. Tú lo ves eso normal?
  • Él es así, es un chute de adrenalina.
  • Tu paraste porque te lo exigí yo que si no, le seguirías hasta el fin del mundo para saltar. Fíjate ahora que quiere irse a saltar a ese sitio de Colombia, donde decís que es el no va más. Primero Colombia que no están muy allá, segundo que se le ha perdido allí y después que lo vi en Google uno de los sitios más peligrosos para hacer ese tipo de locura, por muy bonito que digan que es y una experiencia única. Una mierda para todos. Con que piensa ese chico. Cuándo va a hacer el salto?
  • El 1 de noviembre.
  • Joder si es que hasta la fecha, de verdad que se me ponen los vellos de punta. Ya sabes lo que pienso, mi teoría y lo que me extraña es que los que os decís amigos, no le tratéis de convencer de que no vaya.
  • No lo convencemos porque no nos iba a hacer caso. Ya debías de conocerlo un poco. Hasta Ray que es como su hermano, lo ha intentado y le ha devuelto una sonrisa. Ray dice que ahora mismo en este mundo solo hay una persona que le pueda pedir que no lo haga y él lo acepte.
  • Y quién es esa persona?
  • Ni puta idea de quien es, de nuestro circulo ya te digo que no es.

La curiosidad me corroía y a pesar de que mi marido me hacía muecas para que no preguntara, no me pude contener. “Cuál es tu teoría?” y su marido intentó cambiar la conversación y no pudo con ella, “que es un cazador de emociones y que cree que va a encontrar el mundo perfecto y el mundo perfecto no existe” quise seguir averiguando más, “mujer el mundo perfecto no existe, pero puedes intentar que sea lo más perfecto y lo de cazador de emociones no lo he entendido” se reía y me decía que no podía ser que o la entendiera, “con las mujeres va de caza y catando, buscando la mujer perfecta, no físicamente, la mujer perfecta para él es alguien como el, que se entienda al 100% y no nos vamos a engañar, que en la cama sea la más sumisa, su reina particular, como no la encuentras o no se encuentra el, lo suple con ese tipo de deportes donde el riesgo lo es todo, le hace sentir lo que él quiere sentir con una mujer”

Le dije que no estaba de acuerdo pero una cierta razón sí tenía y lo que ya me hirió, me molesto fue cuando quiso rematar su opinión, “y él no va más, no te has dado cuenta de que ve un bebe, un niño y se le cae la baba. Lo mismo que a los hombres esta noche cuando te miraban a ti (a la come hombres) que ellos babeaban. Pues Carlos fíjate que locura, en estos tiempos querer ser padre y por lo que paso, porque quiere serlo tú dilo conmigo, yo ni tengo ni quiero, cargas ninguna” era como un insulto a las que deseamos ser madres. Se dio cuenta y pidió disculpas porque había sonado hiriente. Sara (la come hombres) se despidió y se fue. Los hombres se pusieron a hablar de pesadeces y Rosa y yo a lo nuestro. En ese momento me enteré de que las dos nos dedicábamos a lo mismo, ella en el ámbito privado y yo en lo público y cogió el móvil de su marido para enseñarme ese deporte que no recuerdo el nombre, pero era verdad parecen ardillas. * Es de locos. * Lo mismo que le decía a mi marido, no me quedé tranquila hasta que no lo dejo. * Aunque eso como dice tu marido, con técnica y estar bien preparado se puede hacer con cierta seguridad. * Que no, que eso lo hacen los que les da igual todo y a Carlos no lo entiendo, tiene todo. * No creo que le dé igual todo. * Has visto la película del secreto de Thomas Crown? * No. * Pues haz por verla y verás como el Pierce Brosnan te recuerda a él, no en el físico en la forma en la que vive y actúa. * Ya la veré, te lo aseguro. * Es que ya verás que es un calco a él, a su vida. Siempre guardando las distancias, pero aunque en distintos niveles lo mismo.

Tanta curiosidad me dio, que al llegar a nuestra casa, mi marido además de llegar contento venía con ganas de marcha y le dije que antes quería hacer una cosa, se fue a acostar diciéndome que no tardase que me esperaba. Lo único que hice fue quitarme los zapatos que me dolían mucho los pies. Encendí la televisión y busqué en las plataformas que tengo y en una de ellas estaba la película. Me preparé unas palomitas en el microondas y una Coca-Cola sin cafeína. Duró casi dos horas y le faltó poco. Rosa tenía razón, tenían muchas similitudes y alguna que ella no sabía. Todo lo hace como él quiere, sabe de antemano lo que la mujer quiere y algo importante que lleva al límite a la mujer que le gusta, dándole igual que ella piense una cosa que no es, es como una prueba, la diferencia que en la película la chica se da cuenta al final y acaba todo muy bien.

Me fui a dormir que si no estaría horrenda para la comida y esperaba triunfar donde no lo hizo Sara a pesar del cuerpazo que tenía, que eso sí hay que reconocérselo. Estábamos ya todos menos él, algo muy raro, nos llegó un multi mensaje por wasap a toso donde nos decía, “algo urgente me hará llegar tarde, empezar a comer si mí y ya llegare” Rosa chincho  su marido para que llamase a ver qué ocurría, el marido no quería porque decía que si lo hubiera querido decir lo habría dicho. Hasta que no llamo Rosa no paro. Por lo visto se había enterado de algo que le pasaba a alguien conocido y estaba tratando de ponerse en contacto. Muy enigmático todo, decidimos esperarle picando algo por ahí y pasó como la noche anterior, ellos hablando por un lado y nosotras por otro y pensando también en tener luego un encuentro más especial con él.

  • Quién era esa persona, porque conocido no debe de ser porque mi marido se hubiera enterado.
  • Pues un amigo.
  • O amiga, quien sabe. Eso sí, importante para él, para llegar tarde a una cita, que yo recuerde, desde que lo conozco y ya son muchos años, es la primera vez que llega tarde.
  • Me vuelves a intrigar como con la película. Que por cierto, la vi ayer al llegar y si tienes razón, en algunas cosas sí tienen cierto parecido.
  • Jajaja Jajaja, cierto parecido dices? Como si fueran gemelos.
  • Tampoco tanto y me da que no te llevas muy bien con él o no te cae muy bien.
  • Puede, porque para mi gusto es demasiado sincero. Tanto que resulta desagradable.
  • Por qué dices eso?
  • Tú me ves mal?
  • No que va, estás muy bien. (físicamente mejor que yo, que tengo ojos y se ver)
  • Pues no va y dice que no soy su tipo.
  • Lo mismo lo dijo para que tu marido no se sintiera ofendido o celoso.
  • Que va, nosotros somos swinger y quisimos ya sabes, pues en vez de poner cualquier excusa dice NO ERES MI TIPO. Tú lo entiendes? La única vez que un tío me hace eso.
  • Entonces ya no sé qué decirte.

Ahora entendía un poco el aire a cierta animadversión que tenía con Carlos. Aunque él, por lo que vi, la trataba correctamente. Llegó después de las tres y nosotros ya habíamos terminado el primer plato. Qué habría pasado, porque aunque tenía una conversación entretenida, se notaba que su cuerpo estaba con nosotros, pero sus pensamientos y su mente, estaban en otro sitio. Era la primera vez que le notaba tan descolocado. Hasta su amigo, que es quien más le conocía de los que estábamos comiendo, le dijo preocupado, “no te veo bien Carlos, que te sucede? Quieres que salgamos y lo hablamos?” nos soltó una mentira como un camión de grande, “que va estoy de lujo, lo que pasa que ayer se nos hizo tarde y cuando llegue a casa me había desvelado, es un poco de cansancio” no se si su amigo se lo creyó, pero desde luego que Rosa por su cara y yo, no le creímos. Llegó a tomarse un café y se disculpó, sobre todo con su amigo y su mujer, para después marcharse.

“Como siempre tu amigo con su armazón de hormigón impenetrable, por qué os habréis dado cuenta de que no nos ha dicho la verdad?” lo dijo Rosa y su marido dijo que le dejáramos. Que Carlos era así, muy reservado y nunca decía lo que de verdad sentía. Que sus dolores, sus angustias, eran de él y había que ser muy especial para que él las contase. Reconociendo que solo conocía a dos personas que reunieran esas condiciones, su padre que ya no estaba y su amigo hermano Ray.

Una vez que nos despedimos, insistí a mi marido en ir a ver a Carlos, se negaba a ir porque decía que le dejáramos su espacio. Que él también se había dado cuenta de que Carlos estaba distante, preocupado. Como siempre me salí con la mía y fuimos a su casa, nos abrió sin recriminarnos nada y nos dijo que estaba en la cocina. Estaba haciendo cena para tres, porque sabía que al final nos presentaríamos y no era un farol. Tenía la mesa perfectamente preparada con todos los detalles, para tres comensales. Una cena muy agradable, aunque se le notaba que de vez en cuando su mente se iba de “viaje” a algún sitio desconocido. Mi marido se ausentó para ir al baño y seguro que para dejarnos espacio.

  • Puedo parecer presuntuoso, he visto que no has parado en la cena de mandarme mensajes. Dije que no más y no cambio de opinión.
  • Ves bien, no eres presuntuoso, había que intentarlo. Por lo menos me puedes decir que te pasa?
  • No quiero mentirte. Por eso no te contestare.
  • Qué piensas? Dónde estás?
  • Pienso que el hilo rojo algunas veces se enreda por algún motivo y estoy escuchando en mi mente una canción que me viene de Leoni Torres.
  • Nunca había oído ese nombre.
  • Yo tampoco.

Estuvimos hasta tarde y nos fuimos a la una de la mañana. Seguro que cuando lo dejamos se quedó despierto, en su mundo. Se que os hubiera gustado que en esta narración hubiera habido mucho sexo y a mí también. Pero no lo hubo y lo he narrado porque me mandáis muchos correos preguntando como va todo y este es el todo.