Encuentro inesperado
En muchas ocasiones cresemos con personas que terminamos viendo como familia hasta que un encuentro inesperado cambia todo.
Como todo relato iniciemos por asentar los antecedentes, mi nombre Ricardo, a mis veintitantos avanzados llevo una vida bastante normal viviendo solo desde hace un par de años y con una vida sexual regularmente activa, nada fuera de lo común, en cuanto a mi persona no hay nada especial que resaltar, soy delgado de tez clara con un poco de pansa derivada de las largas horas de oficina etc... pero dejemos de hablar de mí para darle paso a la protagonista y causa de éste relato... Karla.
Karla es la hija de la criada de mis padres, aún recuerdo cuando llegó la Sira. Guadalupe con su pequeña hija, mis padres habían decidido apoyarla dándole trabajo como sirvienta después de haber enviudado tan joven y no contar con recursos ni estudios. A la Sira Guadalupe y a Karla se les acondicionó el cuarto de servicio y desde entonces vivieron con nosotros, Karla se había convertido casi en la hermana menor que nunca tuve, por lo que siempre existió un cariño muy especial (de hermanos he de aclarar), de cuando en cuando le ayudaba con sus tareas, iba por ella a la escuela, etc... en resumen lo que haría cualquier hermano mayor.
La Sira Guadalupe siempre fue estricta y conservadora en el modo de vestir de Karla, la falda de sus uniformes nunca subió de la rodilla y sus blusas holgadas no permitían ninguna transparencia (debido a una segunda blusa que llevaba de bajo) por lo que en resumen las formas que iba tomando su cuerpo se encontraban muy bien disimuladas y en secreto para todos... no recuerdo haberle conocido novio alguno y si lo tuvo seguramente fue a escondidas.
Fue en una tarde de verano cuando buscando unas cajas en una pequeña bodega que se encontraba a un costado del cuarto de servicio donde vivían la Sira Guadalupe y Karla cuando la vi por accidente, había salido de bañarse, llevaba una toalla enredada en la cabeza un brasier blanco y un bikini del mismo color, sus formas eran finas, bien proporcionada en todos aspectos, no podía dejar de mirarla, por una parte no podía creer que aquella niña que llegó a mi casa hace años ya hubiera crecido y por otra parte, no podía dejar de sentirme atraído por su cuerpo.
Me escabullí del lugar sin hacer ruido, no quería ser descubierto... a los pocos días me fui de casa para instalarme por mi cuanta en un departamento, Karla me despidió con un efusivo abrazo que me permitió sentir sus pechos contra el mío... era extraño como antes no lo había notado y al abrazarla, su cintura se me antojó exquisita, no había duda, se había convirtiendo en una mujer.
La imagen de Karla en ropa interior y la sensación de su cuerpo en ese abrazo me acompañaron en los siguientes meses solitarios (y no tan solitarios) de mi departamento, de cuando en cuando me quedaba en casa de mis padres en mi antiguo cuarto tanto para visitarlos (incluida a Karla) como también cuando por andar de fiesta me resultaba más seguro llegar ahí que tratar de volver a mi depa.
Todo siguió con cierta naturalidad hasta los 15 años de Karla, con ayuda de mis padres y mía por supuesto, se le organizo una fiesta de salón con familiares y amigos, fue la primera vez que vi a Karla tan arreglada... peinado de salón, maquillaje discreto, un vestido estraple y una falda larga ligera (no sé cómo se le llame a ese tipo de falda pero debo anotar que no se trataba de esas con crinolina de bajo que parecen campanas), no podía dejar de observarla, definitivamente ya era una mujer y ahora era evidente a los ojos de todos.
Los bailes montados fueron una sensación iniciando con una pieza clásica de Mozart y terminando con un regueton... y es aquí donde todo cambió, haberla visto en ropa interior no me turbó tanto como verla en shorts cortos y blusa ajustada, moviendo de esa forma las caderas al ritmo de Pit Bull, no pude evitar sentirme excitado... definitivamente ya no era mi hermanita a la que solía cuidar.
Pasaron poco más de dos años donde no vale la pena ahondar más en detalles, basta con mencionar que mi relación con Karla siempre fue buena y siempre nos vimos con cariño aunque yo guardaba ese secreto deseo por ella, hasta que una noche o mejor dicho casi madrugada, volví a casa de mis padres ya que esa noche había bebido más de la cuenta, si bien estaba consciente, definitivamente mis sentidos se encontraban totalmente alterados.
Entre a la casa sin hacer mucho ruido, si bien estaban acostumbrados a oírme llegar, tampoco se trataba de hacer mi entrada con bombo y platillos, llegué hasta el que era mi cuarto y en la oscuridad del mismo, me saque toda la rapa excepto mi bóxer y al recostarme en la cama casi inmediatamente note la presencia de alguien más en ella, prendí la lámpara de buró y para mi sorpresa, ahí estaba Karla (tiempo después me enteraría que se había quedado a estudiar hasta tarde y para no molestar a su mamá con la luz prendida y el ruido de la computadora, solía quedarse en mi cuarto), retiré el edredón que la cubría y pude observarla recostada, casi boca arriba, solo con las piernas torcidas hacía el lado contrario mío, hasta ese momento ella no había notado mi presencia (valla que tenía el sueño pesado).
La parte superior de su pijama era delgada por lo que se dibujaban sus pechos coronados por unos pezones que se asomaban tímidamente y un pantalón de la misma tela, su vientre estaba ligeramente descubierto completamente plano... no pude evitar recordarla en ropa interior y su baile de regueton años atrás... y ahora tenerla en la cama con esa pijama tan ligera provocaron que me excitara al grado de perder la razón; no sé si fue el efecto de las copas... tomé uno de sus pechos y me fui sobre ella, obviamente despertó con un sobresalto, inmediatamente me reconoció, tratando de hacerme a un lado pidiéndome que me quitara y preguntándome que estaba haciendo, su voz aunque apurada y sorprendida era casi un susurro, evidentemente no quería despertar a nadie... por mi parte en realidad no le estaba poniendo atención a lo que solo atiné a decirle que me gustaba mucho, que la deseaba y quería hacerla mía al tiempo que mis manos se iban abriendo paso por debajo de su pijama hasta encontrarme con sus pechos.
"Rich! que haces!"... no sé si su voz sonaba asustada, lo que si se, es que su resistencia era firme pero no lo suficientemente fuerte para hacerme retroceder, poco a poco logré dejar al descubierto sus pechos, la tome de sus muñecas y dejando su manos casi en su nuca me dedique a saborar sus pezones, primero lamiendo luego, besando, luego succionando... Karla ya no hablaba mucho solo buscaba el cómo zafarse. Para esas alturas mi miembro ya se encontraba en su máximo tamaño y estoy seguro que ella pudo sentirlo a través de mi boxer entre sus muslos.
Para quitar su pantalón fue más complicado, hubo que girarla boca abajo para poder limitar sus movimientos sujetando sus manos a su espalda con mi rodilla (dicha llave no sé si la lastimaría pero no puso casi nada de resistencia), sus pantaletas salieron junto con su pantalón; sin demora no puede evitar deslizar mi mano entre sus nalgas que no tardo en toparse con su sexo, lo cual le provocó un fuerte respingo que hizo que mi rodilla se enterrara en su espalda causándole un poco de dolor que demostró con un leve quejido.
La volví a girar, esta vez no forcejeé con ella, lo que me dio tiempo de despojarme de mi bóxer con una mano, por un momento me observó, no sé si sorprendida o atemorizada, por mi parte también la observaba, recostada boca arriba, sus pechos firmes y jóvenes que subían y bajaban con cierta intensidad a causa de su respiración agitada, vientre plano como lo recordaba, su pubis con la sombra del bello que empieza a crecer al pasar algunos días después de una depilación.
Me fui colocando sobre ella al tiempo que mis piernas abrían las suyas, su resistencia iba menguando, más por resignación que por falta de fuerza, la abrasé al tiempo que mi miembro iba encontrando el camino a su intimidad, abriéndose paso poco a poco... le besaba el cuello, su oreja, sentí como pronto estaría dentro de ella hasta que topé con algo que parecía hacer resistencia... Karla me tomó de un hombro apretó los ojos como si algo le doliera... "Rich soy virgen, no lo haggggg!!!", sus ojos y su boca se abrieron... aquella barrera había cedido ante mi peso... poco o nada había sido yo consciente de su declaración, lo único que sabía era que estaba dentro de ella y era delicioso.
No pasó mucho tiempo antes de que iniciara un va y ven suave y rítmico, su boca se encontraba apretada al igual que sus ojos, ya no luchaba por quitarme de encima, incluso noté cuando levantó sus rodillas para darme libre acceso (quizá para que fuera menos doloroso), era delicioso sentirla bajo de mi entrando y saliendo de ella... aquello no se prolongo por mucho tiempo 5 o 10 minutos máximo (lo sé, no es ningún orgullo) hasta que mi orgasmo llegó soltando toda la tención dentro de ella con un par de envestidas firmes, llegando al fondo.
Ambos sudábamos un poco y mi cuerpo comenzaba a relajarse, al terminar me recosté a un lado de Karla y me quedé perdidamente dormido... unas horas después con el sol pegando de lleno en mi ventana desperté completamente desnudo y un poco confundido, todo lo recordaba a la perfección, pero lo recordaba como quien ha tenido un sueño muy vívido.
Estaba solo en la cama, pero no solo en el cuarto, al girarme, mi sorpresa fue enorme al verla envuelta en una toalla (se notaba que había tomado un baño) sentada en la cilla del que fuera mi escritorio observándome con los ojos rojos de llanto... no tuve que preguntar qué había pasado, estaba clarísimo para mi... estaba sorprendido, no sabía que decir, que hacer... y la primera en hablar fue Karla con voz semicortada y baja "me hubiera entregado a ti si me lo hubieras pedido si tanto me deseabas, no tenía que ser así".
Recordaba claramente como la forcé, sus palabras diciéndome que era virgen y el momento en que la desfloré sin miramientos, no sabía que decir mientras me observaba, me aproximé a ella desnudo como estaba la abrase y le pedí que me perdonara, algunas lagrimas escaparon nuevamente de sus ojos, en ese momento la tomé de la cara y bese sus labios, una, dos veces... hasta que ella me abrazó y correspondió mis besos que se fueron haciendo más profundos, mi lengua encontró acceso en su boca y fue correspondida por la de ella, el abrazo se tornó en caricias mutuas que se prolongaron hasta el momento en que cayó al suelo su toalla.
Acaricié su espalda con mis dedos hasta llegar a la base de sus caderas, rompí el beso para dar un paso atrás y poder contemplarla completamente desnuda (sin caer en la cuenta de que ella también me contemplaba) hacía algunas horas la había poseído contra su voluntad, en pocas palabras la había violado, no podía recordar haberme dado cuenta de lo bella que era y sin embargo ahora estábamos ahí, esta vez no había efectos de alcohol y Karla se mostraba tranquila y entregada, lo cual me llamaba la atención, después de todo ella misma había mencionado que era virgen por lo cual asumiría que nunca había estado desnuda con un hombre.
El silencio se rompió en el momento que me di cuenta de mi condición, en la madrugada había llegado de un bar por lo que mi cabello olía a cigarro (y eso que no fumo) y mi cuerpo transpiraba alcohol por lo que le pedí que me esperara, que me daría una ducha rápida y volvería con ella, no quería estar así... Karla me detuvo, dijo que estaba bien, que ya tendría tiempo de bañarme, que ahora quería que estuviéramos juntos, puso su mano en mi pecho y me empujo hasta llegar a la cama, nos volvimos a besar, nos recostamos entrelazados, yo acariciaba todo su cuerpo desde su rostro bajando por la espalda y concluyendo en sus nalgas.
La situé bajo de mi, mi boca bajó hasta sus pechos donde extasiado los contemplaba, los acaricié, mi lengua jugó con ellos... la respiración de Karla se aceleraba, ella solo se dejaba hacer... yo continué con mi recorrido bajando por su abdomen, vientre, hasta toparme con su monte de Venus que como ya comentaba mostraba un poco de vello, señal de que solía depilarse completamente... levanté sus rodillas y abrí sus piernas... su sexo se abría ante mí y en ese momento se me hizo hermoso, se apreciaba humedad en sus labios internos, no esperé más y me incliné para comerme ese exquisito manjar... el contacto de mi lengua la hizo pegar un peño salto, mi lengua se deslizo lentamente desde la parte más baja hasta topar con su pequeño y rosado clítoris, sus manos se habían cerrado sobre la sabana... repetí el movimiento, una y otra vez, luego en círculos, luego hurgando tan profundo como me era posible mientras mis manos acariciaban sus piernas vientre y pechos por espacio de algunos minutos.
Karla gemía quedamente, no sé si por pudor o temor a que nos oyeran, pero si era lo suficiente para saber que faltaba poco para que ella estallara en un orgasmo, no aminoré el paso, al contrario, mi lengua se escabullía por cada rincón de su intimidad, su respiración se agitaba, sus manos se aferraban con fuerza a la cama hasta que sucedió... un quejido que no pudo disimular marcó el inicio electrizante de un orgasmo al tiempo que su espalda se arqueaba y su vagina presentaba pequeñas contracciones apenas perceptibles para mi, su respiración quedó congelada por un momento hasta que finalmente su respiración poco a poco recobró el ritmo y yo me retiré de su sexo no sin antes depositar un beso en esos labios (que no eran los de su boca).
Karla me llamó con sus manos para situarme sobre ella, la bese apasionadamente, estoy seguro que pudo percibir su propio aroma y sabor en mi boca que debo admitir había quedado muy humedecida por sus propios fluidos, sus rodillas se elevaron lentamente de nuevo, pero esta vez para invitarme a entrar en ella, mi sexo rosaba con el suyo en un va y ven de sus caderas que se antojaba eterno al tiempo que nuestras manos recorrían nuestros cuerpos... mi miembro encontró la entrada a su intimidad que hacía algunas horas había invadido sin ningún miramiento ante su virginidad; ahora si bien ya no existía aquella barrera, la entrada no fue del todo libre pero si más delicada, no solo por cuidarla a ella, estaba saboreando centímetro a centímetro aquel acoplamiento.
Una vez que me tuvo dentro completamente, esperé un poco observando su rostro, como buscando su aprobación para iniciar esa danza de los cuerpos cuando se funden, sus ojos y boca permanecían cerrados, como asimilando aquella sensación... al final fueron sus manos las que bajaron hasta mi cadera y me indicaron el ritmo de la penetración; era exquisito, al poco tiempo sus caderas se movían al compas de las mías, su respiración y leves gemidos marcaban el compas que poco a poco subía de intensidad, sus manos se aferraban a mi espalda casi enterrándome las uñas, el ritmo seguía en aumento así como la respiración de ambos... Karla estalló primero con fuertes contracciones empujando su pelvis al frente, quedé extasiado observándola revolverse de placer y sintiendo en mi miembro las contracciones de su vagina mismas que había percibido antes al practicarle sexo oral.
Prácticamente no había sido consciente de que yo aún no terminaba y que seguía envistiendo con cierta energía, hasta que Karla abrió sus ojos, aún se veía placer en su rostro y un rubor que cruzaba entre sus pómulos, su rápida respiración no menguaba y fue justo que en ese momento pude sentir como iba subiendo la tención en mi cuerpo que desembocaría en un orgasmo largo y profundo, descargando (una vez más) todo mi semen en el interior de ella en varios disparos (ya habría tiempo de pensar en las posibles consecuencias y sus prevenciones)... para mi sorpresa cuando yo aminoraba mi empuje Karla clavó su frente en mi hombro presentando una vez más aquellas sacudidas en una nueva explosión de placer… cuando nuestros cuerpos se relajaron me desplomé a su lado y nuestra respiración se fue normalizando.
No habíamos dicho nada desde que inició el acto (cosa extraña ya que tengo la mala costumbre de hablar durante y después del sexo) quizá no había mucho que decir realmente; Karla se había recostado sobre mi pecho abrazándome, mi mente poco a poco se iba aclarando después del éxtasis tratando de hilvanar el como habíamos llegado hasta ahí y que sucedería después... sin embargo ésta claridad me duró poco ya que una mano de Karla se había ido a posar en mi entrepierna, acariciando, sobando, jalando... era suave y delicada y consecuencia obvia empezaba a presentar una nueva erección, pero mayúscula fue mi sorpresa el ver como su rostro poco a poco se aproximaba a mi miembro que ya apuntaba orgulloso al techo... un beso, una pequeña lamida para después meter todo mi falo en su boca, lo hacía torpemente, de cuando en cuando sus dientes me hacían pegar pequeños saltos, mas no la interrumpí.
Aquello se prolongo por algunos minutos en los que yo disfrutaba hasta que tomando su cara le indique que parara, le pedí que su pusiera en cuatro y que apoyara su cara contra la cama de manera que me diera un mejor ángulo para una penetración más suave y profunda, ella obedeció sumisamente; me situé detrás y con cuidado volví a penetrarla, esta vez me costó un poco menos de trabajo y ella ya no sintió dolor alguno, mis movimientos eran lentos pero firmes desde afuera, hasta a dentro, una y otra vez, luego más rápido, poco a poco iba subiendo la velocidad, Karla despegó la cara de la cama incorporándose un poco, lo suficiente para que yo tuviera la oportunidad de tomar sus pechos en mis manos, mis envestidas cada vez eran más fuertes, mi pelvis al golpear con sus caderas hacía aquel peculiar chasquido al golpear, nuestra respiración se estaba entrecortando, una vez más estallaríamos en un orgasmo, pero esta vez todo indicaba que sería juntos... Karla apretó las sabanas al sentir el suyo y yo empujando fuerte hasta el fondo de ella sujetando sus pechos firmemente estallé de igual forma.
Fue justo ese momento en que sin previo aviso la puerta se había abierto y en el umbral se encontraba la Madre de Karla a quien no percibimos por estar sumidos en el éxtasis, por lo que pudo ver el espectáculo por algunos segundos que tardamos en abrir los ojos y darnos cuenta que habíamos sido descubiertos en plena faena; el sobresalto casi me saca el corazón del pecho, no había pretexto, argumento o excusa que valiera… la escena no podía ser peor, no solo nos habían visto en pleno orgasmo en aquella posición, sino que Karla al levantarse y estar de frente a su madre no fue consciente que por sus muslos escurría un poco de semen (aunque realmente no supe si su madre se había dado cuenta de ello).
Lo que sucedió en esa habitación no creo que valga la pena describirlo aquí, solo agregaré a modo de conclusión que la madre de Karla no dijo nada a mi padres y se la llevó del estado a los pocos días (finalmente la señora estaba hecha a la antigua y aquello era una verdadera deshonra), tras su partida no me había sido imposible saber de ella hasta que un par de semanas después, un domingo por la tarde llegó a la puerta de mi departamento con su maleta, misma que llevé a mi cuarto sin pedir explicación alguna donde se instalaría.
Espero el relato haya sido de su agrado, de igual forma agradezco aquellos que han criticado de forma constructiva mis aportaciones pasadas confiando que ésta no sea la excepción.
Les dejo mi correo electrónico por si alguien le interesa igualmente escribirme: richmar98@htmail.com