Encuentro en un hotel

Inicio de una infidelidad entre amigos... Como se suele decir "Basado en hechos reales"...

Se levanto maread@, borrach@, de calor, abrazos, besos y caricias. Tiempo habría para pensar consecuencias. Como en el final de la película de "lo que el viento se llevo" ahora debía volver a casa, allí se sentía segura, era su Tara, el lugar al que después de la aventura con Battler debía volver.

Todavía notaba en su cuerpo mientras se duchaba, los restos enrojecidos del placer, los rasguños de la noche anterior que había provocado el deseo.

Después de una temporada de relación de amistad y conocimiento se había dado cuenta de que las ganas de estar juntos para charlar se acrecentó. De ahí a dejar caer un beso furtivo y por fortuna compartido. No era edad de acercamientos paulatinos, los dos sabían que era lo que hacían pero necesitaban valorar las consecuencias para las respectivas parejas. Se dieron tiempo para valorar las posibilidades y pensar en las consecuencias.

Calcularon las posibilidades, prepararon la situación y al presentarse la ocasión (un viaje repentino de la pareja) se aceleró la situación. Cenaron en la cafetería del Hotel porque aunque era improbable que les viesen preferían recogerse en sus pensamientos. No llevaban mucho equipaje, una bolsa de mano casi vacía con productos de aseo, ropa para el día siguiente y algún secreto por parte de ella para acrecentar la belleza del cuerpo que tenía.

Recorrieron la habitación repasando los interruptores, la temperatura del agua, el cierre de las persianas, el minibar (pensaron beber algo, pero él había traído una bebida conocida y limón para los dos y sólo usaron el hielo). No charlaron mucho, se abrazaron porque sabían lo que pasaría y comentaron las consecuencias.

Ninguno de los dos tenía especiales relaciones ni problemas, pesaban más en los pequeños cuerpos de los hijos que estaban en "edad difícil". Tenían lo que tenían y no habían buscado más para sus vidas, estaban establecidos y no había que echar la culpa a nadie de su atracción.

Sospechaban que podrían seguir viviendo de forma normal pero con una alegría interior por saberse apreciados todavía a los casi 40. El volar de mariposas en el estómago lo dejaron hace tiempo con la adolescencia, lo que ahora sentían era un deseo de compartir algo más que una amistad (que por supuesto debía seguir) y no afectar ni sus vidas ni las de los cercanos.

Hasta donde podrían disimular, cuando se equivocarían en un SMS, una llamada, un comentario que se ha hecho a la persona equivocada.

Si en un momento al abrir inocentemente una puerta se rozarían las manos, ¿sentirían el deseo de agarrarlas?, ¿jugarían a los pies por debajo de las mesas de las terrazas?, ¿Se volcarían el uno en el otro dejando de lado a los demás en las reuniones del bar o del parque ¿...

Dejarían o cambiarían los quehaceres diarios dando pie a que se notase algo...un cambio de perfume un compartir un regalo una afición nueva repentina....

Por el licor, el largo día de espera y el calor se hizo necesaria la ducha, había que aprovechar los jabones del hotel. Lo hicieron por separado y sin mostrarse desnudos el uno y el otro. Si se besaron, pero la intimidad de la desnudez todavía era de la pareja estable, de este momento era el deseo.

Mientras uno esperaba al otro zapeaba por la televisión valorando la posibilidad de coger alguna peli de PPV, el género debía ser elegido mutuamente, dos de éxito (comedia-drama) y varias porno de temática indefinida.

Medio en broma medio en serio compraron una lésbica que parecía más suave. No lo fue y las penetraciones con dildos y masturbaciones con vibradores eran estéticas y provocaron una excitación evidente en ambos.

Ella pasaba su mano por su pecho sentado todavía encima de la cama. El intentaba desenrollar la toalla que cubría su cuerpo. Ella saco de su bolso una ropa, tomo un trago para tomar fuerzas y volvió al baño apagando la luz de la habitación. Salió con un camisón corto de tirantes y una braguita que, sinceramente, era poco cómoda para el día a día. Asustada por su semidesnudez y transparencia se abrazó a él para que no pudiese ver en plenitud su cuerpo. Buscaba protegerse y lo tenía bajo los brazos de su aventura.

La película ya no era importante, apagaron el mínimo volumen que había y se abrazaron. El fue el primero en perder la toalla y ella mantenía su vestido a duras penas.

Como si tuviese, vuelta atrás y en un pensamiento repentino aparecieron en su mente las parejas, los hijos, el trabajo, las relaciones de todos y de años,.... sudorosos por el primer embite de pasión se permitieron un alto para valorar y hacerse preguntas para las que no tenían respuesta porque no había pasado. Y él pensaba que cualquier factor que corrija una acción puede tener diferentes consecuencias.

Mientras ella todavía pensaba que podía pasar el se deslizo entre sus piernas extrayendo los jugos y besando su sexo, ella se retorció al reconocer su humedad y al encontrarle el clítoris con la lengua. Al penetrarla con la lengua ella le agarro del pelo mesándolo y le apretó la cabeza con las piernas. La parte de arriba del camisón se la sacó con esfuerzo y se dedicó a masajearse los pechos que ya no eran de madre sino de amante, con unos pezones erectos que también esperaban los mordiscos y besos que estaban recibiendo las zonas erógenas de abajo.

Se dejó llevar y probó levemente la estimulación de la zona anal. Noto un dedo que en círculos alrededor del ano iba buscando un agujero que se había lubricado con saliva. Este permiso tácito tuvo como efecto un aumento del placer y una desinhibición ya total, no contaba nada a partir de este momento. Con el índice en el ano, otro en la vagina y la lengua caliente y húmeda en el clítoris, llego el primer orgasmo. Se retorció y al sacar los dedos noto una punzada eléctrica de placer que hizo que le retuviese la mano en la vulva, frotando el clítoris.

Pidió un receso, el también lo necesitaba porque la excitación estaba a punto de provocar la eyaculación sobre la colcha del hotel. Mientras ella se frotaba el excitado "coño" y recordaba la penetración anal, él se refrescaba para poder ofrecer todo lo que en un tiempo daba y que ahora con el tiempo y la novedad esperaba no convertir en un fiasco.

Al regresar a la cama, ya abierta y con ella dentro ella le agarrró el pene mientras le besaba y terminaba de decidir que poder hacer para compensar el placer recibido. No era esa la cuestión. Desde ese momento las caricias fueron mutuas y sabiendo que no dispondrían de otra ocasión en tiempo y sabiendo del que ahora disponían se dedicaron a alternar el sexo con el descanso.

Ella le beso el pene y le masturbó con la lengua. Compartieron al postura del 69 y se mordieron los pezones mutuamente. Con el debajo , ella le montó y controló la penetración. Alternaron la postura mencionada con un abrazo entrelazando las piernas. Se corrieron, se descargó la tensión de tanto tiempo.

En el siguiente descanso, fue ella la que fue al servicio y delante del espejo buscaba reconocerse como la persona que había entrado en la habitación esa tarde. Corrió a buscar de nuevo el abrazo de la pareja y se durmieron entre besos y manoseos.

Recuperado el fuelle por el descanso retomaron lo besos, pero ambos en la oscuridad habían buscado la figura del otro para que desde la negritud de la silueta le diese soluciones a las preguntas que llevaban haciéndose.

Desde un abrazo a ella por detrás fueron evolucionando a una penetración de "perrito" y a la pregunta-petición de permiso para practicar el sexo anal. Dilatado por el dedo todavía mantenía el calor del deseo y la cercanía del pene favoreció el acercamiento. Dilatado y lubricado recibió poco a poco el pene que una vez colocado empezó a moverse lentamente. No era muy diferente el placer. Claro que se notaba la diferencia pero la descarga del semen se noto con la misma fuerza independientemente del agujero elegido.

Se permitieron el ultimo sueño, la ducha ya fue en común y lo más importante, después de lo pasado seguían comentando las cosas habituales de dos amigos mantenido el respeto a los que no estaban .

Se entregaron mutuamente al ropa no encontrada y se besaron y abrazaron antes de salir definitivamente de al habitación del hotel.

Las respuestas irían llegando.