Encuentro en Torimbia

Dos hombres se encuentran en una bella playa donde tienen una bella experiencia de sexo y atracción.

Bajo a la playa después de haber corrido varios kilómetros por aquellos caminos frondosos de helechos y pinos, la playa estaba desierta solo un bonito oleaje que rompía contra las rocas que se desparramaban sobre la orilla.

Dejó sus ropas deportivas sobre una roca y se acercó al rompeolas metiendo sus pies cansados en la fría agua del cantábrico. Su cuerpo se estremeció al contactar con aquel frío mar pero pronto se acostumbró a su temperatura y fue introduciéndose mas adentro en la inmensidad del mar hasta zambullirse de pleno dentro de sus frescas aguas, nadó durante un instante y sentía su cuerpo tonificado tras el duro ejercicio realizado minutos antes trotando por aquellos montes.

Fue saliendo lentamente del agua y su cuerpo atlético cubierto de una fina mata de vellos era acariciado por la salada agua que corría desde su tórax hacia abajo.

Tras salir se escurrió el agua del cabello y se expuso al sol buscando un poco de su reconfortante calorcillo.

Miguel estaba concentrado en esos momentos en sus ejercicios y diferentes acciones para perder ese poquito de frío tras el baño e intentar secar su cuerpo desnudo y no se percató que era observado no desde muy lejos de donde se encontraba.

Juan había decidido bajar a aquella solitaria playa buscando un poco de sosiego, desde que se levantó le dolía la cabeza, la noche anterior había salido con sus amigos de copas volviendo a casa bastante tarde, mareado y sin saber donde estuvo .

Al despertarse tan aturdido decidió que no quería seguir durmiendo y tras tomas un café negro bien cargadito optó por pasear por una playa cercana donde poder despejarse de aquella resaca que le taladraba la cabeza.

A la vez que bajaba el monte camino de aquella bella playa fue observando a lo lejos la figura de un hombre que paseaba junto a la orilla y que posteriormente se introducía en las frías aguas del cantábrico. Aquel hombre estaba desnudo, cosa que no le alarmó en absoluto, pues el estaba acostumbrado a hacer lo mismo además que la playa se encontraba absolutamente vacía.

Llegó a un punto donde se paró, aquel hombre estaba a escaso metros de él pero estaba tan concentrado en sus ejercicios y recuperar un poco de temperatura tras el baño que no se había percatado de su presencia.

Juan aprovechó esa situación para poder observar a aquel desconocido que presentaba un aspecto realmente atractivo, era alto fornido sin ser excesivamente fuerte todo su cuerpo se veía trabajado y mirando mas en sus zonas erógenas tenia un pene de considerable tamaño acompañado de dos bolas voluminosas y bastante apetecibles, su cuerpo estaba ligeramente cubierto de vellos y su zona púbica era francamente cuidada o al menos así le pareció desde la distancia donde le observaba.

Mientras se deleitaba de aquella visión Juan olvidó ya su resaca y lentamente se despojaba de sus ropas, y mas conscientemente se percató de su estado de erección, incluso se sintió un poco avergonzado por ello, pues ni pensó que la presencia de aquel hombre le tenía excitado sobremanera.

Miguel tras realizar una serie de ejercicios, se encontraba ya medio seco y el frío superado, ahora disfrutaba de su desnudez en aquel bello paraje , dando cortos paseos cercanos a donde dejara su ropa y sus pensamientos mas cercanos desaparecidos por completo, estaba totalmente desinhibido y disfrutaba dichoso aquel calido instante en la playa.

Así continuó durante un largo rato pero de vez en cuando sentía como si alguien le estuviera observando en algún lugar, no se sentía intimidado , pero si ansioso por saber desde donde era observado y por quien, tampoco es que aquella sensación le sacara de su estado de relajo, pero talvez un poco de morbo si le producía aquella situación.

En una de sus miradas panorámicas a ver si divisaba alguna cosa que le pareciera sospechosa vio como se movían unas ramas no muy lejos de donde se encontraba y dirigió su mirada hacia el lugar ya de manera mas directa, tras un instante consiguió otear una figura humana que al verse descubierta en vez de ocultarse decidió salir al claro del camino que había frente a ellos y Miguel pudo ver perfectamente la figura de un joven de cómo ventipocos años, alto rubio de pelo largo y un cuerpo delgado pero con fibra que no era nada desagradable, al joven le colgaba un buen pene con dos orondas bolas en estado de semi erección.

Juan al verse de repente descubierto por aquel desconocido decidió que al haber sido pillado sería mejor salir al camino mas claro y tomarlo con absoluta naturalidad, al fin de cuentas aquella playa era publica y no tenia porque esconderse, todo lo contrario, seria muy agradable para el poder ver de cerca aquel atractivo hombre.

Miguel fue acercándose a aquel joven que a su vez caminaba hacia él, cuando llegaron a encontrarse ambos se venían mirando a los ojos de manera profunda e incluso alguna mirada exploratoria echaban al cuerpo del otro.

-Hola, me llamo Juan, venia dando un paseo y me encontré contigo al ir bajando a la playa.

-Hola , soy Miguel, me gusta hacer jogging por los alrededores y hacia tan buen día que decidí darme un baño en esta playa solitaria.

-Encantado Miguel, yo tuve ayer un día un poco loco de borrachera y la mejor manera de quitarme la resaca, pensé que sería pasear por aquí, este lugar es alucinante.

Hubo un silencio entre ellos que no fue motivo para que ambos continuaran mirándose el uno al otro de una manera bastante excitante, de hecho ambos fueron poco a poco a tener sus pollas totalmente erectas y segregando precum, pero aquello no fue motivo para que dejaran de deleitar sus miradas con el cuerpo del otro.

Pasados unos segundos Juan mas ligero de mente y sagaz le ordenó a Miguel; Vamos a tumbarnos allí, aquel pasto está al sol y es un buen lugar.

Miguel silenciosamente siguió a su nuevo amigo e hizo igual que el al sentarse en un corto pastizal que brotaba junto a la arena de la playa cercano a unos matorrales que les daba mas intimidad de la que ya disfrutaban.

Una vez tumbados en aquel verde y aromático lecho playero los dos tenían sus respiraciones aceleradas por su excitación, continuaban con las pollas erectas, ambos dos poseían lindos atributos masculinos que se alzaban de manera altiva sin permiso de nadie diciendo de su excitación.

Juan nuevamente decide tomar la iniciativa al ver que Miguel solo le mira con la boca entre abierta y mostrando un poco su lengua , respirando de manera entre cortada por la excitación que tenia en ese momento.

¿Te encuentras a gusto Miguel? Si Juan, estoy de puta madre, solo aquello pudo responder el corredor ante el embelesamiento que sentía hacia ese chico que salió tras los matorrales.

Juan fue acercando su cuerpo al de su nuevo compañero de playa y rozó con sus dedos el duro pecho del deportista y los finos vellos que lo cubrían. Miguel no pudo contener su excitación y pegó un respingo al sentir los dedos del chico rozarle sus pezones e instintivamente acercó su boca a los labios de Juan y comenzó a besarlos suavemente, todo aquello produjo que se uniesen como si fueran uno, sus cuerpos fueron pegándose pecho con pecho, estomago con estomago, pubis con pubis y las piernas de ambos se fueron entre lazando mientras sus lenguas hurgaban en la boca del otro.

Entre besos, caricias y exploraciones del cuerpo del otro pasaron largos minutos de silencio, donde solo se podía oír además de las olas del mar los cortos gemidos de los dos jóvenes y los ruidos que sus lenguas hacían al besarse el uno al otro.

Siguieron aquel apareamiento amatorio, aquella atracción descontrolada que padecían fue a más y ya los besos en sus bocas dieron paso al degustar de otras partes del cuerpo que poco a poco iban reclamando la lascivia del amante al amado.

Acabaron en una posición donde ambos tenían en sus bocas la polla del otro y lamían los testículos de su amante, Juan dejaba que Miguel ensalivara su hoyo anal dilatando con su lengua tan sensible zona de su cuerpo y ya en su mente iba deseando el momento en que esa maravilla de polla poseyera su rosado culito.

Miguel se colocó boca arriba sobre la hierba y agarró a Juan poniéndolo a horcajadas sobre él una vez que tuvo el rosado hoyuelo del chico cercano de la punta de su polla fue introduciéndola despacio dentro de él.

Juan tenia los ojos vueltos del placer que estaba sintiendo y a pesar de que su hombre había sido extremadamente delicado al introducirle su vaina, sintió un ligero dolorcillo que tras un instante se convirtió en un maravilloso placer.

Continuaba la cabalgada, incesante y excitante al máximo, en algún instante cambiaron de postura y Juan colocó sus piernas entre el cuello de Miguel y así de aquella manera este fue sintiendo el momento del clímax, no antes si avisar a su compañero de tan inminente llegada de un magnifico orgasmo.

Juan enardecido de gusto dejaba hacer a su macho que le taladraba con placer infinito sus entrañas y permitió que Miguel acabase dentro de él.

Los dos hombres acabaron extenuados, sus respiraciones era sonoras y aceleradas, pero no dejaron de estar unidos el uno junto al otro agarrados de las manos.

Pasados unos instantes de aquel monumental polvo, Miguel tomó las riendas de aquella situación y ordenó a Juan que irían a darse un baño reconstituyente en aquellas frescas aguas cantábricas.

Jugaron durante un buen rato entre las olas dejándose arrastrar hasta la orilla y volviendo a entrar para después ser escupidos al exterior, algunas veces juntos otras por separados pues las olas los disparaba lejos el uno del otro.

Ya cansados salieron y fueron a la busca de sus cosas que cada cual había dejado en distintos lugares.

Miguel decidió que Juan no se separaría por hoy de el y comerían juntos en su casa y después ya verían como pasarian el resto del día, pues aun tenían que subir esa cuesta enorme para salir de aquel bello lugar.

Juan acató silenciosamente las decisiones de su nuevo amigo, solo una sonrisa imperceptible entre sus labios asentían aquellas ordenes que ese maravilloso hombre le daba y el sumisamente aceptaba.