Encuentro en la playa
Queria experimentar, y lo consegui, me uni a un bisexual en su "caceria" por la playa. Real contado por la protagonista.
Reconozco que me comía la curiosidad, las ganas de experimentar algo diferente, hablar durante unas semanas por ordenador con una persona agradable, sensual e interesante sexualmente, me “excitaba”… Con pareja, vida paralela, animado y delicado en los comentarios, me dejaba su conversación sin dormir por las noches y teniendo que recurrir a la autosatisfacción para poder conciliar el sueño y sobre todo el ser “bisexual”.
Así que cuando me propuso quedar para tomar café y lo que sea, debí aceptar, tenía que confirmar por mí misma las expectativas que me había hecho.
Planeamos la cita y el sábado quedamos, me indico que no fuese en coche que no lo iba a necesitar, iba a ser mi “cicerone” en un mundo que no conocía ni siquiera su existencia. Me recogió en la estación y su beso ya me hizo bajar las defensas,… Se acercó y sin soltarme la mano, hipnóticamente me acerco a su cara para simplemente depositar un beso junto a la comisura de los labios.
La cafetería a elegir nos dio lo mismo, no tenía previsto estar allí eternamente, entretenidos en el café, sin siquiera rozarnos mis expectativas se iban cumpliendo, su deseo por los dos géneros, su afición a mostrase en público, el desconocimiento por parte de su pareja de la “salidas” que realizaba, su inclinación por uno de los dos géneros dependiendo de la situación.
Me planteo muy claramente conocernos, ver como se desarrollaban los acontecimientos y darnos mutuamente libertad para continuar… me explico algunos “códigos” que debía entender y que no comprendía,… que le gustaba exhibirse, jugar morbosamente con otras personas y participar en escenas de sexo en lugares apartados. Que aunque tenía pareja y le gustaba estar con mujeres tenía una inclinación especial hacia los hombres.
La mezcla de deseo, reparos y excitación era por igual y hube de preguntar dónde estaba el servicio para (como así hice) recolocarme la ropa interior y secar la humedad que invadía mi entrepierna. El WC estaba en la parte de abajo así que allí me dirigí sin tomar pensar en la decisión de seguir o no…
Salir de la puerta y encontrarme y mi “nuevo amigo” esperándome de espaldas a la escalera con la bragueta bajada y acariciándose la entrepierna ayudo bastante a decidirme así que mientras le daba el primer beso sustituí su mano por la mía comprobando lo bien armado que estaba. Metí mi mano en su ppantalón y observe que estaba depilado y erecto, muy erecto.
Me daba corte por si bajaba alguien así que le dije “Vámonos de aquí!!”. Salimos camino del lugar donde el solía practicar su”actividad”. Una playa apartada a unos kilómetros y mientras paramos en una gasolinera. Compramos unas cervezas y nos las bebimos en el coche.
Me pidió permiso para ir a mear, se apartó, mientras yo esperaba en el asiento trasero del coche y al darse la vuelta no se preocupó ni de meterse la polla dentro, morcillona por los calentones. Lo mío era una mezcla de risa nerviosa y de gusto.
Yo no me había dado cuenta pero el “mi chico” me hizo fijarme en un coche con un hombre que no dejaba de pasar, dar vueltas por el aparcamiento de esa playa vacía. Me explico que eran señales de insinuación, de deseo de mirar y participar. Y yo como participe quería ser parte del jugo. Le tocaba, le besaba.
El coche se paró y “mi chico” abrió la puerta trasera, él ya estaba sin pantalones y yo con toda la ropa descolocada, los botones del pantalón ya habían saltado hace rato y la blusa era un trapo sin forma.
- “Chúpamela” me dijo. El coche, la puerta abierta, el pene de “mi chico” entre mis manos, mi cabeza que baja y lo engulle, que lo recorre, que saborea su capullo sabiéndome observada, una sensación extraña, excitante.
El conductor del otro coche se bajó y se acercó miraba como seguía mamándole la polla a “mi chico”, entre ellos se miraban, el apartaba mi pelo para que tuviese mejor visión, las pisadas en la gravilla del aparcamiento acercándose, arrastrar los pies, pararse a un metro del coche, bajar la cremallera… empezar a masturbarse.
Mi cabeza sobre el pene, mis ojos intentado dividirse entre mirar al desconocido o a mi chico. Mi placer y el placer del otro, de los dos. La mano de mi chico acariciando mi cuerpo, la estrechez del auto y de repente… “Acércate”…
.. Solté la polla de la boca de golpe y casi grite “en el coche, NO!!!”
- Tranquila, se acercó y apoyo un brazo sobre el techo del coche, mi chico se la agarro y le empezó a masturbar mientras yo le tocaba a el… No le veía la cara, solo como acercaba su pene al interior del coche para facilitar la masturbación, sus jadeos.
- “Asómate, mira lo que tengo aquí!”… me agarro de las tetas levantándolas y uniéndolas y se las mostro.
- “Mira que par de tetas”… el desconocido alucinaba, estaba con una aparene pareja participando en un acto sexual. “mi chico” le siguió masturbando y en un momento se corrió mientras “mi chico” me pellizcaba los pezones y yo le tocaba a él.
Un saludo, una despedida y educadamente se marchó, se montó en su coche y desapareció.
Mi chico vio lo excitada que estaba y me beso, me agradeció seguirle el juego bisexual que le gustaba… me masturbo, me tocaba el clítoris e introducía sus dedos dentro de mi haciéndome gozar pero sin llegar a dejare correrme ni alcanzar el orgasmo.
Nuevamente otro coche, vuelta al juego, vuelta a pasar por detrás una y otra vez, despacio, mirando, dejándose ver y mirar.
Vuelta a abrir la puerta, vuelta a parar el otro auto y esta vez bajar un muchacho más joven que nosotros. Vuelta a masturbarlo y yo con un deseo no ya de comer si no de ser penetrada, pero quería verlo, quería saber que pasaría y no quería dejar de pensar en mis miedos, mis reparos, porque si abandonaba esa última frontera que me quedaba podía terminar empalada por los dos, follada por todos los coches que pasasen por ese aparcamiento y de momento yo quería que me lo hiciese “mi chico”.
- “quieres penetración?” le pregunto mi partenaire al joven, el cual asintió. Saco un preservativo, se lo puso y poco a poco le fue penetrando, “estaban excitadísimos los dos, se apoyaba en el asiento del coche mientras era penetrado, y mi chico me tocaba y me miraba y veía su cara de placer que exploto en una corrida de los dos.
Lo mío era una mezcla de excitación, asombro y morbo,…. Mucho morbo.
Se fue el muchacho le dije que por esa tarde ya estaba bien… que lo quería para mi solita. Cerramos el coche, dimos por cerrado el espectáculo y nos dedicamos el uno al otro.
Le comí la polla, me comió el coñito que ya rebosaba de placer, me penetro con preservativo y me hizo tener un orgasmo “privado”.
Me devolvió a mi origen, a mi vida del día a día con una experiencia nueva, inolvidable y que me propuso repetir en un sitio más preparado, mejor y más concurrido, mas “organizado”.
No lo descarto, pero mi primera palabra fue decirle que me lo pensaría. Lo que me dijo después me está decantando a aceptar. Me alago diciéndome que había sido un regalo de dios, que lo había pasado genial por poder compartir con alguien su deseo.
Bueno quien sabe,… a lo mejor algún día. Mientras seguiré descubriéndome y descubriendo mis límites, los cuales no me planteo. Ya veré que sorpresa me depara.
NOTA: El relato es real 100 %, me lo conto la protagonista, me dio su permiso para escribirlo y publicarlo, es una mujer con morbo, con la que me gusta confesar mis deseos y que ella me confiesa los suyos. Nos escuchamos.