Encuentro en Escocia (2)

Una pequeña historia de amor y sexo que ya está un poco mas caliente. Espero que os guste.

Pasaron unos días desde que Aedan empezó a fantasear con Emma, aunque no había parado de hacerlo. Incluso Emma ya no podía evitarlo, se había enamorado de él.

Esperaban ansiosos la llegada de la noche. Ese momento en el que podían estar a solas, donde sólo el mar y la luna eran testigos de sus intenciones más íntimas que nunca llegaban a hacerse realidad.

De repente un día, los padres de Aedan les dijeron que se tenían que quedar los dos solos en casa durante unos días, porque ellos se iban a Ullapool a ver a unos familiares.

Ninguno de los dos se lo podía creer.

Cuando los padres se hubieron ido, pasaron el día coqueteando casi sin hablar. Hasta que llegó la noche. Cerraron todas las contraventanas de la casa, y se prepararon para ir a las habitaciones.

Emma pasó por delante de la habitación de Aedan, y lo vio, sentado en la cama, cabizbajo, con las palmas de las manos apoyadas en las sienes.

Ella se apoyó en el marco de la puerta y lo observó hasta que él se dio cuenta.

Se quedaron callados unos largos segundos mirándose, y entonces Emma poco a poco, fue hacia la cama donde él estaba sentado, se agachó y lo besó. Luego se volvió a poner de pie, y lo abrazó entre sus pechos.

Aedan tenía un nudo en la garganta. Pero mientras hundía sus mejillas en los pechos de Emma, se olvidó por completo de los nervios, y empezó a ser feliz.

Entonces él se levantó y se volvieron a besar, entrelazaron sus lenguas. Emma resiguió con el dedo el grueso labio inferior de Aedan mientras lo lamía y mordisqueaba.

Estaban solos y podía pasar lo que quisieran.

La pasión, se volvió deseo. Se besaban con lujuria, sus manos recorrían todas las partes sus cuerpos, notando las curvas y las zonas mas calientes, las lenguas se entrelazaban entre sus labios, se lamían el cuello y los lóbulos de las orejas.

  • mmmm....... – poco a poco los jadeos se hacían mas profundos.

Emma gozaba palpando la corpulenta espalda de Aedan, su firme pecho, el musculoso abdomen. Estaba tranquila, y lo quería. Le puso las manos en las nalgas. Que culo, pensó, mientras suspiraba. Lo agarró y lo apretó contra ella, y entonces notó el duro bulto de él en su vientre.

Le miró con deseo, puso la palma de la mano encima del duro miembro escondido por el pantalón y lo masajeó con suavidad.

  • Hhhhhaaammmm...... – Aedan no pudo evitar gemir.

Estaba muy excitado. Nunca había dejado que una chica le metiera mano, y ahora Emma se lo estaba haciendo, y de que manera. Era perfecto, tenía el cuerpo totalmente relajado, el miembro cada vez más duro y las piernas le flojeaban.

Tímidamente puso las manos en los pechos de ella. Eran redondos y grandes, y tenía los pezones duros. Empezó a masajearlos, sintiendo el volumen en sus manos. Su respiración se aceleró.

Sentémonos en la silla – le dijo Emma.

Entonces Aedan obedeciendo sin pensar, se sentó en la silla de roble del escritorio, y ella se puso a horcajadas encima de él. Aedan soltó un gemido de placer cuando notó los muslos femeninos caer sobre su apretada ingle.

Emma, enseguida se quitó la camiseta, dejando sus pechos escondidos por el sostén ante la mirada de Aedan. Éste, se excitó aun más, quería chuparlos, notarlos en la piel de su cara. Ella se desabrochó el sostén y se lo quitó, dejando que los pechos cayeran por su propio peso balanceándose delante de él.

Aedan notó una fuerte excitación en su pantalón y abrió más las piernas. Con cuidado empezó a besar los duros pezones femeninos, lamió y se hundió entre los suaves y blandos pechos, mientras jadeaba de placer. Los masajeaba con las manos y los chupaba como si le fueran a caber enteros en la boca.

Su falo, ya no cabía en el pantalón. Cada vez estaba más duro y lubricado, deseando salir. Entonces Emma, le puso la mano en la bragueta. Notó el bulto muy apretado, y como pudo le desabrochó el pantalón, entonces poco a poco le bajó la cremallera y la ropa interior.

Él, con cuidado se sacó el húmedo miembro hacia fuera, y en cuanto salió, la erección creció y se endureció el doble de lo que estaba. Aedan soltó un gemido mientras reposaba su cabeza en los pechos de ella.

Emma, vio la enorme verga lubricada de Aedan, y le invadió una profunda excitación.

Enseguida, se puso de rodillas en el suelo, le quitó los pantalones y la mojada ropa interior, le abrió bien las piernas, y se puso en medio dejando la enorme erección cerca de su barbilla. Resiguió con la lengua el bajo vientre y la ingle, notando su agradable olor masculino. Poco a poco lamió la verga de principio a fin, chupando sensualmente el glande y recogiendo las gotitas que expulsaba.

Hoooo... – gimió Aedan – nunca me habían hecho algo así. – Dijo él entre jadeos.

Emma siguió lamiendo el miembro entero. Luego se lo puso todo en la boca, presionándolo con los labios. Poco a poco, empezó a masajearlo, haciéndole una felación.

Estaba disfrutando, lamía la dura polla cada vez con más lujuria, la recorría toda. Chupó y apretó con cuidado los testículos. Entonces Aedan, gimió de placer y el miembro se le endureció.

Hooo... me gusta – dijo él relajado.

A Emma, Solo el hecho de saber que para Aedan era la primera vez, le volvía loca.

Él, se estremecía de placer. Apoyado en el respaldo de la silla, gemía sin cesar mientras le tocaba el pelo a Emma y seguía el vaivén de su cabeza. Le ponía a cien, tenía la verga enormemente dura y lubricada, con ganas de explotar. De vez en cuando, Emma le miraba a los ojos y se quedaban así unos segundos mientras ella chupaba. Aedan no podía creer lo excitado que estaba.

Hooo... mmmhoo... hooo…Emma… hoo…Hooooo... me voy a correr… hooo – dijo entre gemidos.

Entonces Emma apartó la boca, y dirigió el duro miembro hacia sus pechos. Aedan se lo cogió con la mano y lo masajeó rápidamente dos o tres veces, y entonces eyaculó abundantemente sobre los pechos femeninos, a la vez que soltaba un prolongado gemido, con los ojos cerrados.

Se quedó hecho polvo, casi sin poder mover ni un músculo, pero enseguida alcanzó un rollo de papel higiénico que había guardado hacía unos días, en un cajón del escritorio. Cortó un trozo y se lo dio a Emma.

Toma, límpiate – le dijo - lo siento.

No lo sientas, a mi me ha encantado. – Le respondió Emma, satisfecha por haber hecho que Aedan se corriera de aquella manera.

Cuando él se recuperó, se pusieron de pie los dos y se besaron.

A sido genial Emma, gracias. – le dijo él mientras la abrazaba.

Seguidamente ella le quitó la camisa, quedando así totalmente desnudo. Emma lo miraba. Es perfecto, pensó. Lo deseaba sexualmente como nunca a ningún otro chico. Aedan lo tenía todo, era bueno, dulce, con un cuerpo escultural, y además era virgen.

Ella se quitó los zapatos y se desabrochó el pantalón.

Deja que te los quite yo – le pidió él con una sonrisa.

Ella se dejó.

Aedan, le bajó lentamente los pantalones recorriendo con la punta de la nariz y los labios todo el contorno de la pierna. Después, poco a poco destapó las braguitas resiguiendo las nalgas, la ingle y el monte de Venus con los labios, mientras los besaba.

Solo hacía unos minutos que se había corrido, pero ya volvía a tener la sensación de placer en la entrepierna.

Emma estaba totalmente relajada, y poco a poco se volvía a excitar.

Cuando Aedan le quitó del todo la ropa interior, se besaron otra vez, chupándose los labios y la lengua, se lamían el cuello y el lóbulo de las orejas. Ahora totalmente desnudos.

Aedan notaba todo el cuerpo de Emma apretado contra el suyo. El vientre femenino en su ingle, y los redondos pechos apoyados en su estomago. La besaba con dulzura y pasión, mientras con las manos recorría hasta el último palmo de su fina piel.

Te quiero Emma – le dijo él ya por fin, sin tener miedo.

Yo también te quiero Aedan – le dijo ella mirándole a los ojos.

Entonces se besaron y abrazaron con profunda pasión, y seguidamente se metieron en la cama.

Quiero que sepas que es la primera vez que hago esto. Ya se que soy suficiente mayor como para ya no ser virgen, pero lo soy. Y nunca me habían chupado la...ya me entiendes, me has excitado mucho. Siento haberme corrido tan rápido, pero no podía aguantar – le confesó él.

No te preocupes – le dijo ella – a mi me ha encantado, además me excita mucho saber que nunca antes, nadie te ha tocado.

Los dos de lado apoyados en el cojín, uno enfrente del otro, se miraron fijamente y se besaron con suavidad. Poco a poco juntaron sus cuerpos, cada vez más calientes, hasta tocarse a la perfección. Se besaban y tocaban con pasión, lamiéndose el cuello y los pechos, y sin darse cuenta Aedan volvía a tener una erección.

Emma, le hizo que se pusiera boca abajo y se sentó en su trasero. Empezó lamiendo y masajeándole el cuello, los hombros, luego la espalda y bajó hasta las nalgas, las mordisqueo y chupó sin cesar.

Aedan, tubo que levantar las caderas para dejar crecer su miembro ahogado entre su cuerpo y el colchón, ya que lo que le hacía Emma le estaba excitando mucho. Cuando se volvió a girar, tenía la verga completamente erecta y dura, y había dejado un círculo húmedo en la sabana.

Emma la vio y la volvió a lamer. Le volvía loca ver la polla dura de Aedan.

Hooo... – jadeó él de placer – por favor, quiero chuparte el... – le pidió mirando la vulva femenina, sin ya poder pensar en nada más que en sus necesidades.

Entonces ella se echó boca arriba, con la cabeza apoyada en el cojín, y abrió bien sus piernas. Aedan, de rodillas entre los muslos de Emma, miró su sexo con deseo pero sin saber por donde empezar, poco a poco bajó hasta el pubis y deslizó la lengua muy suavemente y húmeda por su rosada piel.

A Emma le gustó lo que le hacía, sentía la dulce lengua correr lentamente por sus labios carnosos, llegando hasta el clítoris y volviendo a bajar. Aedan era novato, pero no tonto. Es verdad que se le notaba cierta falta de práctica, pero aprendía rápido.

Con los labios muy blandos y húmedos, besó toda la vagina haciendo movimientos circulares, y jugueteaba con la lengua cerca del clítoris.

Él, se excitaba solo de oír los jadeos de Emma. Lo estaré haciendo bien, pensó. Entonces, poco a poco fue besando el bajo vientre, paso por el abdomen femenino, hasta llegar a los pechos, los besó y chupó con lujuria, mientras se excitaba, rozando y masajeando su verga en el muslo de Emma.

Se puso muy caliente y entonces la besó a ella en la boca, con su húmeda lengua, posando ahora su miembro en el cálido hueco femenino.

Emma, notó la enorme polla entre sus muslos, húmeda e hinchada, resbalando por su clítoris.

¿Tienes algún condón? – Le preguntó a Aedan creyendo que no tendría y no podrían seguir.

Si, guardo un par hace tiempo, esperando este momento. – Dijo él con un poco de vergüenza.

Entonces se levantó y sacó uno de dentro de una cajita.

A Emma, le excitó ver el firme cuerpo de Aedan totalmente desnudo, con el miembro totalmente erecto balanceándose al andar. Cuando él se acercó hacia la cama con el condón en la mano, Emma se sentó en el borde del colchón, le cogió la verga y la volvió a chupar mientras con la otra mano, posada en el trasero, dirigía a las caderas con un vaivén.

Aedan de pie, gemía de extasiado, agarrándose a los hombros de ella mientras balanceaba sus caderas.

Emma, Hooo... necesito follarte, Hoooo... – dijo él entre gemidos – porque si seguimos, me correré otra vez.

Entonces Emma le puso el condón en la gruesa virilidad, mientras él se la aguantaba, y se echaron en la cama. Aedan, estaba un poco nervioso, pero enseguida se puso encima de ella, y ayudándose con la mano, deslizó suavemente el glande dentro de la vagina, y con un firme empujón llevó el hinchado miembro hasta el fondo.

Hooooo.... – Gimieron los dos a la vez juntando sus alientos.

Aedan, empezó un suave balanceo con las caderas, mientras abrazaba a Emma y le besaba profundamente en los labios. Esto les puso más calientes a los dos y la verga, se hinchó abundantemente.

Jadeaban y gemían entre los largos besos y sus lenguas se entrelazaban húmedas de placer.

Él, aceleró el vaivén de sus caderas, gimiendo rítmicamente sin cesar.

Emma, recorría con sus manos la fuerte espalda de masculina, llegó a las nalgas y siguió el fuerte y rápido ritmo de su balanceo. Abrió bien las piernas, y destapó más la vagina para ser penetrada más profundamente.

Estaba extasiada, gemía sin poder bajar el tono de voz. Aedan le excitaba muchísimo, su cuerpo, su polla, y ahora la estaba follando!

Aedan, había llegado a un grado de excitación que desconocía. Estaba tan excitado, que no podía dejar de balancear sus caderas cada vez más rápido y fuerte. Notaba los redondos pechos de Emma hundiéndose en el suyo, el cálido hueco de los muslos femeninos en su ingle, cada vez que la penetraba.

Su miembro, nunca había estado tan duro. Hacer el amor con Emma, era mejor de lo que se había imaginado, era un éxtasis permanente. La quería, deseaba vaciar su abundante semen en su interior, mientras la besaba y abrazaba con pasión.

¿Te hago daño? – Le preguntó Aedan entre profundas respiraciones y fuertes jadeos.

Hoo... Hooo... no.. mmm…sigue… me encanta....haaa – le respondió ella muy excitada – si sigues... Hoooo... así me correré.

Entonces Aedan, se concentró en ella. Está a punto de correrse, pensó. Le invadió una profunda excitación, se puso de rodillas y la penetró acogiendo sus muslos, en sus caderas, balanceándolas tan rápido como podía. Emma estaba a punto, y su sudor le caía por la frente.

Haaa...haaa... me corro Aedan. – dijo ella sumergida en un inmenso placer.

Entonces él, notó como su miembro, apunto de reventar, quedaba envuelto por las fuertes contracciones vaginales, se le endureció al máximo y se corrió extasiado de placer, dejando una gran cantidad de semen en el interior de la cálida vagina.

  • Haaaaaaaaaaaaaaa..........mmmmmmmmm...hooooooo – gimió con cada espasmo, sin poder contener la voz.

Descansaron los dos apoyados entre sí, abrazados, sintiéndose el calor corporal, entre respiraciones profundas.

Aedan, poco a poco retiró su exhausto miembro de la vagina, se sacó el preservativo y como pudo le hizo un nudo.

De verdad que te quiero, Emma. – le dijo él en un tono cansado pero satisfecho – eres lo mejor que me ha pasado, le dijo mientras la abrazaba.