Encuentro en el tren ~1~

Damián siempre toma el mismo tren a su trabajo, pero un encuentro inesperado le cambiara la vida para siempre.

Damián siempre tomaba el mismo tren para ir y regresar de su trabajo a la misma hora, era un hombre de treinta años ágil y bien plantado, fruto de esmerado ejercicio y trato con el público. Siempre se sentaba en el mismo asiento y desde ahí tenia la perspectiva de todo el tren, aunque hasta entonces no había nada que le llamara la atención pues casi siempre veía a las mismas personas que como el iban a su trabajo diariamente, sin embargo un día todo cambio.

Llego como siempre al tren por la mañana pero se dio cuenta que estaba mas abarrotado de lo habitual. Recordó que era el inicio de año escolar y siempre había mas chicos nuevos en el tren que iban a nuevas escuelas lejos de casa. Se tuvo que quedar de pie y en la esquina. Como usualmente no hacía caso de los demás no había notado que frente a el estaba una chica hasta que el tren freno y ella choco con el.  No se había dado cuenta de que la tenía como arrinconada en la esquina de espaldas a el, pero había tanta gente que nadie sabía donde empezaba el brazo o la pierna de los demás. La cabeza de ella le llegaba un poco arriba de los hombros, tenía una larga melena castaña muy lacia y llevaba una diadema con un moño a la moda. Usaba un uniforme de una conocida escuela para chicas, falda tablonada arriba de las rodillas, blusa blanca y corbata a juego con la falda. Se dijo que era guapa y en un momento de descuido se asomo sobre su hombro y vio que era delgada y noto que sus chicas eran hermosas, redondeadas y de buen tamaño a pesar de ir bien encerradas en la blusa. No tendría mas de 15 años.

La puerta del tren se abrió y una oleada de personas entro al tren haciendo que el se pegara por completo a la chica. No habría querido hacer eso pues podría pasar por algún pervertido pero no tuvo opción, aun así no pudo dejar de pensar que la chica tenia sus nalguitas respingadas y suaves. La chica se notaba tensa y pudo notar por el cristal del tren que se veía nerviosa y no la culpaba.

Sin embargo unos segundos después de haber pensado en moverse un poco para darle espacio noto que ella empezaba restregarse con sutileza contra el. La impresión lo dejo quieto durante un momento, pues no sabía que pensar pues usualmente las chicas de esa escuela tenían la reputación de sobrias y la mayoría se suponía iban a tomar el habito. Sin embargo ella no se detenía. El deslizo su mano sutilmente por el pecho de la chica sin que se notara y empezó a masajearla, ella no lo detuvo. Su pezón se endureció en un segundo, la acaricio un momento y vio por el cristal que ella apretaba sus labios para no emitir sonido alguno. Siguió deslizando su mano por el cuerpo de ella hasta llegar a su entrepierna y la metió por dentro de la falda, noto que a diferencia de lo que pensaba no llevaba panty normal si no un tanga muy sutil y busco el clítoris de la chica que noto muy dispuesto. En esos cortos minutos ella ya estaba empapada e introdujo un dedo dentro de ella con facilidad, metió otro y luego un tercero. Ella se tapo la boca con la mano. Justo cuando estaba llegando a su parada sintió como la chica se corría con sus dedos, salió apresuradamente del tren sin poder creer lo que le acababa de suceder. Le dio un vistazo a la chica antes de que el tren avanzara. Ella lo miro con unos ojos de un hermoso color miel mezclados con sorpresa, placer y un poco de vergüenza. Noto una sonrisa avergonzada y fugaz antes de que el tren avanzara.

Durante todo el día no pudo pensar en otra cosa, he hizo verdaderos esfuerzos para mantener a raya su excitación, pues el siempre calmado y frio, se notaba nervioso y ausente ese día y sus compañeros lo notaban. Cuando al fin termino su jornada ya estaba oscuro y al subir al tren noto que de nuevo iba lleno aunque no tanto como para no moverse entre la gente. Ya se iba a quedar quieto cuando vio la melena castaña y la diadema con moño y su intuición le dijo que la misma chica estaba esperándolo en el mismo lugar de esa mañana. Se coloco de nuevo detrás de ella y con una gran suerte noto que los demás pasajeros a su alrededor le daban la espalda. Ella tomo la mano de el y la coloco sobre su blusa. Noto que ella no llevaba sujetador en esa ocasión pues su pezón se notaba muy marcado. Damián vio que ella quería decirle algo así que acerco su cabeza para que ella pudiera susurrarle –Siento que fui muy egoísta esta mañana pues fui la única que disfruto, así que ahora le toca a ud.- Mientras lo decía volvía a restregarse contra el. Damián se dio cuenta de que en ese momento no podría aguantar como lo hiciera por la mañana pues se había pasado el día pensando en lo mismo que ella le estaba sugiriendo. Sintió su miembro endurecerse dentro del pantalón y se pego completo a la espalda de la chica colocando la falda de ella a modo de cortina. Al abrir su pantalón sintió como su miembro salía completamente erecto. Ella se sujeto al cristal del tren y respingo sus nalguitas de tal manera que el encontró su concha con facilidad. Estaba igual o mas empapada que esa mañana y ya no llevaba el tanga. Empujo y se undio en ella. Estaba deliciosamente apretada y ardiendo. No se detuvo hasta ensartarla con todo su miembro. Sus ojos se encontraron en el cristal y supo que ella estaba completamente excitada y lo invitaba  a moverse. Empezó a bombearla, el movimiento del tren lo ayudaba a pasar desapercibido, nunca en sus treinta años había pensado nunca en hacer semejante exhibición en público y sin embargo ahí estaba follandose a una chica 15 años menor que el y era por mas lo mas excitante que le había pasado en la vida, muy aparte de que ella era realmente hermosa y se sentía increíblemente bien dentro de ella. La tomo de los pechos sacando uno de ellos y ella respiro con fuerza. Siguió bombeando hasta que noto que no podría mas, ella lo vio fijamente en el cristal y sin hablar solo moviendo sus labios vio que le decía –Lléname-, no pudo resistir la invitación y estallo dentro de ella. Noto que ella también tenía un orgasmo y ni una gota salió de ella. Tomando una decisión apresurada le dio la vuelta y la abrazo para que nadie notara que llevaba la blusa abierta y en cuanto las puertas del tren se abrieron salió abrazándola de ahí. No supo en que estación se bajaban, la dejo en el baño pidiéndole que se arreglara, mientras el esperaba fuera.

Por muy increíble que eso hubiera sido el necesitaba una explicación pues la chica parecía conocerle e incluso haber planeado algo así no era tan extraño. Así que cuando ella salió se dirigieron a un parque con muchos árboles y sin un alma a la vista y le pidió una explicación –Créeme no es que me haya desagradado, al contrario pero tienes que admitir que para una chica como tu no es normal que estas cosas pasen-. Ella se quedo callada un rato y luego comenzó a hablar. –Lo se y lo siento, siento no haberte dicho nada y solo caer sobre ti de esa manera, pero es que te conozco desde hace varios años y nunca había tenido el valor de decirte nada pues tenemos una gran diferencia de edad. Siempre que subía en ese tren te veía y al principio no lo sabía, además de que mi cuerpo aun no se había desarrollado y sabia que nunca te fijarías en mi. Sin embargo este verano me di cuenta de que tal vez podría llamar tu atención, pero no pensé que las cosas se sucedieran así y la verdad es solo que me deje llevar por el momento… pero no me arrepiento- término en un susurro. Damián muy impresionado se quedo callado y noto que a ella le resbalaban lagrimas por las mejillas, con la voz entrecortada por las lagrimas ella le dijo –Ahora pensaras que soy una cualquiera y nunca me darás una oportunidad- El no sabía que hacer o que decir y en un arranque de instinto la tomo por la barbilla y la beso. Ella se sorprendió y le devolvió el beso gustosa. El no pudo mas y la sentó en sus piernas, acariciando su pecho su espalda sus nalgas. Abrió sin miramientos su blusa le beso los pechos deteniéndose en sus pezones, ella respiraba agitadamente acariciando el cabello de Damián. Ella dirigió una mano a sus pantalones dejando salir su miembro que ya estaba muy recto. Lo acaricio un poco antes de colocarse sobre el. Damián comenzó a mover sus caderas mientras ella subía y bajaba ensartándose en el. Con la voz jadeante le pregunto –Cual es tu nombre?- Ella entre gemidos contesto –Mónica-. Lo hacía cada vez mas rápido hasta que no pudieron mas, ella se abrazo a el y Damián apretándola contra su pecho volvió a llenarla. Ella gimió de placer y gusto. Se quedo sentada sobre de el sin separarse. El la miro a los ojos que seguían vidriosos por las lagrimas y solo le dijo –Mucho gusto, mi nombre es Damián-.