Encuentro en el SexShop (continuación y final)
Un amo y su sumisa tienen un ardiente encuentro en un sexshop
Encuentro en el Sexhop (II)
Con el regusto en la boca, la excitación que nacía de su mente y las bolas que estaban alojadas en su coño, su pelvis había tomado vida propia cuando recordaba en su boca la dureza de polla.
Ponte de pie y no pares de mirarme, la ordeno y comenzó a observarla, un sentimiento de pudor vergüenza se colaba en sus pensamientos. Metió las manos por debajo de su falda y busco con sus dedos el cordelillo de las bolas, mientras no paraba de mirarla a los ojos. Allí de pie notaba el roce de los dedos de su amo entre sus labios externos, rozando su clítoris, mientras que esas bolitas se movían. La quitó la blusa y saco sus pechos por encima del sujetador, los apretó, ummm un gemido de dolor salio de su boca, sus dientes mordisqueaban sus labios. No dejes de mirarme, no cierres los ojos
La hubiera gustado reclinarse contra la pared y poder relajar un poco de la tensión que sentía en sus músculos pero no podía, debía estar allí disponible. Y sin embargo otra orden llego a sus oídos, levanta los brazos y agárrate las manos por detrás de la cabeza.
Su ropa empezó a caer al suelo mientras su vientre respiraba por ella.
Vio como cogía un dildo de su mochila. Él también había hecho sus compras. Su respiración se aceleraba, lo llenaba de lubricante..... no lo había probado nunca noto como los músculos de su vagina contraían las bolas, esas bolas y ahora el dildo. .............. como querrá que me sitúe.
Una punzada en el pezón ejecutada por la presión de un pellizco - no dejes de mirarme.
"Separa las piernas" le dijo.
Ella obedeció inmediatamente, bien recta, con las piernas separadas ofreciéndole su coño a su amo que se había sentado cómodamente con la cara a la altura de su coño. Dio un leve estirón de las bolas que hizo que ella se estremeciera. Lo justo para asegurarse de que estaba bien lubricada ya. Lo estaba. Con el más leve tirón una de las bolas salió dejando las dos restantes dentro del coño resbalando para salirse. Así que empujón la segunda con la punta del dildo haciendo que entrara la que había salido a la vez que el cuello del consolador en su parte más ancha. Ella sentía que se le dilataba el coño como no había sentido nunca, pero su amo seguía empujando sin parar, despacio, sin prisa hasta que finalmente tuvo el consolador bien hundido presionando las bolas contra las paredes de su coño, haciendo que bailaran alrededor del dildo con ligeros movimientos que la volvían loca y hacían que sus rodillas se doblaran. Cuando se doblaban un poco más de la cuenta su amo empujaba fuerte el dildo hacia arriba, haciendo que notara como se clavaba más hondo y diera un respingo de dolor y placer.
Su cuerpo era recorrido por un impulso eléctrico que ahogaba su respiración y provocaba el arqueameniento de su espalda. Sus pechos elevados y tensionados por la posición de sus brazos se erizaban haciendo que sus pezones se endurecieran, Sus caderas curvadas hacia delante dejaban entrever un clítoris erecto asomando entre los labios que se abrían solos por la tensión de sus mulos hacia los lados. Sin darse cuenta estaba teniendo un orgasmo que era evidente por el brillo que entre sus muslos dejaba la sabia expulsada por ella.
No podía evitar cerrar los ojos y mirar hacia el techo, el calor interior hizo que el sudor comenzara a humedecer toda su piel, cuando algo muy frió hizo que reaccionara hacia esa sensación, el vaso del cubata se deslizaba por su vientre, desde su ombligo subiendo despacio por el escote hacia su cuello.
Bebe..................................... y atrapa un hielo.
Así hizo, si bien seguía excitada, esto hizo que su respiración de calmara y preguntarse inquietamente que pasaría a continuación. El cubata rebosaba por las comisuras de sus labios, mientras con su lengua procuraba atrapara ese hielo solicitado. Lo consiguió; los labios de su amo tomaron contacto con los suyos frescos y fríos por el hielo.
El recogió el hielo con la boca directamente de sus labios y fue bajándolo por el cuello de su esclava. Lo tomó entre dos dedos y se sentó de nuevo a contemplar como se retorcía de placer con cada leve movimiento del hielo acercándose a sus pezones erectos. Parecían a punto de estallar, pero al rodearlos con el hielo adquirieron un tamaño aún mayor. Ella no podía evitar gemir y retorcerse a pesar de las advertencias de su amo diciéndole que no se moviera, pero él sabía que era imposible para su esclava no moverse ligeramente ante el placer que estaba recorriendo su cuerpo. Cuando el hielo empezó a bajar por su vientre sabía que iba a suceder, pero cuando su amo sacó el consolador y las bolas de su coño, se confirmaron sus temores. Empezó a recorrer los labios de su coño con el hielo y lo hundió sin miramientos, antes de que pudiera siquiera jadear empujó con el consolador clavándolo hasta el fondo y haciendo que el hielo le llegara hasta sus partes más profundas. Era terrible, quemaba, escocía, pero a la vez era la mejor sensación que había tenido en mucho tiempo. Quería correrse, pero su sabía si su amo se lo permitiría
"Aaaaaaaaaaaaaaah............. por Dios............... no puedo más..................... umj umj umj", sus rodillas temblaron y unos pasos hacia tras la hicieron chocar contra la pared. Sus brazos, aún cruzados por detrás, dolían. Su espalda se estiró contra el muro un momento para terminar en cunclilas con las rodillas abiertas hacia fuera. Buscaba el aíre que faltaba. Que gozada nunca había sentido algo así:
¿que me estas haciendo? , !Dios mío! como me corro.
Así zorrita, así, quiero que salgan cuajos de ti.
Ella sintió como todo una gran inquietud invadía sus sentidos, y vio como ese polla suya se endurecía y levantaba como un estandarte. Ummmmm era preciosa y la llamaba, sabia que no la habían dicho que bajara los brazos y de rodillas se acercó a el, deseaba mamársela otra vez pero cuando fue a ejecutar sus impulsos un tirón de pelo elevo su cara hacia el, mientras que los dedos de su amo se metían en su sexo, presionado contra las paredes de su útero. Se retorcía. Buscando un momento, para poder recuperarse, inconscientemente pidió:
- Déjamela, Déjamela.
El soltó y bajo los brazos de su sumisa, sabia que era única succionando su polla. Estiro sus piernas y se relajo: ´
- Haz lo que tú sabes esclava.
Comenzó acariciando las piernas de su amo desde los tobillos, despacio buscando el interior de sus muslos y oliendo su sexo. Se levanto metió los dedos en su coño y de el saco lubricación suficiente para sus manos. La paso por debajo de sus huevos hacia el ano y revoloteo al rededor de el. Su polla se movió y su boca se acercaba a ella. La lamió y se apartó un poquito, masturbó su clítoris y comenzó a sacar flujo blanco expandiéndolo por el canal de sus pechos.
Se inclino y mientras sus labios asían el glande sus pechos presionaban el tronco duro que lo soportaba, se deslizaba entre ellos hacia su boca que no paraba de succionar. Pero el no quería correrse otra vez todavía. Tenía reciente la anterior corrida y la mente clara y paciente.
"Para" le ordenó "Levántate y pon el culo en pompa". Ella supo inmediatamente que había llegado el momento que más temía y a la vez más ansiaba. Le vio de reojo coger el plug y llenarlo de lubricante. Empezó a sentir un dedo hurgar en su culo casi virgen. Aquello era el cielo. Las bolas le llenaban el coño y el dedo de su amo las tocaba desde el culo. No quería que aquello acabara nunca, pero acabó. El dedo salió y empezó a sentir una presión mucho mayor. Aquello quería romperle el culo. Quería gritar, pero sabía que no debía. Su amo empujaba despacio pero firme, cuando notaba que iba a estallar aflojaba y sacaba un poco. Volvía a empujar y volvía a sacar un poco, pero cada vez tenía que quedar menos fuera. De repente notó que se quedaba dentro, que había pasado el cuello del plug y se acomodaba dentro de ella.
"OOooohhh, que sensación" Su amo no había dejado de estimular el clítoris, pero casi no se había dado cuenta hasta ahora. Ahora que su culo se había relajado un poco y sentía sus dos agujeros rellenos se acercó de nuevo al orgasmo pero cuando estaba a punto de correrse su amo paró.
"Siéntate" le ordenó. El se levantó y empezó a vestirse. Ella no sabía que esperaba de ella así que se quedó quieta. "Chupa cada polla que entre por esa puerta y espero no tener ninguna queja, cuando toquen en la puerta 2 veces y luego 3 veces abre". Diciendo esto salió.
No se atrevía a vestirse. Su amo la había dejado ahí, desnuda, con el culo y el coño relleno y viendo en dos teles penetraciones, corridas, mamadas, Estaba excitadísima y a la vez asustadísima. Las instrucciones de su amo eran claras y concisas, pero no sabía muy bien que esperar. Cuando no habían pasado 5 minutos sonó en la puerta la clave que su amo le había dicho. Abrió la puerta y entró un tipo con cara de no creerse muy bien lo que pasaba.
"Me ha dicho un tío ahí fuera que si entraba me la chupabas". Mientras decía esto no dejaba de comérsela con los ojos.
"Así es" contestó ella. E inmediatamente le empezó a desabrochar la cremallera y a sacarla. Prefería tomar la iniciativa para que fuera rápido y no darle oportunidad a intentar algo distinto de lo que tenía ordenado. Tenía miedo de que intentara algo más, pero en el fondo estaba deseándolo. El miembro del desconocido estaba durísimo antes de sacarlo siquiera, así que se dedicó a hacer lo que su amo le había enseñado bien. Le lamió el glande, el tronco, el escroto. El desconocido le decía que bien lo hacía continuamente. No podía creerse la suerte que había tenido. Pasados menos de dos minutos se corrió en su boca. Ella lo escupió en la papelera. Su amo ya le había advertido alguna vez que solo se tragara su leche cuando la cediera en un futuro hipotético. En ese momento se dio cuenta de que ese futuro había llegado.
El desconocido se recompuso, y salió dándole un tímido "gracias". Cuando se volvió a quedar sola no pudo evitar empezar a masturbarse el clítoris mientras pensaba si su amo habría cobrado al desconocido y mientras esperaba lo que pasara a continuación.
Lo siguiente fue otra polla desconocida. Después de esa vino otra. Y después otra. Hasta un total de 7. Alguno de los desconocidos le sonaba. Creía que había pasado hasta el encargado del local.
Cuando el que volvió a aparecer fue su amo, la excitación no había bajado ni un ápice y no creía poder aguantar mucho más sin correrse. Su amo lo sabía y le dijo, "ahora puedes disfrutar mi putita". La puso con el culo en pompa y sacó las bolas chinas que sonaron como si quitaran el corcho de una botella e inmediatamente notó el miembro de su amo entrar hasta el fondo. No necesitaba lubricar, no necesitaba que fuera despacio. Ni lo necesitaba ni lo quería. Necesitaba que la follaran salvajemente, necesitaba correrse urgentemente. Su amo le daba azotes en el culo mientras la follaba. Cuando notó que se iba a correr empezó a tirar del plug, sacándolo con su orgasmo, llenándole el coño de leche a la vez. Gritó, se sintió tranquila al gritar con la confianza de que la última mamada hubiera sido al encargado.
Cuando su amo sacó la polla le ordenó que se la limpiara. Se arrodilló y la lamió hasta dejarla bien limpia. Él se vistió y cogiéndole la barbilla le besó en los labios diciéndole "te has portado bien, esclava mía. Puedes recoger e irte". A continuación abrió y se fue.
Ella se quedó un rato sentada, relajándose, con las piernas tembando hasta que decidió recoger todo e irse.
Al salir del local no pudo evitar mirar de reojo al encargado para confirmar sus sospechas. Era él y si tenía alguna duda, la sonrisa socarrona que le lanzó lo confirmó.
Nota del autor. Esta segunda parte del relato ha sido escrita en turnos por dos personas de sexos opuestos imaginando la situación. Cualquier comentario privado (
amomad35@gmail.com
) se hará llegar al coautor ;) Por cierto, gracias al coautor.