Encuentro en el metro

Una mujer por fin conoce a su amo en un abarrotado vagón de metro.

Encuentro en el metro

Resumen:

Una mujer por fin conoce a su amo en un abarrotado vagón de metro.

Según bajaba las escaleras mecánicas iba tremendamente nerviosa. Después de meses de ciberrelación iba a conocer a su amo. Las órdenes habían sido concretas para no dejar lugar a la duda. Él sabía que cualquier duda podría haber hecho que se hubiera echado atrás. Si le hubiera permitido tener un resquicio por el que dudar, Raquel se habría echado atrás y no habría acudido a la cita con su amo. Los dos tenían una vida normal con sus respectivas parejas, pero el morbo que les provocaba su relación hacía que les fuera inevitable llevar adelante este encuentro.

Había estado dando vueltas cerca de la boca del metro hasta que quedaron 10 minutos para la hora señalada. Cuando decidió que debía ir entrando lo hizo con paso firme, pasó el ticket por los tornos y se encaminó hacia la escalera mecánica. Fue al pararse en las escaleras y dejar que éstas hicieran su trabajo cuando su cabeza empezó a darle vueltas a lo que estaba haciendo. Sus piernas temblaban y de no haber llevado gente pegada detrás, quizás habría empezado a subir por las escaleras en sentido contrario de la marcha.

Cuando llegó al andén vio que su amo lo había calculado bien todo. Estaba abarrotado de gente. Era hora punta y el reloj indicaba que quedaban 3 minutos todavía para que llegara el próximo tren. Anduvo hacia el lugar en el que debería quedar el segundo vagón y se quedó esperando. Los 3 minutos se hacían eternos. Al oír un tren acercarse le volvió a entrar el temblor de piernas, pero cuando vio que era el del sentido contrario se tranquilizó de nuevo.

El aire que levantó el tren al irse le hizo recordar las órdenes que le había dado su amo. Tenía que llevar una falda amplia e ir sin ropa interior. Además debía llevar convenientemente alojadas en su ano las bolas chinas que le había hecho comprar. El aire del tren hizo que su falda se levantara un poco y notara una excitante corriente en los labios de su sexo. A partir de ahí cualquier temor pasó a segundo plano. La excitación que ya traía a pesar del miedo fue en aumento. Empezó a notar como su coñito se humedecía llegando a emanar un aroma solo perceptible para ella, pero que hacía más excitante todavía la situación.

Cuando por fin vio las luces de su tren aparecer por el tunel su conejito estaba totalmente encharcado.

Mientras frenaba el tren se fue colocando exactamente donde su amo le había indicado. No se conocían mutuamente. Ella se había exhibido por su webcam en infinidad de ocasiones, pero nunca le había mostrado su cara. Pero la falda y el periódico de dos días atrás sobresaliendo de una bolsa eran pistas más que claras en caso de duda. Al abrirse las puertas y ver que no salía nadie de un tren totalmente lleno se le cayó el mundo encima pensando que le sería imposible entrar y encontrarse con su amo que debía haberse subido en ese mismo tren y en ese mismo vagón unas estaciones atrás.

Mientras dudaba sintió un empujón y casi por inercia entró al vagón, quedando totalmente apretujada entre gentes de todos los tipos que volvían a sus casa después de un día de trabajo. Las puertas tardaron en cerrarse, no sabía como, pero detrás de ella todavía habían entrado 3 o 4 personas más.

Estaba totalmente rodeada de hombres. No llegaba a agarrarse a ninguna barra y al arrancar el tren sintió que se caía, pero eso era prácticamente imposible. Pidió perdón al hombre sobre el que se había apoyado que ni se digno a mirarla y puso mirando hacia la ventanilla como le había ordenado su amo.

El tren se movía deprisa y dando tumbos por las curvas que había en ese tramo de vías. Los nervios de quedarse fuera habían hecho que se le pasara por unos momentos la excitación. Ahora lo que le hurgaba la mente era pensar que su amo se había echado atrás.

Cuando estaba convencida de que había sido así, sintió una mano plantarse con descaro en su culo. Recibió dos fuertes pellizcos y supo que su amo estaba justo detrás.

La tentación era fuerte, pero tenía totalmente prohibido darse la vuelta, así que se decidió a seguir cumpliendo las órdenes y entreabrió las piernas todo lo que la situación le permitió. Sintió una mano meterse por debajo de sus faldas y subir por sus muslos hasta encontrar la anilla de las bolas chinas. De repente un tirón y una de las bolas salió de su sitio. Raquel sintió que de haber estirado una vez más se habría corrido ahí mismo entre tanta gente. Pero su amo había soltado la anilla y había dirigido sus dedos a su recién afeitado coñito. Sabía que estaba inspeccionando que había cumplido sus órdenes y esperaba que el premio fuera ejemplar.

Deseaba fervientemente que su amo la poseyera ahí mismo, pero sabía que eso era imposible. La recompensa de su amo era permitirle ver su cara. Le susurró al oído que se diera la vuelta. Ella dudó, no sabía si quería arriesgarse a estropear la magia de su relación, pero al darse la vuelta no se arrepintió. Era como había deseado. Atractivo, de rasgos duros, joven como le había dicho pero con cara de hombre. En cuanto se había vuelto sintió la mano hurgando de nuevo en su falda, pero esta vez. Sintió el regalo de su amo tocar los labios de su coñito. Él le había prometido que algún día le reglaría un vibrador de buen tamaño. Y lo que notaba vibrando jugando con su clítoris no podía ser otra cosa. Aflojó los músculos y dejó paso. El empujó con fuerza y hundió de golpe el vibrador en el coño de su esclava.

Raquel tuvo que apoyar la cabeza en el hombro de su amo para disimular el salvaje orgasmo que le sacudió. Sintió que retiraba su mano dejando el vibrador donde estaba mientras le decía al oído que no se lo sacara hasta llegar a casa.

Con los ojos cerrados noto como el tren empezaba a frenar hasta pararse del todo. Una avalancha humana salió del tren y en cuestión de segundos se vio en un vago casi vació en medio del tunel que la llevaba hasta la siguiente estación. Su amo había desaparecido entre la avalancha de gente, pero le había dejado un regalo de un valor incalculable. Su vibrador y el recuerdo de su rostro en la retina.

Espero que os guste mi primer relato. Podéis enviarme cualquier comentario.