Encuentro en el ascensor (16)

Emociones, sentimientos que estallan y nuevos encuentros, espero que os guste. "y ahora me dices que me marche y que te olvide, ¿cómo harías tu eso?, es cómo si Luna te pide que la olvides, ¿podrías?, no, claro que no, pues a mí me ocurre lo mismo contigo."

Vi como salía al pasillo y le decía a la enfermera que ya había despertado y que llamara al médico...

La doctora se acercó hasta la cama.

Doctora: ¿cómo se encuentra?.

Iris: confusa, ¿qué me ocurrió?

Doctora: ha tenido mucha suerte Iris, sufrió un ataque de ansiedad, dejó de respirar, lo que provocó que se desmayara, ¿le dieron alguna mala noticia?, en muy pocas ocasiones vemos que un ataque de ansiedad acabe así.

Iris: digamos que sí, que recibí una mala noticia.

Doctora: tuvo que ser muy mala, ahora mírame.

La miré, apuntó con una linterna mis ojos y los examinó, luego me auscultó.

Doctora: respira.

Yo respiré, ella se acercó más, me puse nerviosa, me miró.

Doctora: respira.

Ella sonrió.

Doctora: tu corazón late muy deprisa, respira.

Volví a respirar, se apartó.

Doctora: parece que todo está bien, aunque me gustaría mantenerte aquí en observación un par más de días.

Iris: no puedo.

La doctora me volvió a mostrar su perfecta sonrisa.

Doctora: ¿cómo que no puedes?

Iris: necesito ver a alguien.

Doctora: pues ese alguien tendrá que esperar.

Sol, que estaba apoyada en la pared observando esa escena desde el principio, decidió intervenir en la conversación.

Sol: Iris, Luna puede esperar.

Iris: ¿estuvo aquí?, ¿dijo algo?, ¿qué sintió?

Sol: sí estuvo aquí, ambas estuvieron aquí, cuando te desmayaste yo vine contigo en la ambulancia, ellas dos vinieron en coche, estuvieron aquí hasta que te estabilizaron, Luna estaba triste pero se fue con Celeste, ni siquiera hizo el amago por quedarse, Iris, Luna se va a casar.

La maquina comenzó a pitar, la doctora se acercó a mí.

Doctora: Iris, respira, tranquilízate.

Iris: no puedo.

Sol se acercó, me sujetó la mano.

Sol: mírame, relájate.

Sonó el móvil de Sol.

Iris: ¿no lo coges?

Sol: no.

Iris: ¿por qué?

Sol: ya sé quién es, y ahora quiero estar a tu lado.

Yo la solté la mano.

La doctora seguía a mi lado y Sol estaba al lado de ella.

Miré a Sol a los ojos.

Iris: no seas tonta Sol, yo no merezco tus lagrimas, y lo sabes tan bien cómo yo, quién te llama merece todo tu amor.

Sol: te quiero.

Iris: y yo quiero a Luna.

Se me humedecieron los ojos, miré hacia abajo.

Iris: márchate ahora Sol, antes de que te destroce más.

Sol: Iris no te imaginas lo que he sufrido por ti, cuando te desmayaste delante mía, cuando te me ibas en la ambulancia y yo suplicaba porque no me dejaras, y aquí, sola, llorando por ti, sentada ahí (señaló la butaca que estaba enfrente de mi cama, sus sentimientos estallaban por su boca), esperando cada segundo de cada minuto de cada hora de cada día a que te despertaras, y ahora, me dices que me marche y que te olvide, ¿cómo harías tu eso?, es cómo si Luna te pide que la olvides, ¿podrías?, no, claro que no, pues a mí me ocurre lo mismo contigo.

Iris: lo siento Sol.

Sol: no me pidas perdón, si al fin y al cabo tienes razón, la tonta fui yo por enamorarme de la chica que sabría que nunca se iba a enamorar de mí.

Iris: eso no es así, la tonta fui yo por creer que me olvidaría de Luna.

Sol: fuimos tontas las dos.

Comenzaron a caer las primeras lágrimas de los ojos de Sol.

Sol: te quiero Iris.

Iris: ¿pero?

Sol: necesito a alguien que me quiera a mí.

La miré y la cogí de la mano.

Iris: vete y sé feliz, porque tú Sol mereces ser feliz, y yo no te puedo proporcionar esa felicidad.

Sol: no quiero marcharme así y dejarte aquí.

Iris: yo quiero que me dejes aquí y que te marches a buscar ya a la chica que te haga feliz, que te llama, que se preocupa por ti, y que te querrá más que yo.

Sol: me querrá a largo plazo, pero sé que tú me quisiste, en algunos segundos lo vi en tu mirada, me hacías sentir única y la chica más especial del mundo.

Iris: eres única, no lo olvides.

Sol: no lo haré.

Una de sus lágrimas cayó en mi mano, Sol se acercó a mis labios y los besó con ternura, puse mi mano en su mejilla, una parte de mí la quería, pero ganaba la otra parte, cuando nuestros labios se distanciaron, se acercó a mi oído y me susurró "jamás te olvidaré". Yo tampoco lo haría.

Cogió su bolso y la vi marchar por la puerta, una lágrima se deslizó por mi mejilla.

Doctora: tenemos una psicóloga aquí en el hospital, si quieres, puede venir.

Por un momento había olvidado que la doctora seguía ahí.

Iris: eh, no, no, no quiero que venga, estoy bien.

Doctora: ¿segura?

Entonces la miré cabreada.

Iris: ¿es que no entiendes un no?

Doctora: sí, lo entiendo, ¿tienes a alguien más aparte de Sol?

Iris: no.

Doctora: de acuerdo, tengo que atender a más pacientes, luego me pasaré a ver cómo te encuentras.

Iris: no hace falta que vengas.

Doctora: entiendo que estés cabreada con el mundo, pero no tienes que pagarla conmigo.

Iris: tienes razón, perdón.

Doctora: ¿te sueles disculpar tanto?

Iris: suelo meter bastante la pata, así que supongo que sí.

Doctora: bueno, me marcho, luego te veo, no me eches mucho de menos.

Se marchó con una sonrisita.

Esta doctora me desconcertaba, ahora que me percataba, no me había dicho su nombre, doctora desconocida, que raro, ¿sería por eso por lo que la echaría de menos?, me ha dejado intrigada.

Me dormí, estaba agotada, no sé cuantas horas pasaron, pero cuando me desperté, era de noche, me incorporé en la cama, y entonces me percaté de que la doctora estaba sentada en la butaca.

Iris: ¿qué haces ahí?

Doctora: te observaba mientras dormías, se te veía tan tranquila.

Iris: eso suena raro.

Doctora: sí.

Iris: por cierto no me has dicho antes tu nombre.

Doctora: ¿me has echado de menos?

Iris: ¿qué?

Doctora: es broma, (se rió), que cara has puesto cuando te lo he dicho.

Se levantó de la butaca y se acercó a la cama, se puso a mi lado.

Doctora: Me llamo Estrella.

Iris: enserio me parto contigo, ¿siempre estás de broma? (se lo dije con tono de indirecta)

Doctora: no, es verdad me llamó Estrella, mira (me señaló la placa que llevaba en la bata), a mis padres les encantaba el universo.

Iris: no puede ser.

Doctora: ¿el qué?

Iris: ¿tienes hermanas?

Doctora: sí, ¿por?

Iris: tú eres hermana de...

Doctora: sí, de Luna.

La maquina comenzó a pitar.

Doctora: relájate, te están subiendo las pulsaciones.

Que me relajara, cómo me iba a relajar si me dice que es hermana de Luna.

Iris: ¿sabías que yo y ...

Doctora: sí, sabía que mi hermana salía con una chica, bueno creía que era Celeste, cuando la vi el otro día con ella, seguía pensando que era Celeste con la chica que estaba, sin embargo, cómo te miró a ti cuando viniste y cuando dijo Sol lo de ayer, ya empecé a dudar, ¿estuvo contigo algún tiempo?

Iris: es una larga historia.

Doctora: acabas de dormir, ¿crees que en la cena te dará tiempo?

Iris: ¿en la cena?

Doctora: sí.

Entonces se fue hacía la butaca y cogió una bolsa del suelo, la acercó a la cama

Estrella: he traído cena para las dos, solamente hay que calentarla, entonces, ¿qué me dices, cenamos juntas y me cuentas?

Iris: vale, pero con una condición.

Estrella: ¿cuál?

Iris: que mañana por la mañana me des el alta.

Estrella: no puedo hacer eso, es tu salud Iris.

Iris: necesito ver a Luna con urgencia.

Estrella: no se va a casar mañana Iris, tienes tiempo de decirla lo que sientes dentro de un par de días.

Iris: bueno, pero me aseguras que en un par de días me darás el alta.

Estrella: si veo que te has recuperado del todo y que no hay peligro para dejarte ir, entonces pasado mañana te daré el alta.

Iris: vale.

Estrella: me voy a calentar la cena, no tardo ¿vale?, no quiero que me eches de menos.

Otra sonrisita antes de salir por la puerta, me estaba volviendo histérica y si me ponía muy histérica el aparato que tenía al lado pitaría y odio profundamente ese pitido, el cual no tranquiliza sino que te ataca a los nervios.

Pasaron cinco minutos cuando volví a ver a la doctora.

Doctora: espero que te guste la pasta.

Iris: me encanta la pasta (la sonreí)

Doctora: estupendo entonces (me devolvió la sonrisa).

Iris: ¿la ha cocinado usted doctora?

La doctora comenzó a reírse.

Doctora: por favor llámame Estrella y no hace falta que me trates de usted, me hace sentir mayor.

Iris: ¿eres mayor que Luna?

Estrella: sí, cinco años mayor que ella exactamente.

Iris: así que tienes 29 años.

Estrella: sí, ¿y tú?

Iris: ¿no lo has mirado en mi informe?

Estrella: eres muy perspicaz Iris.

Iris: lo sé (la sonreí).

Estrella: además de modesta, me gusta.

Iris: ¿Luna sabe que yo soy tu paciente?

Estrella: sí, lo sabe, cuando te estabilizamos yo las di la noticia a las tres.

Iris: Sol también lo sabía.

Estrella: sí.

Iris: ¿te ha llamado Luna para saber cómo estoy?

Estrella miró hacía el plato de espaguetis a la carbonara que tenía sobre las piernas.

Estrella: no, no ha llamado, lo siento mucho Iris.

Iris: no es necesario que te disculpes.

Estrella: ¿tan mal fue la cosa?

Iris: es verdad, que no te he contado la historia.

Estrella: tampoco he querido insistir, veo en tus ojos que duele hablar de ello.

Iris: sí, duele, pero no te la he contado porque duela, sino porque a lo mejor cuando te la cuente, me tratarás de otra forma diferente a cómo lo haces ahora.

Estrella: no lo creo.

Iris: si me lo prometes, te la cuento.

Estrella: te lo prometo.

Iris: ¿cumples lo que prometes?

La conversación había adquirido un tono serio tras el tono ligero, amable e incluso a veces divertido de antes.

Estrella: sí, lo cumplo.

Iris: de acuerdo, todo empezó en un ascensor, antes de conocer a tu hermana, tuve una aventura con Celia, la primera vez en el ascensor, la novia de la boda de la otra noche, bueno más bien fue algo más que una simple aventura, fue amor, había una conexión tan fuerte entre ella y yo, que era irremediable que aquello no pasara, pero ella estaba enamorada de Mike, el novio de la boda, y entonces Luna apareció un día en el ascensor, cuando estaba a punto de besar a Celia, esta se cabreó conmigo, y me dijo cosas horribles antes de bajarse, yo seguí con Luna en el ascensor y cuando llegamos al bajo, me lancé a sus labios, ella no me rechazó y quedamos, nos acostamos, ella se enamoró de mí, pero yo todavía no había terminado con Celia, esta volvió a mí y me acosté con ella, estando saliendo con Luna, Luna se enteró y se distanció, intentamos arreglarlo, pero no funcionó, luego apareció Sol en mi vida, y Luna se marchó del edificio con Celeste.

Estrella: su novia.

Iris: sí, pero creo que no sabes que tres meses antes de tener esa aventura con Celia, Celeste me dejó por otra persona.

Estrella: ¿qué Celeste?, no puede ser, ¿la novia de Luna?

Iris: la misma, Celeste me dejó por Luna y me enteré el día de la boda.

Estrella: ahora entiendo porque te dio el ataque de ansiedad.

Comencé a reírme.

Estrella: ¿qué te hace tanta gracia?, compártelo conmigo y nos reímos juntas.

Al cabo de diez segundos conseguí calmarme y pude hablar.

Iris: el destino es extraño.

Estrella: ¿por?

Iris: porque ha hecho que nuestros caminos se crucen para conocernos.

Estrella: ¿estás bien?

Iris: estoy perfectamente, con la cantidad de hospitales y de doctoras que hay, has aparecido tú.

Estrella: ahora sé por dónde vas, pero no es lo correcto.

Iris: ya te has fijado, yo no hago lo correcto.

Estrella se acercó a mi cama.

Estrella: pero yo si lo hago.

Iris: tu eres la que tiene que tener la fuerza de voluntad para no hacerlo.

Estrella: ¿hacer el qué?

Iris: besarme, lo veo en tus ojos, a mi puedes engañarme en cualquier otra cosa, pero en sentimientos no.

Estrella: ¿y qué pasa si me gustas?

Iris: haré lo que sea para dejar de gustarte.

Estrella: ¿qué harías?

Iris: te he contado que he engañado a todas las chicas con las que he estado, y ¿aún así me quieres besar?

Estrella: ¿qué harías?

Se acercó a mis labios.

Iris: rechazarte y hacerte daño, cosa que no quiero.

Estrella se apartó de mí.

Estrella: interesante.

Iris: ¿interesante por?

Estrella: tienes razón, Iris, me gustas mucho, pero creo que es porque tienes un aura especial, algo diferente, podrías atraer a cualquier chica, lo sé, así que, sí, me gustas, pero solamente me acostaría contigo, he intentado besarte ahora y tú me has rechazado, creo que la antigua Iris, la que engañó a Luna, me hubiera atraído hacía ella y me habría follado en la cama salvajemente, pero esa Iris ya no existe, en su lugar está la otra, la fiel, la que no engañaría a mi hermana por ninguna otra chica, conclusión, estás enamorada, ¿curioso, no?

Me la quedé mirando inquisitiva.

Estrella: vale, te explico por qué es curioso, imagínate a dos niñas y una colección de muñecas, ¿vale?. Una de las niñas juega con varias muñecas, pero la otra niña solamente prefiere una muñeca, cuando la otra niña ve que no tiene a esa muñeca en su poder, sino que la tiene la otra niña, siente celos y quiere jugar con esa muñeca, ¿ves lo curioso ahora?

Iris: ¿me estás diciendo que ahora que no puedo tener a Luna, es cuando me he dado cuenta de lo mucho que la quería y por eso estoy enamorada de ella en este momento?

Estrella: sí, no lo hubiera expresado mejor, eres inteligente.

Iris: (me quedé con una cara dudosa, seguramente con las cejas enarcadas, los ojos entrecerrados y la boca entreabierta)... gracias.

Estrella: de nada Iris.

Iris: entonces según tú teoría cuando tenga la muñeca, quiero decir, a Luna, estaré muy feliz con ella, pero...me cansaré.

Estrella: es probable, sabes Iris, las personas no cambian, son lo que son, tu naturaleza, tus instintos, tus pensamientos, tus habilidades, todo lo que eres, no lo puedes modificar porque tú quieras de la noche a la mañana, sino eres fiel, puedes intentar serlo, pero lo más seguro es que fracases en el intento, lo que quiero decirte, es que necesitas esa fuerza de voluntad con la que me has rechazado de ahora en adelante si quieres estar con Luna por mucho tiempo, no solamente un par de años, porque mi hermana cree en el amor para siempre Iris.

Iris: no la haré daño si es lo que te preocupa.

Estrella: sé que no se lo harás, lo que te pido es que no seas egoísta, ahora me tengo que ir a descansar unas horas, tú también tienes que descansar para mejorarte pronto, buenas noches Iris.

La vi desaparecer por la puerta, la frase no seas egoísta se quedó vagando por mi mente. Ya había dormido toda la tarde, ahora no me apetecía dormir, encendí la tele, puesto que era por la noche, la puse sin sonido y los subtítulos.

A la mañana siguiente.

No sé cuando me dormí, lo último que recuerdo es que encendí la tele y me quedé mirándola sin prestarla atención, ahora la tele estaba apagada, había alguien sentada en la butaca, miré, era Estrella.

Estrella: buenos días preciosa, ¿qué tal has dormido?, ¿has descansado?.

Se levantó de la butaca y se acercó a la cama.

Estrella: ¿has dormido bien?

Iris: ¿qué me echaste ayer por la noche?

Estrella: ¿por?

Iris: no tenía sueño y me dormí.

Estrella: estarías cansada, (me sonrió), no te preocupes.

Esta chica estaba muy loca, cosa que me encantaba, en ese aspecto me recordaba mucho a Luna.

Estrella me hizo una revisión rápida y se marchó corriendo porque la llamaron por una urgencia, no pude hablar con ella sobre lo de anoche, esperaba que luego se pudiera quedar un rato más largo conmigo...

Muchísimas gracias por leer el relato, espero que os haya gustado, a mi me ha encantado escribirlo, me gustaría saber si os sigue gustando la historia, gracias por vuestras valoraciones y comentarios, con vosotr@s esta historia se sigue escribiendo ;)

Ya sabéis dónde encontrarme, en twitter (@AriesDestino), en mi blog (relacionesentrechicas.blogspot.com) o en mi correo aries_pensando@hotmail.com.

Os quierooo!!! :)

El próximo lunes estará la continuación.