Encuentro en el ascensor (15)

Luna eres la mujer que cambió mi vida y dio a mi mundo otra visión, te quiero y me harías la mujer más feliz del mundo si me dijeras que sí, ahora, ¿quieres casarte conmigo?.

Luna y Sol estaban desconcertadas, no sabían lo que pasaba.

Iris: Celeste.

Celeste: Iris...

No me salían las palabras, hacía tanto que no la veía.

Luna: ¿os conocéis?

Sol: ¿ella es tu ex-novia?(lo dijo casi en un susurro pero se escuchó perfectamente)

Yo no contesté, tan solamente afirmé con la cabeza y miré a Luna.

Luna por el contrario miró a Celeste y esta la miró a ella.

Celeste: ¿cómo es que la conoces?...entonces la boda, Celia, es la que yo conozco,(esto último lo dijo mirándome a mi)

Iris: sí, Celia es tu antigua vecina.

Luna y yo nos miramos, luego miré a Celeste.

Iris: ¿ella es por quién me dejaste?

Ya sabía la respuesta pero aún así se lo pregunté, no me lo podía creer, por Luna me dejó Celeste.

Celeste me miró a los ojos, pero cuando respondió, los apartó.

Celeste: sí.

Volvió a mirar a Luna, cuyos ojos estaban fijos en mi.

Celeste: no me has respondido.

Luna la miró entonces a ella.

Luna: sí, la conozco, cuando la cosa se tensó entre nosotras me fui de alquiler a un piso,(ahora me miró a mí) y resulta por cosas del destino que fue el mismo dónde vivía tu ex, con la cual la engañabas conmigo y ni tu Iris, ni yo, lo sabíamos.

Era verdad, ni ella, ni yo sabíamos quién era la una para la otra, de haber sabido que con ella me engañó Celeste y que por ella me dejó, seguramente la hubiera odiado y la hubiera pegado una ostia como Mike me dio a mí por tirarme a su chica.

Pero el destino no lo quiso así, y nos juntó sin saber lo que era la una para la otra, enemigas por naturaleza por la misma chica, Celeste, en cambio el destino jugó con nosotras y ese enemigas que teníamos que haber sido por naturaleza, lo cambió por amantes, lo que tenía que haber sido odio hacía ella, fue amor, atracción, deleite, furor, excitación.

Aquella escena era demasiado surrealista, sobre todo si me venía a la cabeza la idea de que yo había estado con todas ellas, tanto en la vida, cómo en la cama.

Cada una era única, increíble, pero la que predominada en mi mente, era ella, fuego con fuego, seducción con seducción.

Ante un silencio sepulcral, miradas que no llegaban a ningún sitio, y peor, insinuaciones que parecían estar en el aire, decidimos que era hora de entrar a la iglesia.

Cuando entramos vimos a Mike, Sol y yo nos acercamos a darle la enhorabuena, mientras Luna y Celeste cogían sitio.

Iris: hola Mike

Mike: hola chicas

Nos saludamos todos con unas sonrisas

Mike parecía muy nervioso.

Iris: estás muy nervioso.

Mike: ¿qué pasa si no viene Iris?, no me imagino mi vida sin ella.

Mike a veces solía ser un capullo, pero en algunos momentos decía cosas inteligentes.

Iris: tranquilo, aparecerá y enhorabuena.

Sol: sí, tranquilízate.

Mike: muchas gracias chicas.

Después de esto, buscamos un sitio para sentarnos, no quería sentarme con Celeste y Luna, por lo visto Sol tampoco, nos sentamos dos bancos detrás de ellas.

La frase de Mike se quedó grabada en mi mente "no me imagino mi vida sin ella", estaba repitiéndose en mi cabeza cuando noté que algo se posó en mi mano, era la mano de Sol, estaba mirándome, intentando averiguar lo que me pasaba por la mente.

Sol: ¿te encuentras bien Iris?

Yo me la quedé mirando.

Iris: ya sabes la respuesta.

Sol: sí lo sé, ¿pero quieres contarme cómo estás?

Iris: cómo voy a estar Sol, verlas juntas ha sido un shock tremendo, me cuesta verlas juntas, Celeste fue la chica que metió estabilidad a mi vida, fue la primera con la que comencé una relación estable, ese primer comienzo con otra persona, volver a casa y besarla, estaba ciega de amor para no notar que me engañaba con otra, y luego estuve con Luna, su pasión, su roce, sus ojos, todo de ella me estremecía, descubrir que era ella por la que me dejó Celeste, no sé cómo expresar lo que siento, engañada tal vez, resulta irónico, Celeste me dejó por Luna y luego Luna me dejó por Celeste.

Sol me estaba mirando preocupada.

Sol: sé que sigues sintiendo algo por Luna.

La miré, pero ella miró hacia el frente.

Sol: por mucho que me digas que no, sé que será mentira, así que no lo intentes.

Iris: Sol.

Pero no me salieron las palabras que tenían que salir, entonces comenzó la música y apareció la novia por la puerta, iba preciosa, parecía otra, le había sentado muy bien este tiempo separada de mí, cuándo comenzó andar camino hacia el altar, iba mirando a los dos lados para ver a los invitados, cuando estuvo a nuestra altura miró hacia nosotras y sonrió, mi mirada se quedó atrapada con la suya, el cura empezó a hablar y todo el mundo se quedó en silencio, yo miré hacia dónde estaban Luna y Celeste, la frase resonó en mi cabeza "no me imagino mi vida sin ella", no, no tenía que pensar, no, Sol me agarraba de la mano, ella se merecía a alguien mejor que yo.

La ceremonia fue normal hasta que llegó el momento de los sí quiero.

Cura: Michael, ¿quieres recibir a Celia, como esposa, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?

Mike: si, quiero.

Cura: Y tu Celia, ¿quieres recibir a Michael, como esposo, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarle y respetarle todos los días de tu vida?

Celia miró hacía los invitados, pero en realidad me miró a mí, sonrió y se volvió hacía Mike.

Celia: si, quiero.

Cura: Pues si nadie tiene nada en contra de este matrimonio, que lo diga ahora o calle para siempre.

Yo callaría para siempre.

Cuando la misa acabó nos dirigimos al banquete.

Mientras Sol y yo estábamos en la recepción, esperando a que nos dirigieran hacia la mesa, se nos acercó una chica guapísima, morena, pelo liso, ojos marrones coquetos, se parecían a los de una tigresa.

Chica desconocida: hola.

Iris y Sol: hola.

Chica desconocida: siento acercarme así, pero es que de lejos te he visto y me he dicho no puedo irme de la boda sin presentarme a esta chica tan guapa e irme sin pedirla su número.

Sol me miró a mí, Sol se creía que el número me lo estaba pidiendo a mí, pero se equivocaba, en realidad se lo estaba pidiendo a ella, la chica se quedó extrañada cuando Sol me dijo "no me importa que se lo des", Sol volvió a mirarla, la chica se la quedó mirando extrañada, yo me acerqué al oído de Sol y la susurré "el número te lo ha pedido a ti, no a mí", ella me miró y luego miró a la chica.

Sol: ¿quieres mi número o el de ella?

La chica desconocida sonrió.

Chica desconocida: quiero el tuyo, me resulta extraño que no estés acostumbrada a que te pidan tu número.

Sol se lo dio y la chica antes de irse dijo.

Chica desconocida: no sé si seréis pareja o no, supongo que si habéis venido juntas a la boda es porque si sois pareja, aún así te llamaré y si rechazas mi invitación, lo entenderé, pero dentro de un tiempo te volveré a llamar y volveré a insistir, porque me has enamorado sin ni siquiera conocerte y sé que no hay otra como tú.

Yo me reí por la cara de alucinada de Sol, cuando la chica se marchó la dije a Sol.

Iris: parece que no solamente yo las vuelvo locas.

Sol me miró con esa mirada de te mato que tanto me gustaba de ella.

La recepcionista buscó nuestros nombres en la lista de invitados y tras echar un vistazo a un par de papeles nos dijo, acompáñenme a la mesa.

Entramos en la gran sala dónde tenía lugar el banquete.

La recepcionista nos dirigía entre las mesas hacía la nuestra, cuando estábamos llegando vi que nos dirigíamos a la mesa de Luna y Celeste, me puse a suplicarle al destino que por favor no nos sentaran en su mesa, faltaban cinco mesas para llegar a la suya, cuatro, tres, no por favor, dos.

Recepcionista: esta es su mesa (dijo señalando la mesa que tenía al lado)

No me lo podía creer, no nos habían sentado con ellas, menos mal, por fin el destino sonreía, cuando nos sentamos escuchamos unas voces del fondo.

Voz del chico desconocido: no esa no es la mesa, es la de allí.

Recepcionista: perdónenme, hoy es mi primer día y no me aclaro mucho con las mesas, si hacen el favor de acompañarme.

No podía ser, nos sentamos en su mesa, esto ya era indecente, ¿quién habría organizado las mesas? quería encontrármelo en este momento y decirle que no se podía meter más la pata, estaba segura de que Celia no había sido, y por la misma razón de esa seguridad, también estaba bastante convencida de que Mike había organizado las mesas.

Celeste, Luna, Sol y yo no sabíamos dónde mirar, ni que decir, me quedé mirando a Luna, ella me miró durante unos segundos pero luego acabó apartándome la mirada.

Fue Celeste quien comenzó a hablar.

Celeste: ya veo que has encontrado a otra chica pronto Iris.

¿Pronto?, tres meses me tiré en plan depresión amorosa, de acá para allá, sin vivir, solamente pensando en ella.

Iris: no fue tan pronto como tú, yo me tiré tres meses destrozada por ti.

Se notó el rencor en mis palabras.

Celeste: siento que fuera así Iris, tú no te lo merecías.

Iris: ni me lo merezco ahora (miré a Luna)

Noté que Celeste no entendía mis miradas hacía Luna, mejor así, supongo que ella supuso que era rencor por haberla tenido de vecina y no saber que por ella fue por quién me dejó, pero en realidad mi mirada hacía Luna era por otro motivo.

En la comida no tuvimos que conversar mucho, salieron temas normales, entre las miradas y los silencios incómodos.

Ya cuando se fue acabando la comida, nos repartieron unos cigarrillos, el resto de la boda tendría lugar en una discoteca cercana que habían alquilado exclusivamente para la celebración de la boda.

Cuando salimos no hacía mucho frío, se estaba bien con el vestido, las cuatro íbamos con vestido, no muy formal pero elegantes, Luna estaba preciosa y Celeste también, estaba cómo cuando comenzamos a salir, con esa sonrisa y los ojos brillantes llenos de sueños y esperanzas, Sol estaba guapísima.

Aunque no fumaba, me coloqué un cigarrillo en la boca, no podía aguantar con la tensión del ambiente y necesitaba relajarme, luego me tomaría una o dos copas pero por ahora el cigarrillo me tranquilizaría, lo encendí, menos mal que nos habían dado una caja de cerillas, Sol se acercó a mí y se puso a mi lado.

Sol: tu no fumas.

Iris: esta ocasión lo requiere.

Sol sacó otro cigarrillo y se lo puso en la boca.

Sol: ¿tienes fuego?, me he dejado las cerillas dentro.

Iris: sí, toma. (la acerqué la caja de cerillas)

Iris: tu no fumas (se lo dije sonriendo)

Sol: lo sé, pero es que si no lo hago, puede que por mis nervios ataque a tu ex-novia.

Iris: tengo curiosidad a cuál de las dos atacarías.

Sol: a Luna no la considero tu ex.

Iris: ¿y por qué no?

Sol: porque no habéis roto definitivamente.

Iris: yo creo que un me voy y te dejo se puede considerar como cortar.

Sol: no, eso no es cortar, eso es huir, cortar es que salgan los sentimientos a la luz y te duelan tanto que te pases meses pensando en esa persona a todas horas sin olvidarla, eso es romper, y perdona que te lo diga, pero Luna y tú no habéis roto, solamente os habéis distanciado y creéis que habéis roto, pero no es verdad.

Iris: entonces, sino hemos roto yo la estoy engañando a ella contigo ahora.

Sol: se podría decir que sí (me sonrió), eres increíble Iris.

Iris: (la miré) tú lo eres más.

Sol sonrió, no me estaba mirando, seguimos fumando y mirando al horizonte durante el rato en el que se iba acabando el cigarrillo, cuando se nos acabó y nos deshicimos de ellos, Sol me miró.

Sol: ¿vamos a la discoteca?

Iris: sí (la cogí de la mano y nos dirigimos hacia la discoteca)

Cuando entramos en la discoteca, Celia y Mike se encontraban en el centro bailando, Sol y yo nos dirigimos hacia la barra, nos encontramos con Luna y Celeste.

Celeste: parece como si nos estuvieseis siguiendo.

Sol: ¿seguiros nosotras?, no para nada, ¿qué quieres tomar cielo? (Sol me besó dulce y profundamente)

Iris: algo fuerte.

Sol pidió las dos copas, nos las tomamos deprisa y nos pusimos a bailar en la pista, Luna y Celeste también estaban bailando, no podía dejar de mirarla como se movía en la pista, con sus movimientos sensuales, toda mi atención estaba en cada curva de su cuerpo, Sol lo notó y me besó.

Sol: te pido un poco de atención en mí.

Iris: bésame.

Nos besamos deleitándonos cada una con los labios de la otra, yo miraba todo el tiempo a Luna, en su mirada vi celos, Celeste también nos vio y se comenzó a besar con Luna, entonces yo paré, cogí a Sol de la mano y me fui hacia la barra.

Nos pedimos otro par de copas, nos las sirvieron y mientras las bebíamos.

Sol: ¿quieres cometer una locura?

Iris: ¿qué clase de locura?

Sol: ven.

Me cogió de la mano y me arrastró escaleras arriba.

Mientras al otro lado de la pista...

Luna: ¿qué haces Celeste?

Celeste: besarte, o acaso no puedo besar a mi chica.

Luna: sí puedes, pero no será porque has visto a tu ex besándose con esa otra chica.

Celeste: no, a mi Iris ya me da igual, la dejé por ti, ¿recuerdas?.

Luna: sí, lo recuerdo.

Celeste: ¿y bien?

Luna: no me has contado que has sentido al volver a verla otra vez después de tanto tiempo.

Celeste: que voy a sentir, nada, y tú.

Luna: yo qué.

Celeste: ¿la conoces?, ¿has hablado con ella?, ¿entablasteis algún tipo de conversación cuando vivías en el piso de alquiler?

Luna: no, poca cosa, un hola en el portal o un qué tal en el ascensor, lo normal entre vecinas.

Celeste: te ha mirado de forma extraña durante toda la cena.

Luna: será de no haber sabido que por quién la dejaste, estaba viviendo justo en el mismo edificio que ella, y no sabía quién yo era.

Celeste: sí, debe de ser eso.

Celeste: ven vamos al tejado.

Luna: ¿al tejado?

Celeste: sí, tengo algo muy importante que decirte.

Mientras tanto, en el tejado.

Iris: estás loca.

Sol: sí, pero si no fuera por mi locura, ahora no estarías viendo estas maravillosas vistas de la ciudad.

Iris: en eso tienes toda la razón.

Sol: además, esté tejado está habilitado para estar aquí, incluso hay bancos y césped artificial.

Iris: ¿nos sentamos?

Sol: sí.

Me mostró su fascinante y maravillosa sonrisa.

Nos sentamos...

Celeste: venga vamos Luna.

Luna: más despacio Celeste, que te pasa, estás muy impaciente.

Celeste: sube, deprisa.

La puerta de la terraza se abrió de golpe y vi aparecer por la puerta a Celeste, se me quedó mirando.

Celeste: mierda.

Luna: ¿qué pasa?

Entonces también vi a Luna aparecer por la puerta.

Celeste: ¿no teníais otro sitio para enrollaros?

Iris: ¿cómo?

Celeste: ya me has oído Iris.

Me levanté del asiento, pero Sol lo hizo antes y se acercó a Celeste más deprisa que yo.

Sol: mira bonita, no sé qué te pasa, pero déjanos en paz.

Celeste: mira bonita, a mi no me pasa nada, solo que parece que estáis siempre en medio.

Miraba cómo se iban a matar, agarré a Sol de la mano.

Iris: venga Sol vámonos.

Celeste: sí, iros porque necesito intimidad.

Sol: estábamos nosotras primero, iros vosotras.

Iris: Sol.

La miré.

Sol: no Iris.

Celeste: bueno como queráis, esperaba que esto fuera más íntimo, pero no va a poder ser, y yo no puedo esperar más para preguntártelo.

¿Preguntarla el qué?

Celeste: Luna eres la mujer que cambió mi vida y dio a mi mundo otra visión, te quiero y me harías la mujer más feliz del mundo si me dijeras que sí, ahora, (sacó una caja del bolsillo y la abrió mostrando un anillo) ¿quieres casarte conmigo?

No, no, no, no, no, Luna miró asombrada y con temor el anillo, mientras yo notaba que me faltaba el aire, y si no llega a ser porque Sol me agarró y me ayudó a sentarme en el banco, me hubiera dado de bruces contra el suelo, Celeste no lo había notado, estaba pendiente de Luna, pero Luna si se percató porque después de mirar el anillo no dejó de mirarme a mí.

Transcurrieron unos segundos que fueron vidas.

Celeste: me estoy poniendo nerviosa Luna.

...

Luna: sí.

Celeste: ¿sí?, si has dicho que sí, ¡sí!

Se lanzó a los brazos de Luna, mientras, escuchaba los latidos de mi corazón y cómo yo me desgarraba por dentro, me faltaba el aire, sentía un dolor enorme en el pecho, me estaba muriendo.

Sol: ¿Iris estás bien?

Comenzó a nublarse todo, veía borroso y me costaba respirar, intenté ponerme de pie, caí al suelo, todo se volvió negro y lo último que escuché fue a Sol gritando mi nombre y pidiendo ayuda.

Estaba en un sueño, en él se encontraba Sol, estaba lejos de mí, me suplicaba que no me fuera, no te vayas Iris me repetía una y otra vez, yo intentaba alcanzarla, Sol, Sol, Sol, pero nunca llegaba donde ella, el sueño se desvaneció, pero en su lugar apareció otro, estaba la puerta de mi casa, pero en esta ocasión enfrente de mí se encontraba Luna con la maleta, comenzó a hablar.

Luna: me marcho Iris.

Iris: no te cases.

Luna: me marcho Iris.

Iris: ¿pero la quieres a ella como me quieres a mi?

Luna: no.

Iris: ¿la quieres más a ella que a mí?

Luna sonrió.

Iris: ¿eso es un no?

Luna se acercó a mí.

Luna: ¿tú qué crees Iris?

Iris: que nunca querrás a nadie tanto cómo me quieres a mí.

Luna: eso suena bastante prepotente y creída, ¿no crees?

Iris: no te cases.

Luna: ¿y quién me lo va a impedir? ¿tú?

Iris: sí.

Luna comenzó a reírse.

Luna: tú, que ni siquiera me paraste cuando estaba enfrente de tu puerta, si yo quiero Iris, me caso, y tú no eres quién para impedírmelo, ahora me marcho, adiós.

Iris: no te cases.

Luna: me caso, adiós.

Se cerró la puerta del ascensor, yo intenté ir tras ella, pero no podía avanzar, era como si algo tirara de mí, lo intente con más fuerza, pero no pude, caí de rodillas.

Iris: ¡Lunaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Desperté sobresaltada, todo empezó a pitar a mi alrededor.

No sé cuánto tiempo había pasado cuando me desperté, estaba en una cama de hospital con un cacharro pitando a mi lado, Sol estaba durmiendo en un sillón cerca de la cama, ya no llevaba el vestido, se despertó sobresaltada.

Sol: Iris, cálmate, cálmate, mírame.

Agarró mi cara entre sus manos.

Iris: cuanto llevo aquí.

Sol: dos días, tranquilízate.

Iris: lo siento Sol, de verdad, necesito ver a Luna.

Sol: ahora necesitas calmarte.

Intenté levantarme.

Sol: quieta, mírame.

La miré, entonces me fijé en el cansancio de sus ojos y en la rojez de los mismos, había estado llorando, entonces me relajé.

Sol: ahora tranquilízate, llamaré al médico.

Vi como salía al pasillo y le decía a la enfermera que ya había despertado y que llamara al médico...

Continuará la semana que viene, todavía no he escrito la continuación así que no sé cómo continuaré la historia, valoro mucho vuestras opiniones y valoraciones.

Espero que os haya gustado, y además que os haya quitado esa intriga con la qué estabais, os he echado muchísisisimo de menos, pero ya he vuelto y con energías renovadas :)

Ya sabéis dónde encontrarme.

Por el correo: aries_pensando@hotmail.com

Por el blog: http://relacionesentrechicas.blogspot.com.es/

y ahora por twitter: @AriesDestino

Os quiero ;)