Encuentro en el ascensor (12)

Si buscáis sexo, este relato no es para vosotr@s en cambio si no es así y aún no habéis leído mis relatos, darles una oportunidad y leerlos, una historia en la que las protagonistas se mueven con el corazón y los sentimientos.

Iris: ella me lo dijo una vez, yo la dije que podría tener a cualquier chica, y la pregunté por qué quería estar conmigo pudiendo tener a cualquier otra chica, y ella me dijo que ninguna otra chica era yo.

Celia: ves porqué eres especial Iris.

Iris: ¿por qué?

Celia: porque no hay nadie cómo tu.

Iris: y tampoco hay nadie como ella.

Celia: entonces estáis destinadas a estar juntas.

Tenía gracia que ahora eso me lo dijera Celia, teniendo en cuenta que el destino de estar juntas era que estuviéramos ella y yo puesto que conectábamos, pero mi mente no paraba de pensar en Luna, a lo mejor eso era lo que la pasaba a ella con Mike, ahora me daba cuenta.

Recuperaría a Luna, y empezaría al día siguiente, ya tenía pensado lo que haría...

Tras la conversación con Celia en la ventana durante la noche y tras estar divagando por los pasillos de acá para allá pensando si el plan daría resultado casi no dormí, al final acabé durmiendo en el sofá solamente dos horas, hasta que el despertador sonó, fui corriendo a la habitación para apagarlo, lo que más odiaba los días de diario era el sonido tan estridente del despertador, cada mañana que sonaba me daban ganas de empotrarlo contra la pared.

Es Martes, me estoy duchando a ver si consigo despejar mi mente, me duele la cabeza y he dormido fatal, no sé qué día me esperará hoy, pero sin ella, solamente han pasado 18 horas desde que Luna me dejó, no puedo olvidarla, y lo peor de todo es que no quiero olvidarla, mi corazón se niega a ello, esta noche sin Luna ha sido la peor de mi vida.

La ducha me ha despejado la cabeza un poco, ahora me estoy preparando un café en la cocina, cojo la taza y me apoyo en la ventana mirando el patio, Luna vive dos pisos más arriba, no sé si ella se encuentra allí ahora mismo, Celia acaba de entrar en la cocina, se acerca a la ventana.

Celia: hola Iris, (me sonríe), ¿qué tal has pasado la noche?

Celia es realmente maja, no me extraña que me enamorara de ella, se parece bastante a mi forma de ser, somos dos almas compatibles pero con diferentes destinos.

Iris: he dormido realmente mal, mi cabeza no para de pensar en ella, mi corazón no late de la misma forma, siento que me falta algo que he perdido.

Celia: tienes mala cara.

Iris: si solamente fuera físicamente...

Celia: ya...

Iris: me tengo que ir a la universidad, nos vemos, chao.

Celia: adiós Iris.

Fui corriendo a por la bandolera y salí por la puerta de camino a la universidad, llegaba tarde a primera hora, solamente 5 minutos, pero al ser una persona puntual como yo era, no me gustaba llegar tarde, subí las escaleras como un rayo, y al doblar la esquina, me di contra algo y caí al suelo.

Iris: joder.

Escuché otra voz.

Voz: no de joder nada, a ver si miramos.

Entonces miré de frente y vi a una chica en el suelo, me había chocado con ella, miré a mi alrededor y vi un montón de hojas por el suelo, la chica comenzó a recogerlas malhumorada.

Mi cabeza me dijo que parara, que porque yo estuviera cabreada con el mundo, no tenía que interferirle a nadie.

Comencé a recoger las hojas con ella.

Iris: lo siento muchísimo, no te he visto, sé que no es ninguna excusa, no te he preguntado ¿estás bien?

Chica: sí. (dijo un sí rotundo, estaba muy cabreada)

Entonces nos levantamos y nos vimos, la chica se quedó por un momento embobada, toma, mi mano fue a darla las hojas, ella las cogió todavía estando embobada.

Iris: perdón, intenté mostrarla una sonrisa de perdón, me despedí diciéndola adiós y me fui corriendo hacia clase, cuando entré la profesora me miró enfadada, pero como la pedí perdón por el retraso y si podía pasar, creo que me perdonó que llegara tarde.

Las clases fueron normales, excepto porque en los pasillos, la chica con la que me había chocado al entrar no paraba de mirarme, ¿todavía seguiría cabreada?, la verdad es que no me importaba, la había pedido perdón, que más quería.

Al finalizar las clases me dirigí hacia mi coche para volver a casa, a la salida también me encontré con esta chica, nos miramos, para mí que me la tenía jurada.

Al llegar y aparcar el coche, vi a Luna en su moto con una chica, Luna aparcó la moto cerca de la farola del portal, y se quitó el casco al igual que la chica que llevaba en su moto, la chica era preciosa, con una melena castaña ondulada y unas facciones delicadas pero duras, llevaba un vaquero y una chaqueta de cuero al igual que Luna, se encaminaron al portal, y yo fui tras ellas, quería ver a Luna, quería ver sus ojos, su mirada, su reacción al verme.

Ellas estaban esperando el ascensor, entonces entré en el portal y las dos se me quedaron mirando, pero fue Luna la que retuvo mi mirada, sus ojos, me echaban de menos, se lo notaba, la chica se acercó más a Luna, la rozó la mano, no podía verlo, era demasiado dolor.

Iris: hola.

Luna y la chica: hola.

La chica miró a Luna y comenzó a hablar por lo bajo con Luna, casi a susurros.

La chica: luego por la tarde podemos ir a ese bar que hemos visto desde la moto.

Yo no paraba de mirar a los ojos de Luna, al igual que ella no paraba de mirar los míos, no podía tenerla tan cerca y no poder decirla nada.

Subimos en el ascensor las tres, cada roce de la chica con la mano de Luna me volvía loca, quería apartarla de ella, la furia y los celos cada vez iban aumentando más y más, llegamos a mi piso y me bajé con un  frío adiós, me quedé en el rellano mirando al suelo mientras oía la risa de la otra chica, no podía aguantar más sin hablar con Luna, abrí mi piso tiré la bandolera dentro de él de mala manera y me dirigí al ascensor para subir al piso de Luna.

Al subir llamé a la puerta, esperé que el destino eligiera a Luna para abrir la puerta, el destino me sonrió, pues fue Luna quien la abrió, me miró sorprendida.

Luna: ¿qué haces aquí?

Iris: necesito hablar contigo.

Luna: ya, pero yo no quiero hablar contigo.

Me mintió, se lo veía en los ojos, todavía se veía rencor, pero había un atisbo de esperanza, aquellos ojos perfectos.

La chica apareció del salón, y la abrazó por la cintura.

Luna vio que iba a estallar y lo impidió.

Luna: es la vecina, quiere sal, me miró con rencor.

Luna se fue a la cocina a por la sal.

La chica: ¿es que no hay más vecinos que tú?

Luna volvió de la cocina con una bolsa entera de sal.

Luna: sí, pero parece que solamente quiere molestarme a mí.

Luna: toma, aquí tienes tu sal, ya te puedes largar.

Me dio la sal, mejor dicho, me tiró la sal.

Su mirada y su actuación mostraron venganza y rencor, no merecía la pena hablar ahora con ella, no en ese estado, la miré atónita cuándo ella me lanzó la sal, pero ella ni se inmutó, recalcó la sal como el engaño que la había hecho con Celia.

Iris: gracias por la sal.

Me di la vuelta y me marché por donde había venido, la situación se estaba mostrando insoportable, sentada en el sofá comí un plato precocinado viendo la tele.

La chica esa me caía fatal, cuando había agarrado a Luna por la cintura, por mi cabeza pasaban un millón de barbaridades para hacerla, quería que se apartara de ella, si Luna no hubiera reaccionado rápido, la hubiera apartado a empujones y seguramente la habría partido la cara, quiero a Luna, la quiero joder, el amor dicen que es capaz de mover montañas, es verdad, pero también es verdad que el amor puede hacer que te desgarres por dentro, te destruye cada puto segundo que la recuerdas, cuando recuerdas que una vez te quería a tí, y que ahora jamás te volverá a querer como antes y que además te odia y quiere a otra que no eres tú.

Parece que el mundo quiere recordarte el fallo que cometiste y porqué tu vida ahora no tiene sentido, estaba sentada en el sofá con la tele encendida, estaba haciendo zapping, y no había ningún canal en el que no hubiera nada de amor, películas románticas, series, hasta los anuncios, estaba harta, cogí las llaves del coche y me dirigí sin rumbo por la ciudad, de repente un local llamó mi atención, no lo había visto antes, era nuevo en la ciudad, encontré un sitio para aparcar justo al lado a si que lo tomé como una señal, aparqué y entré en el local, era un bar, se veían las mesas de billar al fondo, me dirigí hacia la barra y pedí una copa, el local no estaba muy lleno, pero tampoco estaba muy vacio, había gente de la universidad que había conocido de vista, me acabé la primera copa y me pedí otra, entonces alguien tocó mi brazo, miré, ¿acaso no había más bares en la ciudad que me había tenido que meter en este?

Chica: hola. (me sonrió, ¿por qué me sonreía?)

Iris: hola.

Chica: ¿tienes que ahogar tu pena?

Iris: ¿cómo?

Chica: estás aquí sola en la barra bebiendo alcohol y con la mirada perdida, diría que es por amor.

Iris: ¿por qué vienes aquí con una sonrisa?

Chica: ¿cómo quieres que venga, con cara seria?

Iris: ¿no estás cabreada por el golpe y la caída de esta mañana, y también por lo mal que te he tratado?

Chica: no, al principio me había cabreado por lo borde que habías sido al principio, pero luego me has pedido perdón y te has portado genial.

Si no estaba cabreada, ¿por qué me había mirado durante todo el día?, no, no podía ser, ¿se habría enamorado de mí?, mi mente se estaba volviendo loca, a ver repasemos deprisa, me he tropezado con ella, la he pedido perdón, la he devuelto los papeles y espera, espera, la cara de embobada, era de enamorada, y luego las miradas por el pasillo y a la salido, no puede ser, no, pero porqué, la he cagado, bueno todavía no he hecho nada, todavía no la he cagado, vale, vale, que no cunda el pánico.

Chica: aún no me has contestado, ¿son penas de amor?

Iris:(que la digo, que sí, que no... voy a decirla la verdad) sí.

Chica: pues quién te haya dejado escapar es idiota.

Iris: todavía no sé tu nombre, ¿cómo te llamas? (la sonreí)

Chica: me llamo Sol.

Iris: ¿Sol?

Sol: sí, ya sé que es un nombre raro y poco común.

Iris: no es raro, a mí me gusta, (me pareció que ella se sonrojaba) es un placer conocerte Sol.

Sol: el placer es mío,(me sonrió pícaramente o eso me pareció).

Iris: creo que tus amigas te reclaman.

Sol: pues que me reclamen, (se acercó más a mí, su mano se puso encima de la mía)

Me eché hacia atrás, tenía que solucionarlo antes de que se me fuera de las manos, pero lo peor es que ya se me había ido.

Sol me miró asustada.

Sol: lo siento, no pretendía... pensaba... pero... no sé...

Esperé a que hablara pero solamente decía una palabra y no sabía continuar, la sujeté por los brazos y la miré.

Iris: tranquila.

Me volví a sentar en el taburete.

Iris: acabo de romper con una chica increíble, bueno mejor dicho, ella me ha dejado, así que yo todavía la quiero, espero que no te lo tomes a mal, también espero que me comprendas.

Sol: ¿ella te ha dejado?

Iris: sí, y no me preguntes porqué lo ha hecho, porque no te va a gustar la respuesta, Sol, busca a alguien mejor que yo, yo no soy buena para tí, y en realidad para ella tampoco, pero quiero recuperarla.

Sol se acercó a mi oído y en ese momento ocurrió lo inesperado, si crees que el destino juega contigo, pues que sepas que jugará dos veces, Luna apareció por la puerta del bar con esa otra chica de antes, que asco la tenía, cuando Luna me vio con la otra chica pegada a mi oreja, su cara cambió.

Sol: si no la recuperas, ya sabes dónde estoy (me besó en la mejilla y se marchó, Luna se me quedó mirando con fuego en los ojos y se pudieron dos taburetes más para allá del mío)

Mi pensamiento solamente repetía, la noche sin Luna, una y otra vez en mi cabeza, ¿cuántas noches soportaría sin Luna?, sabía que solamente la de ayer, me acabé esta copa y pedí otra, la tercera ya, me tenía que controlar si quería volver a casa en coche.

Mientras me tomaba la copa miré a Luna, se estaba riendo con la otra chica, parecía que se lo pasaba bien, hasta que vio que yo la mirada, entonces su cara cambió, veía en sus ojos que ella no se había olvidado de mí, no permitiría que se olvidase de mí, vi que en el lado de mi barra no había salero, pedí un chupito de tequila a la camarera, ella me trajo el limón, pero no el salero, cogí el vaso de chupito con el limón encima y fui a pedir el salero.

Iris: hola (miré los ojos de Luna)

Chica: otra vez tu por aquí, ¿qué pasa nos estás siguiendo?

Iris: he venido a por el salero para el chupito, (miré el chupito)

Chica: eres muy pesada con la sal, toma, (me dio con fuerza el salero en la otra mano, miré a Luna, pero esta apartó la mirada)

Iris: muchas gracias, (me marché con el salero en una mano y con el chupito en la otra)

Me tomé de un trago el chupito, luego me fui tomando despacio la copa, no podía parar de mirar a Luna, sonó una canción preciosa y la chica y Luna comenzaron a bailar, veía como la chica rozaba los muslos de Luna y como se acercaba a su boca sin besarla, mi corazón se rompía cada segundo que la veía con la otra y Luna lo notaba pero no hacía nada, supongo que esa era su venganza, o incluso peor, la chica la besó en la boca, con lengua, despacio, Luna no se apartó, me tomé la copa de un trago, el alcohol me nubló la vista, me fui directa a la pista, aparté a la chica de Luna.

Chica: ¿qué narices te crees que haces?

Iris: apártate de ella, ni la vuelvas a besar.

La chica se rió en mi cara.

Chica: ¿perdona? (nuestras miradas demostraban agresividad, tanto la mía como la suya)

Chica: la volveré a besar cuando a mi me dé la gana, ¿te queda claro?, (entonces me empujó, para que me apartase, pero yo no la dejé pasar)

Iris: Luna es mi novia, y no te quiero ver con ella, ni junto a ella, me acerqué desafiante, ¿te queda claro?

Chica: perdona, pero creo que Luna no tiene novia.

Miró hacia Luna y la preguntó, Luna respondió que ahora no tenía novia, la dijo que yo era su ex. De nuevo la chica se pudo enfrente de mí y me apartó y se dirigió hacía Luna, la seguí con la mirada, la chica me miró y sonrió.

Chica: ahora es mi novia.

La besó, no pude evitarlo, ya no era yo la persona que un día fui, la cogí de la espalda y la aparté a la chica de Luna, de la fuerza con la que la aparté, la chica se cayó al suelo, acto seguido se levantó cabreada y me dió un puñetazo en la cara, me comenzó a sangrar el labio, mi ira estalló, comencé a pegarme con la chica, la di un puñetazo, y otro, y otro, la ira me controló, miré a Luna.

Iris: soy la noche sin Luna.

Mis ojos desboradaban lágrimas de una tristeza inimaginable.

La chica estaba retorciéndose de dolor en el suelo, la di una patada y quedó boca arriba.

Entonces me di cuenta de lo que había hecho, la policía entró por la puerta, no me di cuenta, supongo que la había llamado la dueña del local al ver la pelea, una policía me empujó contra la barra, y con una mano me la empotró la cara en ella y con la otra me puso las esposas, me iban a llevar a comisaría, pero antes de llegar a la salida, me paré justo al lado de Luna, que se encontraba de pie desde que comenzó la pelea.

La miré a los ojos, ella también me miró.

Iris: sabes que yo no soy así, te quiero Luna y este no era mi plan para reconquistarte pero antes de darme tiempo, me he encontrado con esa chica a tu lado, ¿has tardado muy poco tiempo en olvidarme no?, es una lástima que yo no pueda olvidarte porque te quiero, y aunque no te quisiera tampoco tardaría tan poco tiempo en olvidarte.

Policía: ¡vamos!.

Me retuve a que me moviera.

Iris: soy la noche sin luna, oscura.

Antes de que la policía me fuera a empujar otra vez hacía el coche patrulla, no podía aguantármelo y se lo dije.

Iris: te quiero Luna, y no puedes permitir que te vea besándote con otra y pensar que no estalle y la parta la cara.

Iris: adiós.

Me metieron en el asiento de atrás del coche patrulla con el labio partido, no me dolía, me dolía más no saber en lo que me había convertido, en lo que sucedería después, en si todo volvería a ser otra vez fácil.

Tras prestar declaración de lo sucedido, me metieron en la celda, pasaría allí la noche y el siguiente día y el otro si nadie venía a pagar la fianza, pensé en llamar a Celia, pero mi cerebro todavía en shock por lo ocurrido, no lo pensó, pasé la noche en la celda, a media noche caí rendida.

Entraban rayos de sol por la ventana, me desperté, pensé en las clases de la universidad, pregunté a la policía la hora, me dijo que eran las 8 de la mañana, si salía ahora todavía llegaría a tiempo pensé, qué cosas, quién iba a pagar la fianza para que saliera si no llamé a nadie, y la única que lo sabía seguramente era Luna, que estaría en el hospital cuidando de la chica a la que yo había partido la cara esa noche, jamás me lo perdonaría, adiós el recuperarla, por poco me pongo a llorar en la celda por toda la tensión y la claustrofobia de pensar en pasar ahí sentada más días, era insufrible, pero no lloré, no pude, quedaría muy triste llorar en una celda.

Entonces la policía vino y dijo mi nombre, me levanté mientras la policía abría la puerta.

Iris: ¿sí?

Policía: han pagado tu fianza, puedes salir.

Iris: ¿cómo?, ¿quién la ha pagado?

Policía: no lo sé, la chica que la ha pagado te está esperando fuera.

No podía creerlo, pero cuando fui fuera y me la encontré, primero fue un sentimiento de felicidad, pero luego vino el desesperanzado, era Luna la que me esperaba fuera, seguramente habría pagado mi fianza por pena.

Cuando salí nos miramos la una a la otra, mientras yo pensaba eso, nuestras miradas se miraban, pero entonces ella caminó deprisa hacía mí, creía que me iba a dar un bofetón, pero en vez de eso, se abalanzó a mi cuello llorando.

Yo la abracé, no me lo podía creer, estaba abrazándome, la acaricié el pelo y sus ojos vidriosos me miraron, y entonces me besó, me parecía un sueño, no podía ser verdad.

Luna: yo soy la luna que ilumina tus noches oscuras, ¿te acuerdas?, me acarició la mejilla y se marchó, yo fui tras ella, ella iba más deprisa que yo, no podía alcanzarla, gritaba su nombre.

Iris: ¡Luna! ¡Luna! ¡Luna!

Entonces me caí de rodillas al suelo, Luna estaba bailando con la otra chica, lejos de mi alcance, Luna estaba sonriéndola, se besaron y yo no pude hacer nada.

Escuché un fuerte golpe, me levanté sobresaltada, miré a mi alrededor desorientada, había sido un sueño, miré mis manos, respiré, todavía me encontraba en la celda, mis ojos no se habían acostumbrado a la luz, ya era de día.

Policía: ¿Iris?

Me costó acostumbrarme a la luz, pero por fin pude ver a la policia que había abierto la celda.

Policía: ¿eres Iris?

Iris: sí.

Policía: han pagado tu fianza, puedes salir.

Iris: ¿cómo?, ¿quién la ha pagado?

Policía: no lo sé, la chica que la ha pagado te está esperando fuera.

No podía creerlo, las frases, la policía, todo era como en el sueño, esta vez me pellizqué para saber que estaba en la realidad, pero cuando salí y vi quién había pagado mi fianza, supe que era la realidad, esperaba encontrarme a Luna, pero no era ella, tampoco era Celia como pensé de camino a la salida, pues pensé que Luna se lo había dicho a Celia, y esta había venido a recogerme, pero pensándolo bien, desde cuándo iba a hablar Luna con Celia, en cambio la posibilidad de quien me esperaba a la salida era remota, pero no imposible por lo visto, fuera esperándome se encontraba Sol.

Me abrazó.

Sol: ¿estás bien?, pensaba que no venía mal que te echaran un cable.

Iris: no, la verdad es que no me ha venido nada mal, la sonreí mostrándola mi mayor agradecimiento posible.

Sol: he pensado que te gustaría ir a clase.

Iris: sí.

Sol: pues vamos, tengo el coche aquí cerca.

Salimos de la comisaría y nos subimos a su coche, de camino a la universidad comenzamos a hablar.

Iris: muchas gracias Sol por pagarme la fianza, pero cuanto ha sido, te lo devolveré.

Sol: no necesito que me lo devuelvas, ha sido un favor.

Iris: entonces como va eso, ¿yo ahora te debo un favor?

Sol: uno muy grande.

Iris: alguien habría venido a buscarme a parte de tí, sino hubiera perdido dos días de clase, tampoco hubiera sido para tanto.

Sol: nadie habría ido a buscarte Iris, tu novia, quiero decir tu ex, declaró a la policía que en el juicio declararía contra ti, además se marchó en la ambulancia con la otra chica.

Iris: declarará lo que vio, no contra mí, eso lo primero, y lo segundo, no iba a dejar a la chica con la cara partida ahí en el suelo para venir a buscarme, es lo lógico.

Sol: sé porqué te gusta tanto esa chica.

Iris: ¿a si?, ¿y se puede saber por qué?

Sol: es bastante guapa, pero aparte de eso, es inteligente y tiene algo especial, no sé que es pero se ve que algo especial tiene.

Iris: Luna es increíble, no tengo palabras para definirla, es única.

Sol: ¿se llama Luna?

Iris: sí, ¿por?

Sol: que tú también tendrás algo especial para que Sol y Luna estén por ti.

Iris: pues dime que tengo de especial porque yo no lo veo.

Sol: tu esencia muestra algo que ninguna persona tiene, ayer te partiste la cara por amor, te la habrías partido por cualquier novia, estoy segura.

Iris: eso no es especial, eso es estar demente y borracha.

Sol: eso es estar enamorada hasta las trancas.

Llegamos a la universidad, Sol aparcó, pero se quedó sentada y me miró.

Sol: soy quien ilumina tus días, me sonrió.

Iris: la sonreí.

Sol: te lo dije anoche, pero si la luna ya no va a iluminar tus noches, puedes llamarme, y Sol estará de día y de noche.

Una vez dicho esto, ella salió del coche al igual que yo, nos dirigimos a clase, todos los que me miraban, se quedaban mirando mi herida en el labio y mi pómulo un poco hinchado, también miraban a Sol, por lo demás el día fue normal, puesto que no tenía coche, cogí el transporte público para volver a casa.

Entré en el portal sin esperar que hubiera nadie pero me equivoqué, Luna estaba allí.

Cuando me vio entrar se quedó sorprendida, pero yo me quedé más, no me había ido a buscar, ¿acaso acababa de llegar del hospital?

Luna: ¿qué haces aquí?

Iris: parece que no te alegras de verme.

Luna: ya no sé qué decirte Iris.

Iris: ¿cómo que no sabes que decirme?, ¿que tal si me dices que me quieres, o que me odias?, pégame Luna, déjame claro que ya no me quieres, cuando me mires a los ojos quiero ver en ellos odio en vez de esperanza, eso es lo que quiero. (se lo dije histérica, estaba histérica, necesitaba respuestas, aclarar mi vida)

Luna: no puedo decirte que te odio.

Me acerqué a ella, estaba enfrente suya a escasos centímetros de sus labios, me moría por besarla.

Iris: entonces dime que me quieres.

Luna: tampoco puedo decir que te quiero.

Iris: pues si ni me quieres, ni me odias, entonces no te importo nada, notaba como se me inundaban los ojos, era por la impotencia que sentía.

Luna: sí me importas, Iris, tú me quieres ahora, pero antes no, te acostaste con tu vecina de enfrente joder(lo dijo gritando)

Los sentimientos estallaron en el momento inapropiado, cuando Luna soltó esta bomba, ojalá solo me hubiera afectado a mí, pero no fue así, cuando Luna lo dijo no se dio cuenta de que acababan de entrar Mike y Celia en el portal.

Mike: ¿qué?, Celia dime que no es verdad lo que acabo de escuchar.

Celia me miró con una mirada súplica en la mirada.

Mike se iba a marchar por la puerta, ya sabía la respuesta por el silencio que se produjo, pero Celia se interpuso entre la puerta y él.

Celia: Mike fue una tontería, fue antes de darte el sí quiero, discutimos, estaba vulnerable, esa noche bebí mucho, por favor perdóname, no te vayas, te quiero, te necesito, sin ti no soy nada.

Mike: habértelo pensado antes de acostarte con ella, Mike me miró con desprecio y se marchó.

Entonces Celia no se pudo controlar y se arrojó a por Luna, yo se lo impedí.

Iris: eh, eh, eh Celia, mírame a mí.

Celia miró a Luna y la dijo.

Celia: eres una guarra, zorra.

Luna: eso te está bien empleado por tirarte a la novia de las demás.

Entonces yo sin poder hacer nada, cuando miré a Luna ya se había metido en el ascensor.

Celia me golpeó y lloró de sufrimiento, yo la abracé, ella no tenía que sufrir las consecuencias, joder se iba a casar, a lo mejor no con el chico de sus sueños, pero ella era feliz y ahora no lo era, vale que ella llamó a mi puerta, pero si yo no la hubiera abierto, esto no habría pasado.

Iris: vamos Celia.

Subimos las dos en el ascensor, acompañé a Celia a su piso, antes de irme la dije.

Iris: lo siento Celia.

Celia: no lo sientas, no es culpa tuya.

Iris: sí lo es, si yo no hubiera querido recuperar a Luna.

Celia: tienes que recuperarla Iris, te costará, pero si tu corazón la ama, al final estará contigo.

Iris: ya lo sé, pero si exige tanto sufrimiento no sé si merece la pena.

Celia: quién sufre por amor es porque quiere de verdad, de corazón.

Me marché pensativa hacia mi casa, el día había sido duro y visto desde fuera parecía irreal, era Miércoles la hora de comer, parecía que había pasado un siglo desde ayer.

No sabía que me deparaba la tarde, pero esperaba que fuera una tarde tranquila, me equivoqué....

Gracias a tod@s por leer mis relatos, espero que os haya gustado, a muchos un relato erótico sin sexo puede resultar absurdo, pero así es como se desarrolla la historia, no es todo sexo, en los próximos relatos habrá sexo.