Encuentro de lo mas cosmopolita 2
La fiesta continuo y de qué manera.. Los años no pesaban en algunos todo lo contrario, parecía hacerles rejuvenecer.
Nos tomamos un pequeño descanso que aprovechamos todos para ir al baño e ir refrescando y lavando esos huecos y miembros que andaban en uso continuado y que agradecían ese pequeño receso, aunque las pastillas azules que había traído Hansen hacían mella en nuestros agujeros, pues los tres hombres que andaban por el salón estaban con una energía y vitalidad que a nosotras en minoría nos asustaba, bueno más a mí, pues Anna parecía encantada.
Me dirigía del baño al salón y al pasar por delante de Hansen, este me tomo por la cintura con sus fuertes brazos, me atrajo hacia el arrimando su miembro que estaba ya tomando un tamaño considerable, y diciéndome que era muy atractiva y que estaba muy bien, comenzó a sobarme pero con delicadeza, la verdad que a mí me agradaba esos cumplido y él aunque más mayor que Roberts era también sexy y guapo, me atraía su tez tostada del sol con aspecto rudo pero atractivo con alguna arrugas ya en cara que le favorecían, su cuerpo era menos musculoso pero si fuerte, también me había sorprendió su duro trasero, eso me gusta en los hombres, y por supuesto ese pene cabezón que primero asustaba pero luego una agradecía.
Era experto en tocar pues me tenía ardiendo, sus manos jugaban con mi sexo y mis pechos, y me restregaba su duro miembro que ya si estaba en su mejor momento, me dijo si le había excitado lo que le había hecho a mi esposo, que Roberts le había comentado que no me había follado por atrás pero si mi marido y que ahora quería intentarlo, que era su pasión ver a una mujer poseída por ahí, iba a responderle pero él me beso como impidiéndolo, me atrajo hacia él y su rabo estaba pegado a mi mojado conejito como pidiendo entrar.
Los gemidos de Anna me hicieron mirar pues me había quedado distraída con las calientes y expertas atenciones de ese alemán sexy, cuando vi que estaba sentada sobre mi marido en el taburete, con sus piernas abiertas y Roberts delante de ella pegada e intentado introducirle su dura polla, mi marido tenía las piernas trabadas abajo para liberar y dejar que Roberts pudiera acercarse a ella y casi seguro que la tenía clavada por atrás pues Roberts estaba con la mano guiando su largo rabo a ese conejo, mi visión no me permitía ver bien todo, pero se intuida y además la cara de Anna era un poema pero de placer, paco parecía vengarse de la cogida del alemán follando como un loco a su mujer por el mismo sitio que él había sufrido antes, ya Roberts la tenía ensartada pues sus manos se apoyaron sobre ella y mi esposos en sus hombros a la vez que daba fuertes embestidas.
Yo lo único que veía era las piernas asomar de ella abiertas por las caderas del francés que agitaba su culo con una maestría y un son que acompañaba rítmicamente con los gritos de placer de ella, el taburete corría peligro de venirse abajo ante las acometidas y el peso de mi esposo y Anna, pero pensé si se rompe ella quedara sujeta en el aire por aquellos dos rabos que por cada uno de sus agujeros le estaban haciendo las delicias.
Pegue un respingo cuando sentí con mi distracción que el alemán que andaba tocando lujuriosamente mi cuerpo me penetro con un golpe seco, abrí la boca para gemir y rápidamente fue llenada por su lengua maestra que andaba jugando con la mía, me tenía casi en el aire al ser más alto que con sus manos en mi trasero y separándome y pegándome hacia el con suaves embestidas, parecía un juguete en sus brazos, unos de sus dedos ya andaba hurgando en mi trasero y aunque sintiendo gran placer también comencé a tener miedo de ver que aquello cambiara de agujero.
Los intensos gemidos de Anna se confundían ahora con los míos, Hansen me dijo con una seguridad pasmosa.. Tranquila que hasta que no te hayas corrido y este bien dilatado no te penetrare por detrás, pero después me lo pedirás que te lo repita pues te garantizo un inmenso placer. Estas palabras con el tono que me lo dijo y sentir su gordo y enorme rabo dentro de mí me hizo regalarle rápidamente un orgasmo descomunal, que me dejo medio rendida en sus brazos, el con un tono pícaro y una media sonrisas me dijo, veo que quieres que sea pronto.
Este alemán me tenía asustada con su enorme seguridad y saber en el sexo, me di cuenta que nuestra generación aquí en España estábamos años luz en temas de cama con estas gente, ahora con dulzura me había descabalgado de su rabo, que mire asustada todo gordo y duro lubrificado por mi corrida que sabiamente y tras haberme girado y apoyado sobre el taburete al que puso un cojín para no hacerme daño en mi pecho, acercaba para mi otro agujero que estaba ya suficientemente dilatado por sus expertos dedos que habían jugado largo tiempo ya ahí.
Con sumo cuidado pero con decisión comenzó a meter la cabeza de ese dragón seguida de su grueso cuerpo que andaba con una dureza asombrosa, se me escapo un grito llamando a Paco, que aún no sé por qué fue, aunque me imagino que sería como pidiendo ayuda, el alemán se rio pero siguió con los envites a mi trasero que fue dilatándose y recibiendo un placer exquisito que yo mismas andaba asombrada, sentía un calor que se transformaba en gozo a la vez que un rico cosquilleo en mi conejo que ahora no tenía nada dentro pero ante mi sorpresas sentía placer.
No podía ver lo que le estaban dando a Anna pero sus gemidos la delataban y yo ahora estaba inmensa en un mundo de sensaciones raras pero placenteras que no me dejan pensar lo que me estaba sucediendo, el alemán con una vitalidad inusual para esa edad como se dice vulgarmente me estaba dando una follada de aúpa, de las que dejan huella, no tarde en correrme otra vez, momento que el considero bueno para vaciar sus depósitos de leche alemana, regalándome tal cantidad que yo pensé este hombre se queda seco.
Sus gemidos de placer contagiaron a mi marido que ahora gritaba soltando también su leche en el culo de Anna, que gemía pero con un tono leve como sin fuerzas y medios sollozos pero de placer, mi marido aguantaba estoicamente en el taburete como haciendo una ayuda a las fuetes embestidas que Roberts ahora estaba dando en el coño súper dilatado de esa alemana, gemía y balbuceaba en francés metiendo y sacando aquel estoque colosal, mientras los demás mirábamos absortos a tan tremenda cogida, el alemán parecía disfrutar viendo su mujer en ese estado pues animo al francés diciendo ummm sigue y dale que lo estaba deseando, te añoraba, estaba desesperada por bajar ya a tu casa y juntarnos.
Las palabras sirvieron para que Roberts terminara por correrse con un orgasmo que parecía extenderse a todos los presente, incluso Anna parecía tener uno simultaneo con él, pero no tenía ni fuerzas para expresarlo, simplemente se quedó relajada con los ojos medio en blanco, y el cuerpo desplomado, tanto que al retirarse Roberts y sacar su pollon de aquel dilatado agujero, mi marido tuvo que tomarla en brazos para que no cayera al suelo, llevándola al sofá donde quedó tendida intentando recuperarse.
Paco se acercó a mi lado dándome un beso y diciéndome en media risas, el alemán nos puso a los dos bien , esta gente es asombrosa, que vacaciones tan inesperadas estamos teniendo, tenemos que invitarlos que conozcan también nuestra casa, yo me reía pero diciendo que si, pues realmente iba a ser un drama el día de la despedía, pero bueno aún quedaban varios días y había que aprovecharlos..