Encuentro con una conocida del chat

Mientras hablaba, Roy había empezado a desabrochar la blusa de la mujer y sopesaba sus pechos por encima del sujetador. Sus pezones se marcaban en la tela. Roy metió la mano por una de las copas intentando abarcar toda esa carne en su mano, pero fue imposible.

Habían tenido un problema con las ultimas cajas de vino recibidas de las bodegas de Barbastro. Como por teléfono parecía que no querían saber nada, y como el volumen de compra que hacía el restaurante era grande, Roy decidió ir personalmente a las bodegas para aclarar el conflicto.

Salió temprano de Madrid, para aprovechar el fresco. Paró en el área de El Cisne, para echar gasoil al coche y desayunar un montadito de pan con jamón y una cerveza sin alcohol. De nuevo en carretera, sintió deseos de orinar, pero cualquiera paraba el coche en la autovía. No había áreas de descanso y para en el arcén era peligroso, ya no por los coches, sino porque si Tráfico veía que te habías parado a mear, primero cascaban la multa y luego preguntaban, así que decidió aguantarse las ganas, porque recordó que a la entrada de Huesca, por el antiguo desvío hacia la carretera de Lérida, habían puesto un supermercado, una de esas grandes superficies donde podría utilizar los servicios sin problema.

Cuando llegó, acababan de abrir. Aparcó el coche y se dirigió hacia el edificio. Mientras caminaba, vio como llegaba un coche, aparcaba ocupando dos plazas y se bajaba una mujer. Parecía ser una cuarentona, con una melena corta, recogidas las puntas para adentro, teñida de rubia. Llevaba gafas con montura de pasta, de esas rectangulares. Era algo regordeta. Buenos pechos y buen culo y vestía un traje de falda y chaqueta, de tonos grises. Más que una ama de casa, parecía una mujer trabajadora que se hubiera ausentado de la oficina para hacer las compras en el supermercado.

La mujer bajó rápidamente del coche y se dirigió, casi corriendo, al interior del edificio.

“Ésta tiene más ganas que yo”, pensó con ironía Roy.

Cuando entró por el largo pasillo del comercio, la mujer había desaparecido. A pocos metros vio el cartel indicando el wc, y, raudo, se metió por la puerta. Encontró los urinarios recién limpiados y se soltó la melena, evacuando toda la cerveza y sintiendo gran alivio por ello. Cuando salía, después de lavarse las manos, vio a dos mujeres de la Limpieza, junto a la puerta de los servicios de señoras. Una de ellas estaba muy indignada:

“Es que siempre me pasa lo mismo, parece como si no pudieran esperar”, decía una

“Pero mujer, que te pasa ahora”, decía la otra

“Nada, lo de siempre, que acabo de limpiar, y no habiéndose secado todavía el suelo, ha entrado una corriendo y se ha encerrado en un water. Le he dicho que fuera al otro y ni me ha mirado. Y me ha pisado todo el suelo, y....”

“Vengaaa, no te pongas así, olvídate. Tu has hecho tu trabajo y punto. Venga, deja el carro en la puerta para que no entre mas gente y vente a almorzar conmigo que ya es la hora”

Todavía hoy, Roy no sabe que es lo que le hizo pararse y meterse de nuevo en los servicios. Algo en su interior le insinuaba que, a lo mejor, la mujer que había pisado el suelo recién fregado era la misma que había visto en el aparcamiento. Esa mujer que Roy creía haber reconocido de haberla visto en unas fotos colgadas en un Foro de Internet. Esa mujer que, desde luego no sería nunca una portada de revista para hombres, pero que a Roy se le antojaba que debía de tener un buen polvo. Y Roy, como siempre, andaba algo necesitado de sexo. Roy esperó a que marcharan las dos mujeres y salió, de nuevo, al pasillo. Movió ligeramente el carro y entró al servicio de señoras, procurando que la puerta no hiciera ruido. Se agachó y buscó los pies y la ropa de la mujer bajo las puertas. Reconoció el tejido de la falda. Allí estaba su presa. Por los ruidos, se diría que estaba haciendo aguas mayores, así que una penetración anal, ese día, era un poco impensable. Cogió el carro y lo arrimó totalmente a la puerta, poniendo un cartel que vió que ponía “Fuera de Servicio” y cerró, nuevamente sin hacer ruido, la puerta. Se dirigió despacito hasta el fondo de la sala, dónde estaban los lavabos, escondiéndose en el ultimo water más cercano a los mismos.

Oyó como rompía el papel y luego el sonido de la cisterna. Por la rendija de la puerta, vió a la mujer acercarse a los lavabos, pero no llevaba bolso. Se lo habría dejado en el wc. La mujer abrió el grifo y se inclinó para lavarse las manos y cogió un poco de papel para secarse. En ese momento sintió como dos manos aferraban sus pechos y una voz masculina le susurraba al oído:

-“Hola M-4. Tus perolas son tan hermosas como me habías dicho y vengo dispuesto a comértelas”

-“Suéltame cabrón”, dijo la mujer y pareció como si buscase su bolso

Roy se dio cuenta y le dijo: “no busques tu arma en el bolso, porque te lo dejaste olvidado en el water, M-4”

En ese momento, la mujer reaccionó al oír lo de M 4. Sin duda no le era desconocido el nombre.

-“¿Quién eres?”

-“No importa. Pero he venido para hacerte mía. Todos los días me pones a 100 en los Foros con tus comentarios y tus insinuaciones y estoy dispuesto a manosearte las tetas y a comerte el chocho, pero no tenemos mucho tiempo, así que relájate y disfrutemos del momento”

M 4 miró al espejo y vió reflejada la cara de su agresor. En esos momentos sonrió.

-“Conozco esos labios, tu eres Roy”, dijo la mujer

-“Ya te he dicho que no importa quién yo sea, M-4. Lo importante es que ahora vamos a disfrutar”

Mientras hablaba, Roy había empezado a desabrochar la blusa de la mujer y sopesaba sus pechos por encima del sujetador. Sus pezones se marcaban en la tela. Roy metió la mano por una de las copas intentando abarcar toda esa carne en su mano, pero fue imposible. M-4 se dio la vuelta, desabrochándose el sujetador y morreando a Roy de tal manera que casi le deja sin respiración. La prenda íntima cayó dejando libres esas dos masas cárnicas. Roy no perdió tiempo, agarró las dos tetas y las manoseó. Su polla ya estaba poniéndose dura. Cogió un pezón entre dos de sus dedos mientras acercaba su boca al otro pezón. Lo lamió, lo mordisqueo y lo chupó como si quisiera sacarle todo su contenido. Mientras apretaba el otro pezón.

-“Súbete al lavabo”, dijo

M-4 se sentó en el mesado de piedra que había entre los lavabos, Roy la inclinó hacia atrás y le metió la mano entre las piernas, hasta que llegó a sus bragas, las apartó y empezó a acariciar .

-“Alza el culo, para sacártelas”, dijo

Así lo hizo M-4 y Roy le quitó las bragas, guardándoselas en el bolsillo de su pantalón, inclinó, todavía mas, a la mujer y metió su cabeza entre sus piernas. En otra ocasión, hubiera jugado con ella y hubiera sido más sutil, pero Roy tenía muchas ganas y muy poco tiempo, hasta que volvieran las limpiadoras, así que apartó los labios vaginales e introdujo su lengua entre ellos, sin mas dilaciones. Habiendo subido la falda de la mujer, se agarraba a sus muslos, apretándolos fuertemente. Primero intentó masturbar a M-4 solo con su lengua, pero tenía prisa, así que tumbó totalmente a la mujer sobre los lavabos y empezó a succionar su clítoris mientras se ensalivaba dos de sus dedos y la penetraba vaginalmente con ellos, haciendo un movimiento de vaivén, masturbándola. Con su mano libre, manoseaba una teta y su pezón.

M-4 tampoco andaba sobrada de tiempo. Pronto empezó a jadear mientras apretaba la cabeza de Roy. Movía las caderas como una posesa, tan violentamente que Roy tuvo que soltar la teta para sujetarla, como pudo, por su cintura.

M-4 empezó a levantar su pelvis mientras arañaba a Roy en sus brazos...eso no fue un orgasmo, fue una sucesión de ellos y tan sonoros, que aunque hubieran tirado de todas las cisternas a la vez, no hubieran apagado el sonido de sus gritos.

Roy enderezó a la mujer sobre el mesado con la intención de penetrarle, pero ahora con su erecta polla. Cuando ya tenía medio miembro metido, oyeron ruido en la puerta. Las limpiadoras habían vuelto y estaban retirando el carro de la limpieza. Rápidamente, M-4 bajó del lavabo y ambos entraron en el wc antes utilizado. Ella se sentó en la taza, mientras Roy cerraba la puerta y echaba el cerrojo.

-“Esa guarra sigue ahí metida. O se ha dormido o se haciendo unos dedos, dijo la limpiadora”

-“Déjala”, dijo su compañera, “si dentro de un rato no ha salido, llamamos a Seguridad”

Roy aprovechó el momento, ya que M-4 no podría hacer ningún ruido para que no les descubriesen y le metió la polla en la boca, mientras le sujetaba la cabeza. Mientras, Roy había cogido su bolso, que allí estaba todavía y vió que había un spray de defensa personal; “así que esto era lo que buscabas antes, ¿eh?, pues empieza a chupar y no se te ocurra morderme sino quieres que lo utilice” dijo Roy mientras sonreía.

M-4 pulverizó a Roy con la mirada, pero empezó a chupar mientras agarraba las nalgas y las atraía hacia ella.

Entre el calentón de Roy y el buen hacer de M-4, su corrida fue rápida.

-“Voy a correrme, pero te lo vas a tener que tragar para no mancharte la ropa, jejeje”

M-4 volvió a fulminar con la mirada a Roy, pero sabía que iba a tener que hacerlo y así sucedió. Cuando hubo terminado, ella se incorporó.

-“Eres un cabrón de mierda”, dijo M-4

-“Sí, y tu una puta guarra”, contestó Roy, mientras seguía manoseando sus tetas.

Ambos se vistieron para salir rápidamente de los baños antes de que avisaran a Seguridad.

-“Dame un teléfono, que mañana vuelvo por aquí”, le dijo Roy

-“Que te den por culo”, le contestó M-4

Salieron de los baños y cada uno se fue por su lado.