Encuentro con un ángel

Cuando fui a conocer la familia de mi novia me encontré con un angel que me llevo a la gloria cuando la desvirgue.

Encuentro con un ángel

Hola, mi nombre no importa, solo puedo decirles que tengo treinta años y que esta historia es real, ocurrió hace cinco años cuando en un pueblo cercano fui a visitar a conocer a la familia de Martha, mi novia; fue a la casa de sus abuelos, dado que sus padres habían muerto en un accidente en la autopista dos años antes.

La casa de ellos quedaba en el campo, a media hora del pueblo; llegamos el viernes en la mañana y me presento a su abuelo, Don Marco, un hombre muy cordial, de unos ochenta años, a su abuela Sofía de setenta y cinco, a su tía Margarita de cincuenta años y valga decir que muy bien conservada, de hecho no pude evitar mirar esos enormes senos que se veían como tratando de escapar del escote del vestido, a su prima Rosa de 25 años, muy linda físicamente pero con un carácter muy desagradable, y su primita Asunción de 18 años, alta para su edad, pero delgada y con unos senitos que apenas se marcaban bajo su camiseta.

En términos generales la recepción fue muy cordial, hablamos de todo un poco, Margarita se mostraba muy interesada por conocer más de mi, y por eso no dejaba de preguntar por mi familia, que hacían, donde vivían, en fin, todo un interrogatorio por su parte; Rosa dejo en evidencia desde el comienzo el hecho de que yo no le agradaba, incluso llego a poner muy tensa la conversación cuando dijo que así fuera el novio de Martha seguía siendo un desconocido, creo que ella no se caracteriza por ser precisamente una persona agradable, de hecho ni siquiera sonríe. Muy distinta fue la actitud de la chiquilla que quería que todo el tiempo le contara sobre la ciudad porque ella no la conocía.

Luego del almuerzo Martha y yo salimos a caminar un rato por los potreros y cuando llegamos a un sitio rodeado de árboles, me dijo que quería hacer el amor conmigo allí, pero que tranquilo, que nadie nos vería porque todos estaban durmiendo la siesta.

Nos besamos apasionadamente y acariciando sus nalgas fui halando la falda del vestido hasta dejársela en la cintura, le quite los pantys y metiendo mi cabeza entre sus piernas comencé a lamer intensamente su coñito mordisquendo el clítoris y pasando también la lengua por el ano, ante lo que ella daba pequeños gemidos y arqueaba su cuerpo, su orgasmo no se tardó en llegar y bebí sus jugos, luego puse sus piernas en mis hombros y la penetre de un solo envión, estuve bombeando por un rato y luego le dije que era la ocasión para que me hiciera otra entrega, todo lo que quieras dijo ella, y sacándoselo del coño se lo empuje en el esfínter, abrió los ojos y dijo no mi amor por ahí no, pero no le hice caso y empuje logrando vencer la resistencia de su esfínter dejándolo metido hasta la mitas; ella gritó y pidió que se lo sacara, a lo que yo le respondí que aflojara el cuerpo y que se masturbara, ella me hizo caso aunque la lagrimas escurrían por su cara, luego de un rato ya había podido metérsela toda y la bombeaba con fuerza mientras se masturbaba rápidamente, cuando me vine y le llené el culo de semen ella también llego al orgasmo. Mi amor, me dijo, me dolió mucho al comienzo pero es lo más rico que hemos hecho y siempre que lo quieras va a ser tuyo.

Cuando nos estábamos vistiendo, alcancé a ver tras los matorrales la figura de Asunción que nos había seguido y había espiado todo lo que habíamos hecho.

Ya en la tarde, antes de la cena me encontré en el corredor a la chiquilla y le pregunte porqué nos había seguido, me sombró su seguridad cuando dijo que sabía que mi novia y yo hacíamos "cositas" y que ella ido tras nosotros porque quería aprender porque el año siguiente la iban a enviar a estudiar a la capital y no quería que allá le dijeran ingenua, y que si yo no la ponía en evidencia con la prima, ella no me acusaba con los abuelos, pero que quería ver más y para eso tenia que avisarle siempre. Ese pacto de complicidad quedó sellado con un beso furtivo que me dio en la boca antes de salir corriendo.

Los días siguientes fueron en apariencia normales, solo que antes de hacer algo con mi novia siempre le avisaba a Asunción donde íbamos a estar para que ella se pudiera acomodar bien y así pudiera espiar cómodamente, incluso me sugirió algunos sitios donde ella se instalaría previamente. Así vio como me lo mamaba hasta sacarme la leche, como me la comía en distintas posiciones, e incluso la vez en que mi novia se mastubó con una enorme zanahoria mientras yo la penetraba por el culito.

La noche antes de irnos, me buscó nuevamente en el corredor y me dijo que quería contarme algo importante, que bajara a la sala cuando ya se hubieran dormido todos. Salí de mi habitación ya cerca de la media noche, pase por la habitación de mi novia y me cerciore de que estuviera dormida, lo mismo hice en la otras puertas, bajé silenciosamente la escalera y la encontré sentada en sofá, vestida con su bata de pijama, recuerdo que era una tela suave y con estampado de ositos. Me senté a su lado y le pregunté que era eso tan importante que quería contarme, me dijo que cuando nos veía hacer el amor sentía unas cosquillas muy raras, pero que le gustaba mucho y que la otra noche se había tocado ella misma como había visto que hacía mi novia y le había gustado todavía más, y que ella quería que yo le hiciera todo lo que había visto.

Me quede perplejo, en medio de una fuerte contradicción porque ella era solo una niña, pero no podía evitar sentir el morbo que me generaba esa situación, estar así junto a esa ternura y esa inocencia pidiéndome que hiciera de todo con ella. Comencé a decirle que estaba equivocada, que todavía no era hora para ella, que debía esperar a que un chico se enamorara de ella y la hiciera mujer, que la diferencia de edad era mucha conmigo y que además me iba a meter en un problema gravísimo.

Asunción comenzó a llorar diciendo que yo la rechazaba porque ella era muy fea y además campesina, le dije que no, que no era eso, que ella era una niña muy linda y que iba a ser una mujer espectacular que cualquier hombre deseará; ella me dijo que no quería que ningún hombre la deseara, solo yo y se recostó en mi pecho llorando, yo la abracé tratando de consolarla y comencé a acariciar suavemente su espalda; estuvimos así un rato y no se en que momento al acariciar su cabeza seguí con su nuca y la sensación de la tibieza de su piel fue toda una descara eléctrica, le levante la carita y le di un beso en la frente y ella se quedo mirándome con los labios entreabiertos, era una imagen excitante y la bese, primero suavemente y luego de manera más apasionada, aceptó mi lengua en su boca y aprendió rápidamente a corresponder el beso; le quite la pijama y quedo solo con sus infantiles pantys de algodón, le besé todo el cuerpo, los pezoncitos bajando por el vientre mientras ella solo suspiraba, le quite los pantys dejando al descubierto un coñito tierno y sin un solo vello, con la lengua fui separando sus pequeños labios hasta llegar al clítoris, es sabor me excitaba todavía más, y lamí todo su coñito y su culito hasta que con un gemido me indicó que había llegado a un orgasmo, quedo desmadejada y temblando pero diciendo que rico, quiero más. La arrodillé frente a mí y le puse el glande frente a la boca, lo lamió, al comienzo un poco recelosa pero luego con mucha avidez se lo metió en la boca y chupaba como si la vida le fuera en ello, claro que por la inexperiencia en varias ocasiones me lastimó con los dientes.

Me desvestí completamente, me senté en el sofá y la puse sobre mí, con el glande a la entrada de su coñito y la fui dejando bajar lentamente, ella apretó los labios y cerro los ojos por el dolor que sentía, le tape la boca y subí mi cadera fuertemente, gimió al romper su himen y nuevamente las lagrimas rodaron por su cara, me duele pero no me lo saques, dijo, luego de un rato había logrado meterlo casi todo, pero no empujé más para no lastimarla, comenzó a cabalgar primero lentamente y luego cada vez más rápido, la sensación de su coñito estrecho era deliciosa, cuando tuvo su orgasmo se sentó con fuerza, de manera que finalmente le quedó metida por completo, pero yo aún no me venia, por lo que se la saqué, la dejé de espaldas recostada en el orillo del sofa y separando con mis manos sus nalguitas, no me pude contener y de un solo empujón en su culito se lo metí hasta el fondo, con el grito que dio pensé que se hubieran podido despertar los de la casa, pero no fue así, se lo deje adentro un rato mientras se acostumbraba y luego la culee a gusto mientras ella se masturbaba, bombee con fuerza hasta que sentí que no podía aguantar mas y eyacule copiosamente dentro de su culito; nos quedamos así un rato hasta ya flácido se lo saqué.

Nos vestimos, limpiamos lo mejor que pudimos el sofa que se había manchado de sangre, semen y algo de mierda, la lleve a su recamara y me fui a la mía pensando en lo que acababa de hacer y las consecuencias que podría tener, pero afortunadamente al fín con el tiempo no paso nada, ella nunca contó lo que habíamos hecho y finalmente yo me casé con Martha.

A pasado el tiempo ya ahora espero con ansia la llegada de Asunción que al fin se va a venir a estudiar a la ciudad, y a que no saben donde se va a alojar?

Efectivamente se va a quedar en mi casa, vamos a ver que pasa, por ahora no puedo dejar de pajearme recordando como desvirgue ese ángel.