Encuentro con mis pasiones adolescentes

Tomas descubre un mundo totalmente nuevo para el. Con alluda de Martín el sexo entre chicos les da la bienvenida. Pasion de pubertos, inexperiencia, hormonas y quizas un poco de amor es el mundo al que ingresan con curiosidad.

EL ENCUENTRO CON MIS PASIONES ADOLESCENTES

Hola, mi nombre es Tomas, tengo 18, años y hace uno descubrí un mundo totalmente nuevo para mí.

Me encontraba en ultimo año de preparatoria, aunque suena odioso soy un chico guapo: cabello rubio, ojos claros, buena estatura, cuerpo atlético aunque no muy marcado y una interesante y de buenas proporciones herramienta escondida entre mis bóxer. Sin embargo eso no evitó que me convirtiera en uno de los "fantasmas" de mi colegio, a nadie le importaba lo que pasara o dejara de pasar conmigo. Eso me ayudó a volverme más independiente, fuerte y alterno, algo raro en un chico de 17 años, pero me gustaba.

Pero las cosas tomaron otro curso cierto día en una de las clases que más odiaba: deportes. Mi maestra me pidió que junto con otro compañero, fuéramos por los balones para practicar algo de baloncesto. El chico se llama Martín, tenia 16 años y aunque nunca lo había notado y a mi criterio no me interesaban los chicos, o por lo menos eso creía, era un jovencito bastante atractivo: ojos muy negros, cabello rojizo, piel pálida y un cuerpo que aunque no era muy marcado se veía bastante atlético, era un completo lolito. Ambos corrimos al salón por los balones, por el camino noté como mi compañero lanzaba fugaces miradas a mi cuerpo, estas se desvanecían cuando mis ojos buscaban los suyos en busca de una respuesta. No cruzamos una sola palabra ese día pero sabía que mi cuerpo me obligaría a buscarlas en otra ocasión.

Otro de esos enigmáticos encuentros, se dio para fortuna mía y también de el en uno de los baños del colegio. Yo estaba orinando y el baño se encontraba solo, de repente entró Martín quien se noto sorprendido al verme, pensó que en el baño no había nadie, levantando una de sus cejas me saludo y se dedico a lo que iba, eligio el orinal del lado y comenzó a mearla. De nuevo las sensaciones extrañas se apoderaron de mi cuerpo y mi mente, el sonido que hacia al orinar y la imagen de aquel guapo chico tan próximo a mi, comenzaban a excitarme. De pronto y como estaba a punto de terminar, dirigí una de mis miradas a la verga de mi jovencito compañero, fue tan rápida que apenas pude notar que estaba circuncidada, la sorpresa se dio cuando al mirar su rostro noté como el compartía mi curiosidad y disfrutaba de un vistazo de lo mío.

-Que pasa?- le dije venciendo mis mas íntimos temores.

-Nnnnada...- respondió Martín, retirando su mirada de mi cuerpo, con una notable incomodidad.

Martín era uno de los chicos populares de la escuela, tenia muchos amigos y las chicas murmuraban todo el tiempo lo lindo que estaba. Para su edad estaba muy bien equipado físicamente, eso lo noté cuando uno de sus amigos, por jugarle una pesada broma, bajo sus pantalones con tan mala suerte para el, no para mí, que con los pantalones también bajaron sus bóxer, dejando al descubierto un pene flácido pero hermoso y unos testículos rosados y tersos que me emocionaron mucho. Definitivamente era un lolito suculento.

El gran día se dio por fin. El maestro de artes necesitaba parejas para trabajar unas exposiciones, yo como fantasma siempre me las arreglaba para trabajar solo, pero ese día la suerte me tenía una sorpresa guardada.

-Tomas y tú van a trabajar juntos- dijo el profesor dirigiéndose a Martín. –Los dos tienen las notas mas altas, no quiero que nadie aproveche su pasión por el arte, ¿verdad chicos?- dijo el maestro mirando a los amigotes de Martín, quienes siempre exprimían su talento en esta materia.

Martín estaba un poco extrañado por la salomónica decisión del profesor, y yo mas ya que la idea de estudiar con alguien no me gustaba mucho.

-Espero buenos resultados muchachos- agrego el profe dirigiéndose a Martín y a mi.

La clase continuo normalmente, los amigos de Martín comenzaron a decir babosadas respecto a que su colega tendría que estudiar con uno de los "raros" del salón y así pasaron el resto del día.

Llegó la hora de salida y yo como siempre tome mi camino a casa. Había quedado de encontrarme en la tarde con Martín para arreglar lo de la exposición, así que estaba un poco nervioso ya que no sabia en definitiva que era lo que me pasaba con el. Lo que si sabia era que las chicas me gustaban.... pero Martín me ponía a pensar otras cosas

..........

-Hola- Saludo mi nuevo compañero de trabajos.

Nos dirigimos a mi habitación, no había nadie más en la casa ya que mis padres trabajan todo el día y llegan hasta la noche.

El estar tan cerca de este jovencito me producía cierta sensación de comodidad que no me podía explicar. El estaba un poco cohibido, por que los dos nunca habíamos estado juntos en nada, apenas si sabía mi nombre.

Comenzamos a trabajar, deje que Martín se sentara frente al computador y buscara información sobre nuestro trabajo. Yo como buen puberto con internet tenia ciertos archivos secretos con informacion un poco picante, todo para calmar mis ancias de sexo, eran unas cuantas fotos y videos hetero, nada fuera de lo normal. Martín dio con estos de sopetón, abrió uno de lo videos y enseguida teníamos en frente a dos hombres y una mujer en un juego erótico bastante placentero.

-Ups¡¡¡¡ lo siento- dijo Martín – No sabia de que se trataba-.

Los dos estábamos ruborizados, no teníamos confianza pero sin embargo continuamos viendo el video. Los dos tipos se rozaban entre sí, unos toquecitos que me encantaban y me ponían a mil. Note como Martín disfrutaba de aquellas imágenes, sus ojos estaban fijos en la pantalla del monitor y su rostro mostraba una curiosidad que aumento mi excitación. Ver así, de manera sexual a este lolito, me empezaba a confundir.

Yo llevaba puesto un pantalón algo ancho, sin embargo esto no evito que las dimensiones de mi pene, que despertaba de su calmo sueño, fueran evidentes. Me percate que a Martín le pasaba lo mismo, disfruté mucho de la imagen de aquel tubo adolescente forrado por un poco tela. Decidí acabar con los rodeos y responderme muchas cosas de una buena vez.

-Con permiso pero debo hacer algo por mí- Le dije a Martín mientras desataba mi cinturón y dejaba al descubierto mi pene que estaba a punto de estallar, unas gotitas de algo habían mojado mi glande, definitivamente ese video y un lolito como Martín eran la combinación perfecta para ponerme a punto del orgasmo. ¿Por que lo hice?, aun me lo pregunto, y la respuesta es la misma: lo había deseado desde siempre... Martín siempre me hacia pensar en sexo.

Martín estaba sorprendido, por un momento pensé que se iba a levantar e iba a salir corriendo de la habitación. Pero no, el deseaba lo mismo que yo.

-Espero no te moleste, pero la verdad esto no aguanta mas- Me dijo mi compañero mientras masajeaba su pene por encima del pantalón.

-No te preocupes- respondí al momento que observaba como este suculento chico liberaba de una suave prisión un pene tan hermoso como lo había imaginado y como lo había observado la última vez. Media aproximadamente unos 18 cm, un poco mas corto que el mío, pero era bastante ancho, tanto que me hizo sentir lastima de la chica que tuviese que recibirlo en su interior. Su pelo pubico era rojizo, no lo había notado antes por que no era muy evidente, pero me pareció muy interesante y sensual, nunca antes había tenido un chico desnudo tan cerca a mí y quien iba a pensar que el primero en estarlo tendría tan particulares características.

Todos mis miedos e incógnitas se disiparon. Nos la jalamos al tiempo, movimientos rítmicos que masajeaban nuestros glandes rojizos y húmedos a punto de desfallecer en un borbollón de esperma; dos rostros adolescentes, íntimos y eróticos observaban la pantalla de un monitor que ya poco interesaba, una película porno que pasó a segundo plano cuando Martín decidió jugar un juego mas intenso.

-Ven- murmuró mientras me miraba con unos ojos de ternura y deseo que me dejaron en shock. Unos ojos muy oscuros y profundos, una mirada totalmente enigmática, me envolvía y me hipnotizaba.

Me aproximé a el, estábamos tan cerca el uno del otro que pude percibir ese exquisito olor a hombre joven, su boca estaba cerca, su respiración entrecortada formaba música con la mía, su olor a hombre en desarrollo me envolvía y me llevaba a mundos a los que nunca había llegado, estaba extasiado, era mágico, no quería que este hechizo terminara nunca, no quería dejar de sentir mi cuerpo volar amarrado a mis sentidos, sentidos que se sujetaban con fuerza a este chico.

Martín se aproximaba a mí, lo inevitable estaba por suceder, un par de labios rosados y vírgenes se envolvieron en un beso, primero suave y tímido, pero luego poco a poco se fue transformando en un largo y húmedo encuentro entre las bocas de dos chicos que apenas se conocían y que ignoraban completamente la existencia del mundo al que estaban ingresando.

Mientras mi compañero besaba mi boca sus manos comenzaban a investigar mi cuerpo, acariciaban mi pelo, bajaban hasta la espalda y con un suave masaje pasaba a mis nalgas, las acariciaba superficialmente y me invitaban a hacer lo mismo. Comencé a palpar su cuerpo: hombros fuertes, espalda muy ancha, cabello suave y lo que en definitiva mas me encanto y nunca olvidare: sus nalgas dos magníficos y concisos músculos que decidí apretar y sodomizar.

Martín comenzó a gemir a medida que mis caricias se hacían un placentero juego íntimo, dejó por un momento mis labios para poder ver como me apropiaba de sus hermosas posaderas, su respiración entrecortada ponía en evidencia el nivel de excitación al que le estaba llevando.

Ese inolvidable, puro, sincero y eléctrico beso de aprendices duro poco, supongo, sin embargo para mi fue eterno, el tiempo perdió sentido, desapareció, no importaba mas, la suerte estaba echada, quería que mi mundo cambiara y lo estaba consiguiendo.

Las manos de Martín también comenzaron a jugar, se apoderaron de los botones de mi camisa, sin dejar de besarme los desabrocho uno por uno, con calma y como un experto, me sentí en la obligación de hacer lo mismo, baje la cremallera de su chaqueta y tiré de ella hasta que calló al piso, entonces subí su camiseta a la altura de las tetillas, no lo podía creer estaba palpando la piel de un chico. Su piel era tersa, pálida, suave, tierna y encantadora, sus tetillas estaban erectas, las pellizque y sobe desesperadamente. Para entonces mi camisa estaba abierta y las manos de Martín también frotaban mi piel.

Como se desvanecen las gotas de lluvia para dar paso a los candentes rayos de sol, nuestro beso ceso para dar paso a una etapa distinta, una etapa que cambiaria nuestras vidas para siempre. Abrí mis ojos y noté como la mirada de Martín se encontraba con la mía.

-Estas haciendo realidad un sueño del que no quiero despertar- murmuro Martín, mientras pasaba saliva, estaba apenado y logró que yo también lo estuviera.

Martín tenia el abdomen plano y unos pectorales muy bien marcados, unos cuantos bellitos muy rojizos nacían en su pecho, en realidad era la luz la que los evidenciaba, Martin era lampiño igual a mi, su pene grueso y hermoso estaba completamente erecto, su glande hinchado y brillante formaba un conjuto perfecto con esa barra tiesa, ambos simulaban un monumento erguido en honor a la masculinidad, un monumento infinitamente sexual y aparentemente virgen, quería tenerlo, quería adorarlo, quería que fuera solo mío.

Nuestras manos se habían detenido, el juego se había pausado. Nuestras miradas se sostuvieron expectantes durante unos segundos, los ojos profundamente oscuros de Martín me dejaban en un estado de hipnosis, ambos esperábamos algo una palabra, una frase, un gesto, algo que nos autorizara a continuar.

-...Quiero ser tuyo... Quiero tenerte...- susurro Martín nuevamente en un tono algo poético. Sus manos reiniciaron las caricias: el juego iniciaba de nuevo.

Martín me despojo de la camisa, la dejó caer lentamente mientras besaba mi cuello y susurraba palabras incomprensibles en mis oídos, luego dirigió su atención a mis pantalones, desabrochando rápidamente mi cinturón me los bajó hasta los tobillos, yo estaba atónito, no musitaba una sola palabra, estaba tan emocionado que me abandone por un momento y deje que Martín tomara el control, sus manos exploraban todo mi cuerpo, acariciaban, masajeaban, rasguñaban, en verdad estábamos disfrutándolo.

Desperté de mi estado de letargo y ayudé a Martín en la tarea de despojarme de mis pantalones, en unos minutos yo llevaba únicamente mis bóxer blancos que estaban húmedos por los fluidos que minutos antes emanaron de mi interior, mi pene aun asomaba por la comisura de estos. Martín me miraba de arriba abajo, su rostro expresaba deseo y pasión, supongo que yo me vería igual, ambos estábamos muy pero muy excitados.

Llego mi turno y no titubee un minuto en aprovecharlo, Martín se quito la camiseta mientras yo desamarraba sus zapatos y bajaba sus pantalones dejando al descubierto sus bóxer negros y un pene rosado que guardo en un rápido movimiento, mi mano describía orbitas sobre su pubis, su pene las recibía por completo, esto le encantaba a Martín quien de repente soltó un seco gemido y dirigió una de sus manos a mi pecho y bajo a mi pene, me masturbo por unos segundos hasta que lo interrumpí al empujarlo sobre mi cama.

Yo había leído en algunos manuales de sexo que un buen masaje puede enloquecer a cualquier pareja, así que decidí aplicar mis conocimientos a la ocasión. Tome un poco de aceite para piel y lo regué sobre Martín quien me miraba curioso acostado boca arriba sobre mi cama. Comencé por los pies, los lubrique completamente y comencé a besarlos como si supiera del tema, los lamía, chupaba sus dedos y mordisqueaba sus talones, tenia a Martín a mil... lo sabia. Luego subí por sus piernas, mi lengua alternaba con mis dientes que se encargaban de los músculos atléticos de mi lolito. Llegue a la altura de su entrepierna, pero ignorando la muda suplica de su pene que amenazaba con romper su prisión de tela, pase por encima de este con unos lengüetazas que di al azar, quería dejar de ultimo lo mejor. Subí hasta su ombligo, mi lengua lo registró por completo, continué hasta sus tetillas las mordisquee un poco y lamí, me encantaba sentir sus pocos vellos rozando mi barbilla. Pase después a su cuello, mordisquitos pequeños pero placenteros, iban dejando marca por su paso, llegue hasta su boca y hundí mi lengua hasta toparme con la suya, dirigí un magistral beso que me transporto de nuevo, me encantaba su sabor, su saliva era deliciosa y su boca olía a hombre, a hombre joven sin escrúpulos, a lolito.

Termine con el beso y regrese a mi tarea. Llegaba el momento cumbre, Martín estaba listo para lo que fuera, comencé a bajar de nuevo por su cuerpo, mi lengua babeaba el pecho de mi hombrecito, me detuve de nuevo a la altura de su ombligo una ves allí seguí un camino marcado por unos escasos vellos, el camino me condujo al elástico del bóxer, levante un poco mi cara y aprecie por unos instantes lo que mi terapia había logrado. Por encima de aquellos húmedos bóxer se veían las dimensiones de una vara exuberante, a la altura de su glande una mancha de presemen dibuja un semicírculo bastante amplio.

Mordisquiue suavemente el bulto de Martín, el pego un salto pero luego se relajo, entonces decidí que era hora de liberar aquella bestia de su celda, comencé a bajar el bóxer, Martín alzó un poco su trasero para facilitar mi tarea, después de unos segundos tenia en frente mío aquel espectacular pedaso de carne, mis ojos buscaron los de Martín, en vano, el los había cerrado, su respiración era rápida y unas cuantas gotitas de sudor corrían por su frente. Volví mi mirada al pene de mi amigo, entonces acerque un poco mi boca, aun no lo tocaba, quería percibir todo lo posible, aquel pene olía delicioso, era un olor único que nunca olvidare, una mezcla de aroma a semen con un toque muy sutil de perfume, quizás Martín sabia a lo iba al visitarme y no olvido poner un poquito de loción para ser mas sensual, lograba su cometido para mi aquel chico era un príncipe y nunca me defraudaba, (si como huele sabe, será belicoso), pensé mientras reducía a milímetros la distancia entre el glande inflado de Martín y mis labios.

Después de detallarlo por unos segundos alfin lamí la punta del glande de Martín, no me equivocaba, era suculento ese sabor a jovencito, a lolito, a casanova, a puberto, a ambrosia, me encanto, entones metí casi por completo ese tubo de carne en mi boca, mi lengua jugaba con su glande, mis manos con sus bolas. Martín tomó mi cabeza con sus manos, note que acariciaba delicadamente mis cabellos y mis mejillas. Yo por mi parte disfrutaba al límite mi labor, sentía como su pene crecía a cada segundo, a cada lametazo, noté como Martín se había convertido en un chico jadeante y sudoroso, algo que nunca imagine ver. Luego de unos minutos mi lolito comenzó a estremecerse, comprendí entonces que sus huevos iban a entregarme un presente a modo de agradecimiento por mi trabajo, mis mamadas eran mucho mas fuertes y succionantes, su cuerpo se arqueaba y su pene se hacia más grande; de pronto sucedió:

-Siiii...... hummmm ¡¡¡¡... Hijo de putaaaaaa............-.

La primera derramada de un hombre en mi boca, conté seis chorros y seis contracciones, que llenaron mi boca de semen, de esa rica leche que nunca había probado, semen... con que a esto sabia, era delicioso, era místico, era el legado de Martín. Bebí la mitad de mi regalo y me asegure de dejar un poco para mi amigo, subí mi cara hasta la suya y entonces lo bese, fue otro de esos profundos besos, pero este era mas especial, tenia otro ingrediente, Martín bebió conmigo su propio semen, lo compartimos hasta que no quedo nada, entones me separe de el.

Martín sonrió, me miro fijamente, noté que estaba bastante rojo, su cara su pecho y sus ingles estaban coloreadas de un rojo suave, definitivamente lo había logrado excitar. Su pene estaba reposando entre erecto y dormido, brillaba babeante, colgando de la entrepierna de mi amigo.

-Sabe muy bien tu leche- le dije a Martín en un tono bastante pícaro.

-Nunca la había probado, pero si, esta como rica... Lo has hecho de maravilla, eres fantástico.. Muchas gracias... - me respondió, estaban jadeante y lleno de sudor. De repente se levanto en sus codos y me beso.

Note como mi pene se había contenido, estaba súper duro, no lo había aliviado y el lo pedía a gritos. Me separe de Martín y di una mirada a mi entrepierna, pobrecito, estaba muy apretado en mis bóxer, me deshice de ellos y me acerque a mi amigo, el noto la muda suplica de mi miembro -Ven...- me murmuro tomándome por el cuello y llevándome a la cama. Con un ágil movimiento Martín estaba sobre mi cuerpo, sus manos se apoyaban en la cama, una a cada lado de mi cabeza, sus infinitos ojos me miraban profundamente, entonces comenzó a besar mi cuello, de una forma tan dulce que me logro hacer vibrar, bajo hasta mis tetillas y jugo con ellas por un rato, luego se dedico a mi abdomen y por ultimo bajo hasta mi pene, lo chupo un poco y se saboreo la boca, tomo mis testículos con su lengua, los chupo por un rato, yo me revolcaba en la cama, era una sensación demasiado rica, nunca había sentido algo así estaba en el paraíso, Martín era un experto. Subió luego de nuevo a mi pene esta ves chupo mucho mas, mi glande estaba bastante sensible y la lengua de mi amigo era muy juguetona, de nuevo no lo podía creer esto era delicioso al extremo, definitivamente las pajas que me daba no eran nada, estaba delirando de deseo, sexo y pasión, estaba ebrio de sensaciones nuevas, estaba descubriendo mis pasiones, mis pasiones adolescentes.

-Haaaaaaagggggggg, hummmm......Martiiiiinnnnn...hummm.¡¡¡- Grite desgarradamente.

Me derrame como nunca, mi leche calentaba la cabeza de mi pene, era bastante y dure mucho expulsándola. Martín la bebió toda, excepto un poco que escapo por mi plátano abajo. El seguía lamiéndome, saco mi miembro y chupo mis huevos, su lengua los recorría y pesaba, era magnifico, algunas veces me lamía la raya del culo, eso también era nuevo pero me encantaba.

El se levantó, me miro y me dio otro beso.

-Eres hermoso, te adoro...- me dijo cuando termino de besarme.

-...¿Quieres cogerme?- pregunte casi leyendo su mente. Pero antes de que Martín pudiera musitar respuesta alguna, agregué- Por que yo tengo muchas ganas...te deseo mucho-.

Martín estaba sorprendido, supongo que jamás espero tal sinceridad del "raro" del colegio, de nuevo sus ojos me intimidaron, su mirada profunda se hundía en la mía como sí quisiera encontrar algo. Una suave y sutil sonrisa se mezclo con su penetrante mirada, de nuevo me dio otro de esos poderosos besos, nuestras lenguas jugaban y la suya registraba toda mi boca, como una penetración en miniatura, un adelanto de lo que estaba por venir.

-Soy todo tuyo, has lo que quieras con mi cuerpo. A partir de hoy eres mi dueño. Mi amo- Respondió Martín mientras sonreía aun jadeante.

No se lo que me pasaba, muchos sentimientos se apoderaban de mi pueril cerebro. Sentía algo bastante intenso por este chico, creo que comenzaba a nacer algo mas que una simple atracción . Era tan dulce, tan especial, tan tierno, tan todo lo que nunca había sentido que desee que nunca se fuera de mi. Lo abrase fuerte como para asegurarme que todo era real, luego le di un beso suave y lo mire a los ojos.

-Eres hermoso, encantador, eres mi lolito y seré un buen amo, nunca lo dudes- Le dije en un tono dulce que nunca había usado.

Nos abrazamos y besamos por unos minutos, yo estaba extasiado era mi primera vez y la estaba gozando al máximo. Martín se levanto de mi lado y se dirigió al escritorio donde estaba el computador, esa visión inolvidable de aquel par de gemelos y fuertes músculos moviéndose en frente mío, ese durito y erguido trasero, le devolvió fuerza a mi miembro, Martín limpio el escritorio de las cosas que tenia encima y se monto en el, una ves allí abrió sus piernas, al hacerlo pude ver entre otras cosas su rostro, de nuevo sus infinitos y oscuros ojos miraban los míos como queriendo descubrir algo en ellos, levanto una de sus manos y con su pulgar , de manera muy picara, me invito a su lado. Mientras me acercaba pude ver su ojete, rosadito y cerrado, no tenia nada de vello allí, era completamente lampiño. Me ubique entre sus piernas y con mi mano derecha toque el pecho de mi chico: luego baje hasta su ingle, allí acaricie suavemente la parte interior de sus muslos y juguetee con sus huevos, el pene de Martín respondía a mi invitación, se estaba parando y lo hacia de una forma colosal. Decidí que si iba a penetrarlo debía prepararlo, entonces me agache entre sus piernas, el las apoyo sobre mis hombros dejando libre el pequeño y rosadito hoyo que dentro de muy poco me pertenecería. Mi lengua fue la primera en colonizarlo, lamí completamente sus alrededores, Martín era muy pulcro, estaba deliciosamente limpio, por eso no me dio ningún pudor pasar mi boca por su ano, comencé a introducir mi pedaso de carne babeante en Martín, su ano le habría paso como si fuera de la realeza, su cuerpo vibraba y una de sus manos me tomo el cabello, con mi lengua comencé a dibujar circurculos en el interior de esa cueva masculina y sexual. Me asegure de babearla bien para que mi pene no causara un trauma muy grande, mientras lo hacia mi lolito gozaba al limite, su cuerpo se contorsionaba... ...y eso que apenas era mi lengua.

Busque los ojos de Martín, quería que me viera de nuevo, no se porque pero eso me hacían sentir cosas extrañas. Efectivamente el color oscuro de sus ojos, me lleno de valor y decidí que no habían mas vueltas, estaba a punto de perder mi virginidad, estaba a milímetros de dejar de ser el niño aparentemente heterosexual, estaba a milímetros de sentir algo único y que cambiaria mi vida. Debía hacerlo de una buena ves.

Martín cruzo sus piernas por detrás de mi espalda logrando amarrarme a el, mi pene completamente erecto rozaba su bolas y las untaba de presemen. El descansó su espalda contra la pared quedando bastante cerca el uno del otro, con sus piernas me llevo hasta su cara donde me propino un suculento beso. Yo puse mis manos en el borde la mesa una a cada lado de los muslos de Martín, tome un poquito de presemen de la boca de mi verga y con ayuda de mi índice lo introduje en el ano de Martín lo saque y di paso a la "maquinaria pesada". Mi glande comenzó a sentir el exterior del culo de mi lolito, lo hacia subir y bajar por la raya interior de sus nalgas, busque la entrada y comencé a empujarlo, Martín se estremeció, yo por mi parte estaba sintiendo algo supremamente intenso, era único, delicioso, jamás imagine que seria tan excitante penetrar el culito de un hombre, estaba en el limbo y las sensaciones aumentaban a medida que mi carne se introducía mas en mi Martín.

-Hummmmmmm...con caaalmaaa....-suplicaba Martín, le estaba doliendo.

Entonces me percate que por mi egoísmo había dejado en solitario a Martín, bese frenéticamente sus orejas y su cuello mientras mi pene y el culito de Martín me proporcionaban las mejores sensaciones que había experimentado en mi vida. Mi lengua recorría su cuello y le daba pequeños mordiscos de placer. Mientras tanto mi pene había entrado por completo pero cualquier movimiento hacia que Martín se revolcara de dolor, continué trabajándolo para que se excitara y mientras tanto su interior se acostumbrara a las dimensiones de mi virilidad. Sentí como las paredes de su ano se relajaron, mis besos continuaban y no aguanté mas la sensación que mi cuerpo experimentaba, mis piernas temblar igual que mis brazos, no resistí mas y comencé a dar suaves y arrítmicas envestidas a mi lolito, era un principiante se notaba, pero poco a poco comencé a hacerlo mejor, mi pene entraba y salía cada ves mas rápido, estaba en el limbo, en el cielo o donde fuera pero estaba sintiendo miles de cosas tan placenteras que creí desfallecer, pero me contuve y continué taladrando. Mi pene comenzó a chapotear y mi lengua continuaba humedeciendo el cuello de mi amante quien estaba completamente mojado de sudor y con los ojos cerrados jadeaba y a veces lanzaba dulces gritos de pasión, que yo respondía con los míos.

-Haaaaa..... sssiiiiiii ....... continuaaaaaaa......... continuaaaaaa ......Toooomaaaasssss.... siiiiii.- decía Martín en un tono frenético que me excitaba aun más.

Cada ves con mas fuerza dirigía los golpes de mi pene en su ano. Observe que el pene de Martín estaba a reventar y completamente húmedo, lamentablemente no pude ayudarlo, por la posición en la que nos encontrábamos no podía satisfacerlo, quizás por mi inexperiencia pues cuando lo intente casi me caigo y por suerte logre acomodarme de nuevo.

Mi verga entraba y salía, jamás pensé sentir cosas tan placenteras, el ruido de la respiración entrecortada de dos adolescentes amándose, el olor a hormonas y semen que impregnaban el ambiente, el sabor de la boca de Martín que minutos atrás me había brindado un poco de su saliva, la imagen de aquel lolito, aquel puberto exhausto y sudoroso al que estaba haciendo temblar de pasión y finalmente las increíbles sensaciones que mi piel y mi tacto brindaban a mi ya exhausto cuerpo; todo se junto de repente, mis sentidos se conjugaron en uno solo, mi mente estaba ebria de pasión y por eso dormitaba en un universo donde solo existían Martín y Tomas dos chicos que casi ni se conocían, pero que se estaban proporcionando las sensaciones mas increíbles jamás antes imaginadas por ninguno de los dos. Así me sentía y así percibía a mi lolito.

-Agggg.......Toooomaaaaaaa.....sssssss.....aggggggggggg...siiiiiiiiiiii-

De repente el interior de Martín mejoraba increíblemente las sensaciones, contracción tras contracción le brindaban a mi verga el paraíso, comprendí entonces que mi lolito había alcanzado la cumbre, sin siquiera haber sido tocado se había venido mojando su pecho y mi pubis de deliciosa y caliente leche. Me abandone, no resistí mas, cedí en mi lucha, me derrame en el interior de Martín de forma copiosa y lenta, cerré mis ojos, apreté mis labios y disfrute al máximo de mi primer orgasmo, producto de sexo, producto de sexo con otro chico.

-Hummmmmmm, Martiiiinnnnnn......hummmmmmmm......graciiiiaaaaasssss- Le grite a mi chico mientras las últimas gotas de esperma abandonaban mis testículos y se confundían en sus entrañas- haaaaaaaaaaaaa................-.

Lo bese profundamente con una increíble energía que místicamente había invadido mi cuerpo luego de ese candente orgasmo. Mis manos se metieron tras su espalda y con sus piernas aun rodeándome, lo alce fuertemente y nos tumbamos los dos en mi cama. Nos acariciamos un buen rato mientas nuestras bocas no se separaban mas que para dar libre acceso a la lengua del otro. Las caricias de Martín confirmaban que esto no era una alucinación, esto era real. Mi lolito resulto ser tan dulce, tan especial...... no sabia lo que sentía por el, pero mi percepción había cambiado, obviamente no lo podía ver igual. ¿Y las chicas?, ¿donde quedaban? Me pregunte por unos instantes, pero casi de inmediato deseche ese pensamiento, era feliz y por ahora queria estar así... Me levante en mis hombros para encender mi grabadora, tenia puesto un CD de Red Hot Chilli Pepers, deje que andara y se encargara de amenizar este mágico momento. Martín me acariciaba, me hacia cosquillas en la piel, yo lo estaba adorando, era mío y de nadie mas. Nos dormimos durante un rato, Martín se aferraba a mi pecho y yo lo hacia a su cuello, así estuvimos, desnudos en mi cama. Dos cuerpos jóvenes, inexpertos pero íntimamente sexuales, era tierno, los dos tirados allí jadeantes sudorosos, llenos de semen, cansados pero relajados.

Cuando desperté ya era de noche, la música había cesado, el computador se habia apagado. Mi lolito continuaba dormido, por primera ves pude verlo y mas que verlo detallarlo por completo, en realidad era hermoso, me sentía orgulloso de ser su "amo", como el mismo me había nombrado. Le bese en la frente y miré mi mesita de noche. ¡¡¡¡¡¡¡ El reloj, eran las siete veinte, mis padres no tardaban en llegar¡¡¡¡¡. En realidad hubiese sido caótico que nos vieran en este cuadro, su hijito el macho y un chico que no conocían, dormitando desnudos y saciados de placer.

-Martín.....mi lolito, despierta por favor, se nos a hecho tarde- le dije dulcemente al odio, disimulando mi gran preocupación.

El abrió sus ojos, los mismos enigmáticos y oscuros ojos que cumplían un efecto místico en mí, como un mantra, me liberaban y me hacían sentir vivo y amoroso. Lo bese suavemente y quite unos cabellos que se habían venido sobre su cara.

-Despierta mi dulce príncipe, el hechizo va a terminar- le dije con vos muy dulce.

El se percato del error que habíamos cometido al quedarnos dormidos durante tanto tiempo. Viendo su reloj, se levantó presuroso de la cama, pude observar su culito manchado por mis fluidos, tenía ganas de más pero no podíamos. Comenzó a colocarse sus boxers y yo me levante para vestirme también. Al cabo de unos minutos estábamos vestidos, pero nuestra piel aún conservaba las marcas del encuentro que recordaríamos para siempre.

-Debes ducharte cuando llegues a casa- recordé a Martín quien dulcemente sonrió.

-Gracias por todo, espero que no sea la ultima ves que nos reunamos para hacer "trabajos"....- Respondió el, en tono sarcástico. Yo sonreí, lo mire fijamente y bese de nuevo.

-Hacemos un excelente equipo- le dije y volví a besarlo. El beso termino cuando escuche el auto de mi papá que se aproximaba a la casa.

Martín salió de la habitación, yo lo acompañaba hasta la puerta donde me encontré de frente con papá.

-Holaaaa.. papá- salude con nerviosismo.

-Buenas noches señor- saludo Martín como si nada hubiese que ocultar.

Los presente y Martín se despidió de los dos, estaba calmado, hasta yo comenzaba a tragarme el cuento que habíamos estado trabajando durante toda la tarde, era un gran actor.

-Adiós Tomas, no olvide que todavía nos hace falta una parte del trabajo, no la podemos pasar por alto-. Me replico mi lolito, con una expresión sarcástica en su rostro.

-Adiós, no lo olvidare...- Me despedí. Sabía a lo que se refería, era obvio que faltaba algo más. No lo creí capaz de tal sarcasmo delante de mi padre, definitivamente no lo conocía.

-Parece un gran chico. Es bueno que socialices de vez en cuando- me dijo mi padre, a quien miré sonriente.

Sentía un poco de culpa, mis padres no lo merecían, pero era feliz: al parecer era gay..... Eso creía hasta entonces.......... pero valla que estaba equivocado....... no era solo eso.

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