Encuentro con mis pasiones adolescentes (2)

Martín y Tomas continuan explorando. Las cosas se van volviendo un poco mas claras para los dos. La "otra parte del trabajo" les resulta bastante bien y la disfrutan al máximo.

DESCUBRIENDO MIS PASIONES ADOLESENTES

La Otra Parte Del Trabajo

Hola, mi historia continúa. Martín y yo seguimos descubriendo este nuevo mundo de placeres y sentimientos. Los invito para que me acompañen a trabes de mis recuerdos en esta segunda parte. Es indispensable que hayáis leído la parte anterior o de lo contrario podéis perder el hilo. Este relato esta dedicado a todos vosotros, por que sois vosotros el motor que me impulsa a escribir.

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-Hola Tomas, buenos días...- Fue la primera frase que escuche de Martín después de la tarde anterior. Sus ojos, infinitamente negros me miraban igual, transmitían cierta sensación de amabilidad desaforada, que al parecer era yo el único que notaba.

-Hola, como esta- le respondí secamente con mi habitual personalidad poco social. Era mí deber seguir siendo un fantasma incluso con mi místico lolito, el que hace algunas horas me había hecho tan feliz.

Aunque no lo quisiera ese día para mí no podía ser normal ya que mi actitud y mi personalidad habían cambiado notoriamente. En mi rostro se dibujaba una expresión de felicidad poco disimulada y en mi cerebro una sensación de libertad se había instalado, no era el mismo, no lo podía ser. Ese día noté que no estaba solo en el mundo, por primera vez me percate que yo no era una isla, que habia mas gente a mí alrededor. Ese día pude detallar las personas con las que convivía casi la mitad de mi día, definitivamente lo que sucedió con Martín me había cambiado.

-Esta tarde a las dos en mi casa- Me replicó Martín cuando estábamos saliendo del colegio -Espero que no se le halla olvidado lo del trabajo- añadió él, esta ves sin el tono sarcástico en su voz -mire aquí esta la dirección- me dijo mientras me alcanzaba un papel.

De inmediato lo abrí y noté que había algo más que una dirección anotada. Espere a estar rumbo a casa solitario como siempre, para poder leerlo:

Un trozo de ese mar/ inunda mi paz/ la inmensidad de esa verdad/ no impedirá que pueda nadar/ dentro de ti para sentir/ y descubrirte cada día más.

Pa pa pa pa/ necesito tu calor/ pa pa pa pa/ necesito tu amor.

Me sentí morir, era hermoso, Martín mi lolito, el mismo que sé habia entregado en cuerpo a mí, ese niño hermoso que me hacia sentir tantas cosas me decía lo que sentía con las pocas letras de una canción.

Caminé completamente feliz a mi casa. Una vez allí tome una ducha, me perfumé, me vestí como un príncipe y me dirigí a la cita con mi lolito.

-Hola- Saludé a Martín quien sé veía supremamente atractivo.

-Qiubo. Siga- Me respondió secamente. –¿Ahora ya no le da pena hablarme bien?, Por que esta mañana me trato como a un desconocido. ¿O lo de ayer fue tan poca cosa que lo olvido? -Estaba completamente indignado por mi actitud en la mañana –¿Si?, ¿lo olvido?- agrego cortantemente mientras cerraba la puerta detrás de él.

-Yo....... lo siento....- Le respondí conmocionado, no esperaba esa actitud de alguien que me había dedicado unos versos tan hermosos, hacia tan solo unas horas.

De nuevo sus ojos invadían mi mirada, estaba parado enfrente de mí, se quedo inmóvil mientras su oscura vista nublaba mi mente. De repente y de forma rápida me tomo por los brazos y me acerco a él, sus labios se apoderaron de los míos de una forma intensa pero sutil al mismo tiempo. Me beso amorosamente, nuestras lenguas bailaban entre sí e investigaban el interior de la boca del otro, su saliva se fundía con la mía y se convertían en una sola. Mi cuerpo vibró a medida que el beso avanzaba, mis piernas temblaron, mi estomago se contorsionó, mis temores se esfumaron.

-Odio que me ignores, yo no puedo evitar pensar en ti- Me susurro Martín cuando el beso hubo finalizado, sus mejillas se enrojecieron lo cual me causo una sensación de ternura que nunca olvidaré.

-Lo siento, lo siento. Por favor discúlpame fui un estupido...- Le respondí mientras acariciaba sus mejillas tratando de desaparecer el rubor que se había apoderado de ellas -¿estas solo?- le pregunte un poco asustado ya que si no lo hubiera estado mis palabras habrían despertado el curioso oído de cualquiera.

-No te preocupes, el mundo es solo para los dos..... No hay nadie mas- Volvió a susurrar Martín esta ves mas cerca a mi oído.

-Me encanto tu nota. Es muy especial- Le dije a mi lolito.

-Es de la ley y se llama Intenta Amar. Espero que entiendas lo que quiero decirte con ella.

-Creo que sí.

-Por si acaso no lo entiendes claramente solo quiero decirte que te amo. Te amo como nunca e amado a nadie en el mundo. Té e amado desde que té conocí, desde que vi tu rostro por primera vez, desde siempre...... solo quería que lo supieras.

Mi mundo estaba completo, eso era lo que quería haber escuchado desde hacia mucho tiempo. Mi vida favorita estaba pasando allí y en ese instante. Martín se me estaba declarando y eso me hacia sentir el rey del universo

-Ven, subamos a mi cuarto, tengo algo para ti.

Se abrió la puerta y una sutil nube de agradable olor se vino sobre nosotros. Era incienso, en realidad olía muy bien. Su cuarto era agradable, un afiche de Cranberries en uno de sus costados y otro que hacia una apología a La Gioconda de Leonardo Da Vinci en el otro y justo al lado de su cama un gran póster de Guns’n Rouses. En sí era el típico cuarto de un adolescente. Exceptuando por supuesto la nube de incienso y una botella de vino tinto que reposaba provocativa sobre una mesa.

-Un amigo me aconsejó que hiciera esto cuando quisiera ser romántico- decía Martín mientras me conducía hasta su cama – espero te guste.

Martín sirvió dos copas de vino y me alcanzó una, cuando su mano quedo libre le dio play a su grabadora y de inmediato comenzó a sonar nuestra canción, la canción que me había dedicado. La cantó para mí, me hacia supremamente feliz. Mientras no dejaba de cantar, yo bebí mi copa.

El vino se apoderó de mis entrañas, me dio calor y una increíbles ansias de hacer maravillas con Martín. Me levante de la cama y tome entre mis manos su rostro, acaricie sus labios con mis dedos y le plante un beso.

-Tenemos que trabajar. Recuerda que falta algo importantísimo....- le dije con una sonrisa en mis labios.

-Como crees que se me podía olvidar. Acompáñame... te he preparado un baño.

Mientras caminábamos por los pasillos de la casa Martín se iba deshaciendo de sus ropas, cuando le mire noté que solo llevaba una camiseta y sus bóxer. Me condujo hasta el cuarto de baño donde encontramos una tina llena de espuma.

-¿Te apetece?- me dijo Martín mientras se quitaba su camiseta. –No seas aguafiestas, ven conmigo baby- agregó tomando mi suéter y ayudándome a quitarlo.

Estuve completamente desnudo en pocos segundos, el ver a Martín aun con bóxer observando mi cuerpo le dio a mi miembro la orden de ponerse en acción. Mis 19 cm. comenzaron a erguirse, lo cual lógicamente noto mi lolito quien tomó mi pene entre sus manos y comenzó a acariciarlo.

-Que bonito esta- dijo Martín como contándome un secreto.

Bajó mi prepucio y acaricio mi glande, una sensación eléctrica viajó por todo mi cuerpo. Él humedeció sus dedos con un poco de saliva y comenzó a acariciar mi miembro mientras su otra mano se encargaba de jugar con mis bolas formando una masturbación completa y suculenta. De pronto interrumpió su caricia.

-Es tu turno- Agrego mientras metía sus nalgas y me ofrecía su pelvis. Acaricie su pene a medio erectar por encima de la tela de sus bóxer, le mire a los ojos y le sonreí.

-Ya necesitaba ver de nuevo este juguetito- Le dije a Martín sin dejar de tocarlo –Sí que esta provocativo.

Mis manos se introdujeron por debajo del elástico de la única prenda que llevaba encima y acariciaron sus nalgas, comencé a bajar sobre la piel de su trasero. Con otros tantos movimientos deje su bóxer a la altura de los tobillos donde Martín mismo con ayuda de sus pies se los quitó por completo.

Mi mano derecha comenzó a jugar con las bolas de mi lolito mientras la izquierda se encargaba de su babeante y grueso miembro. Lo masturbe por unos segundos mientras de la boca de Martín escapaban gemidos y su cuerpo se retorcía de una manera que terminaba por excitarme más.

Me levante y bese su deliciosa boca, él me cubrió con sus fuertes brazos y respondió mi gesto. Dejó de besarme y de pronto me alzo, como si alzara un bebe y me dejo delicadamente dentro del agua de la tina, luego se introdujo en ella quedando encima mío y continuó con el romántico e idílico encuentro entre nuestras bocas. El agua llegaba a la altura de mi pecho por ello no interrumpía nuestra labor, sin embargo la posición en la que nos encontrábamos era supremamente incomoda para los dos y para lo que teníamos planeado hacer.

Continuamos besándonos por unos minutos mas, mis manos jugaban con su espalda y la raya de sus nalgas. Nuestros miembros estaban a reventar, el de Martín casi me punzaba el estomago y el mío se escondía entre sus piernas.

Nos levantamos sin separar nuestras bocas y nos recargamos contra el azulejo del baño.

-Soy tuyito......- susurre al oído de Martín al separarme de su boca.

Él me tomó delicadamente por los hombros y me invitó a dar media vuelta de tal forma que mi cara quedase mirando la pared, yo accedí gustoso totalmente conciente de lo que estaba por venir. Su romántica boca comenzó un juego cuyo fin no era más que preparar mi cuerpo para la acción venidera.

-Relájate y disfruta amorcito.....- Me dijo Martín cariñosamente, me encantaba sentirme amado por alguien.

Sus labios se posaron primero en mi nuca, alternaba estos con su lengua que humedecía mi piel a su paso., luego fue bajando hasta mis hombros los cuales lamió y mordisqueó hasta hacerme gritar. Mientras tanto sus manos masturbaban delicadamente mi pene que estaba apunto de explotar por la excitación que me estaba proporcionando. Su boca y su lengua bajaron rápidamente por mi espalda hasta la parte mas baja de esta, entonces sus manos dejaron de jugar con mi glande y se trasladaron hasta mi trasero.

Todo estaba por comenzar; mi pene ya había experimentado lo que era estar dentro de un chico y disfrutar de su estreches y su masculinidad. Pero me faltaba algo, algo que Martín estaba por enseñarme ese día, aun no sabia lo que era sentir a un hombre en mi interior, aun me faltaba experimentar lo que era entregarle una parte de tu cuerpo a alguien que amabas.

Lo primero que sentí fue el calido aliento de mi lolito ubicándose en el pliegue de mis nalgas, sus manos se abrieron paso por entre estas dejando al descubierto mi culito, que supongo se vería igual al de el, una cuevita rosa y aterciopelada, una cuevita caliente y amorosa que espera paciente su primera caricia.

Besó repetidamente mis nalgas mientras sus manos jugaban con mi ojete, de pronto sentí como algo delgado y húmedo se habría paso por mi cuerpo, era uno de sus dedos que se deslizaba cuidadosamente por entre mi culo, una ves hubo entrado por completo comenzó a trazar círculos en mi interior. Estuvo así por unos segundos mas hasta que su dedo fue remplazado por su lengua, húmeda, deliciosa y sexy, la lengua que tanto conocía estaba en una parte que jamás pensé tan sensible. Estaba vibrando era una sensación fantástica, su lengua penetraba mi culo de una forma tan candente que de mi boca escaparon gemidos de agrado y pasión.

Martín paró su idílica caricia y subió su rostro hasta mi cuello.

-¿Estas preparado Tomas?... – Pregunto suavemente a mi oído.

Su pene estaba a mil y lo sentía a la entrada de mi trasero, estaba pidiendo autorización para pasar, estaba caliente... lo tenia loquito.

-Soy tuyito...- Repetí a Martín quien volteó mi rostro para apoderarse de mis labios Sentí su lengua entrando en mi boca e inspeccionándola en su totalidad, pude sentir el sabor a mi cuerpo en ese pedazo de carne.

Las manos de Martín se posaron con delicadeza en mi cintura, su pene acaricio mis posaderas, su boca besaba mi cuello, mis orejas y mis mejillas que estaban rojas por la excitación del momento. Yo no aguantaba mas, estaba demasiado excitado y entonces tuve que rogar para que su verga colonizara mi interior.

-Vamos Martín, tómame.... no me hagas sufrir mas.

Él respondió hundiendo su miembro en mi trasero, sentí como ese pedazo de carne duro y masculino, comenzaba a entrar en mí. Una punzada salvaje, casi eléctrica, viajó por todo mi cuerpo, los vellos de mis brazos se erizaron, era un dolor agudo e insistente, era el glande de Martín siendo abrazado por mi cuerpo. La punta de su pene estaba húmeda y suave, sin embargo eso no evitó que su entrada fuera supremamente dolorosa.

Martín se percató de mi estado y detuvo su arremetida, beso mi cuello y acaricio mis cabellos, una de sus manos se deslizó por mí estomago hasta que encontró mi pene que por el dolor que estaba experimentando mi cuerpo ya no estaba tan duro como antes. Me acarició y masturbo cuidadosamente mientras me hablaba al oído.

-Tranquilo, relájate que todo va a estar bien.... siente mi cuerpo y disfrútalo. Dentro de muy poco el dolor va a desaparecer.....calmate amorcito.

Sus palabras me tranquilizaron y me recordaron lo especial que era este chico, en verdad me amaba y eso hacia del momento algo extraordinario. Me relaje y comencé a disfrutar de su mano subiendo y bajando por mi pene. Mi culo por su parte se acostumbraba a la dimensiones del intruso y comenzaba a ensancharse para darle la bienvenida.

Los movimientos pélvicos de Martín volvieron pero con mas delicadeza, su miembro duro como roca seguía avanzando en mi interior y seguía dándome oleadas de dolor que poco a poco y como por arte de magia se fueron confundiendo hasta perderse. Recordé entonces las tremendas dimensiones del pene de mi lolito, las mismas dimensiones que el día anterior me habían hecho sentir lastima de la chica que tuviese que recibirlas.

Pero ¡sorpresa!, no había tal chica, en ese momento era yo el pobre que tenia que lidiar con el ancho de ese elemento creado para rendir tributo a la hombría y la sexualidad.

Ese miembro tan masculino había logrado entrar completamente en mí. Mis entrañas lo habían aceptado como amigo, se habían rendido a sus pretensiones y comenzaban a disfrutar el espectáculo.

-¡¡¡¡Damelooooo.......damelooo todo.........!!!!- Grite, mi cuerpo pedía a Martín, lo deseaba.

Las caderas de Martín obedecieron, su pene entró por completo, sentí como sus huevos chocaron contra mis nalgas, entonces comenzó un mete y saca suave, delicado y rítmico, cada movimiento me hacia ver una parte mas del cielo, el dolor se había extinguido por completo, solo quedaba la pasión y las grandiosas sensaciones que mi cuerpo percibía.

Su mano continuaba jugando con mi pene que agradecía cada caricia sobre él. Por otra parte mi próstata, la que jamás había sido excitada, estaba siendo delicadamente acariciada por el glande de Martín que imagine inmenso y húmedo pasando sobre ella y robándole a mi cuerpo jadeos y movimientos que acrecentaban la pasión de ambos. Adentro y afuera, una y otra vez, mi culito ya era suyo, mi culito lo acepto, mi culito lo agradecía.

Una de mis manos se dirigió a la parte trasera de Martín, logre sentir como este par de encantadores músculos, gemelos y fuertes se tensionaban cada que la verga de mi lolito llegaba a su limite. Desee poder vernos, poder ver a estos dos pubertos tan masculinos dándose pasión desmedida, desee poder ver nuestros cuerpos sudorosos y jadeantes, en verdad me hubiera gustado verme con el culito partido y con ganas de más.

-Haaa...... ¿te gusta?........hummmmm- Gemía Martín con devoción y en vos alta.

Nuestros cuerpos bailaban entre sí, la mano de mi chico que subía y bajaba por todo el tronco de mi pene, su miembro entrando y saliendo de mi cuevita inexplorada, su boca dándome pequeños mordiscos en el cuello y en mis orejas, sus huevos chocando violentamente contra mis posaderas, nuestros cuerpos cubiertos de sudor y totalmente exhaustos, ese era nuestro baile, un baile de placer, un baile de amor.

Su pene entraba en mí y al hacerlo hacia un ruido excitante, este ruido se combinaba con sus jadeos y los míos, estaba por estallar, la sensación era única y supremamente alucinante. Mi virginidad estaba siendo entregada pero a cambio estaba en el paraíso.

El primero en rendirse a las sensaciones fui yo, la mano de Martín pasó escrupulosamente por mi glande y de inmediato varios chorros de espesa y caliente leche salieron de mi interior. Una parte quedo en la pared y otro poquito fue a quedar flotando en el agua de la bañera.

-Haa.......¡¡¡¡¡siiiiiiiiii, siiiiiiiiiiiii¡¡¡¡, té aaaadoro......hummmmmmmmm- Grite casi sin control mientras mis testículos descargaban su preciado liquido.

Martín por su parte aceleró los movimientos, su pene navegaba en mi interior, el sonido que hacia al entrar en mi era excitante, sus pelotas chocaban a cada arremetida de mi lolito, sus manos se movían por toda mi pelvis y limpiaban los rastros de semen que quedaban en mi verga.

-Mierdddaaaa, haaaaaaaa. ¡¡¡¡¡¡¡¡ sisisiisisiiiiiii¡¡¡¡¡¡¡¡.........- Fue el grito que lanzó al llegar a la meta, su pene depositó en mi varios chorros de esperma que calentaron mi ultrajado ojete, su cuerpo se retorcía de placer a medida que los movimientos cesaban y el esperma se movía en mis adentros. Su cuerpo se relajó, la tensión ceso y su pene agradeció lo vivido.

Relajados y exhaustos nuestros cuerpos se separaron, voltee mi rostro para poder encontrar el suyo. De pronto hay estaban, esos infinitos y supremamente oscuros ojos, que me llenaban de paz y quietud, su mirada era idílica, creo que había sentido deliciosas cosas mientras jugaba con mi anatomía. Nos miramos fijamente algunos segundos más sin pronunciar una sola palabra.

Un tierno beso terminó con el encuentro de nuestros rostros, lenguas y saliva de adolescentes de nuevo juntas, fue un beso inolvidable como todos los que nos dimos. Marín me tomo en sus brazos y de nuevo como a un bebe me llevo a su cuarto, por el camino continuamos besándonos, mis manos rodearon su cuello para no dejarlo escapar.

.................

-¿Que té pareció?, ¿soy bueno?....- Preguntó mi lolito mientras se recostaba en la cama justo a mi lado.

-Eres un machito cabrio. Merecerías hasta un premio- Le respondí mientras mis manos se paseaban por toda su piel.

-¿De que se trataría ese premio?- pregunto con curiosidad.

Mi mano se deslizó por su vientre, acaricie los vellos rojizos que nacían allí, luego me incline y bese su ombligo, mis dos manos se metieron detrás de sus nalgas.

-¿Que tal de esto?- Le dije a Martín a modo de respuesta.

Su mirada era de excitación, sus ojos me decían que ese era un gran premio para él. La verdad pensé que después de nuestro encuentro su herramienta no estaría preparada para mas acción, pero me equivocaba, Martín era un semental y todavía tenia mucha fuerza para amar y continuar siendo amando.

Bese sus muslos y los lamí con deseo: su pene justo encima de mis ojos comenzaba a erectarce, sus testículos rosaditos y voluptuosos me excitaban demasiado, los lamí y luego los intruje en mi boca, estando allí los succione tanto que al dejarlos libres estaban rojos y tensos, de nuevo y con mucha curiosidad miré el rostro de mi chico quien había cerrado sus ojos y tomaba con fuerza las sabanas tratando de contener su excitación.

Uno nunca elige sus pensamientos con libertad, eso me pasó en esos instantes de nuevo a mí mente llegaron interrogantes: ¿soy un completo maricon?, ¿entonces por que me gustan las chicas? Y ¿por qué me gustan los chicos?, ¿que demonios me esta pasando?, ¿es amor lo que siento por Martín?....... ¡¡¡¡¡No más¡¡¡¡¡¡........ me grite a mí mismo sin abrir la boca..... soy feliz y eso es lo que importa, fue la única respuesta que encontré a mis repentinos interrogantes

Una ves acallada mi mente note con sorpresa como mi miembro también hacia parte de la fiesta y se clavaba con fuerza de macho en la cama de Martín. Continué sin titubear con mi labor, pase suavemente mi lengua por la raíz del inmenso tronco que era el pene de mi lolito, lo recorrí en su totalidad y luego termine por meterlo todo en mi boca, logre saborearlo y chuparlo deliciosamente por unos instantes más.

-Ven, espera- Me dijo martín separando mi boca de su miembro. - Acuéstate aquí, a mi lado- me ordeno con cariño.

Yo le obedecí y de pronto tenia enfrente de mi cara su pelvis y su grandioso pene completamente erecto sobre mi frente desafiando la gravedad. Él por su parte se ubico dé tal forma que su apetitosa boca quedara al alcance de mi miembro. estábamos armando el famosísimo "69" del que tanto había escuchado hablar, estaba emocionado y comencé con el juego.

Metí ese pueril pene en mi boca y continué con lo que había empezado, él me siguió y comenzó a darme una mamada deliciosa. Ambos jadeábamos y gemíamos de placer, nuestros penes estaban siendo excitados con intensidad mientras, nuestras bocas daban lo mejor de ellas para que así fuera. Una mamada mutua donde nuestros glandes eran acariciados por la lengua y la boca del otro compañero.

-Hummmmm..........- Se confundían nuestros gemidos y se transformaban en uno solo.

Los dedos de Martín comenzaron a jugar con mi ojete que aun estaba adolorido, yo lo imite y realice una pequeña penetración reconociendo los lugares donde la tarde anterior mi pene se había perdido saciándome de placer. Mi culo estaba adolorido pero sin embargo los dedos de mi lolito me proporcionaban una sensación muy placentera que me llenaba de júbilo. Alternábamos nuestras mamadas al pene del otro con caricias en el trasero y lengüetazas en las pelotas.

No pasó mucho tiempo para que el momento cumbre llegara. Contracciones y gemidos ahogados marcaban el orgasmo de Martín, quien aun tenía algo de leche en sus huevos. Tome la base de su pene en mis manos y bebí ese liquido único y suculento, este estaba un poco más amargo y menos espeso que el de la tarde pasada, pero sin embargo se lo agradecí y lo saboree completamente. La boca de mi lolito era única su lengua recorría mi glande hinchado y algunas veces succionaba con toda su fuerza hasta sacar gritos de mi interior, chupaba como un experto, quizás lo era, me tenia nuevamente en el cielo, me tenia delirando de gozo.

-Haaaaaa........ que riicoooooo lo hacessss.......haaaaaaaaa.......- Grité a Martín sacando su pene de mi boca.

Mi orgasmo había llegado con fuerza, mis chorros de leche escapaban de manera salvaje y con contracciones infinitamente placenteras.

Mi leche bajaba por su garganta y eso me llenaba de ego, este chico era mío y de nadie más. Él chupo mi pene hasta que no quedo nada más en él. Termino su labor con un amoroso beso en la punta de mi glande, un besito cariñoso que me hizo vibrar, como muchas otras veces lo había logrado.

Mi lolito completamente agotado y sudoroso se acomodó nuevamente a mi lado, yo estaba igual, lleno de sudor y además de semen cuyo olor se confundía con el olor a incienso que aun permanecía en el ambiente. La habitación era nuestro mundo en esos momentos, esa energía que flotaba en ella me llenaba de regocijo.

De nuevo logre detallar su cuerpo, era impresionante verle así, completamente desnudo y agotado, un cuerpo tan varonil y provocativo a solo centímetros del mío. Era un chico hermosísimo, su cabello rojizo, sus negros ojos y sus delicados y rosaditos labios, hacían de su rostro una obra de arte completamente perfecta y ni hablar de su gloriosa y tentadora anatomía de puberto de 16 años. Estuvimos así por un tiempo, solo detallándonos y logrando comprendernos con caricias, mirándonos y sobretodo conociéndonos.

-Gracias- Le dije a Martín rompiendo el silencio de la escena.

-¿Por que?...- Me respondió él.

-Por hacer el trabajo conmigo- Le dije con una sincera sonrisa en mis labios.

Por unos segundos calló, cerró sus ojos y suspiro – Ayer estaba confundido, hoy solo tengo una cosa clara en mi mente- dijo tras pensarlo un poco - Lo único que sé es que te amo, como nuca había amado. Es lo único que puedo decirte- Agrego justo antes de abrir sus ojos.

-Pues yo... estoy mucho más confundido ahora- Confesé a Martín quien me miraba fijamente -jamás había logrado sentir esto por alguien, pero en verdad y aunque sea la primera vez......... creo que .....te amo. Era la primera vez que lo decía y fue difícil, pero eso era lo que sentía.

El sonrió y acarició mi mejilla –Creo que nuestras vidas van a cambiar. Pero yo siempre estaré allí para cambiar contigo-.

Con su mano acerco mi cara a la suya, nos besamos nuevamente, él me rodeo con sus brazos dándome una sensación de seguridad y protección que nadie en toda mi vida va a lograr superar.

Bebimos cada uno una copa más de vino y dormimos placenteramente durante algún tiempo, tiempo feliz, inolvidable y lleno de paz. Ese tiempo que jamás podrá escapar de mi memoria.

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