Encuentro con mi Señor V

Continua...

Tras la cena y la confesión de mis sentimientos, nos sentamos cómodamente, bueno mejor dicho él se sienta y me ordena que me ponga sobre sus rodillas, me quita las pinzas. Vuelve a dar la crema, lo hace suavemente, pasando por aquellas zonas más castigadas, mientras tanto hablamos de cosas sin importancia, esto es tan relajante que no quiero que acabe, va bajando por los muslos, vuelve a acariciar mis nalgas, así por un rato, con pequeñas incursiones cada vez más a mi ya mojado coño, con tantas caricias e incursiones yo abro de forma automática las piernas, facilitando su labor.

  • Jajaja, seguimos queriendo jugar un poco más eh, mira cómo me estas dejando perdido mi pantalón, pero no  te voy a follar el coño hasta que me lo pidas, si no recuerdo mal me dijiste en su momento que no lo necesitabas.

  • Lo siento Señor, no era en serio, sólo era una broma.

-No, pero por el momento voy a disfrutar un poco más de tu caliente culo, eso si enséñame tu ano, que quiero usarlo, es el único agujero que no he estrenado.

  • Sí Señor - lo hago.

Con la crema va haciendo círculos por alrededor del agujero y algún que otro golpecito da, pero sin meter el dedo, así está por un rato, luego va introduciendo el dedo, cuesta un poco, al estar un tiempo ya sin el plug me ha vuelto a su estado natural, pero él persiste, así está varias veces alternando entre caricias e intrusiones con sus dedos, al de poco decide que lo mejor es un lubricante, siento cómo algo frío cae por allí, me muevo, pero él me dice que me relaje y esté quieta, cuando ve que ha podido meter 3 dedos suyos dentro, me mete de nuevo el plug.

  • Ahora, te quiero a cuatro patas en el suelo, quiero que me muestres bien el plug.

Me pongo a cuatro, con la cabeza más hacia el suelo y levantando el culo, mostrando el plug.

  • Bien, ahora a ir a la habitación, quiero que vayas asi pero con las piernas separadas, que se vea bien tus dos agujeros.

Le obedezco, no sé qué planes tiene, pero estoy excitadisima por todas las caricias recibidas, me habría  encantado seguir por un buen tiempo así y sentir sus dedos dentro de mi. Pero bueno, espero que luego pueda tener esa oportunidad, me dirijo a la habitación, allí me pongo de rodillas esperando a lo que me ordene mi Amo, que está por detrás cogiendo cosas, como es unas velas, un vibrador, cuerdas y creo que una esposa. Por mi cabeza pasan muchas ideas, pero lo que más me asusta son las velas y las cuerdas, no he experimentado mucho con eso, las velas he usado muy poco, para algún que otro castigo telematico, que podía parar y echar más o menos a mi gusto, que era poco. Y en cuanto a las cuerdas y esposas eso me preocupa, porque me deja sin poder mover.

  • Tranquila, no voy a hacerte daño, tumbate en la cama con los brazos estirados y juntos, las piernas ya adivinas.

Lo hago, no sé a dónde mirar, me parece que estoy muy expuesta y un poco ridícula así, al de poco veo como une la esposa en mis muñecas con la cama, luego con las cuerda ata mis tobillos con cada pata de la cama.

  • Señor, así no me voy a poder mover ni hacer nada

  • Ese es el objetivo, ahora se trata de que te quedes quieta, aguantando lo que yo te haga.

  • Pero es que no me gusta estar sin hacer nada

  • Pues aprende ahora. ¿Confías en mi?

  • Sí Señor

  • Pues vamos a ello, pero no quiero que te corras sin mi permiso.

  • Lo intentaré Señor

  • Ahora te voy a vendar los ojos, quiero que pongas tus otros sentidos atención

  • No por favor Señor, no me gusta andar a ciegas, más adelante tal vez pero por el momento no.

  • Bien.

Mi Amo enciende unas velas, deja las cosas en la mesa, va acariciando mis pechos, que los tengo muy sensibles por las pinzas de antes, sobre todo los pezones que los tengo bien visibles, que si tuviera que llevar algo de ropa sin sujetador lo notarían todos. Lo hace de forma suave, recorre sus dedos por el resto del cuerpo, no me puedo evitar moverme e intentar alejarme, me hace cosquillas, está así durante un buen rato, para nada baja más allá del ombligo, yo deseo que baje más sus dedos, quiero sentir sus dedos dentro de mi, pero no puede ser, por mucho que intente subir un poco más el cuerpo, lo que me permite las ataduras, para que igual se apiada y mete sus dedos, pero lo único que consigo es que me dé algún que otro azote en el coño, no son fuertes, por lo que dejo de intentar. Dirige una de sus manos hacia el vibrador, lo acerca a mi clitoris y pasa un poco por el clitoris en circulos, dando algún que otra presión.

  • Señor, por favor

  • ¿Por favor qué?

  • Quiero sus dedos dentros de mi

  • No, sólo cuando tengas necesidad puedes pedirme, lo que quieras ahora no me importa.

  • Señor...

  • No.

Sigue con sus juegos, me está dejado bien excitada, no creo poder aguantar sin correrme

  • Señor, me voy a correr, déjeme

  • Bien, pero aguanta un poco, no quiero que te corras todavía - para, dejando que me recupere un poco - vamos a subir un poco más la temperatura.

Deja dentro de mi coño el vibrador funcionando suave, y coge una vela, al verlo me entra un poco de miedo, pero veo que sube a una altura algo alejada a mi cuerpo, por la zona de mi tripa a esa altura lo tumba para qur caiga un poco de cera, yo como acto reflejo meto lo máximo posible la tripa. Reconozco que está caliente, pero no de quemarse una, va haciendo recorrido con la vela por mi tripa, al principio son cortos, pero va poco a poco a que esté más tiempo derramandose la cera por mi cuerpo, estoy más relajada y puedo disfrutar más de lo que hace el vibrador, me vuelve la excitación a recorrer por todo mi cuerpo, luego sube hacia mis pechos la vela, sin tocar la cera mis pezones, cambia de la vela, la otra tiene más cera, que cae en una cantidad mayor directamente en mis pezones, duele un poco pero no es algo que no pueda soportar, me centro más en la sensación de la vibración que en la cera en mis pechos, me vuelve loca, tan pronto me pone a mil queriendo que mi Amo entre dentro de mi como que me baja con el calor de la cera. Tira la cera, al principio los trozos más pequeños, no sé cómo lo hace pero siento algo frío.

  • Ah, qué frío - grito de sorpresa

  • Jajaja, creía que me ibas a agradecer que te alivie un poco

  • Sí Señor, se lo agradezco pero me ha tomado por sorpresa.

Sigue con su juego de quitar la cera y luego pasar el hielo, cierro los ojos, pero de repente siento de nuevo el calor de la cera cayendo por mi tripa, otro tirón de la cera por los pechos, hielo por donde ha quitado la cera, y otra vez calor en otra zona de mi cuerpo, la vibración del vibrado ha aumentado de potencia, es un cúmulo de sensaciones.

  • Amo por favor necesito correrme, déjeme por favor

  • Bien mi sumisa

Me corro en medio de esas sensaciones de tanto contraste, calor, frío, dolor cuando retira la cera y placer con el vibrador.

  • Gracias Amo - le digo.