Encuentro con mi señor iv

Continua el encuentro

Llegamos a su casa, me quedo en la puerta, era la primera vez que iba a la casa de alguien para algo más que una velada entre amigos, espero un poco.

  • Pasa, pero tienes que estar completamente desnuda y en posición, luego vengo.

  • Sí Señor

Hago lo que se me ordena, me pongo de rodillas con las piernas abiertas, espalda recta y las palmas de la mano sobre las piernas, espero a que él vuelva.

  • No está mal, ven a cuatro como una buena perrita.

Me pongo roja, pero lo hago.

  • Muy bien, venga, ahora media vuelta y coge las copias, que las quiero ver.

Hago lo que me dice, y mientras me dirijo hacia el bolso pienso en qué decir a mi Amo para justificarme que no los he hecho todos, igual no se da cuenta que faltan frases. Como puedo todo a cuatro llevo las copias en una mano, se lo entrego, me pongo de rodillas. Quedo a la espera de lo que diga, pasa las hojas rápidas.

  • Muy bien, pero me parece que te faltan copias

  • ¿Ah, sí ?

  • Sí, para ser más exactos, te faltan 450

  • Qué raro, pues igual se ha quedado en el hotel, me habré equivocado a la hora de coger las hojas.

  • ¿Tú te crees que soy tonto?

  • No Señor, pero eso es una posibilidad, he salido rápido y no me he fijado si llevaba todas las hojas.

  • No sigas por allí, di la verdad, no quiero más mentiras.

  • Vale, joder, no me ha dado tiempo ha hacer las putas copias, eran un huevo. Y tenía que estar participando y atendiendo la reunión.

  • ¿Y por qué no has empezado por allí cuando has llegado al hotel?

  • Por si se te olvidaba o no te dabas cuenta

  • Ah, muy bien, así que la señorita le ha parecido genial engañar a su Amo.

  • No, pero no quería que me castigarás más por no poder terminar las malditas copias

  • Pues has conseguido todo lo contrario, y lo que has hecho has sido muy grave, por lo que ahora a aguantar las consecuencias, dirígete a la mesa a cuatro, y ya sabes cómo quiero que estés.

  • Perdón Señor, no pretendía hacerle enfadar. Lo siento

  • Obedece.

Hago lo que se me ha ordenado, se que la he cagado, espero de pie con el cuerpo encima de la mesa, exponiendo el trasero y con las piernas abiertas. Intento ver por dónde anda, pero no lo consigo, sólo oigo que anda por su casa revolviendo. Al de un rato le veo que se acerca.

  • Bien, incorpórate, mírame - obedezco y veo con horror que lleva en su mano la fusta, unas pinzas y unas esposas - manos atrás y juntitas

  • Sí Señor - tras decir eso me estimula un poco los pezones, pone 1º una pinza en el pezón derecho, no puedo evitar soltar un quejido - Ayyy, duele, está muy apretado

  • Ese es el objetivo, mantén las manos detrás - me ordena, vuelvo a poner detrás, aunque lo que desearía ahora mismo es quitármelo, y procede a poner la otra pinza - estas pinzas si que son de verdad y no las que te has puesto cuando has tenido castigos telemáticos.

  • Auuu, pero es que duele un montón - digo mientras me vuelvo a  poner las manos sobre los pechos para aliviarlos un poco sin quitar las pinzas

  • Manos atrás perra, no me gusta repetir - me vuelve a repetir enfadado, dando un manotazo a mis manos, lo hago, cuando lo tengo detrás me pone las esposas - recuéstate sobre mesa como antes, pero apoyando bien los pechos, piernas más abiertas y ofreciendo bien el culo

  • Señor, lo siento mucho, pero no me castigue con eso, haré lo que quiera pero con eso no me castigue, ya tengo el culo bien adolorido - digo poniendo la cara de lo más arrepentida y con temor a la fusta, nunca me habían pegado con eso - pídame lo que desee Señor, pero no me pegue con eso, me arrepiento mucho

  • No, y obedece ya, lo tienes bien merecido, ya te advertí que si me mentías ibas a recibir un buen castigo con esto.

  • Sí Señor, pero es que me va a doler un montón y dejar marcas

  • Como con cualquier otra cosa, el cinturón, la regla, cuchara, zapatillas...

  • Pero esos son cosas más cotidianas

  • Tranquila, confía en mí, te va a doler pero no te voy a dejar ninguna marca que te quede para siempre ni heridas. Ponte como te he dicho

Así que sin más remedio me pongo como me ha ordenado mi Amo, no quiero hacerle enfadar, es super incómodo no poder mover las manos y mantener la postura de estar con los pechos pegados a la mesa, acaricia mi trasero, juega con el plug un poco metiendo y sacando para al final sacarlo, se aleja un poco. Pongo atención al ruido que hay, no me atrevo a mirar cómo levanta la fusta contra mi pobre trasero, de repente, noto cómo cae el primer azote.

  • Ahhh, perdón Señor

  • Silencio, no quiero oírte,  sólo cuando te pregunte, esto sólo acaba de empezar

Asiento, y muerdo los labios, intentando no emitir ningún ruido, no está siendo precisamente mi Amo suave en el castigo, de hecho cada dos por tres incrementa un poco la fuerza para luego bajarla, no puedo evitar moverme para esquivar los azotes o aliviar un poco los pechos, pero él me vuelve a colocar en posición, sobre todo cuando da bien fuerte. Va alternando en cada nalga, de vez en cuando parte de la punta de la fusta en la parte interna del muslo o roza cerca de los labios de mi coño. Entre azote y azote me va preguntando y yo respondiendo entre lagrimas sus preguntas

ZASSSS

  • ¿Por qué te castigo?

  • Porque le he desobedecido Señor, buaaa

ZASSS

  • No, piensa

  • Ayyyyyyyyy, porque no he cumplido el castigo Señor

ZASSSSS

  • ¿Y qué más?

  • Buaaa, por mentirle Señor, no me castigue más por favor

ZASS

  • ¿Se hace eso a Tu Amo?

  • No, Señor

ZASSS

  • ¿Cómo es el castigo?

  • Auuu, muy merecido, lo siento mucho Señor

ZASSS

  • ¿La próxima vez que me mientas qué pasará?

  • Buaaaaaaaaa, no le vuelvo a mentir Señor

  • Bien, ya está, recuerda lo que pasa a las sumisas rebeldes y mentirosas, la próxima vez seré más duro. - me dice mientras deja la fusta sobre la mesa, me acaricia por la espalda para calmarme un poco - te has portado bien, pero te falta un poco más de castigo, esto sólo ha sido por mentir.

  • Lo siento mucho Señor, no lo vuelvo a hacer nunca

  • Me gusta oír eso, ahora dime qué pasaba si decías tacos

  • Que me iba a lavar la boca con jabón - le digo en un susurro

  • Bien, pues ya sabes lo que toca ahora, jabón en la boca y mientras copias las frases que te faltan.

  • Pero Señor, eso es un castigo de niñas pequeñas, he aprendido ya

  • No, ¿aquí quién decide los castigos?

  • Usted Señor

  • Pues no hay nada más que hablar, vas al baño y me traes la pastilla pequeña que hay en el baño.

  • ¿Me puede soltar las manos por favor Señor?

  • Sí, pero nada de frotar el trasero, quiero que se te grabe en esa cabeza lo que pasa por mentir.

  • De acuerdo Señor

Voy al baño ante la atenta mirada de mi Amo, duele mucho al andar, voy despacio, como si fuera un pato o así, procurando no rozar los muslos, escuece; al llegar al baño veo el jabón, no puedo evitar verme en el espejo, me veo todo llorosa, lo que más odio, me intento arreglar lo mejor que puedo secándome la cara, doy un giro sobre mi misma despacio, para poder ver cómo ha quedado mi trasero que está al rojo vivo, veo que hay surcos, tengo tentación de tocarlos un poco, pero me detengo no quiero seguir decepcionando a Mi Amo.

  • Aquí tiene el jabón Señor - le digo mientras le doy el jabón sin mirarle a la cara

  • Abre la boca - me ordena, lo hago, me lo mete en la boca - ahora sentada en la cocina que ya están las hojas y el boli, mientras voy a hacer la cena, te lo dejo en 100 y 150 copias, pero no significa que no lo tengas que hacer en otro momento, esto es un aplazamiento del castigo

  • Gracias Señor

En la cocina veo la silla con horror, porque si ya me duele de por sí el trasero sin apoyar en ningún lado no digamos si estoy sentada en una silla dura, me siento despacio y procurando tocar lo menos posible la silla. Me pongo a copiar, es imposible concentrarme, noto todo el rato el dolor de trasero, menos mal que no tengo el plug, y además aunque ya no molestan las pinzas como antes se me hace raro hacer la copia con eso. De vez en cuando dirige su mirada hacia mi, está preparando unos sándwiches, que los ha puesto a calentar un poco en la salten. Cuando termina se sienta a mi lado a esperar a que termine las copias, que me quedaban pocas.

  • Quieta, y termina, que la cena se enfría - me indica, yo únicamente puedo asentir, evitando lo máximo tragarme el sabor del jabón. - abre más la pierna, bien, por lo que veo mi perrita sigue mojada, qué pena que no puedas chupar estos dedos.

Así está un buen rato, jugando con sus dedos dentro de mi coño, frotando o pellizcando el clítoris, y si me distraía mucho cogía una de las pinzas y se ponía a estirar o retorcerlo, me tenía que concentrar en el castigo, que como lo estaba aplicando mi Amo no se podía decir que era algo de una niña pequeña. Por fin acabo con las copias, le entrego las hojas.

  • Muy bien perrita, ahora quiero que vayas a cuatro hasta el baño, dejas el jabón, luego vuelves sin enjuagar la boca, quiero ver cómo chupas con la boca limpia.

Hago lo que se me indica, al ir procuro que una de mis manos no toque el suelo, así luego puedo sacar el jabón, durante el camino noto como con los juegos de mi Amo parte de mi humedad se me va escurriendo por los muslos, estoy seguro que él lo ha notado, en el viaje de vuelta a la cocina le veo que sigue en el mismo sitio.

  • ¿Quiere que se lo chupe ya Señor?

  • Sí, pero únicamente te dejo usar las manos para liberar mi pene, luego únicamente tu boca.

  • De acuerdo Señor - lo hago, pongo empeño en hacer lo mejor posible, su pene estaba algo ya crecido, lo meto en mi boca tras liberar de su pantalón, se me mete más el sabor del jabón - bien, y ya sabes cómo es el sistema, y ahora es más divertido con las pinzas.

Presto atención de lo que él me indica con sus tirones, retuerces y amasar mis pechos, estoy durante un buen rato hasta notar que se corre en mi boca, me lo trago.

  • Ahora vamos a cenar, vas mejorando en esto, pero todavía te falta práctica

  • Gracias Señor

Me deja sentar a su lado, veo que ya está puesto la mesa, me parece rarísimo cenar desnuda mientras él está vestido, al principio entre los dos hay silencio, pero poco a poco genera una conversación al principio de cosas sin importancia para luego ir dirigiendo a lo vivido hasta el momento con él, no soy al principio capaz de decir mucho, entre la vergüenza de encontrarme tan expuesta a él y que ya de por sí me es difícil expresar mis sentimientos o sensaciones que tengo.  En líneas generales le indico que está siendo una experiencia abrumadora, porque me lleva a unos extremos de placer y excitación que nunca había experimentado a todo lo contrario, sobre todo en los azotes o en algunos momentos que habían sido bastante humillante, pero lo bueno es que en ningún momento he perdido la confianza en él ni la seguridad, así como que debía reconocer que debería haberme dado que no debería haber provocado tantos castigos, y que todos ellos eran merecidos.