Encuentro con mi señor

Fantasía de cómo sería un encuentro con mi Señor

Una breve descripción de mi persona, soy una chica de unos 23 años, con rasgos asiáticos, de una estatura de 1, 65 metros, con un pelo negro bien liso que llega a la altura de los hombros y de ojos marrones y que llevo unas gafas verdes y marrones monisimas. Aquí cuento cómo sería en mi imaginación el segundo encuentro con mi Señor ya que el 1º sería de toma de contacto.

Había ido a Madrid para una reunión que tenía a la tarde, pero no era sólo para eso, sino también para ver a mi Señor.

Me preparo en el hotel para salir a su encuentro, me pongo un vestido de manga corta de flores, de mis favoritos, va bien con mi pelo negro corto, ojos marrones y de piel sin ser muy morena, porque el tiempo no acompaña para que una se ponga morenita. De ropa interior me pongo un sujetador blanco de talla 95c que cubre los pechos pero con un poco de transparencia por sus dibujos y a juego unas braga blanca que tapa  parte del culo y cubre los pelos que tengo en el pubis. Y a juego unas sandalias y el bolso donde meto las cosas para la reunión y algo de maquillaje.

Una vez preparada con nervios y dudas me dirijo al punto de encuentro que me ha indicado mi Señor, al llegar le veo ya en la cafetería, le saludo tímidamente e igualmente él me saluda. Nos sentamos en una mesa, hablamos tranquilamente

Y de repente me pregunta si he obedecido su orden, yo lo niego.

  • Eres una perra desobediente, dejé bien claro la orden, el encuentro sin bragas y sin pelos.

  • Pensaba que te referías al encuentro para la noche, ahora no iba a dar mucho tiempo y luego tengo que ir a la reunión, no iba a ir sin bragas

  • Para otras cosas ya me preguntas varias veces o me explicas el motivo por el que no quieres cumplir la orden, pero en este caso lo has hecho de forma deliberada, a partir de ahora vas a tratarme de Usted y acabarás tus frases con Señor o Amo. ¿Te ha quedado claro?

  • Si Señor y siento por no cumplir su orden

  • Ahora no lo sientes, luego lo sentirás perra

  • No me llame así, no me gusta y menos cuando le pueden oír más personas

  • Yo decido cómo llamarte, y por descarada te quitas ahora mismo la braga y me lo das, no quiero protesta alguna o aumentas la lista de castigos que tienes pendiente

Yo me quedo un poco quieta mirándole para ver si va enserio y en su mirada veo que si, así que con disimulo me lo quito por debajo del mantel, lo doblo lo máximo posible y se lo entrego.

  • Tome Señor

  • Bien, veamos cómo es la braga - me lo dice mientras lo desdobla en la mesa, yo miro a los lados por si hay alguien cerca, no hay nadie cerca - pero mira por donde lo que me quería esconder la perra, está muy mojada, ¿Te gusta la idea de que vas a recibir el castigo merecido por tu actitud o es porque la perrita está en celo?

  • Sin más Señor - le digo con vergüenza

  • No es respuesta para mi, quiero saber el motivo, y abre más las piernas - me indica, mientras con una mano suya recorre el muslo para introducir algún que otro dedo en el coño - lo tienes bien mojado, parte cae por tu muslo y me parece que vas a acabar dejando perdida la silla con tus jugos, a pesar de saber que te voy a castigar por tu rebeldía.

  • Pare por favor Señor, lo va a ver alguien

  • Haber pensado antes, y no me parece en absoluto que no te esté gustando cómo entran mis dedos o que te esté frotando el clitoris, de hecho tu coño aprieta un poco mis dedos para que no salgan

  • No es así Señor

  • Mal vas, además de desobedecer me llamas mentiroso, he sido demasiado blando contigo, nos vamos a tu hotel, dime el número de habitación

  • La 315 Señor

  • Bien, vas por delante, te quiero desnuda en la posición que mejor creas para esta situación y dame la llave de repuesto para que cuando llegue.

Yo lo hago, voy para la habitación, me desnudo y me pongo en medio de la habitación de rodillas con la frente en el suelo y las manos estiradas. Al de un rato aparece él, sé que es él porque he puesto el cartel de no molestar.

  • Bien, pero quiero esa espalda más recta, piernas más separadas y ofreciendo bien el culo

Lo hago sin protestar, mientras el pasea por la habitación, hasta que se pone detrás de mi y me da varios azotes con la mano. Yo protesto por la sorpresa con el primero, los demás me callo aunque me duela un poco, porque pega fuerte

  • Perra, espero que tengas en cuenta mi esfuerzo por educarte

  • Si Señor

  • Ahora como estás quiero que te toques, y cuando veas que estás a punto de correrte me avisas

-¿Ahora?

  • Sí, no me gusta repetir las órdenes, así que para incentivarte te voy a dar varios azotes hasta que vea el entusiasmo por tocarte para mí

Me va dando varios azotes, reacciono y me empiezo a tocar con un poco de vergüenza, pero él no para de seguir azotando mi culo, parece que no se cansa, así que me esfuerzo en la tarea, él para y me observa cómo introduzco los dedos así como también de vez en cuando alterno en frotar o pellizcar el clitoris.

  • Señor creo que estoy a punto

  • ¿A punto de qué perra?

  • ¿A punto de correrme Señor? - le digo y paro de tocarme por si acaso

  • ¿Es una pregunta? Tú sabrás, nadie te ha dicho que puedas parar, así que sigue un rato más

Lo hago por un rato más aunque un poco más despacio, pero unos azotes suyos me hace retomar el ritmo de antes.

  • Perrita, venga, no tengo toda la mañana

Lo hago lo mejor que puedo, intentando concentrarme más en la sensación de placer que en los azotes en mi ya dolorido trasero.

  • Señor ya estoy a punto de correrme - le digo bajito, porque me da corte decirlo

  • No te oigo, dilo bien

Se lo vuelvo a repetir y entonces me deja que pare.

  • Ahora perrita cumple con la otra orden que te dí, y lo quiero ver yo cómo lo haces, pero ahora en vez de sólo quitarte un poco de pelo en el pubis, lo quiero todo pelado.

  • ¿No me deja hacerlo en el baño? , es vergonzoso hacerlo delante de usted Señor

  • Es parte de castigo, me obligas a ponerme estricto contigo, la próxima vez obedeces a la primera.

  • Vale Señor, voy a por lo necesario - digo  mientras me levanto y me dirijo al baño para coger la máquina depiladora, y susurro - mierda, no me puedo creer que me haga esto, joder qué vergüenza.

Una vez que cojo la maquinilla me señala que me ponga de nuevo de rodillas, lo hago y sin mirarle procedo a quitar los pocos pelos que tengo, menos mal que tengo poco, así que lo hago lo más rápido.

  • Ahora acércate y me chupas mi pene, y para que sea un incentivo mientras te estaré estirando los pezones, si lo haces bien te lo amaso, si vas lento te los estiro y si no lo metes dentro de la boca bien te lo retuerzo.

  • No es justo

  • Respuesta errónea

  • Sí Señor

Lo hago, al principio lo hago de forma torpe por la inexperiencia, por lo que me retuerce un pezón y en el otro me lo estira, va alternando en esta tortura, yo intento poner la mano pero me ordena que las tenga quietita y detrás de la cabeza, y que sólo debo centrar en mi trabajo que es chupárselo lo mejor posible.