Encuentro con mi prima
Era un sábado de mayo, el mas caluroso del mes y me disponía a cambiarme para irme de boda, mi tía se casaba en una iglesia cercana, mi novia y yo nos preparábamos juntos para asistir al evento. Terminamos de cambiarnos y...
Era un sábado de mayo, el mas caluroso del mes y me disponía a cambiarme para irme de boda, mi tía se casaba en una iglesia cercana, mi novia y yo nos preparábamos juntos para asistir al evento. Terminamos de cambiarnos y salimos hacia la iglesia, una vez llegados, saludamos al resto de los familiares allí presentes y nos fuimos donde todos mis primos se encontraban para hablar mientras esperábamos a la novia, entre mis primas siempre sentí satisfacción por Sheila, tiene 19 años, dos menos que yo, no es guapa ni mucho menos, es delgada, con unas facciones de cara muy pronunciadas, un aparato en los dientes y una melena oscura. Lo que siempre me llamo la atención fueron sus pechos, de tamaño mediano, con una forma redonda y apetecible como nunca antes les había visto. Estaba acompañada por su novio, pero estaba radiante, un vestido negro la cubría, de tirantes finos que dejaban que su escote apareciera en todo su esplendor y estuve toda la boda en frente de ella, sin poder quitar ojo a sus pechos.
Una vez terminada la comida, todos juntos fuimos al baile, bailé en primer vals con mi novia y el segundo con Sheila, agarrandola por las caderas, sintiendo en mi como sus duros pechos reposaban en mi pecho, como sentía que sus pezones empezaban a salir y me animaban a seguir bailando y juntarla fuertemente sobre mi.
Sheila al darse cuenta que estaba empezando a excitarse y a mi me gustaba, bajo su mano y la coloco en una de mis nalgas, apretando fuertemente y retirándola posteriormente por miedo a que mi novia nos viera, una vez finalizo la canción, me miro fijamente, sonrió y empezamos hablar,
-Ves como me has puesto- mirando hacia sus pezones.
-Perdona Sheila te habrás puesto tu sola- respondí sin poder quitar ojo a su escote.
-Pues como sigas mirando así, creo que no se van a esconder en toda la noche-
-Vamos a tomar algo si quieres y así puede que bajen-
Dejamos a nuestras respectivas parejas con el resto de la gente y nos fuimos hacia la barra.
-¿Qué quieres tomar?-
-Habana con coca cola- respondió.
-Bueno Sheila, a ver explícame como te has puesto así en un momento-
-¿Ponerme como?-
-No se en tu escote hay algo que antes estaba escondido-
Me miró con una mirada tierna, bebió un poco del vaso y me respondió,
-Creo que fue por culpa tuya-
-Pues espero que bajen un poco, sino tendré la culpa de más cosas-
-Tengo que ir al servicio, ¿me acompañas?- volviendo a sonreír de nuevo
-Vamos-
Entro en el servicio y me quede en la Puerta esperándola, intentando que la erección producida por tal espectáculo no se manifestase y Sheila no se diera cuenta.
De repente Sheila salio, me cogió la mano y me llevo dentro del servicio, el cual estaba vacío, entramos a uno de los inodoros y cerro la puerta con cerrojo, y antes de darme cuenta me dio un beso en los labios,
-Sheila ¿Qué haces?-
-No te hagas la victima ahora, mira como me has puesto y tú, mírate que paquete-
Quede absorto e incluso me sonroje al descubrir que Sheila se había dado cuenta, así que me acerque a ella y empecé a besarla en los labios, juntando nuestras lenguas con una fuerza como nunca había besado, aparto los labios un momento y agarro fuertemente mi polla por encima del pantalón,
-la quiero toda para mí-
Moví las tirantes del vestido y este cayo al suelo completamente, mi prima quedo desnuda para mí, no llevaba sujetador y ante mí estaban los pechos con los que tantas veces había soñado y ahora eran míos, servidos para mi disfrute. Los agarre con ambas manos y empecé a moverlas, sintiendo la excitación de Sheila; su respiración se entrecortaba, sus ojos brillaban y de sus labios salían tímidos gemidos, acaricie sus pechos y usando mi lengua, la deje resbalar suavemente por sus pezones, erectos y redondos, estaban sabrosos y oír disfrutar a mi prima me excitaba aún mas.
Sheila me quito la camisa, pasándome la lengua por mis pechos, bajo mi bragueta y salió mi polla, erecta y esplendorosa, y toda ella de un golpe se la introdujo en su boca, creyendo que se ahogaba, su lengua la recorría toda ella, su saliva me excitaba y poco a poco fue incrementando la velocidad, situando sus manos en mis nalgas. La coloque mis manos en su cabeza para dirigirla, el placer era infinito, me había olvidado de todo, de la gente, de las personas que entraban y salían del baño, nada me importaba, sus boca engullía mi polla.
Sheila se incorporo, quería que la penetrara, deseaba que su primo la dominara, aparte sus bragas y sin quitárselas coloque la punta en su coño y de un golpe la introduje hasta el fondo, sintiendo el golpe de mis huevos al chocar contra su coño, ella hacía esfuerzos por no gritar, por miedo a ser delatados, gemía en silencio mientras mi polla la penetraba. Sus pechos se movían vigorosos y eso me excitaba, les agarraba con mis manos sin dejar de penetrar, dando impulsos más fuertes, sintiendo como mi polla la atravesaba y chocaba contra el final de su ajero, aumente la velocidad y su excitación era enorme, con gestos de placer en su rostro y moviendo la cabeza con el fin de encontrarme y ver en mi cara la sensación que me estaba produciendo.
Sentí que mi leche iba a salir, quería estallar de jubilo y placer ante tanta excitación sexual y rápidamente saque mi polla de aquel húmedo coño, Sheila se dio la vuelta y con su mano empezó a machacármela, apretando fuertemente con sus dedos todo el tronco de mi polla, el placer me desbordaba y sentí que no podía mas, el chorro salio disparado hacia los azulejos del baño mientras mi prima no dejaba de fuertes movimientos y no paro hasta que todo mi flujo salió.
Nos vestimos, me beso y me dijo que la había encantado, salio del servicio para ver si había alguien, al ver su señal salí detrás de ella, encontrándome en la Puerta con mi tía, que me miro extrañada pero no dijo nada, aunque algo sospechara ya que Sheila me esperaba en la puerta.
Desde ese momento, Sheila y yo nos encontramos en secreto, para poder disfrutar del maravilloso mundo del sexo.