Encuentro con Laura

Después de dos años sin ver a Laura nuestro reencuentro es muy especial.

Había conocido a Laura hacía un par de veranos. Por aquel entonces ella tenía 23 años y estaba en la empresa en la que trabajo haciendo prácticas. Ella es de Madrid pero sus padres tenían un apartamento en Alicante. Enseguida hicimos buenas migas y el verano terminó con un "rollito veraniego". Se marchó a Madrid a seguir con su último año de carrera y aunque nos seguíamos llamando la cosa se fue enfriando. El año pasado decidió no venir por aquí por motivos profesionales, pero cual fue mi sorpresa cuando a principios de este Julio recibí una llamada de Laura. Me anunciaba su intención de pasar sus vacaciones en las costas alicantinas.

Cuando llegué al punto de encuentro ella estaba espectacular. Mide aproximadamente 1,68 rubia, delgadita y con unos pechos que aunque no muy grandes destacan bastante debido a su espectacular figura. Pasamos la tarde entre risas, anécdotas y recuerdos de ese verano que nos conocimos.

En esos primeros días las citas eran frecuentes, cafetitos, salidas nocturnas, paseos y al fin y a la orilla de la playa decidimos lo inevitable, que íbamos a pasar sus vacaciones juntos.

Un Viernes Laura me llamó. Habíamos quedado ya para esa tarde pero decidió invitarme a comer a su apartamento. Quedé a las tres de la tarde y hacía allí fui. Cuando subí a su apartamento la puerta estaba abierta. Me adentré y la encontré en el comedor poniendo la mesa. Allí estaba ella. Llevaba unas sandalias y un vestidito veraniego por encima de sus rodillas que ensalzaban su bella figura. Me saludó con un húmedo beso que hizo que mi pantalón corto empezara a marcar más de lo debido.

Tus padres no estaban contigo – pregunté

Sí ,pero no padre empieza a trabajar el Lunes y han decidido marcharse esta mañana para ir arreglando el piso

Después de comer nos tomamos el café en la terraza del apartamento. Yo estaba tumbado en una tumbona y ella entre mis piernas y apoyada en mí pecho.

Te ha gustado la invitación? – me dijo

Ha sido una agradable sorpresa

Y no me vas a recompensar?

En ese momento me regaló un sabroso beso en mis labios. Mientras nos besábamos mi mano comenzó a subir lentamente por su pierna. Acaricié la parte interna de su muslo mientras ella seguía jugando con mi lengua. Llegué a la parte de bajo de su bikini y jugueteé con la diminuta pieza de tela. Poco a poco la zona se iba humedeciendo. Mi mano se internó entre la tele y su depilada rajita. Comencé con un suave movimiento que hacía que Laura se fuera estremeciendo poco a poco. Ella no dejaba de besarme. Cuando mis dedos estaban húmedo ascendí en busca de si clítoris. Laura bajo su cabeza y apartando su pelo me dejo su nuca a mi disposición. No me pude resistir a mordisquearla mientras mi mano derecha jugueteaba con su clítoris. Ella ronroneaba como una gatita y me suplicaba que no parase. Al poco tiempo Laura llego al orgasmo. Quedo parada encima de mí, con las piernas semiabiertas y con mi mano en el interior de su vagina. Se revolvió sobre si y me besó.

Aun seguíamos en la terraza del apartamento. Se levantó me cogió de la mano y me arrastró al interior. En ese momento pude comprobar la erección que yo llevaba. Me acompaño a su habitación y me tumbó en su cama. Me bajo mis pantalones y mis bóxer y en ese momento mi pene saltó como un resorte. Laura se arrodilló en el suelo y empezó a lamer lentamente mi pene como si de un manjar se tratara. Bajaba a mis huevos, los lamía, subía hacia el glande y comenzó a tragar toda mi polla. Se la metió entera y esa visión junto a la maravillosa sensación hacía que si aun era posible mi pene creciera más y más.

Ella continuaba con la sensacional mamada y yo poco más pude resistir. Aunque le avisé insistió en seguir lamiendo su manjar y tragarse todo mi semen. Como una buena chica se esmeró en dejar mi pene en perfectas condiciones. La sesión no había acabado. Laura subió a la cama y sentada sobre mí, se despojó del vestido. Solo le quedaba la parte de arriba del bikini que a duras pena sujetaban sus preciosa tetas. Se lo quitó y me brindo una excelente visión. Sus pechos eran redondos y no necesitaban del sujetador para mantenerse firmes. Serian de una talla 85 con unos pezones pequeñitos y rosados. Se abalanzó sobre mí y nos fundimos en un largo beso. Jugando conseguí tumbarla encima de la cama y empecé a jugar con sus pechos. Casi me cabían en la boca, pero después de unos momentos me centré en los pezones. Estaban durísimos y era una agradable sensación jugar con ellos, morderlos, lamerlos. A Laura se le notaba que cada envestida con mi boca le trasmitía sensaciones de placer. Fui bajando por su duro vientre, recreándome en el piercing que adornaba su ombligo, hasta llegar de nuevo a su entrepierna. Besé suavemente la cara interna de su muslo acercándome poco a poco de nuevo a su depilado coñito. Lamía con suavidad sus labios vaginales introduciendo lentamente mi lengua en su rajita. Laura acercó sus manos a mi cabeza marcando el ritmo con el que quería ser follada por mi lengua. Con mi mano acariciaba el clitoris y no tardo en tener otro orgasmo. En ese momento mi pene volvía a estar en su máximo esplendor y poniéndome sobre ella la penetre suavemente haciendo el amor por primera vez con mi "madrileña".

A decir verdad la tarde se nos pasó volando y decidimos por la noche salir fuera a cenar y a reponer fuerzas para así poder pasar el fin de semana.

BESITOS CARIÑO.