Encuentro con el Vecino 2

Le puso todo burro saber que este abuelo vicioso y sus amigos sabían de las exhibiciones que yo hacía y que ya me habían visto. Sigo contando desde donde lo dejé la otra vez, cuando mi marido estuvo en el bar hablando con ese señor.

Según me comentaba mi marido, lo que le pasó con ese encuentro en el bar con ese vecino fue genial y a la vez sorprendente, de ninguna manera se hubiera imaginado aquella situación pero ahí estaba ese buen señor, ya mayor, pero con una cara de guarro vicioso que le asombró de entrada pero que luego después de analizarlo con más calma y darle algunas vueltas al asunto, le puso todo burro saber que este abuelo vicioso y sus amigos sabían de las exhibiciones que yo hacía y que me habían visto. Sigo contando desde donde lo dejé la otra vez, cuando mi marido estuvo en el bar hablando con ese señor y cuando salió del bar estuvo dando una vuelta para poner en orden sus ideas y planear algo para que yo hiciera y que incluyera al vicioso abuelo mirón.

Cuando mi marido llegó a casa me dijo que esa misma noche quería que yo hiciera una sesión de exhibición; él quería que me pusiera bien guapa y sobre todo muy sexy pues quería que me exhibiera en la venta para los vecinos. Sabíamos que había al menos dos tipos que teníamos identificados que nos espiaban cuando jugábamos a exhibirme, uno era un hombre joven de treintaytantos a cuarenta años, que vive con sus padres y  otro que sabíamos pero que nunca habíamos visto y que ha resultado ser nuestro amigo, el abuelo vicioso.

Mi marido no quiso contarme el encuentro que había tenido con el viejo en el bar, por el momento decidió esperar y no decirme nada, porque sabe que si me lo contaba me iba a poner cachonda como una cerda y quería que estuviera calmada, eran solo las 6 de la tarde y quería que yo empezara a exhibirme cuando empezara a anochecer. Yo como no sabía nada de ese encuentro que había tenido en el bar con el viejo vecino mirón,  inocentemente le digo que el chico, como le llamamos al más joven, no debía de estar, porque hacía varios días que no le veía. Al decirle eso, mi marido me dice que le gusta lo zorra que soy porque, entre otras cosas, ando pendiente del vecino mirón. Vale, me da igual que no esté, ¿y el otro? Me pregunta. No sé del otro, ya sabes que no se muestra, le digo. Poco podía yo imaginar lo que tenía en mente mi marido, y que a partir de ahora iba yo a ver cómo se me iba a mostrar; se te va a mostrar tanto que quizá le invite a casa una tarde o le diga que nos invite a la suya para que le hagas un pase de exhibición en exclusiva. Esto es lo que me confesó después que pensaba, pero de momento no me dijo nada... Solo quería ir disfrutando paso a paso deleitándose en los detalles.

Está bien me dice, esta noche te vas a exhibir para los vecinos y no se hable más, ¿lo entiendes? Sí, le digo yo. Y ahora ven aquí; mi marido estaba sentado en una silla y yo estaba semitumbada en el sofá. Me levanté y fui hacia donde él estaba, me acercó a él y metiéndome la mano entre las piernas empieza a tocarme el clítoris, al momento yo reaccionó, humedeciéndome, mi marido sabía que si seguía un poco más, me mojaría toda como una guarra, así que siguió un poco más abriéndose paso con sus dedos entre mi raja, y yo solo podía abrirme más y me mojaba cada vez más, luego, mi marido, va y  me dice: hazme una mamada. Cosa que hice al momento.

Después de correrse en mi boca y de tragarme todo su semen, me dio unos azotes y me dice que le contara que ropa tenía para ponerme esa noche para exhibirme a los vecinos, sin saber que me iba a exhibir al abuelo guarro y vicioso, aunque yo no sabía nada, de momento.

Continuará