Encuentro casual - parte 2 (ninna, 1ª)

Continuación de "Encuentro casual (ninna, 1ª)" en la cual la perrita atrapada (ninna) empieza a caminar por la senda del placer en el servicio al Amo

Queridos lectores; esta será la 2ª parte de las 4 en las que he dividido Mis primeras experiencias con ninna.

El resto de los relatos espero poderlos hacer de forma individual pero, en este caso, el desarrollo se hacía en exceso largo.

En estos capítulos que voy a publicar veremos lo que sucedió en esa primera sesión con ella.

En esta ocasión he eliminado la pronunciación andaluza pues varios lectores Me han indicado que solo complica la acción.

Espero que los disfrutéis.

...

ninna no se hace de rogar y se levanta dispuesta a cumplir con lo que la he mandado, izala va a por la servilleta y vuelve mientras Yo aprovecho y doy un ligero trago (el primero) a Mi copa que se ha quedado totalmente aguada.

izala viene a la mesa y la doy Mis datos; comprueba que el móvil es el que la doy y que el número de DNI corresponde y Yo Me levanto saliendo a recoger a la perrita que  he capturado esta noche.

Salgo hasta la puerta del pub; ninna Me espera con los dos abrigos y un foulard en sus pequeñas manos. Llego donde ella y, dándola la espalda, hago el gesto para que Me lo ponga.

Sin volverme, noto el gesto de extrañeza tanto en su preciosa cara como en la de la que trabaja en el guardarropa. Espero unos segundos y noto movimiento tras de Mi; un momento más y Mi gabán empieza a deslizarse por Mis brazos hasta Mis hombros; después, su mano lo alisa por Mi espalda.

A pesar de no ser mucho más alto que ella soy consciente de que ha tenido que ponerse de puntillas para colocármelo con lo que el pantalón seguro que lo tiene ligeramente caído. Me vuelvo rápidamente y, bingo, así es, la sonrío mientras se recoge la cintura y se intenta colocar el abrigo sujetando el bolso. Dado el estado en el que se encuentra no da pie con bola en el intento de ponérselo. Me compadezco, paso Mi mano por su cara y la doy un ligero beso.

-       te voy a ayudar por esta vez, pequeña perra.- la digo.- pero esto, como muchas más cosas, tendrás que aprender a hacerlo sola si acabas estando a Mi servicio.

No dice nada pero su cara es un poema; meto su cinturón en Mi bolsillo, tomo su bolso y lo dejo en el suelo mientras pienso porque los bolsos de las mujeres siempre pesan tanto.

-       ¿Qué prefieres que haga, ayudarte con el abrigo o sostenerte el pantalón?.- la pregunto.

-       Sosténgame el pantalón, por favor.- Me responde mirándome a los ojos.

Tomo el pantalón por la cinturilla mientras aprovecho para acariciarla la cintura, ella se pone el abrigo con soltura y deja que su melena caiga por detrás del mismo. A continuación anuda su foulard al cuello dejando colgar la cola entre sus poderosas tetas. La sonrío pero no separo, aún, las manos de su cuerpo, ella se deja hacer.

-       Bonita melena.- la digo.- Por cierto, tengo una pregunta que ninguna mujer Me ha sabido contestar; ¿por qué los bolsos de las mujeres siempre pesan tanto???

-       Jajajaja.- se ríe enseñándome una blanca dentadura.- Pues yo Le puedo asegurar que no llevo más que lo que necesito. Jajajaja.

-       Vale, de acuerdo; haré como que Me lo creo.- sonrío al contestar.- Espera un segundo que llamo a un taxi.

Utilizo los servicios del propio pub para llamar a un taxi (hay que recordar que, en aquel momento, las llamadas desde el móvil costaban un potosí); aunque no estamos excesivamente lejos no deseo hacerla ir tan incómoda durante casi 20 minutos.

La cojo de los hombros y salimos fuera, al frio de la calle; ella se aprieta más contra Mi aportando una gran sensación de calidez.

El taxi llega pronto y le doy la taxista la dirección del hotel; la meneo la melena en el viaje y ella apoya su cabeza Mis hombros. “Vaya casi como si fueramos una pareja normal” pienso mientras llegamos a nuestro destino.

Pago, entramos y Me dirijo a la recepción donde informo que la habitación será usada por dos personas esta noche pero que no necesitaremos de mayor servicio de toallas o demás. Me informan que no habrá problemas en ello y, tomando a ninna de la mano, entro en el ascensor.

Dentro del ascensor, la abro el abrigo y la paso el dedo por encima de jersey en la zona de sujetador; sus pezones responden inmediatamente y Yo sonrío; la miro a la cara, ella Me devuelve la sonrisa, nerviosa.

El ascensor llega a la planta; ella va a cerrar el abrigo y la hago que no con un dedo imperioso; siempre en silencio.

Abro la puerta de la habitación con la llave y la hago pasar al centro de la misma. ella continúa en la misma posición en la que ha recorrido el pasillo con ambas manos sujetando el abrigo abierto.

-       No hables muy fuerte que Me da que estas paredes no son muy gruesas.- digo con una sonrisa y en un tono medio bajo.

-       ¿Puedo hacer una pregunta?.- dice atreviéndose a hablar por primera vez desde que hemos salido del pub

-       Sí, claro

Respira hondo y dice:

-       ¿Por qué ha dicho que seremos dos a pasar la noche? Creía que me podría marchar en cualquier momento.

-       Puedes irte cuando desees pero prefiero decir eso que no tener que dar explicaciones a la mañana siguiente.- la contesto sonriendo.- anda ven que llamamos a izala. Prefieres usar Mi móvil o llamar desde el fijo del hotel.

-       Llamaría desde el hotel para darla mayor seguridad pero es que llamar de fijo a un móvil va a constarle un dineral; así que la llamaré desde Su móvil.

Sonrío, nuevamente, por la respuesta preocupada de ella y, sin dudarlo, Me dirijo al teléfono de la habitación.

-       Dame el número de tu amiga, niña.- digo mientras descuelgo.- Recepción, por favor póngame con el número…

ella Me mira y sonríe agradecida. Habla con su amiga, cuelga y se vuelve hacía Mí.

-       Bueno, pues ya está; ya soy toda Suya.- dice sonriendo

-       Uhmmm, Me temo que no lo eres desde ahora sino ya desde hace un buen rato.- la contesto con humor.

No puede evitar soltar una carcajada ante Mi contestación. La miro nuevamente, la sonrío y, acercándome a ella para acariciar su linda cara, la digo:

-       Colócate en el centro de la habitación.

Lo hace mientras Yo Me siento en la silla de despacho que hay en el mobiliario existente.

-       Deja caer el bolso y el abrigo al suelo, despacio, deslizándolos por tus hombros y brazos.

-       Pon las manos en la nuca y tensa los codos hacia atrás.- lo hace mostrando lo poderoso de sus tetas y la obediencia que demuestra.

Sus pezones se erizan y su respiración se acelera mientras Me acerco a ella después de levantarme del asiento.

Llego a su lado y la acaricio la cara; tomo su mandíbula y Me apodero de su boca con un beso posesivo (el primero de muchos no solo en esa noche sino durante unos cuantos años) y, metiendo la otra mano por debajo de la blusa, empiezo a acariciar sus tetas. Los pezones deben ser muy sensibles pues es lo primero que responden poniéndose muy pero que muy duros ante Mis caricias.

Sin  dejar de besarla, tomo en Mis manos el pezón derecho y, sin ningún tipo de aviso, lo retuerzo.

Su primera reacción es intentar separase de Mi y gritar de dolor pero Mi mano sujeta su cabeza por la nuca impidiéndoselo y, al notar Mi determinación, ella responde apretando más su boca contra la Mía y respondiendo al beso con mayor furor. De hecho, su cuerpo se acerca al Mío apretando sus caderas y sometiéndose a Mi capricho.

Me separo, acaricio su cara y la miro en el fondo de los ojos. Veo placer, dolor, incomprensión pero muchísima aceptación.

-       ¿Te ha dolido mucho?.- la pregunto al oído

Asiente mientras se vuelve a ruborizar.

-       Pero aguantaría eso y mucho más por estar donde estoy ahora.

Inconscientemente, ha bajado los brazos para abrazarse a Mí mientras la retorcía el pezón; levanto Mi mano a su espalda sin que ella se percate y ¡zaas! suena el azote que la doy mientras la pregunto:

-       ¿Quién te ha dado permiso para bajar esas manos, pedazo de perra???

Se sobresalta pero como por instinto vuelve a retomar la postura ordenada; la miro intensamente y retrocedo a Mi asiento mientras digo:

-       Quítate la rebeca y déjala en el suelo.

La quita con dos movimientos rápidos; sus pulmones se mueven cada vez de forma más agitada.

-       Date la vuelta lentamente y quédate de espaldas a Mi.- Me obedece con un movimiento muy sensual.- deshazte de esa porquería de blusa que oculta tu cuerpo deseable.

Botón a botón; sin prisa pero sin detenerse, desabrocha la blusa y la tira al suelo volviendo a colocarse en la postura ordenada; Yo Me estaba acercando en silencio por su espalda y sonrío al ver su reacción.

Inesperadamente, Me apodero de sus tetas masajeándolas y estrujándolas por encima del sujetador. Con un movimiento brusco, bajo ambas copas de forma simultánea y Me dedico a estrujar y apretar sus pezones además de las tetas mientras que la beso detrás de las orejas y la mordisqueo los lóbulos. ella se deja hacer mientras gime quedamente.

-       Buena perra.- la digo al oído.- ahora Yo Me voy a volver a sentar y tu te darás la vuelta para quitarte las botas y el pantalón.

Me siento nuevamente mientras observo un sujetador vulgar y más bien de niña que de mujer; ella levanta un pie y luego el otro desprendiéndose de las botas para dejarlas caer al suelo.

Luego dirige sus manos a los botones de su vaquero y lo desata, bajándolo a continuación por sus caderas y piernas hasta dejarla al descubierto; va a quitarse los calcetines pero la detengo con un “¡no!” seco y rotundo.

No puedo menos que sonreírme de forma amplia; tanto sus bragas como sus calcetines son casi a juego con el sujetador; con un toque infantil tremendo. No Me contengo y comento:

-       Con esos calcetines parece que acabes de salir de las faldas de mama, ¿eh, perra?

Se ruboriza intensamente al oír Mi comentario y abre la boca para contestarme pero algo en Mi mirada la indica que eso no sería una buena idea. Dejo pasar unos segundos de silencio intenso.

-       Ponte de puntillas y abre las patas todo lo que te sea posible.

Me obedece y Yo sonrío mientras la observo. La figura que compone Me resulta espectacular; con las manos en la cabeza y los codos hacia atrás, sus pezones empitonados emergen de sus tetas que están sujetas por las copas bajadas del sujetador; en sus caderas una estirada braguita de corazoncitos azules y rosas deja traslucir los pelos que recubren su coño por la desgastada tela; las piernas se muestran con unos muslos y bolas tensas por el mantenimiento de la postura sobre los pies de puntillas y separados aunque recubiertos por unos calcetines blancos con dibujitos infantiles.

Toda su ropa interior proclama que esta noche no esperaba encontrarse en ningún tipo de situación íntima.

-       Estoy seguro que a todos tus amantes les encanta la ropa interior que usas.-  la digo aprovechando la situación.- porque no creo que exista una combinación más sexy que la que estoy viendo.

-       Señor, si hubiera sabido lo que iba a pasar hoy Le aseguro que me hubiera preparado mejor.- Me contesta intensamente ruborizada y con la mirada baja.

Decido no hacerla esperar más y Me acerco a ella; su respiración se vuelve a agitar y se muerde de forma inconsciente el labio inferior mientras lo hago.

Tomo su barbilla, la levanto volviendo a mirar el fondo de sus ojos y la beso intensamente; Mi otra mano empieza por acariciar sus pezones que la tienen que doler de lo duros que se encuentran. Luego, la deslizo por su vientre bajándola hasta meterla en el interior de las bragas e introduciendo un dedo dentro de la raja para tocar su clítoris prominente.

Dos de Mis dedos entran en su interior sin dificultad gracias a lo lubricada que está. Inmediatamente noto como la empiezan a fallar las fuerzas y la sujeto con Mi mano por su entrepierna con los dedos en el interior del coño y el pulgar masturbándola y masajeándola el clítoris.

Al notar el inicio de las contracciones, paro en Mi estimulación, la ordeno apoyar los pies en el suelo y empiezo a tirar de un lado de su braga con todas Mis fuerzas mientras miro el gesto de frustración que refleja su cara. Pronto el lateral del culotte empieza a crujir y se acaba partiendo.

-       te correrás cuando tu Dueño te de permiso para hacerlo; ¿entiendes??.- la digo mirando a sus ojos.- Esta noche, al menos, tu placer Me pertenece a Mi y tendrás que demostrar que eres capaz de merecer el recibirlo.

Mientras la hablo, introduzco la parte central de la braga por sus rajas anal y vaginal y tiro del lado que queda intacto; su cara indica claramente que siente dolor, frustración por no poderse correr y un inmenso, difícilmente mesurable placer; es evidente que la cuesta mantener la postura pero aguanta e intenta mantener los pies en el suelo.

Como suele suceder esta segunda parte cuesta más romperla pero, finalmente, lo hace con un crujido intenso; aprovecho ese momento para tirar del cacho de tela en el que se ha convertido la braga y comprobar lo empapada que sale de la raja del coño. La huelo, la miro al fondo con intensidad y la digo:

-       Abre esa boca, zorrita deseosa.- lo hace con una mirada asustada y no protesta cuando introduzco los restos de la braga en la misma.

Introduzco nuevamente Mis dedos en su coño y noto claramente como se deslizan dos, tres y hasta cuatro dedos con toda facilidad:

-       Como se nota que te gusta el tratamiento que te estoy proporcionando, pequeña perra; es evidente que pocas veces te han tratado así.- la digo mientras extraigo el trozo de braga de su boca

-       Po… pocas, no; nin…ninguna.- dice jadeante.- bé…béseme, por favor, béseme.

La beso apoderándome nuevamente de su boca dispuesta y aprovecho para acariciar y estrujar sus tetas y pezones con la otra mano.

  • Córrete, perra.- la digo.- córrete en la mano de tu Dueño, derrama tu placer y demuéstrame que Me pertenece.

Lo hace, lo hace inmediatamente, inundando Mi mano con sus jugos, mojando el suelo mientras se queda desmadejada en Mis manos al perder la postura. Sus brazos caen sobre Mis hombros incapaces de mantenerse en la nuca; espasmos poderosos e intermitentes recorren su cuerpo mientras deja fluir su placer y sus piernas se cierran entrono a Mi mano apoyando los pies en el suelo y su cuerpo en el Mío.

La miro profundamente y veo como entreabre los ojos y en su boca se refleja una sonrisa bobalicona de satisfacción; acaricio su pelo y la pregunto:

-       ¿Satisfecha?

-       Mucho, mi Dueño.- contesta.- nunca había sido tan inmensamente feliz y nunca había tenido un orgasmo tan brutal.

-       Pues aún te queda una labor por hacer antes de poder descansar un poco.- la digo mientras sonrío y acerco Mis dedos manchados a su boca.- límpiame lo que has manchado, guarra.

No contesta, solo sonríe y, tomando Mi mano entre sus manitas, lame el dorso y la palma, introduce los dedos uno a uno en su boca y los limpia con fruición hasta dejarlos empapados de saliva pero sin restos de sus jugos vaginales.

La tomo entre Mis brazos y la llevo al lado del sillón que hay en la habitación; libero sus tetas poderosas desprendiendo el sujetador que aún conserva y la poso en el suelo y dejo apoyar su cabeza en Mis piernas después de sentarme en él.