Encuentro carnal

Historia de una "cita a ciegas" entre dos amigos separados por la distancia y la vida real.

Mi imaginación vuela, abandona mi cuerpo. Sigo tumbada en la cama, pero ese solo es mi cuerpo, yo estoy a 200 km, en un lugar recóndito de Cuenca esperando en la puerta de la iglesia. Eso era lo acordado, pero es una locura, aquí estoy sin saber si aparecerá.

De pronto llegas agitado, estás hecho una furia y sacudes unos papeles.

  • Y éste de que va?- pienso para mis adentros, lamentando haber hecho ese absurdo viaje.

Te disculpas por el retraso y me cuentas algo de la guardia civil, una multa o qué se yo. Qué bien, encima viene rompiendo el trato.

Habíamos quedado en no decir una palabra, pero bueno, la excusa parece válida.

Estoy nerviosa porque se me juntan los nervios, la incertidumbre, y a la vez la excitación de tener delante de mi, en carne y hueso, a mi compañero de orgasmos. Es fantástico, es una sensación tan extraña, que hace que me ponga cada vez más caliente. Noto palpitaciones en mi coño, pero no sabes nada. Estamos en tu coche, y los roces fortuitos se hacen cada vez más abundantes.

Finalmente nos lanzamos a la par para romper el hielo, y más bien lo vamos a fundir, porque no recuerdo que me hayan besado con tanta pasión en mi vida. ¿Es una pelea? Sí, esto es un auténtico combate de besos, nuestras lenguas luchan con todas sus fuerzas, los labios chocan, tropiezan violentamente. Me voy excitando más y más por momentos, mis pezones están durísimos. Noto tu polla abultada a través de tus pantalones. Estamos a cien. Esto está saliendo mejor de lo que imaginamos.

Ahora te incorporas y te quitas la camisa, yo comienzo a acariciar tu torso desnudo, pellizco suavemente tus pezones (eso te pone más, ¿eh?), luego deslizo mis manos por tu ombligo para acabar desabrochando tu pantalón y liberando tu polla del boxer. Es grande, y está tersa y suave. La tienes muy dura y no puedo evitar masturbarte. Me está encantando tener tu juguete entre mis manos. Mientras mi mano sigue con sus sacudidas, acaricio con la otra tus huevos, los presiono ligeramente, estoy muy caliente y me excita mucho darte placer. Te succiono los pezones y eso te causa un sensual escalofrío. Recorro tu pecho con mi lengua, humedeciendo cada centímetro de tu piel, lentamente voy bajando, más abajo, más, un poquito más. Mmmmm, ahí está mi tesoro, y me lo voy a comer.

De pronto tú me retiras bruscamente, y me sacas la camiseta. Después desabrochas el sujetador y lo lanzas atrás. Me observas con una sonrisa pícara, después de tanto imaginarlas, ahora las tienes frente a ti, completamente a tu merced.

Las chupas, lames suave y a veces brusco, mordisqueas el pezón, y consigues que entre en un estado de éxtasis total. Parece que te has hecho muy amigo de ellas. Mientras tu boca trabaja mis tetas, deslizas una mano bajo mi falda, y mi mano sigue sacudiendo tu polla cada vez con más ganas. Encuentras lo que buscas, ahí está mi coño, depiladito y humedecido, sólo para ti. Ahora es todo tuyo. Introduces sin dificultad un dedo a la vez que me presionas el clítoris, el ritmo se va volviendo frenético, y metes otro dedo, y ahora otro más. Estoy a punto de correrme, mis jadeos son gritos de placer. No puedo aguantar más y finalmente me corro en tu mano. Tú, curioso, bajas tus labios hasta mi coño y recoges los frutos de mi orgasmo. Hummm, que lengua, que forma de comer el coño. Eres un dios del sexo. Ya se por qué esta siendo tan intenso. Es el juego que me comentaste, es difícil concentrarse en lo que escribes.

Me incorporo y te beso dulcemente los labios,

  • Ya voy, no se me había olvidado

Me arrodillo ante ti, cojo tu verga tiesa y me la meto en la boca sin piedad, ya veras que mamada más rica. Mi lengua recorre tu falo, arriba y abajo, arriba y abajo. Estás a cien, y a mí me estás volviendo loca. Con tu polla en la boca y chupando con todas mis ganas, agarro tus nalgas con mis manos y te empujo aún más hacia mí, para que entre hasta el fondo. No quieres correrte aún, pero los dos estamos fuera de si. Te empujo hasta dejarte medio tumbado y me coloco encima de ti. Te voy a follar. Cojo tu polla y la sitúo a la entrada de mi coño, y luego bajo hasta clavármela entera. Vuelvo a subir lentamente, pero sin sacarla del todo, para luego volver a caer a plomo sobre tu miembro. Ya no vamos a sufrir más y cambio el ritmo. Es un mete saca descontrolado. Te follo con todas mis energías, estoy totalmente cachonda. Más, hasta el fondo, y más fuerte, más rápido, sigue, sigue...Me apretas del culo mientras yo salto frenética sobre ti. Y ahora, más, más....

La clavo hasta el fondo y aprieto fuerte, me dejo caer abatida sobre tu pecho. Es fantástico tener un orgasmo sincronizado en nuestra primera cita. Nos besamos suavemente recobrando el aliento.

Suena mi móvil, y vuelvo a estar en mi casa, pero mis bragas están empapadas por ti.