Encuentro Accidental 8

...me ha hablado mucho de ti, no sabes cuánto, tiene miles de fotos tuyas en su celular, por eso te reconocí rápido... no para de hablar de ti...

Capítulo 8 – Confianza

-Bueno, debo irme – dijo Leila sin sonreír y dándose cuenta de su propio tono de reproche – en cualquier momento comenzará a llover, el cielo está nublado.

-Bueno, nos vemos Leila, un gusto – dijo Mauricio levantando la mano.

Claire no dijo nada; pero le seguía mirando de esa manera no podía descifrar. Era un brillo muy extraño en sus ojos, hasta parecía feliz de verle, tal vez avergonzada… Leila no quería seguir haciéndose ideas así que guardó las malditas monedas culpables de tan desagradable encuentro, se dio la vuelta y se alejó a paso veloz sin voltear.

Recién se dio cuenta de lo que eso significaba, Claire se había buscado a otro y estaba haciendo su vida muy feliz y tranquila mientras que ella se moría todos los días pensando en su imagen, pensando o creyendo ilusamente que tal vez ella le quisiera, que tal vez ella también le pensaba, que tal vez también se moría de ganas de hablarle BIEN. Pero no, de nuevo había caído en crearse ilusiones falsas de un presente que sólo existía en su imaginación.

Entró a otro supermercado y se compró una bebida energizante de esas caras, sólo por comprar, sin ningún motivo aparente. Cuando ya estuvo a dos cuadras de su departamento comenzó a llover, apuró el paso. Llegó a su departamento y entró a su cuarto que fue de Vanessa por mucho tiempo. Observó la cunita, eso sí le daba más pena que otra cosa: el bebé no se lo merecía. Pero ya ni qué hacer, la desarmó y la guardó en su pequeña alacena, al día siguiente la donaría a un hogar infantil, incluida toda la ropita y juguetitos de bebé que había comprado.

Cambió las sábanas de su cama y barrió el cuarto. Organizó el escritorio mientras seguía tomando la bebida que se había comprado, sin remedio alguno. Fue a la cocina y dio unas cuantas vueltas. Ordenó un poco las cosas. Salió a la sala mientras agarraba la botella. Se sentó en el sillón, se volvió a levantar . Dio vueltas alrededor de la mesita de sala. Encendió la televisión, pasó unos cuantos canales y volvió a apagarla. Miró su celular, lo apagó y lo volvió a encender. Fue a la alacena que tenía al lado de la cocina y volvió a la sala. Parecía un mamífero encerrado sin saber qué hacer. Entró de nuevo a la cocina.

De pronto, agarró la botella de bebida energizante y con un grito de furia la lanzó contra la pared de mosaico de la cocina, sin haberla acabado aún. No podía quitarse ese nudo en la garganta que le había causado el ver a Claire con aquel tipo y a cada paso que daba se desesperaba más, le daba más rabia, su pecho se sentía más presionado, su respiración se hacía cada vez más entrecortada y aquello que estaba tomando le hacía dar ganas de vomitar.

Fue rápidamente a golpear la mesa, no sabía qué hacer para quitarse esa maldita sensación que le acosaba de una forma terrible. Ya no quería sentirla, demasiado silencio, demasiada oscuridad, demasiadas ganas de salir corriendo e ir a gritarle a Claire y preguntarle por qué demonios estaba con ese tipo, por qué demonios no estaba con ella, por qué demonios no podía perdonar ese error que había cometido y si en verdad le había querido alguna vez.

Gritarle que ella sí recordaba todas las cosas que habían pasado juntas hace tantos años, aunque ella ni siquiera sepa de qué esté hablando. Estaba más que desesperada, volteando sus propias cosas y adornos de la sala a su paso, sin saber cómo hacer para no sentir esa terrible presión en el pecho, sin saber a qué volumen gritar para quitársela de encima.

Recordando una vez más, aquel pavoroso encuentro.

ESPERA.

“Claire me ha hablado mucho de ti, no sabes cuánto, tiene miles de fotos tuyas en su celular, por eso te reconocí rápido… no para de hablar de ti”

Se quedó estática con el ceño fruncido, con un vaso de cristal que estaba a punto de lanzar al piso.

-          Qué estupidez – pensó en voz alta mientras sus pensamientos iban más a su propia estupidez que a la de Claire.

A pesar que el darse cuenta de este hecho, le dio “felicidad” de alguna manera, no era suficiente, pues de todas maneras Claire ya estaba con ese sujeto y ahora no tendría ninguna oportunidad. Tampoco haría nada al respecto, tal vez intentaría llevarse mejor con la muchacha; pero era obvio que no volverían a llevarse tan bien como antes…

ESPERA.

Esos mismos pensamientos se le hacían familiares, pues cuando tenía quince años y sucedió el incidente de la red, pensó exactamente eso “tal vez pueda llevarme bien otra vez con ella; pero nunca nos llevaremos como antes” y cuando se conocieron se llevaban mil veces mejor. Claro que, ninguna de las dos sabía quién era quién. Leila no descartaba la opción de que la castaña se haya dado cuenta de quién era; pero de todas maneras, ya le hubiera dicho algo, por lo menos cuando eran amigas.

Pasó un poco el tiempo, llegó mayo… se aproximaba junio y Leila ya le había comprado un departamento a Vanessa. Era cierto que la había echado; pero tampoco podía dejarla en la mera calle con una criatura en brazos. Se estremeció de sólo imaginarse a la rubia pidiendo limosna con su hija en brazos. Aquella muchacha accedió a que Leila le comprara un departamento en un edificio en la zona central de la ciudad. Por fin le estaba dando un uso más o menos útil al dinero que tenía guardado en su cuenta, puesto que sus papás no dejaban de depositarle mesadas y etc.

A finales de mayo, les dieron dos semanas de descanso pedagógico, en las cuales Mark aprovechó de viajar con su familia a su casa de campo. Leila simplemente se quedó sola en su departamento. La primera semana de junio, en fecha 2 de aquél mes, cumpliría veinte años; pero no tenía con quién celebrarlos, una vez más estaría sola en ese día pues sus padres le enviaron dos postales un primero de junio hablándole sobre unos negocios importantes en Londres, diciendo que se quedarían allí hasta julio. Ni una felicitación, absolutamente nada de sus padres.

Al leer aquéllas postales, Leila resopló. Y aun así, tenía la vaga esperanza de recibir aunque sea un mensaje de texto al celular de alguien que la conociera. Pero ese día esperó en vano y a las cinco de la tarde soplaba la velita de un pequeño pastel que ella misma se había comprado. “Feliz cumpleaños Leila”, se dijo cruzando los brazos como abrazándose a sí misma. Rió tristemente. No sabía que sería un año tan terrible, vivía tan tranquila y despreocupada antes de la llegada de Claire, antes del engaño de Vanessa. Antes de todo eso.

Lo único que le animaba era que ya estaba sola y que podría rehacer su vida e intentar volver a la normalidad, tal vez encontrar otras personas, conocer gente nueva. A otra chica, para poder olvidarse de Claire; pero a este paso no sabía si lo lograría, pues tenía una de las fotos de esa chica como fondo de pantalla.

Así pasó aquél tiempo. Llegó la segunda parte del año académico de la universidad. Leila llegó con “baterías renovadas”. A pesar de todo se sentía un poco mejor, más tranquila, más relajada, mucho menos estresada que antes y había vuelto a vestir como antes.

Tenía el pelo amarrado en una cola; llevaba un pantalón desmontable verde, una sudadera blanca y una gorra del mismo color. Su bolsa de cuadernos era de esas que se cuelgan de cruzado y era color café.

Sonreía lo más que podía a pesar de que aún tenía preocupaciones en la cabeza. Aún así, volvió a apreciar la frescura de la brisa otoñal. En la entrada, vio a Mark que la saludaba a lo lejos, al lado de la fuente, muy animado.

-¡Leila! – la llamaba - ¡Hey!

-Hola! – se acercó la muchacha casi corriendo, el muchacho la observó.

-Oye, parece que las vacaciones te sirvieron, tienes mejor cara.

-Sí, estoy más tranquila – rió Leila; pero en ese momento se esfumó su sonrisa pues al lado de Mark vio a Claire a lo lejos, en la puerta del edificio junto con su “noviecito” que la abrazaba a sus anchas y le tomaba de la mano. Su amigo la observó de nuevo.

-¿Qué pasa? – se dio la vuelta mirando lo que Leila y puso expresión de incomodidad - ¿Es eso?

-No… - la muchacha miró a otro lado y no dijo nada.

-¿Aún la quieres? – preguntó sorprendido.

-Es obvio – murmuró Leila.

-Pero si se andaban peleando y diciendo de todo siempre – replicó el castaño.

-Ya sé; pero es mi mecanismo de defensa.

-No puedo creer que sigan peleadas, y aún peor – comentó Mark – si ya lleva meses desde que sucedió ese incidente…

-Una prueba de que los años son cortos…

-¿Y cómo pudiste olvidarla la primera vez? – se extrañó el muchacho.

-A ver Mark – explicó Leila armándose de paciencia, pues había comenzado a ponerse de mal humor con esa escena en frente – mira, la primera vez no la tenía a mi lado todos los días; pero ahora sí y es horrible ver todo lo que hace, maldición odio esta situación!!

-Vaya… tienes razón, debe ser horrible – murmuró Mark. Leila miró la hora.

-Nos quedan quince minutos, deberíamos ir de una vez al salón para no perder asiento – se resignó la muchacha y junto con Mark entraron por la puerta principal, justo por donde estaba Claire con su “noviecito”.

La de ojos grises hizo caminar a su amigo a su lado de tal manera que la cubriera de la vista de la parejita; pero al pasar por la puerta, escuchó una odiosa voz a sus espaldas.

-¡Hey! – era la voz de Mauricio - ¿Leila? – la muchacha volteó resignada y mostró una sonrisa fingida.

-Hola, qué sorpresa – murmuró intentando fingir un tono amable aunque sin muchos resultados.

-¿A clases? – preguntó el joven intentando entablar conversación. Leila no respondió, Mark salvó la situación.

-Sí, estamos yendo a clases, empezarán en quince minutos – explicó.

-¿En serio? – Se sorprendió Mauricio y miró a Claire – deberías ir con ellos, no vaya a ser que llegues tarde por mi culpa.

-Nos vemos… - respondió la castaña y le dio un pequeño beso en la boca de despedida. Leila miró hacia otro lado intentando controlar sus ganas de ahorcar a ese tipo.

Ella y su amigo continuaron el camino; pero Claire se les unió unos segundos después, caminando al lado del castaño quien se sentía cada vez más incómodo dado el ambiente.

-Y… - Mark rompió el silencio y se dirigió a la de ojos verdes - ¿hiciste el trabajo teórico de Sociología?

-Sí… estaba muy sencillo – respondió la chica secamente.

-Para mí la verdad, se hizo un poco difícil – comentó Leila intentando sonar normal y casual; pero siempre dirigiéndose a su amigo, no a Claire.

-¿Difícil? – Se sorprendió la castaña y le mandó una indirecta – ese trabajo estaba como para retrasado mental…

-¿Retrasado mental? – Se ofendió Leila – otra cosa es que no soy una nerd que todo lo ve fácil…

-¿Nerd? – Replicó Claire – preferible ser nerd a ser una retrasada que no hace nada bien y lo arruina todo…

-Mejor ser una retrasada a ser una maldita pedante y arrogante…

-Pedante y arrogante, prefiero ser eso a ser una inestable que no sabe lo que quiere…

-Como si supieras lo que quieres…

-Claro que sí…

-No

-Sí

-No

-Sí

-Pero de todas maneras te gustan los retrasados que puedes controlar, ¿no?

-¿De qué hablas?

-Ese tu noviecito – Leila comenzó a hacer evidentes sus celos – se nota que es un retrasado…

-¿Cómo te atreves a decir eso de él? No tienes derecho – Claire comenzó a levantar la voz.

-Yo digo lo que quiero, este país es libre y si no estás conforme…

-Mejor cállate y deja de contaminar el ambiente con tu voz…

-Ahora resulta que YO contamino el ambiente, mira quién habla, si tú lo llenas de…

-¡¡Ya Basta!! – Explotó Mark al hartarse de escuchar esta discusión fuera de lugar y sin sentido - ¡¡Maduren de una buena vez!! – se alejó a paso rápido por el pasillo, varios estudiantes lo miraron extrañados.

Claire negó con la cabeza mirando con desprecio a Leila y se alejó por el pasillo.

Al final, quedó sola otra vez, como si ella hubiera comenzado el problema… ¿Qué debía hacer? ¿No hacer caso de las indirectas de Claire? Al final era ella la que se quedaba sola en medio del pasillo recibiendo las miradas de incomodidad de los demás, ¿qué podía hacer? ¿Ir a pedir perdón de rodillas? También tenía orgullo y autoestima, aunque sabía que era simple miedo de la reacción que la castaña vaya a tener.

Era cierto, al mirar a Claire se sentía la persona más feliz del universo, a pesar de que en su interior sabía que ella no sentía lo mismo al mirarla a ella. Sino más bien llegaba a sentir odio, tal vez repugnancia, molestia y etc. Y a pesar de aquél descanso pedagógico, aún conservaba la vaga esperanza de que alguna vez volvieran a tener por lo menos una amistad.

Vio la hora y sintió una flojera total de ingresar a clases. Salió del edificio y se fue a la calle para poder respirar un poco de aire puro. Luego se prestaría los apuntes de otra persona, pues por el momento poco le importaba su formación académica al volver a la tristeza de todos los horrendos días de su vida.

Caminó por la calle a paso normal intentando no pensar en nada, sólo quería escuchar el sonido del viento, el sonido de las personas en la calle, el sonido de los autos… no quería escuchar su propia voz indagando cosas que le hacían cada vez más daño.

Vio una cafetería cerca de la calle por donde iba, pudo notar que tenía mucha clientela, entonces decidió entrar. Se sentó en una mesa de dos al lado de la ventana, sonrió al imaginar que Claire estaría en la otra silla; pero de nuevo se entristeció, era demasiado idiota la situación, demasiado ilógica… ella sufriendo por dentro, pero aun peleando con la castaña por estupideces.

Un mesero, alto de cabello negro, ojos marrón, muy simpático y bien parecido le llevó la carta y le sonrió, Leila devolvió la sonrisa amablemente con un “gracias”. Escuchó la puerta abrirse y levantó la vista hacia ésta. Era una muchacha de cabello negro, tes blanca y ojos color miel. Sintió una alegría inmensa al verla, pues era su mejor amiga de la escuela, Andrea.

La muchacha caminó hacia una mesa que parecía estar detrás de la de Leila, quien le sonrió cuando ésta pasó por su lado. La de ojos miel se quedó estática como si hubiera visto un fantasma…

-¡¿Leila?! – exclamó como si no pudiera creerlo.

-¡¡Andy!! – respondió la de ojos grises levantándose y recibiendo el emotivo abrazo de aquella amiga que no había visto hace más de dos años.

-¡Ingrata! – le recriminó Andrea todavía en el abrazo - ¡Me prometiste que me llamarías!

-Lo sé lo sé – respondió la chica riendo mientras se soltaban del abrazo – perdona es que andaba muy ocupada…

-No puedo creerlo – comentó emocionada la muchacha, quien era cinco centímetros más alta que ella – ¡Mira lo cambiada que estás! ¿Te hiciste crecer el pelo? ¡Qué milagro! Y yo que creía que lo preferías corto – Leila rió, mientras Andrea se ponía a su lado y observaba el tatuaje en su cuello - ¿no se te despintó el tatuaje? ¡Vaya, creía que lo habías pedido temporal!

-Pero, ¿qué me dices de ti? – Habló Leila emocionada todavía sin poder contener la emoción – ¡¡has crecido!! ¡Si eras de mi tamaño!

Poco después se sentaron y comenzaron a hablar de sus vidas.

-¿Siempre vienes a esta cafetería? – preguntó Leila con curiosidad.

-Sí, vengo a ver a mi novio al trabajo…

-¿Novio? ¿Tienes novio? ¿Quién es?

-Ese de ahí – Andrea señaló al chico que había atendido hace rato a la de ojos gris – se llama Gabriel.

-Vaya – sonrió sorprendida la muchacha – parece buena persona… - luego continuó hablando - ¿y cómo vas en la universidad?

-Bien o digo… más o menos – se lamentó – ya sabes Ingeniería Civil no es tan fácil; pero ya voy en tercer año con muy buenas notas… ¿y tú cómo vas?

-Ni te digo entonces – bromeó – con la cantidad de problemas que tengo…

-¿Problemas? – Se preocupó a chica - ¿te pasó algo malo?

-Cosas de la vida…

-Vamos, cuéntame, hace tiempo que no nos vemos y nos teníamos mucha confianza… anda, ¿sí?

-Mmm…

-Por favor…

A Leila se le hizo muy difícil contarle todo lo que había ocurrido, pues tenía vergüenza de los detalles (muchos de ellos prefirió no contarlos); pero a pesar de todo, Andrea no la juzgaba en nada y simplemente asentía o hacía expresiones de “Oh!” “¿Qué?” “¿Qué le pasa?”. Por algo había sido su mejor amiga. Mientras les traían los cafés y los pasteles; le contó sobre Claire y el hecho de que ya la conocía por internet y toda esa historia, también le contó del embarazo e intento de suicidio de Vanessa, le contó de los malos tratos de la rubia y de la castaña y el por qué Claire la trataba tan mal, además de su “noviecito”

-Rayos Leila cómo aguantas – murmuró cuando ella ya hubo terminado de contar los sucesos.

-Pues ya ves…

-¿Y ahora qué vas a hacer?

-No sé

-Yo en tu lugar lloraría – rió; pero luego se puso seria – pero al menos ya enviaste a otro lugar a esa Vanessa, ¿no?

-Sí; pero igual me queda el otro problema…

-Mmm… mejor vuelve a pedirle perdón…

-Me odia – se entristeció Leila – no quiere ni verme en pintura.

Se escuchó de nuevo la puerta de la cafetería y Leila reconoció al novio de Claire, Mauricio y con tal de no tener que saludarle, se quitó la gorra y se puso la capucha de la sudadera.

-¿Qué sucede? – preguntó Andrea extrañada; pero divertida al ver la infantil acción de su amiga.

-Ese que está yendo a sentarse… - le dijo bajando la voz – es el “noviecito” de Claire… - Andrea volteó y lo miró.

-¿Ese es? – Preguntó como con complicidad – prefiero a mi Gabriel – Leila rió – este café es concurrido, mira quién se viene a aparecer aquí.

-Sí, y no quiero que me vea, no quiero saludarle, me cae gordo…

-A mí también – agregó su amiga – tiene algo que… no sé… no me da confianza; fuera de que a ti no te agrade - pasaron unos minutos y Andrea lo miraba de rato en rato.

-Ya deja de mirarlo, sino te verá y me reconocerá… - advirtió la de ojos grises.

Se abrió de nuevo la puerta de la cafetería, y Leila por poco y se desmayaba, se quedó con la boca abierta y vio cómo el chico saludaba con un beso en la boca… a Vanessa…

-Esa… - señaló casi con la voz apagada – esa es…

-¿Esa es Claire? Yo la imaginaba diferente – replicó Andrea con el ceño fruncido al no entender.

-Esa es Vanessa… - pudo decir finalmente y se dio cuenta. Denisse, la pequeña bebé, tenía el cabello negro… ese chico tenía el cabello negro… ¿ese era el padre? ¿Ese tal Mauricio estaba engañando a su Claire? ¿Ese tipo había tenido un hijo con Vanessa? ¿Sabía de la existencia de Denisse?

-Por Dios – se sorprendió Andrea – qué enredada es tu vida – llamó al mesero, quien fue hacia su mesa casi corriendo, le sonreía con cariño a la muchacha.

-¿Sí? – le dijo.

-¿Me haces un favor?

-Claro…

-Puedes ir cerca de esa mesa… - señaló la mesa de Mauricio y Vanessa – ¿e intentar escuchar lo que hablan? – Leila se sorprendió – Por favor Gabriel, no seas malo, ¿sí?

-Bueno, intentaré escuchar… - asintió el chico sonriendo, era muy amable y tenía la voz suave pero grave. Cuando se hubo alejado, Andrea sonrió con astucia y miró a su amiga.

-¿Ves que tengo buenas ideas?

-Ah… see – murmuró Leila aún desconcertada.

Minutos después, Gabriel volvió a darles la cuenta y habló con su novia.

-Escuché poco; pero ojalá te sirva – le dijo – hablaban acerca de una bebé que no alcancé a escuchar bien como se llamaba… Danitza o algo así…

-Denisse – corrigió Leila y el joven asintió.

-Sí, así se llamaba... – continuó – luego dijeron algo de una chica llamada Leila… y hablaron de dinero… no entendí muy bien… - luego se puso serio – por cierto, ¿para qué querías que lo escuchara?

-Info para mi amiga aquí presente – señaló a la de ojos grises quien estaba ausente en su mundo…

Entonces sí… Mauricio era el padre de Denisse… y estaba engañando a Claire… a su Claire…

Fin del capítulo :3

Bueno ese fue el capítulo!!! y ahora si respondo a sus comentarios ^^ aurora la diosa (jaja si, creo que sin arranques hormonales las historias serían muy tranquilas verdad? jaja...bueno a ver omo le hace Leila ahora, tiene un punto a favor con eso de que el tipo engaña a Claire), Hombre FX (gracias! bueno en eso debo agradecer mucho a mi distraida cabeza jaja ^^), Zoe (pues si verdad, si las dos lo sienten asi, es amor O.O... como pueden cambiar las circunstancias a la gente O.O), ALEXMVU (jaja si, pero ya ves que el tipo no es tan parecido a Leila despues de todo), absa (sii la espera vale la pena, porque luego luego tooodo ese "dolor" bonito queda recompensado cuando le ves... T^T... gracias por comentarme!! ^^), Nahomy (si verdad, con este capítulo mas... ya de una vez juntense y dejense de tonterias X.X), luccy (bueno como dicen por alli, es necesario un poco de drama para que la historia sea mas interesante ^^ ademas ya sera feliz prontito =)  ), marie (bueno jaja... un doble jajaja... bueno aunque eso si es cierto, creo que al final sí las dos sufren, bien mensas ellas, en vez de estar juntas de una vez verdad x.x), JULY (graciaas por tu comentario!! seguire mejorando y espero que te haya gustado este capitulo =)  ), lokii (mira mira ya ando amenazada jajaja... creo que huire por algun rincon desconocido del mundo ... O.O... @.@ espero te haya gustado este capitulo!! xP), yulizaaa (sip, al parecer, a pesar de todo si se quieren las chicas verdad jaja...a ver que pasa luego ;) ) , angeles2875 (gracias muchas gracias, es un gusto saber que mis relatos dejan pensando a la gente.. sip ù.úb a medida que siga escribiendo intentare mejorar mas la calidad ^^), macarena20 (eeee! que bien que te gusto gotas de lluvia tambien ^^ y espero te haya gustado este capitulo, ya ves esta historia es mas larga ^^), kitxie (gracias!! hey que bien que te haya gustado y mira, a mi tambien me apena el bebe; pero ya ves que Leila no los dejo en la calle y les consiguio un departamento caro O.O)

Muchas gracias a tod@s por comentarme, valorarme y leerme se les agradece mucho... quiero informar que desde el siguiente capitulo... cambiara el contexto de la historia... ¿cómo? Bueno ya lo veran ;)... espero les haya gustado este capítulo y bueno ya que las cosas se van aclarando, todo para Leila va a mejorar. Y una cosa... si alguien quiere contactar a la autora, lamentablemente no entro mucho a mi direccion de correo, asi que solamente respondo e-mails... jeje.. por si alguien quiere preguntar algo, o alguna cosa que no se entendio =)... a wind_whispers21@hotmail.com con gusto respondere ^^  ATTE: Wind