Encuentro Accidental 15
...hacer el amor contigo es extremo o que???...al menos no me diste a la cara...
Capítulo 15 – Tranquilidad…
Leila reía a carcajadas.
-Perdón! – Se disculpaba – soy cosquillosa – decía, cuando Claire llegó a acariciarle la entre pierna sólo con la mano.
-Y eso que ni siquiera llegué más allá de la parte superficial – comentaba la chica de ojos verdes. Se habían movido al cuarto de Leila entre beso y beso, dejando sus prendas botadas por el pasillo. Claire estaba encima de ella, aún llevaba su pantalón, Leila también, sólo que tenía el cierre abierto y bajado hasta la mitad del muslo, acompañado por su ropa interior.
-Tú continúa, yo me las arreglo – sugirió Leila mientras pasaba lo que ella ya se temía, era demasiado cosquillosa y cualquier cosa le hacía reír y retorcer a carcajadas, haciéndole desconcentrar de lo que debía hacer.
Claire se encogió de hombros y de nuevo le besó tiernamente y bajó su mano, metiéndola suavemente en su intimidad. En ese momento las cosas sí salieron demasiado mal, pues Leila se soltó del beso bruscamente, se retorció y sin querer le plantó un rodillazo a Claire en pleno estómago.
-Ajjj!!! – se quejó la chica castaña perdiendo el aire y sujetando su estómago – Leilaa!!! – le gritó algo molesta mientras apenas recuperaba el aliento – rayos!! – le gritó – hacer el amor contigo es extremo o que??? Aajj… - se frotaba el lugar lastimado - al menos no me diste a la cara...
-Perdóname Claire!!! – decía Leila demasiado avergonzada – discúlpame, lo siento!!
-Fuf… - resopló su chica – A ver – se acomodó con las rodillas a los costados de los muslos de Leila, quien le miraba con una expresión de arrepentimiento infinito. La castaña parecía pensar mientras observaba su abdomen y pechos desnudos, bajó la mirada aún más y sonrió. Leila tenía el rostro colorado, pues le daba vergüenza que la castaña le mirase de esa manera además del rodillazo que le había dado en su pobre estómago - ¿prometes aguantarte un poco? – le preguntó Claire.
-¿Qué? – se confundió mientras sentía las manos de la castaña sujetar sus muslos con firmeza, con mucha fuerza, y vio con sorpresa que ésta se agachaba sacando su lengua solo un poco antes de llegar a ese lugar. Sintió su lengua acariciarle suavemente esa parte tan sensible, en vez de risa soltó un fuerte gemido mientras la muchacha parecía haber cumplido con lo que quería por fin, entonces continuó.
Leila gemía sumida en ese mar del placer que le causaba su Claire, no sabía que ella fuera tan tierna e incluso la amó más al haber sido capaz de aguantar sus instintos y torpezas extrañas.
Ahora sentía, además de cosquilleo, un fuerte impulso eléctrico que le hacía jadear y gemir suavemente. Bajó una de sus manos para apretar a su chica más contra ella. Mientras su espalda se contraía al sentir la lengua de la muchacha paseando por los alrededores de su entrada y sus labios succionando aquél punto de rato en rato.
Leila estaba a punto de llegar a un orgasmo, con la respiración agitada, su corazón latiendo demasiado rápido; Claire se dio cuenta de ello y como no quería que aquello acabase tan rápido, entonces se separó de aquél lugar y subió hasta la boca de su chica para besarle con toda la pasión que le fuera posible, sentía la lengua de Leila desesperada, como intentando entrar cada vez más en su boca.
RIIING!!! – sonó el teléfono.
-No contestes – dijo Claire muy agitada mientras bajaba besando su cuello.
-No lo haré… - replicaba Leila mientras bajaba las manos y apretaba los glúteos de la chica.
RIIING!!! – volvía el teléfono.
-Aah…No contestes – gemía la chica de cabello castaño jadeando, mientras Leila la volteaba y se acomodaba encima.
-No lo haré… - comenzó a besar todo su abdomen y meter su lengua en su ombligo, disfrutando de él. Claire reía y gemía a la vez. Su chica le bajó el pantalón y la ropa interior con fuerza, desnudándole por completo.
RIIING!!!! – de nuevo el teléfono.
-No contestes – repetía la chica de ojos verdes respirando entrecortadamente.
-No lo haré… - musitó Leila mientras se aventuraba hacia sus zonas más íntimas y las acariciaba apasionadamente, mordiendo, succionando, incluso metiendo su lengua por su entrada. Claire comenzó a gemir audiblemente.
-Aaah…!! Leila!
RIIING!!!! – y otra vez; pero esta vez al instante sonaba el indicador de la contestadora, que era la voz de Leila.
“ Soy Leila Emerson, ahora no estoy en casa, si es importante deja tu mensaje, lo responderé en cuanto pueda”
-Hola? – se escuchó la voz de una chica, era la voz de Vanessa - ¿Leila? Sé que estás ahí, mira, ayer llamó el cobrador y dice que debes de dos meses de mantenimiento de este apartamento, sé que estás ahí escucho ruidos, pero de todas maneras, no puedes dejarme desamparada eh? Debes pagar el mantenimiento, adiós…
Leila subió por todo el cuerpo de Claire hasta llegar a besar su boca.
-Te amo Claire…
-Leila… hey… - la castaña comenzó a inquietarse, hasta que se separó de ella.
-¿Qué sucede? – resopló la otra, casi molesta.
-¿Por qué Vanessa sigue llamándote? – le preguntó. Leila se botó a un costado de la cama.
-Porque prometí pagar el primer año de mantenimiento de su departamento…
-¿Su departamento?
-Claire… esto fue antes de que estuviéramos juntas tu y yo y nunca lo supiste.
-Pero pudiste habérmelo contado.
-¿En qué momento? Crees que me hubiera gustado arruinar nuestros momentos juntas con un tema como ese? Además lo había olvidado…
-Mmmj…
-¿Qué? Crees que te estoy engañando o algo así?
-Yo no dije eso. Ahora si tú sacaste eso es por algo… - Claire se encogió de hombros y jaló una sábana para envolverse con ella y sentarse a un costado de la cama.
-¿Qué? ¿Qué sucede? No confías en mí? No lo puedo creer… - se levantó y comenzó a vestirse, muy enojada.
-¿Qué haces? – escuchó la voz su chica detrás de ella.
-Pues me pongo ropa, ni modo que ande desnuda por la calle – se levantó y se subió el pantalón.
-¿Dónde irás?
-Donde sea… donde no dependa de la confianza de nadie…
-Ah y esa es tu reacción? – se molestó Claire – No te importa dejarme aquí así verdad?
-No confías en mí…
-Así lo vas a solucionar? Yéndote… ja! - musitó sarcásticamente – siempre fuiste así verdad, sólo huyes de los problemas!
-¿Qué? – se enojó Leila aún más – cómo que huyo de los problemas?? Ahora resulta que eres la señorita perfección y que puede juz…
-Al menos enfrento los problemas!! Y te lo hubiera contado!!! – cortó Claire – Pero tú debes tener algo aún con Vanessa verdad??? Y por eso lo mantuviste en secreto!
-No puedo creer que por una maldita llamada ya estés pensando así de mí!!! Yo no quiero a Vanessa lo entiendes o no?! Nunca la quise!!! No sé por qué discutimos por eso!
-Mírate… - se enojó Claire, levantándose de la cama y buscando su ropa para vestirse.
-Mírate tú – replicó Leila, mientras veía a la chica deshacerse de la sábana para poder vestirse. Y lo que más le molestaba era que aunque estaba enojada, no podía dejar de desearla y babear por ella, por aquéllos ojos verdes. Claire le lanzó una mirada enojada; pero extraña, en realidad no se veía resentida, parecía más bien encaprichada. Leila se sorprendió ante la mirada y sonrió malévolamente - ¿estás celosa verdad?
-Qué? – su chica levantó la vista – no, no, no, quien lo dijo? – se notaba su nerviosismo – yo celosa… encima por una chica como tú… no… - pero Claire se calló en cuanto vio a la chica de ojos grises mirándole así con esa sonrisa burlona mientras se quitaba la ropa de nuevo lenta y sensualmente – L-Leila…
-Ya, ya – se acercó la chica con una decisión que nunca antes había sentido tomando sus brazos con sus manos.
-Suéltame… - se enojó Claire; pero sin hacer mucho esfuerzo realmente.
-Sí? – jugó Leila – vamos, demuéstrame que quieres que te suelte, dame una de esas cachetadas que sólo tú sabes dar… - soltó la mano de Claire y subió por su brazo, llegó a su pecho y lo acarició con toda la libertad del mundo, apretándolo y moviéndolo en círculos. La castaña cerró los ojos.
-Ah… ya déjame… - le dijo, comenzando a suspirar, y sólo sonó un poco la mejilla de Leila, ni siquiera le lastimó a lo que la otra sólo sonrió dulcemente.
-Claire… yo te amo… sólo a ti… perdona por no habértelo contado hasta ahora… - le decía mientras seguía acariciando y frotando uno de sus senos, comenzó a inclinarla para que se echase de nuevo en la cama.
-Ay Leila… así no se vale… - suspiraba Claire abrazando a Leila y aferrándose a ella.
-Te amo… - le susurró al oído – te amo Claire… eres la mujer de mi vida… te amo…
-Leila… yo también te amo… - suspiraba la chica mientras sentía cómo la otra mano de Leila se aventuraba a su intimidad.
-Claire… - oyó de repente, mientras sentía los dedos de su chica jugar allí abajo, cosa que le hacía gemir suavemente – déjame entrar en ti… - con esto sintió cómo más fluidos corrían por los dedos de Leila. Gimió en su oído.
-Con… cuidado… - le dijo entrecortadamente.
Se aferró fuertemente a ella, apretando su rostro al pecho de su chica al sentir cómo sus dedos se abrían paso para romper aquella barrera que aún tenía. (A pesar de lo que ya se sabía sobre Claire, ella nunca estuvo con nadie).
-Te amo Claire… - suspiraba Leila, excitada, al sentir cómo las uñas de la muchacha se clavaban en su espalda al tiempo que sus dedos entraban lo más profundo que podían. Los sacó de nuevo lentamente.
-Aahh…
-Está apretado aquí – murmuró Leila mientras sus dedos comenzaron a moverse más rápido. Claire no aguantó más al sentir así la mano de su chica y encima aquello que le había dicho. Comenzó a gemir con fuerza.
-Aahh!! Más fuerte… Leila!!!
La chica de ojos grises sólo obedecía, su respiración estaba demasiado agitada y llegó al orgasmo después de Claire, cuando ésta apretó su pierna contra su intimidad y le frotó al mismo ritmo en que Leila entraba y salía de ella.
Finalmente Leila cayó a un lado de la cama.
-Fuf!! – resopló sin poder respirar. Claire aún seguía jadeando y muy agitada.
-Leila – le dijo – Eres fantástica…
-Te amo – rió Leila, avergonzada por lo que su chica le había dicho.
Cuando ya se hubieron calmado, Claire le abrazó y se aferró a ella mientras se cubrían con una sábana.
-Te amo – le dijo.
-Yo a ti, mucho Claire – correspondió su abrazo con calidez y cariño. Pasaron unos segundos en silencio, Leila comenzó a cerrar los ojos, pensando que su novia ya estaría durmiendo.
-Oye – habló la chica de ojos verdes de repente.
-Mmm? – respondió casi entre sueños.
-Esto debemos repetirlo – Leila rió débilmente – Eres hermosa – continuó Claire – fue bueno encontrarse contigo…
Le dio un beso en la mejilla, se apoyó en su pecho y cerró los ojos para poder dormir.
Al día siguiente, despertó Leila primero, a las ocho y media de la mañana, era jueves y tenían clases de “Teoría de la investigación” a las nueve de la mañana. Leila resopló y decidió que no iría a las clases de esa mañana, recordó que el día anterior su madre había ido a verla a su departamento y que debía ir a quedarse por lo menos una semana a su casa.
Las vacaciones pedagógicas de la universidad serían dentro de unos cuantos días, entonces eso le daría tiempo. Esa tarde debía ir saldar cuentas con Vanessa para ya no recibir molestias como la del día anterior. No quería ya gastar su dinero en esas personas a las que casi odiaba; pero aun así le perturbaba el recuerdo de todas esas situaciones que había vivido. Estaba más que segura que era por el dinero.
-Leila… - susurró Claire bostezando - ¿qué hora es? – la chica de ojos grises salió de sus pensamientos.
-8:30 – respondió sonriendo, disfrutando del cálido abrazo en que estaba envuelta.
-Ay no… - se quejó su chica mientras la soltaba y se ponía la mano a la frente de preocupación – tenemos clases a las nueve… qué flojera… - miró a Leila suplicante – no quiero ir…
-Ah yo tampoco…
-Qué bueno aunque de todas maneras… - suspiró pero se encogió de hombros – mi madre me matará…
-Sí, mi suegra es algo dura no?
-¿¿Suegra?? – Claire se echó a reír – sí creo que sí es un poco enojona… y mi suegra también lo es, ¿verdad?
-No tanto – rió la de ojos grises – es más preocupada por lo que digan los demás…
-Tengo la ventaja de que sale a trabajar en las noches – con una punzada Leila recordó el verdadero trabajo de la madre de Claire, mientras la chica seguía hablando – si no me dice nada, entonces podré asumir que llegó tarde y que pensó que yo salí antes a mis clases… - comenzó a analizar e inventar alguna excusa o mentira.
Se quedaron unos segundos en silencio. Leila se sentó apoyándose en la almohada y poniendo los brazos atrás, la castaña se apoyó en su pecho y le abrazó por la cintura.
-¿Sabes de qué me dio ganas? – le dijo sonriendo pícaramente.
-¿De qué? – devolvió el gesto con cariño.
-Hagámoslo otra vez – Leila frunció el ceño.
-¿Qué cosa? – luego se dio cuenta y rió – oohhh… si?
-Me encantó, soy adicta a ti, por eso, otra vez si? – comenzó a besarle el cuello y ésta, sabiendo que no se resistiría le detuvo con delicadeza.
-Vamos Claire, debemos levantarnos – le sonrió amablemente – debemos tomarnos un baño…
-¿Juntas? – Leila se sintió tentada por la idea.
-No Claire… no juntas, por separado, tú primero y yo luego.
-Mmm no – negó la castaña yo preparo el desayuno mientras tú entras primero – guiñó el ojo.
-¿En serio? – se alegró la otra – aún mejor.
Entró al baño y cerró la puerta, cerró la cortina de la ducha, que era de esas verticales con una regadera encima. Con vidrios a los costados para que no salpicara el agua, al lado había una bañera mediana con un calefón. Encendió la ducha y comenzó a lavarse tranquilamente, cuando se dio cuenta que no había shampoo.
-Aj… - se quejó sola – no traje el shampoo – de repente lo vio aparecer frente a sus ojos y lo alzó aliviada – qué bueno… - pero se quedó estática y miró a un costado para encontrarse con la mirada traviesa de su Claire. Instintivamente se tapó todos los lugares privados – Q-qué haces???
-Ay no te cubras – le dijo sonriendo – ya te vi desnuda muuuucho tiempo, ya te conozco – entró ella también al pequeño lugar y le besó. Leila no pudo resistir y se dejó llevar muy fácilmente.
En esta oportunidad, Claire tomó completo dominio de la situación, parecía haber conocido todos los puntos débiles de Leila en menos de dos segundos. Le acariciaba los pechos, le besaba el cuello apasionadamente, y ésta vez fue ella la que llegó a penetrarle con sus dedos. Los gemidos de la muchacha de ojos grises ni siquiera podían ser silenciados por el sonido de la ducha, mientras Claire disfrutaba sabiendo que al igual que Leila, tenía el poder de volverla loca a ella también.
-Claire… esto es… - resoplaba Leila divertida – eres genial…
-Hagámoslo otra vez! – exclamaba Claire feliz, sin haber salido de la ducha aún, de nuevo se pegó a la otra muchacha y estaba por besarla; pero la otra la separó con la mayor delicadeza posible.
-Claire… también hay vida ahí afuera – le dijo riendo algo desconcertada por el entusiasmo de su chica.
-Ya sé – replicó la castaña – pero también hay vida aquí adentro, te has puesto a pensar que no importaría si nos quedáramos aquí encerradas toda la vida? Nadie se daría cuenta…
-¿Encerradas? Y haciendo qué? – levantó las cejas Leila, divertida.
-Es vergonzoso decirlo – rió Claire – qué pervertida eres…
-¿Yo? ¿Quién quiere quedarse aquí encerrada toda la vida haciendo… - se sonrojó – ya sabes qué?
-Pues tú…
-¿¿¿¿¿Yo?????
-Lo veo en tus ojos…
-Ay Claire – rió Leila.
-Y no es “ya sabes qué”. Es hacer el amor con mi novia a la que amo!!!
Por fin salieron del baño a las doce del día y decidieron salir a comer a algún restaurante. Las siguientes clases serían a las cuatro de la tarde. Leila prefirió despedirse de Claire para que ésta fuera a su casa y viera cómo pintaba la situación en su casa. Mientras que ella fue al banco y sacó dinero de la cuenta de su madre para arreglar ciertos pendientes que tenía.
A las dos quince de la tarde, ya tocaba el timbre de un departamento en una zona muy cara de la ciudad, un departamento mucho más amplio y más bonito que el propio. Tocó por segunda vez al no recibir respuesta. La puerta se abrió y se presentó una muchacha rubia con el cabello rizado, ojos marrón claro; diez centímetros más alta que Leila, piel blanca, porte único y una belleza aún más privilegiada.
-Leila… – dijo desconcertada - ¿Qué haces…qué haces aquí?
-Nada… sólo vine a hablar contigo Vanessa – respondió la muchacha mientras pasaba sin pedir permiso.
-Hey, ¿qué pasa? ¿Por qué entras así como si fuera tu casa? – reclamó la rubia. Leila se encogió de hombros
-Por si se te olvidaba, este es MI departamento, yo lo pago con MI dinero
-Pero dijiste que me lo regalarías…
-Eso hice, no te cobro la estadía – explicó de manera pedante – y además, este departamento está mi nombre, no al tuyo.
-Eres una…
-¿Qué? – se tiró sobre un sillón para molestar a Vanessa, mientras subía los pies a la mesita de salón de en frente – ayer recibí tu llamada – dijo – me molestó mucho, ¿sabes? Estaba a mitad de algo importante.
-¿Ah sí? Pero olvidaste pagar las cuentas de los últimos dos meses – reclamó Vanessa acercándose con enojo.
-Ya lo sé y traigo el dinero conmigo, para un año más, para que ya no me molestes con tus tonterías – resopló Leila, miró a la otra chica con desprecio - ¿quieres que te lo dé?
-Claro que sí, DEBES dármelo – contestó la otra sin quedarse atrás.
-Te lo voy a dar – dijo la chica de ojos grises con tono despreocupado – pero para que te lo dé… debes decirme muchas cosas, y responder a mis preguntas.
-Eso me faltaba…
-No reclames, que no te daré el dinero – bajó los pies y señaló el sillón de en frente – siéntate.
-¿Quién te crees para darme órdenes?
-Leila EMERSON, la dueña del departamento donde vives y con mis documentos puedo ordenar tu desalojo – por un momento se sintió superior – siéntate.
-Ahora te haces a la muy fuerte no? – amenazó mientras se sentaba de mala gana.
-¿Cómo está Denisse? – preguntó primero.
-Bien – contestó de mala gana la rubia – creciendo.
-Vine a hablar sobre ella y sobre todo… sobre cómo arruinaste mi vida por tanto tiempo.
-Ja, ¿Arruiné tu vida?
-Sabías que ya no querría estar contigo y me manipulaste por mi dinero, Mauricio es el padre de tu hija – acusó Leila. Vanessa se echó a reír.
-Eres más lista de lo que esperaba! – Exclamó como si la chica fuera una especie de fenómeno ignorante - ¿Ahora te das cuenta?
-¿Qué? – murmuró enojada – dime de una vez! Explícalo todo!!
-Bien – sonrió la rubia con maldad.
-¡Habla de una vez! – perdió la paciencia Leila.
-Mira, todo comenzó cuando conocí a Mauricio, hace casi dos años – comenzó sin dejar de poner la sonrisa malévola – nos llevamos muy bien desde el inicio. Luego estabas tú y las chicas del aikido, que siempre me repetían que me mirabas raro como si de verdad estuvieras enamorada de mí. Hasta ahora esa idea me da asco. Pero un día vi una conferencia de prensa donde estaba tu padre Taylor Emerson, el exitoso diplomático y empresario millonario, dueño de la fábrica de cemento. Imagínate mi sorpresa cuando averigüé sobre él por internet sólo por curiosidad y vi tu nombre como la única heredera. Pensé que me darías regalos muy caros si me convertía en tu novia, por eso hice la apuesta – rió pero luego la miró con desprecio – pero no tomé en cuenta que la hija no era como los padres, parecía que a ti no te gustaba gastar dinero o aprovecharlo y me comprabas baraturas de las calles y helados al paso, con el ridículo enunciado de “es más romántico lo sencillo” – fingió la voz de Leila de manera grotesca, ella comenzó a sentir cómo la ira iba en aumento en su corazón, Vanessa continuó – terminé contigo porque no me dabas nada, iba a buscarte porque sí era verdad que el maestro y las otras chicas me pidieron que te convenciera de volver a la escuela de aikido para el campeonato ese. Te provocaba porque me encantaba jugar con tus emociones tan inestables.
-Eres de lo peor…
-Déjame continuar – rió de nuevo la rubia mientras se cruzaba de brazos y se apoyaba en el sillón – cuando me hice las pruebas de embarazo resultó positivo, al principio quise abortar y Mauricio también; pero sabíamos que no era una buena idea y que además era un delito; sin embargo, Mauricio no tenía dinero y yo sabía que mis padres me desheredarían y me dejarían en la calle. Fue ahí cuando se me iluminó y pensé: “Oh, Leila, Leila Emerson… ella tiene dinero”. El plan inició desde unas tres semanas antes, cambié el nombre de tu número a “Amorcito” pues sé de la inestabilidad de tus emociones. Pero aun así, faltaba el factor que haga que te llamaran a ti específicamente, que llamaran a “Amorcito” si es que se llevaba a cabo el plan para del suicidio para ir al hospital.
“Sabía que si lo hacía, debía aparentar no haber comido, no haber estado bien al no estar contigo, así que dejé de comer lo suficiente para bajar unos kilos y en la escuela comencé a hablarles a todas las chicas acerca de “Amorcito”, incluso al maestro le hice un teatrito de “es la persona más importante en mi vida”, “la única que podría ayudarme”. Funcionó sabes, cuando llegó el momento de intentar el suicidio, sabía que podía o vivir o morir así que me armé de valor. Me corté las venas y todo resultó como había planeado: el maestro había llamado a “Amorcito”, viniste corriendo como loca y te desestabilizaste de nuevo al ver el nombre que le puse a tu número”.
-No lo puedo creer – Leila comenzó a temblar de ira.
-Y sabía que vendrías a pedirme explicaciones, así que preparé un teatrito y todo el lloriqueo que viste de que “te quiero”. Resultó todo como había planeado, te desestabilizaste emocionalmente y gracias a mi hermano, te sentiste culpable por lo que pasaba…
-Sabes qué! – exclamó Leila levantándose enojada mientras se sujetaba la cabeza y le daba la espalda – ya no sigas! Ya no quiero escuchar!!
-Espera, ya que vienes a saber motivos, mejor escucha todo lo que tengo que decir – ordenó Vanessa mientras continuaba – mira, mientras pasaba el embarazo, yo sabía que querías correr tras de Claire y si lo hacías, olvidarías pagar y darme dinero mientras estabas con ella, como sucedió en estos dos meses – Leila volteó con el ceño fruncido – hacía todos esos números de sufrimiento para hacerte sentir mal; pero sabía que eso no era suficiente, entonces le dije a Mauricio que fuera a “consolar” a tu querida Claire y mira que funcionó. Aunque me echaste de tu departamento después, te resignaste a continuar pagando mi departamento al ver que esa tu Claire había continuado con su vida y se había conseguido un novio…
-Tanto tiempo – murmuró Leila con los dientes apretados, mientras la sien le temblaba de rabia – tanto tiempo… y sólo para que te comprara este maldito departamento y arreglara tu vida económica…
-Tanto tiempo que te dejaste engañar como idiota – rió la rubia mientras se levantaba y caminaba hacia ella – me salían bien los teatritos, ¿no? – le acarició la mejilla, Leila reaccionó y le empujó con fuerza.
-NO TE ACERQUES!!! ESCORIA!!! ME DAS ASCO!!! – insultó ya sin contenerse.
-¡¡A eso viniste!! ¡¡A pedir explicaciones y te las di!! ¡¡Ahora necesito que pagues las cuentas de este maldito lugar!!
-Por mi mejor te mueres – replicó Leila con un tono amenazante que daba miedo, luego rió – aún dependes de mí idiota y será mejor que te pongas a trabajar – agarró la bolsa de dinero que llevaba y salió del lugar sin cerrar la puerta, Vanessa corrió tras ella.
-¡¿Dónde vas?! Tú no me vas a dejar en la calle!! – la siguió gritando escaleras abajo, al llegar a la puerta de calle, Leila paró y miró a toda la gente.
-¿Quieres el dinero? – le dijo enojada – Pues ve por él! – abrió la bolsa y echó los billetes por todas partes, la gente volteó a mirar cómo volaban libres varios billetes de cincuenta y cien dólares e intentaban agarrar alguno.
-¡¿Qué diablos estás haciendo?! – se alteró aún más la rubia.
-Ve tú a pelear el dinero con esa gente si en verdad lo necesitas – rió Leila y se alejó a paso rápido, dejando a Vanessa humillándose a sí misma y peleando por los billetes.
Leila sonrió a pesar de que aún sentía rabia de todo de lo que se había enterado; pero aun así respiró aliviada al conocer la verdad sobre toda aquella historia.
Ahora sí podría estar tranquila con su Claire.
Fin del capítulo :3
Ese fue el capítulo 15!! Y bueno, ya nos vamos acercando a los últimos desenredos y aclaraciones de la historia ^^
Muchas gracias por los animos a todos los que me comentaron en la anterior entrega. Mis problemas ya se solucionaron... creo... fuf... así que ya tengo el cerebro más despejado para escribir ;) ... gracias por comentarme a...
aurora la diosa, alanna, Nahomy, HombreFX, Shantyy, Condesa de Rostau, Zoe, lokii, lulu, karina (ID:125...), RedBull, macarena20, blue, absa, JULIXLS, JULY, lisa, angeles2875 y karina (id:136...)
T^T muchas gracias por las buenas vibras... creo que me llegaron y se medio arreglaron las cosas ^^... Oh si, sobre la madre de Leila, bueno, en el siguiente capítulo conoceremos a la familia de Leila y muchas cosas más sobre ella. Pronto se aclararán otras cosas. Y mmm... jajajaja en mi opinión personal, la mamá de Leila me da risa... es como un cliché de "mamá de la alta sociedad" jaja... uno de los muchos que hay.
Espero este capítulo también haya sido de su agrado!! Espero sus comentarios, valoraciones y lecturas ^^ se los quiere!! ATTE: Wind.