Encuentro Accidental 14
... yo nunca te olvidaría...
Capítulo 18 – Social
Los siguientes días, fueron los más felices de toda la vida de Leila, pues podía tener una relación con Claire sin el impedimento de nadie, por primera vez, casi todo era perfecto en su vida y se atrevía a decir que TODO se había vuelto perfecto para ella y su chica a la que quería más que a cualquier cosa. Comenzó a hacer todo, absolutamente todo por ella, pues por fin su vida había comenzado a tener sentido.
En la universidad volvieron a estar juntas en todo momento. Mark respiraba aliviado al ver que por fin las chicas habían solucionado sus diferencias. Hicieron más amigos en su clase y se ayudaban para estudiar y hacer los trabajos. Sin embargo, Leila aun no podía llevar a Claire a su departamento, pues tenía miedo de que la madre se enterase y esto le causara problemas. Eso era lo que menos quería en esos momentos tan felices que estaba viviendo.
Aún seguía pensando en todo lo que había pasado… y debía terminar de averiguar todo ese problema acerca de Vanessa y Mauricio.
Sin embargo, un sábado por la tarde, cuando el sol estaba siendo ocultado por unas cuantas nubes y ella se encontraba en su escritorio haciendo una tarjeta para Claire de un mes cumplido de relación, planeando ir al centro comercial para comprarle un regalo; recibió una llamada que la dejó desconcertada y perpleja.
-¿Sí dígame?
-¿Leila?
-¿De parte de quién?
-¿¿¿Hija??? Soy yo, tú mamá…
-Ah – Leila se quedó boquiabierta mientras escuchaba esa voz que no supo por qué no reconoció antes.
-Leila, ¿estás bien? – le preguntó, se oía preocupada.
-Sí, sí… estoy bien – murmuró – sólo que me dejaste muy sorprendida.
-Sí hija, sólo te llamo para comunicarte que dentro de poco iré a tu departamento a visitarte.
-Ah… ¿vendrás?
-Claro, ya debes estar en tercero de universidad, ¿verdad? Quiero ir a ver cómo estás.
-….
-¿Leila? ¿Por qué no respondes? ¿Es que sucede algo malo? ¿No puedo ir a visitarte?
-No, no es eso – la muchacha no sabía qué decir – te esperaré…
-Nos vemos hasta ese día.
-Sí… adiós mamá…
Colgó y por poco se le salía el alma. No podía ser, su madre nunca se ocupaba ni le importaba lo que su hija hiciera, al igual que a su padre; pero ahora de repente quería ir a visitarle, de repente quería ir a ver cómo le estaba yendo en la universidad, pensando que estaba en tercer año sin saber que su hija había repetido primer año por falta de asistencia. Sin saber que su hija había dejado la escuela de aikido, que había tenido mil embrollos con su vida y con la gente de su alrededor y sin siquiera imaginarse que tenía novia.
Leila observó su cuarto en el pequeño departamento en el que vivía, estaba muy desordenado: papeles por todas partes, libros botados en el piso, la cama des tendida, el librero del que caían cosas, el ropero todo desordenado, las ventanas sucias y miles de cosas más.
Hace meses que no había ordenado su habitación y todo su pequeño departamento en sí.
Comenzó por tender la cama, luego puso toda la ropa encima de ésta para facilitarse el orden. Así comenzó a ordenar en varios días todo el lugar, no sabía exactamente cuándo su mamá iba a llegar de visita; pero ya tenía un buen avance pues Claire también le ayudaba con gusto.
Un miércoles en la tarde, a las 3:30, estaban juntas en el departamento, ordenando y acomodando las últimas cosas.
-Ya me cansé – se quejó Leila arrojándose al sillón con los brazos y piernas abiertas. Claire la miró y frunció el ceño, comenzó a jalarla del brazo.
-Hey! – le dijo – ya vamos a acabar, levántate así después descansaremos…
-No Claire… no me hagas esto – le dijo con ese tono flojo y despreocupado que había vuelto a tener al volver a estar tranquila y feliz – déjame estar un momento más aquí botada, ¿quieres?
-Jaja, ¿botada? – rió Claire, Leila asintió sonriendo – No Leila… ven aquí… - le dijo jalándole aún más.
-Hey! – se soltó ella y la miró de nuevo – dime, ¿tú no estás cansada?
-Claro que lo estoy… pero ya vamos a acabar – insistió.
-No mira falta limpiar las ventanas… - con esto último la castaña se dio cuenta de que era cierto, resopló.
-Tienes razón – se quejó – qué desordenada eres… - se sentó a su lado y se recargó en su pecho – ya me quitaste las ganas de seguir… - cerró los ojos.
Pasaron varios minutos en los que aún Leila disfrutaba de tener a Claire en su regazo, aún disfrutaba del placer de sentir los latidos de su corazón cerca de los suyos, era casi perfecto tener a esa chica para ella solamente; pero luego sintió su respiración profunda y lenta.
-¿Claire?
-Zzzz…
-¿Te dormiste?
-Zzzz…
-Heeey – le canturreó.
-Zzzz…
-… - bajó la vista un poco para mirarla y descubrió que estaba en un profundo sueño, parecía un ángel cuando dormía… Leila sonrió para sí y le dio un suave beso en la mejilla – tan linda mi Claire…
-¿Eh? – murmuró la castaña entre sueños.
-Te quiero – le dijo sonriendo.
-Yo te quiero más… - negó Claire con los ojos cerrados.
-No Claire…
-Sí Leila…
-Que no…
-Amor – la muchacha levantó la vista y le miró con los ojos entrecerrados y le dio un beso en los labios – Te amo…
La chica de ojos grises se quedó graciosamente desconcertada y le sonrió atontadamente mientras su novia volvía a recargarse en su pecho. Era la primera vez que Claire… su Claire le decía que la amaba… y que le llamaba “amor”. Estaba muy emocionada.
-Yo también te amo – le dijo con esa sonrisa atontada. Sintió cómo la chica se abrazaba más fuerte a ella y se quedaba dormida.
Reuniendo toda su fuerza, Leila la cargó con dificultad y la llevó hacia su habitación para recostarla en la cama. Cuando por fin la depositó con cuidado en ella. Soltó el aire contenido y jadeó cansada “desde cuándo pesa tanto???” se decía.
Sacó un cobertor de su ropero (su cuarto ya relucía gracias a la ayuda de Claire) y tapó con él a su chica, arropándola cariñosamente.
-Leila… - escuchó un murmullo, con un suave “mmm?” bajó la vista y la castaña murmuró – te amo…
-Yo a ti… - respondió la de ojos grises aún sin poder creer que por fin tenía a su Claire para ella y con ella. A decir verdad, a pesar de que aún le incomodaba un poco, prefería vivir el presente a recordar el pasado, aunque le hubiera gustado compartir esa sensación de reencuentro con su chica.
-Nunca te alejes de mí… - le dijo.
-No lo haré… ya no porque… yo nunca te olvidaría…
Leila rió apenada y dejó a Claire bien abrigada, durmiendo cubierta por aquella calentita manta. Terminó de ordenar todo sola, limpió las ventanas sola: resultaron ser transparentes después de todo…
Claire despertó a las cinco y media de la tarde, se levantó de la cama tranquilamente y salió a buscar a Leila por los cuartos del departamento, sin encontrarla; pero podía ver lo reluciente que había quedado el departamento de su ésta. Sonrió orgullosa.
Al no encontrarla, volvió al cuarto por su celular para llamarle y preguntarle dónde había ido; sin embargo, escuchó la puerta de entrada abrirse, salió y vio a Leila entrar sonriente con dos cajas de hamburguesas.
-Mira, fui por comida para cenar – guiñó el ojo, mientras se acercaba a su chica y le saludaba con un beso corto en los labios – acabo de terminar con el orden de la casa – entró a la cocina y dejó las cajas en el mesón - ¿dormiste bien?
-Sí, muy bien – asintió Claire siguiéndole y mirándole embelesada, se acercó a ella – tu cama es muy suave – le abrazó por la cintura y le susurró al oído – podríamos estrenarla…
Leila se estremeció y abrió los ojos de par en par. Rió nerviosamente.
-Claire qué cosas dices…
-Vamos amor… - le dijo de nuevo al oído con esa voz seductora que derretía a la chica de ojos grises – di que sí – comenzó a besar su cuello y al tenerla abrazada por la cintura comenzó a acariciar su espalda, aventurándose a bajar más allá de su columna. Leila soltó un gritito de sorpresa, mientras que sentía con otro estremecimiento cómo Claire metía su mano bajo su playera y la subía acariciando su piel profundamente hasta llegar a su pecho y apretarlo lentamente con sus dedos.
Suspiró cerrando los ojos y alzando la vista ante esa sensación. “Vamos a hacer el amor?” se preguntó a sí misma, se sentía nerviosa pero a la vez emocionada; mientras oía a Claire susurrarle al oído nuevamente.
-Qué sexy te queda tu tatuaje…
-Claire… - suspiró Leila al oírle – me derrites…
-Sí? – sintió cómo la otra mano de la chica se aventuraba debajo de su pantalón y su ropa interior, gimió débilmente perdiendo el aire al sentir cómo Claire, con sus dedos, comenzaba a jugar con ese punto tan sensible, moviéndolo en círculos y frotándolo de arriba abajo. Sintió un choque eléctrico que nunca antes había sentido y gimió más fuerte.
-Ay…ay… espera, espera – detuvo Leila, jadeando.
-¿Qué sucede? – se separó Claire, mirándole de esa forma tan pícara y sensual, mientras sacaba su mano del pantalón de la chica de ojos grises y limpiaba sus dedos con su lengua. Leila se quedó en blanco al ver esta acción mientras sentía “al monstruo” de su interior despertarse.
La tomó de la cintura y la pegó fuertemente contra sí, besando su boca con mucha pasión, a lo que se vio completamente correspondida. Se besaban casi con desesperación mientras Leila le quitaba la playera a Claire rápidamente y la botaba a algún lugar cercano. Con ambas manos subió su sujetador y tuvo contacto directo con sus pechos y sus endurecidos pezones. Bajó y comenzó a lamerlos y saborearlos, mientras podía escuchar la entre cortada respiración de su chica, lo cual le excitaba más y le hacía continuar con aún más pasión y ganas.
Claire alzó su rostro con sus manos y de nuevo le besó en la boca, quitó la playera de Leila y la botó por allí sintiendo cómo ésta abría el cierre de su jean y lo bajaba hasta la mitad de su muslo. Ella también bajó los pantalones de la chica de ojos grises, quien le empujó a la pared, al lado de la puerta del pequeño depósito de la cocina. Tomó sus manos entrelazando sus dedos con los de ella y las pegó a la pared, mientras comenzaba a frotar sus intimidades.
-Aah… - comenzó a gemir Claire, al tiempo que instintivamente movía sus caderas contra las de Leila, quien friccionaba cada vez más fuerte.
De repente, se oyó el timbre fuera de la cocina, completamente ajeno a su mundo…
-Escuchaste eso? – preguntó Claire, algo preocupada mientras Leila seguía empujándole.
-Ah, no importa – le dijo Leila de manera entrecortada – No le hagas caso… – Escuchó de repente la puerta abrirse, reconoció el sonido y se detuvo bruscamente – Creo que entró alguien! – le dijo a su chica – debe ser mi mamá!!! ¿Cómo tiene la llave de mi departamento?
-Qué?! Ay no! – se asustó la chica de ojos verdes con el mismo ataque de pánico del que sufría Leila, se separó de ella rápidamente - ¿Qué vamos a hacer? Mira cómo estamos!!!
-No tenemos tiempo!! – se alarmó la de ojos grises y vio la puerta del pequeño depósito – ya sé!
Cuando la madre entró vio a una Leila tranquila (y vestida) sirviendo en un plato una sola caja de hamburguesa (ocultó la otra caja para evitar preguntas).
-¿Leila? – le dijo. La chica volteó.
-Ah… hola ma – le dijo intentando sonreír pues después de todo no le agradaba mucho que se diga aquella visita, y menos cuando había interrumpido algo tan importante e íntimo.
Claire yacía oculta dentro del depósito mientras se acomodaba el pantalón y el brasier y se ponía la playera de vuelta. Rió silenciosamente al observar que era prenda color blanco de Leila. Escuchó la conversación desde ahí dentro.
-Hey! – escuchó la voz de la madre – sé un poco más gentil con tu madre…
-Hola – repitió Leila. Claire vio por la comisura de la puerta que la de ojos grises se acercaba a darle un abrazo muy corto y algo automático. La señora era algo rechoncha, tenía el cabello negro, algo canoso pero negro, la piel blanca y la misma nariz y boca de Leila; pero no el mismo color ni forma de los ojos. Llevaba un abrigo de pieles carísimo encima de un vestido de diseñador color crema. Collares, anillos y brazaletes de oro puro; y unos pendientes de diamante que se veían muy caros.
-Así que ordenaste tu departamento – musitó la mujer observando todo algo impetuosamente y con cierta “melendrosidad” - ¿cuándo te cambiarás de departamento? – Le preguntó mientras daba una vuelta observado la cocina con una expresión de tedio muy notoria – sabes que este pequeño agujero no está al nivel de nuestra familia.
-No es un pequeño agujero – replicó la muchacha frunciendo el ceño.
-Hija, entiende que alguien de los Emerson no puede estar viviendo en un lugarcillo de poca monta como éste – continuó con ese tono altanero, como si fuera de la alta sociedad.
-Es suficiente mamá… deja mi hogar en paz…
-Espera – se acercó a ella sin poner atención a lo que había dicho - ¿qué es esto? ¿Tu playera está al revés?
Claire, a pesar de todo, casi se partía de la risa; pero se aguantó recordando que Leila se puso como sea la ropa por el apuro y encima se había puesto su playera color rojo.
-Eh…
-Mmm – se puso detrás de ella para ver la etiqueta, lo siguiente que dijo le quitó la sonrisa a la castaña que escuchaba y veía todo desde el interior del pequeño depósito – esta ropa – le dijo – tampoco está a tu altura, debes usar ropa de marca, los Emerson no podemos estar con comprar baraturas…
-¡Ya basta! – le riñó Leila sabiendo que esa no era su playera, sino la de Claire; pero su madre parecía no escucharle.
-Te dije que te hicieras quitar ese horrible tatuaje – le dijo – pareces una de esas pobretonas de mala muerte, encima viviendo en…
-¡Mamá deja de fijarte en eso! – le gritó su hija perdiendo la paciencia – ¡Esto no tiene sentido! ¡Al menos pregúntame cómo estoy!
-Parece que no te alegra mucho verme, ¿verdad? – Observó la madre levantando las cejas – llamaré al chofer para que me venga por mí, ah, puedes venir cuando quieras a nuestra mansión, que es donde deberías vivir, nos vemos, te dejé regalos en unas bolsas en el sillón… vienes cuando quieras… adiós
-… - Leila se quedó callada intentando dejar de lado la incomodidad que le causó esa visita. Cuando la madre salió de la casa, Claire salió del pequeño depósito.
-Un poco… extraña tu mamá – comentó.
-¿Un poco? – Resopló saliendo de la cocina, su chica la seguía de cerca – me hizo ordenar todo, ¿para qué? Para venir a decirme que vivo en un agujero de mala muerte – se sentó enojada en el sillón.
-¿Volverás a tu casa original?
-Claro que no, aunque podría aprovechar ahora que mi mamá está en el país – comentó en voz alta - ¿quieres que te la presente?
-Eh… - Claire sintió algo de pánico, habiendo visto lo que había dicho la madre a Leila de la playera que en realidad era suya, le daba miedo el tener que tratar con ella.
-No te preocupes – le animó la otra – no te presentaré como mi novia si no estás preparada aún; pero quiero que al menos conozcas el lugar donde vivía cuando… - se trabó un momento, pues estaba a punto de decirle “quiero que al menos conozcas el lugar donde vivía cuando hablábamos por internet”, pero disimuló – cuando era más pequeña.
-Si quieres pero… ¿no habrá problema?
-No, incluso puedes pasar unos días allí…
-Pero tendré que mentirle a mi mamá para poder ir contigo – observó Claire – ya ves que no le caes bien.
-Jajaja – rió Leila – qué bueno que la hija no es como la madre…
-Jaja see – sonrió la de ojos verdes mirando cariñosamente a su chica.
-Hey, cambiemos de playera – dijo, quitándose la playera roja de Claire y pasándosela, ésta la miraba incrédula, la de ojos grises lo notó - ¿Qué? – preguntó extrañada.
-¿Crees que después de que lo comenzamos me vas a dejar con las ganas?
-¿Comenzamos? ¿Qué comenzamos? – Preguntó Leila algo confundida; pero luego se dio cuenta – aah… eso – se sonrojó sonriendo mientras Claire se acercaba a ella para besarla.
-Qué bueno que tu mamá se fue rápido – le dijo al oído haciéndole cosquillas. Leila soltó unas risillas avergonzadas; pero intentaba alejarse disimuladamente.
-En realidad sí… - la castaña le acarició la cintura y le abrazó para besarla. Leila apenas correspondió pues aún estaba algo aturdida por lo de su madre.
-Hey – llamó Claire algo entristecida mientras se separaba de ella – ¿pasa algo malo? Es por lo de tu mamá ¿cierto?
-Sí, lo lamento…
-Bueno, lo entiendo… - se quitó la playera de Leila con decepción y se la devolvió para que se la pusiera mientras ella se vestía con la roja que era suya.
La muchacha de ojos grises le miró y notó la decepción en sus movimientos, en su mirada, en su expresión y en todo, hasta en su respiración. Claire se levantó y suspiró intentando ocultar lo que sentía.
-Claire – llamó Leila suavemente – a-amor… - era muy nuevo para ella llamarle así a su chica - ¿estás bien?
-Sí, sí claro que sí – asintió la castaña muy poco convincente.
-Te amo.
-Yo a ti.
Leila tomó su mano y le acarició sonriendo. La miró de espaldas, era tan hermosa que podría haber dado toda su fortuna, toda su suerte, para nunca más perderla. Sintió que quería tenerla sólo para ella y para siempre, nunca más quería dejarla ir y quería darle todo de sí. Quería hacer el amor por primera vez con ella y sólo con ella y en ese momento; y sabía que Claire también lo quería. Por eso se decepcionó al ver que ella se había dejado perturbar tan fácilmente por una visita sin sentido después del maravilloso rato que habían estado pasando.
La chica de ojos grises no lo pensó más y le dijo – ven aquí – le jaló y le hizo caer sobre ella. Claire le miró sorprendida; pero a la vez sus ojos comenzaron a tener ese brillo de nuevo – vamos a comenzarlo otra vez…
Fin del capítulo :3
Primero que nada... disculparme por la tardanza del capítulo ú.ù... han ocurrido feos problemas y pues... O.O mi mente andaba bloqueada; pero ya la recupere (aunque los problemas aun no pasaron :S) Muchas gracias por leerme y espero este capítulo haya sido de su agrado ^^! Agradecer por sus comentarios a...
lokii, aurora la diosa, karina (id:125...), jophssi21, blue, Monett, QueenB, angeles2875, Condesa de Rostau, Zoe, marie, HombreFX, emmyta, Rebeca, Sof14, Shantyy, RedBull, Invented, alanna, gigita, JULYXLS, Nahomy, karina (id:136...), johanita89, bequi27, Margarita07, lulu, luccy...
Bueno, haré una sola respuesta general por esta vez a quienes me comentan ^^ resolviendo algunas dudas y agradeciendo mil por leerme...
Espero este capítulo también haya sido de su agrado, siempre intento poner lo mejor de mi en cada capítulo, por eso, prefiero no escribir cuando no estoy muy inspirada O.O porque se que no saldrá bien sino... jaja... es en serio ^^! Y mas bien, gracias a ustedes por leerme y tenerme paciencia al publicar O.O... ;) sobre el cambio de personalidad de Leila, bueno, algún día tenía que madurar la chica, y el tiempo que estuvo sola, sin Vanessa ni Claire, como dice en el mismo capítulo, logró aclarar su mente y tranquilizarse. Claire bueno, ya era hora, ni modo que el orgullo sea mas fuerte que el amor O.O aunque sí, ocurre en la vida real; pero también ocurre que las personas dejen de lado su orgullo. Cada una de ellas, Leila y Claire tienen su aire especial y como tal vez no se nota mucho, pero a partir de este capítulo ya se puede ver los puntos de vista de ambas, combinados, ya no solo Leila o Claire ;) Y sobre el padre de Claire y la desintegración de su familia :S... anda explicado más adelante, aunque ya no habrá que esperar mucho, pues este relato ya está muy avanzado y le falta POCO O.O...
Eso es todo por ahora ^^ espero sus comentarios y mil gracias por valorarme y leerme!! ATTE: Wind