Encuentro 3

Tercera sesión

Encuentro (3)

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Título original: Encounter 3

Autor: Hot Doggie gamma_assassin@hotmail.com

Traducido por GGG, septiembre 2004

Guardo el copyright para mí...

Estás semireclinada en el sofá con las muñecas enganchadas a los tobillos. Una barra separadora mantiene tus piernas abiertas. Acabas de tener un intenso orgasmo provocado por un poderoso vibrador de vara insertado en tu coño y presionando la pared delantera de tu vagina mientras el oscilador trabaja en el clítoris.

¡Te explico que no te había dado permiso para correrte! Tendrás que ser castigada de nuevo. ¿Nunca tendrá fin tu desobediencia?

Desengancho tus muñecas de los tobillos y quito la barra separadora. Suelto las pinzas de los pezones y te retuerzo y aprieto los pezones hasta que se disipa el hormigueo. Te digo que tendremos que recolocarte para el castigo.

Te quito la venda de los ojos y te llevo al comedor. Te coloco las rodillas contra la silla y te digo que te inclines sobre ella hasta que las costillas te descansen en el respaldo. Te separo las piernas y sujeto los tobillos a las patas de la silla. Paso la cuerda de las muñecas por abajo hasta los tobillos y la engancho en ellos.

Cuando termino tus muñecas están estiradas hacia el suelo, separadas por el bulto de la silla. No están muy tirantes y así te resulta fácil mover el torso ligeramente arriba y abajo. Los pechos te cuelgan detrás del respaldo de la silla, con el pecho descansando sobre el respaldo. Las piernas están abiertas y el culo sobresale para mi uso.

Vuelvo a ponerte la venda y de nuevo escuchas el crujido de mi bolsa de las golosinas. Empiezo a ocuparme de tus pezones. Cada uno recibe toda mi atención mientras lo tomo entre el pulgar y el índice y tiro de él con suavidad hacia el suelo. Cuando lo considero totalmente estirado empiezo a girarlo entre mis dedos. Pronto empiezas a retorcerte, cuando los tirones y giros empiezan a ser un poco más forzados. Paso de uno a otro, hacia atrás y hacia delante, dedicándoles mucho tiempo.

Pronto están oscuros y dilatados con la sangre difundida. Has empezado a gemir ligeramente y te digo que te estés callada. Cuando continúo sientes que te engancho una pinza al pezón derecho. Esta pinza parece ser distinta de las otras que he usado: ¡la presión es más fuerte! El otro pezón recibe el mismo tratamiento y escuchas el leve tintineo de cadenas cuando mueves el cuerpo. El peso de las pinzas tira de los pezones y el pellizco es exquisito.

Te empujo la espalda y sientes una tensión cuando las pinzas te tiran de los pezones. Explico que, aunque las ligaduras de las muñecas y los tobillos no están lo suficientemente prietas como para evitar que te retuerzas demasiado, la cadena unida a las pinzas de los pezones están enganchada a la base de la silla. Si intentas levantarte demasiado las pinzas tirarán de tus pezones Y los enganches se tensarán.

Hago algo más de ruido en la bolsa de las golosinas y escuchas un sonido como de chupetón que has llegado a reconocer. Paso la mano entre tus piernas y separo completamente tus labios. Subo y bajo la mano por la raja desde el coño al clítoris y sientes la frialdad del lubrificante. Me ocupo de lubrificarte la vagina, aunque no lo necesites mucho de momento.

Sientes que algo se desliza más allá de los músculos de la vagina, pero una vez superada la abertura, no tensa en absoluto los músculos de la entrada. Luego sientes que algo te presiona la vulva. Algo te está apretando toda la raja, desde un extremo al otro. Sientes varias correas enganchadas alrededor de la parte superior de los muslos y luego me retiro.

Empieza el zumbido. El huevo de tu vagina no es tan poderoso como un vibrador de vara pero a su modo resulta placentero. El vibrador de mariposa de tu vulva hace un buen trabajo de estimulación en toda la zona, del clítoris a la vagina. No digo nada y pierdes la pista de mis movimientos cuando las vibraciones empiezan a ponerte a tono.

Las caderas se te mueven ligeramente pero te encuentras con que tienes que tener cuidado de no moverte demasiado por las pinzas que tiran de tus pezones. Encuentras un compás que te provoca una agradable tensión rítmica en los pezones.

Pronto estás empezando a meterte en la cadencia de los tirones de pezones, vibraciones en el clítoris y los labios, y las vibraciones vaginales... ¡PLAS! Dejo caer la mano en tu culo. El salto hace que las pinzas de los pezones te muerdan y gimes suavemente. Explico que continuaremos con los azotes hasta que te corras. ¡PLAS! Golpeo la otra nalga. ¡PLAS! ¡PLAS!

Luego un periodo sin dolor... Las vibraciones empiezan a sobreponerse de nuevo. Todavía puedes sentir el calor de tus nalgas pero las vibraciones están muy bien. Crees que te correrás pronto... ¡PLAS! ¡PLAS! ¡PLAS!

¡Oh! Te has olvidado de las pinzas de los pezones. Ahora están pellizcando de verdad. Debido a tu posición si no estuvieras vendada estarías mirando a tus pezones estirados. El calor de las nalgas te recuerda el dolor que viene ¡pero los vibradores sientan tan bien! Estás pensando que si intentas mantener el cuero rígido no sabré lo cerca que estás y puedes escamotearme el orgasmo... ¡PLAS! ¡PLAS! ¡PLAS!

Esa vez lo hiciste mejor y no saltaste lo bastante para que las pinzas de los pezones se acortaran aún más. Ahora tu culo está realmente caliente. Te preguntas si necesitarás usar la palabra de salvaguarda. Oh, las vibraciones sientan tan bien ahora, ya casi estás allí. ¡PLAS! ¡PLAS! ¡PLAS! ¡PLAS! ¡PLAS! ¡PLAS!

Tras la última palmada sientes que una lágrima te rueda por la mejilla. Ahora tu culo está tan caliente, pero los vibradores te dan tanto placer. Te acercas al pico... ¡PLAS! ¡PLAS! ¡PLAS! ¡PLAS! ¡PLAS! ¡PLAS!

¡Oh, ahora estás tan cerca! Sientes como se forman las oleadas en tu pelvis. Aprietas los dientes e intentas evitar mover las caderas... ¡¡¡¿Qué?!!!

¡¡He apagado los vibradores!! Ahora empiezan a brotar las lágrimas de verdad. La frustración es tan tangible. Necesitas de tan mala manera correrte, pero no hay estimulación. ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué estoy pensando ahora?

¡PLAS! ¡PLAS! ¡PLAS!

¡Oh no! ¿Espero que te corras sin los vibradores? ¿Puedes hacerlo?

¡PLAS! ¡PLAS! ¡PLAS!

Pausa...

¡PLAS! ¡PLAS! ¡PLAS!

Pausa...

¡Las vibraciones empiezan de nuevo! ¡Oh, sientan tan bien! ¡PLAS! ¡PLAS! ¡PLAS!

Las vibraciones te empujan hacia el pico. Las palmadas en el culo te hacen retroceder, pero cada vez, te hacen retroceder menos y menos y los vibradores te llevan más cerca de la cima.

¡PLAS! ¡PLAS! ¡PLAS!

El orgasmo te rodea en oleadas masivas. El calor de tu cuerpo y las sensaciones vibratorias en tu sensible vulva, por no mencionar tus pezones pellizcados y estirados, te empujan más allá de la cima. El lubrificante cuelga de tus labios como una fina tela de araña.