Encuentro (1)
Un pequeño relato sobre la impaciencia y el sexo imaginado.
Cruzaba los dedos bajo el reloj de la estacion, donde habia quedado con ella, la habia visto, borrsamente a traves de una de esas camaras instaladas en un ordenador, lejos, muy lejos, habia adivinado su perfil, sus labios caronosos que veia mojar con la lengua, lentamente, cuando con sus palabras conseguia excitarla, siempre sin que ella lo reconociera. Habia adivinado sus curvas, sus pechos duros y sus caderas que bajaban como una espiral de perdicion, lentas, resbaladizas. Y ahora estaba alli. ¿Vendria? ¿Le dejaria alli, esperando con el estomago atado?
Una mujer se paseaba desorientada. ¿Seria ella? Se creia capaz de reconocerla, pero se daba cuenta de que le seria imposible. Estaba asustado, nervioso, una lengua de sudor le recorria la espalda. La deseaba, con un deseo malsano, a veces se paraba a pensarlo y se sentia culpable, pero no era lo mismo. Quiza jamas debio quedar con ella, al fin y al cabo ni le habia contestado, solo esperaba que apareciera.
Soñaba, soñaba con sus labios dejando caer saliva por su verga, lentamente, moviendo la lengua sobre su punta, mirandole a los ojos. Aborbiendola, chupando lentamente su capullo, sintiendo como latia en su boca, bien dura, como una piedra. Mirando su escote mientras las gotas de saliva caian sobre el. Ver su polla brillar con su saliva, solo de pensarlo la notaba apretarse contra su pantalón
Y sentía que se dejaba llevar, su semen salía a borbotones entre sus labios, mientras ella se relamia lentamente y el blanco maná caía por la comisura de su boca
Volvio a la realidad con el tiempo justo de intentar disimular la hinchazon en su pantalón, cada pequeño movimiento le provocaba una pequeña sensación de placer, sentia su verga palpitando, larga, dura, llena de leche caliente ansioso por salir, ansioso por salir en su boca, sobre ella. Y la vio.
Su piel morena cubría como un manto una ola de lujuria. Caminaba despreocupadamente, mirando a izquierda y derecha, buscandole a él, moviendo sus caderas y sus grandes pechos de aca para alla. Penso en esconderse, en observarla simplemente y acariciar su verga hinchada mientras la miraba con atención, seguro en algun lugar oculto. Sus ojos se cruzaron, caramelo y miel, abierto en un torrente de deseo, su cabello ondulado, cayendo en jirones sobre sus hombros desnudos. La vio bajo él, recibiendo su torrente de leche blanca y caliente sobre la piel, mostrando su lengua para que cayera sobre ella, pidiendo más, pidiendole a él que le llenara la boca de su nectar, para tragarlo, saborearlo, apretando sus negros pezones con los dedos mientras se lo pedía.
Cuando volvio, ella estaba a su lado, aspiro suavemente el perfume que despedia su cuello cobrizo, ajado de collares y colgantes, que caian generosamente sobre sus pechos, se adivinaban, grandes, hinchados, cubiertos por un escote recto que dejaba entrever una fina linea entre ambos, veia su verga hinchada, dura como una piedra, deslizandose por ese surco de gloria, recibiendo la saliva calida de su boca para que se resbalara, sin parar, sintiendo como la piel de su verga se quedaba prendada de sus pechos.
"¿Ramon?".
"Eh, si, soy yo".
Se habia acercado a el sin que llegara a verla, de pronto habia despertado de su ensoñacion, en la que la melaza de sus ojos se habia convertido en realidad, veia el brillo sincero bajo sus finas cejas, y no pudo sino bajar lentamente la vista a sus labios, carnosos, su verga se estremecio pro enesima vez, aprisionada en sus pantalones, ella no parecia darse cuenta, le miraba con ojos despreocupados, alegres, se lanzo a besarle en la mejilla y el noto sus pechos contra su estomago, con ese leve roce cuando ella se puso de puntillas para llegar a tocarle con sus labios, sentia ganas de arrodillarla ahí mismo y sacrase la verga, hacer q la chupara lentamente con la punta de la lengua mientras el la machacaba, apretandola fuerte, queria correrse encima de ella y que su leche caliente se estrellase contra su cara, sus labios.
"¿Vamos?"
De nuevo volvio a la realidad lo justo para sentir como le cogia de un brazo y comenzaban a caminar despreocupadamente.