Encontrando la pasión
Se acerca hasta quedar a escasos centímetros de mi y su mano acaricia mis labios. Mi corazón bombea a toda velocidad, me siento nerviosa, expuesta...y eso en parte aumenta mi excitación y no puedo dejar de temblar. Su otra mano sube por mi brazo hasta desplazarse a uno de mis pechos. Me acaricia el pezón, dándome un pequeño pellizco que me estremece y me hace ahogar un quejido. Agarra mi mano y estira de mi pegándome contra su cuerpo desnudo, chocando en mi vientre su enorme erección y despertando mis instintos mas primarios.
Llevo unos días de máximo estrés y sin dormir lo que debería...tengo pesadillas que no me permiten conciliar el sueño mas de 4 horas seguidas. El único consuelo que encuentro es soltar adrenalina en el gimnasio.
Así que, sin pensarlo mucho, me coloco el chandal y me voy hacía el “gymnastic center” que hay cerca de casa. Cuando entro, mis ojos se van a buscar la razón de que haya elegido ese sitio, y al fondo de la sala de máquinas le veo.
Un moreno alto, fuerte y con una espalda marcada que me vuelve loca. Un hombre que cada vez que me mira, con sus penetrantes ojos oscuros, y veo esa belleza, con su barba de tres días, me hace perder la cabeza.
Trago saliva esperando a que me mire, pensando en la posibilidad de que me dedique un segundo nuevamente y me pueda deleitar con su torso marcado. Al fin llega, me clava sus ojos en los míos mientras sonríe de esa manera que hace que me derrita.
Tras una hora y media en la que no dejamos de hacer deporte y mirarnos, sudamos, reímos y nos acercamos el uno al otro de manera seductora, casi erótica. Es tan excitante verle moverse y casi rozarme con sus manos y su boca...¡dios! Voy a reventar si sigo mirándole.
La clase termina y con todo mi cuerpo empapado en sudor me voy a las duchas. Me siento prácticamente sola, ya que la hora que es apenas hay gente y mucho menos mujeres.
Sola en el baño me quito la ropa y la dejo sobre el banquillo, me quito la coleta y abro el grifo del agua esperando graduar la temperatura. Mientras saco de mi neceser la toalla y mi esponja me parece escuchar un ruido. Espero con el oído puesto a ver si alguien entra en la habitación, pero al ver que no es así continuo hasta meterme en el agua.
Dejo caer el agua de la ducha que me empapa, mientras cierro mis ojos y saboreo el momento, deseando que esa sensación placentera y sincera no acabe nunca. Me acaricio esparciendo, aun mas, el agua sobre mi piel sudada.
Abro los ojos y cojo mi esponja para echar un poco de gel con olor a vainilla, lo mojo y empiezo masajear mi cuerpo lentamente mientras me lleno de espuma. Mis brazos, mis pechos, mi vientre...voy bajando por mis piernas, tras pasar por mi culo, hasta llegar a mis pies. Me deleito en ellos mas despacio de lo normal, cerrando los ojos y sintiendo como la esponja y la espuma me acarician la piel. Disfrutando de una de las partes que mas me gustan de mi, del cuerpo femenino, algo tremendamente sensual y erótico. Dedo a dedo, deslizo la esponja con el gel despertando sensaciones conocidas.
Estoy tan sometida a los sentimientos que me provoca este tacto que casi no me doy cuenta que hay alguien cerca de mi. Al girarme me percato de que Max está mirándome. No sé el tiempo que llevará ahí observándome, pero está claro que le gusta la escena.
Sonriendo de forma lasciva mira hacía abajo. Sigo con mis ojos su mirada para darme cuenta de que me quiere indicar que su paquete está reaccionando ante mi.
Suelto la esponja y me pongo completamente de pie, en posición desafiante. Lo veo acercarse hasta mi cuerpo, mientras se va quitando los pantalones cortos que le comienzan apretar demasiado.
Desnudo frente a mi, mirándome con deseo en sus ojos, su mirada recorre mi cuerpo desnudo, mojado, erizado por la excitación de sentirme observada en un acto íntimo. Puedo notar, pese al agua de la ducha, como en mi entrepierna empieza a humedecerse mi sexo. Me estremezco de pensar en que su próximo paso, sea llevar su mano hasta mi interior. Aprieto los muslos y veo su sonrisa al notar como reacciono ante él. Su miembro erecto capta mi atención y sólo deseo sentirme plenamente llena por el, que me embista y me haga sentir el placer mas profundo dentro de mi cuerpo.
Se acerca hasta quedar a escasos centímetros de mi y su mano acaricia mis labios. Mi corazón bombea a toda velocidad, me siento nerviosa, expuesta...y eso en parte aumenta mi excitación y no puedo dejar de temblar.
Su otra mano sube por mi brazo hasta desplazarse a uno de mis pechos. Me acaricia el pezón, dándome un pequeño pellizco que me estremece y me hace ahogar un quejido. Agarra mi mano y estira de mi pegándome contra su cuerpo desnudo, chocando en mi vientre su enorme erección y despertando mis instintos mas primarios.
Acaricio su torso, humedecido por el sudor, y desciendo lentamente hasta llegar a su miembro. Lo agarro con la mano y masajeo despacio, haciendo que su boca se entreabra por el deseo. Me sujeta la mano para evitar que continúe y me mantiene por la muñeca mientras roza mis labios con los suyos.
- No. - Me pasa la lengua por el labio inferior. - Quiero que me hagas otra cosa.
- ¿Qué quieres que te haga? - Pregunto despacio, impaciente por saber su respuesta. - Haré lo que me pidas.
Se acerca a mi oído y me susurra su petición. No puedo evitar sorprenderme y calentarme mas al mismo tiempo. Me coge por sorpresa pero una parte de mi desea hacer lo que le apetece, complacerlo, impresionarlo y darle un espectáculo que no pueda olvidar fácilmente.
Le empujo despacio hasta llevarle al banquillo de los baños, con mis manos en su pecho le obligo a que se siente. Su cabeza a la altura de mi vientre, me hace verle desde arriba, mandando en él y sintiéndome poderosa
Sobre él a horcajadas acerco mis pechos a su boca, y agarrando su cabeza hago que roce los labios contra mis pezones. Echo la cabeza hacía atrás extasiada por su lengua que me acaricia suavemente, pegándome leves mordiscos que me hacen abrir la boca y morderme un labio para contener un gemido.
Estiro de su pelo apartando su cabeza de mi y lo empujo hasta que queda completamente acostado sobre el banquillo.
Apoyando mis manos tras él, me hecho hacía delante. Entonces subo mis piernas y dejo mis pies a la altura de su miembro. Acaricio su erección con las plantas de mis pies mientras veo la excitación y el morbo de aquello en su cara.
- ¿Esto es lo que querías? - Acaricio, subo y bajo mis pies por su erección, masturbándolo con ellos y llevándolo por caminos de placentera agonía.
- ...sigue... - Logra decir mientras agarra mi culo y lo pellizca.
Mientras muevo las piernas y busco su placer con los pies, acaricia mi culo. Llevando su mano hasta mi intimidad, desde atrás, cálida, húmeda y muy lubricada dispuesta a recibir atención. Lo acaricia suavemente, haciendo que me muerda el labio de pura excitación, deseando que me de más, mucha mas intensidad. Le necesito dentro de mi.
Como si leyera mi mente, introduce dos dedos en mi interior, que mete y saca al ritmo que me muevo sobre él.
Con la mano libre me agarra los pies y los frena en seco mientras me mira respirando entrecortadamente.
-Espera, déjame continuar ami.
Me aparte los pies de él y saca sus dedos de mi. Quizás la decepción en mi cara le conmueve, pues me agarra de la cintura y me coloca sobre su miembro , empalándome sobre el, haciendo que de mi boca salgan gemidos de placer que chocan contra sus labios. La sensación de sentirme llena, plena teniéndole en mi interior me hace clavar las uñas en su pecho y desear moverme, follandole yo a él mientras me azota el culo con la mano. Me levanta y me empuja contra él, sintiendo como sale y entra hasta el fondo en un ritmo frenético que me está alcanzando al orgasmo.
Una de sus manos coge mi pecho y lo lleva a su boca mientras me embiste salvajemente y sólo puedo gemir sin control cerrando los ojos. Siento que el éxtasis se apodera de mi y estallo en un gran orgasmo corriéndome sobre él, con su miembro duro y palpitante dentro de mi.
Respirando con dificultad en su boca y con las uñas clavadas aún en su pecho abro los ojos y le miro. Sus manos agarrándome el culo me tienen prisionera y entonces veo que sonríe, mientras me levanta para dejarle salir de mi.
Se queda sentado en el banquillo y me indica que me siente en el suelo. Apoyo mis manos y alcanzo su miembro con mis pies para agarrarlo. Con sus manos me los sujeta y los comienza a mover, masturbándose con ellos. Siento en la planta de mis pies la dura erección, mientras disfruto de la cara de Max al ver mis pies sobre el. Se que se va a correr en cualquier momento, su cara, su respiración, sus manos sobre lo que le está dando placer lo delata. Acelero el ritmo sin dejar de mirarle, pasando la lengua por mi boca, continuo hasta que noto como se tensa y se deja ir, corriéndose sobre mis pies y ahogando un gemido mordiéndose el labio. Ambos aflojamos el ritmo mientras su semen caliente corre por mis pies y mis piernas, dejando caer gotas al suelo.
Cansados y saciados nos vamos a la ducha, donde poco después nos estamos lavando el uno al otro sin mediar palabra.
Fin.