Encerrado en un cyber con Sexbomb

Sobre como practiqué sexo en un cyber con una poderosa hembra ardiente.

ENCERRADO EN UN CYBER CON SEXBOMB

Matizar que este relato es auténtico, real como la vida misma y sin más dilaciones, al toro.

Era un día gris, lluvioso de mayo de cielo encapotado; relámpagos aullando y truenos iluminando el cielo andaluz de mi Sevilla querida. Hacia las cinco de la tarde andaba por el barrio con dos colegas: El Canijo y el Daional y decidimos entrar a resguardarnos en un cyber bastante grande.

Al entrar se podían observar varias mesas en la entrada, la barra bar del chiringuito a la izquierda y los equipos informáticos a la derecha: tres al principio, tres al final y dos aislados frente a la pared. Con decisión fuimos al final puesto que era algo menos visible, por si queríamos acceder a páginas eróticas sin ofender al personal. Una vez accedemos a Internet y sin apenas haber visto material pornográfico… COÑO SORPRESA! Que abierto el Messenger resulta que se conecta una "amiga" cuyo nombre ya provoca nuestro interés: "SEXBOMB EN LINEA". Total que abrimos ventana e iniciamos una conversación:

  • Kien eres tia/o y xq ese nombre? – tecleamos rápidamente para saber más.

  • Soy una xica muy sensual y me gustaría morderte el glande – Su respuesta inminente

Ni lo dudamos, nuestra pronta respuesta fue ineludible:

  • Sí tía, pero… Nos conoces?

  • Os estoy viendo ahora, y el del chaleco azul me puso morbosa desde q entró

El del chaleco azul era yo… Se me cayó el cigarrillo de la boca y solo pude mirar alrededor para imaginar quién era la chica, pero el cyber estaba petado y nadie miraba… A ver, dos chicas por allí… Demasiado jóvenes… Tres por allí… DA IGUAL

Total que nos llevamos mandándonos mensajitos durante toda la tarde, y el cyber se vació al completo, a excepción de un terminal con tres chicas, que ante mi desesperación, salen del cyber y nos dejan empalmados y desconcertados.

Miramos a un lado, y sale de la barra una chica joven de unos 25 años, con un pantalón vaquero ceñido y un chalequillo con dos "hilos" que atravesaban sus más que bien formados pechos, dejando entrever sus oscuras aureolas. La hasta entonces ignorada encargada sonrió y nos dijo con picardía guiñando un ojo:

  • ¿Habéis encontrado lo que buscabais, chicos? – Sin apartar la vista de mi agrandado bulto.

  • Eras tú… - Le dije descentrado y con la vista fija en esos ojos achinados, esa boca de labios gruesos y esa melena morena despampanante me restregué los ojos para confirmar que no estaba soñando.

  • Eres un genio, pero… - Y se acercó a mi oído y me dijo en voz baja, casi susurrando mientras sus pechos presionaban mi hombro izquierdo – ¿Por qué no te llevas a tus amigos y te acercas a que te invite a una copa?

Mis amigos intentaron por todos los medios de quedarse, le propusieron jugar al strip poker, le pusieron páginas guarras para alterarla, pero ella no cedía, y aunque sus pezones tiesos, y el no parar de tocarse la ingle denotaban su calentura, no pudo por más volver a pedirme, eso sí de una forma deliciosa, que me llevase a mis amigos. LO SIENTO AMIGOS, PERO LA FIESTA SE TERMINÓ.

Volví a entrar cinco minutos más tarde y ante mi asombro las persianas del local estaban todas echadas, menos la principal en la que había una pequeña abertura por la cual se insinuaba una luz. Las subí, entré, las bajé del todo… Y al entrar tropecé con unos tacones rojos… Me puse nervioso, y me quité mis zapatos. Apartando mesas y sillas, llegué hasta sus pantalones, que aun despedían calor… Mi miembro empezó a pedir paso, y no pude por más quitarme los pantalones, sabiendo que sin slip quedaba en desventaja, pero daba igual. Dos pasos más y… ese picante chalequillo de hilos finos estaba encima del billar… Estaba a punto de explotar y me quité el chaleco azul y la camiseta. No avancé más de dos pasos cuando encima de la barra veo aquel cuerpo arropado tan solo por la luz de las velas.

Era SEXBOMB, aquella traviesa chica de piernas carnosas y morenas, de grandes pechos y … SE HIZO UNA LINEA DE NATA desde su sexo hasta sus labios, pasando por el ombligo y su canalillo. Se chupó el dedo y abriendo sus piernas me indicó que debía seguir la dirección marcada. Me acerqué y casi engullí aquel clítoris de un bocado, ella me agarró la cabeza suavemente y bordeé con la punta de la lengua los labios menores, insertándola en aquella vagina de sabor salado, glorioso en mi paladar. Al menos diez minutos me recreé en el movimiento cada vez más rítmico de su pelvis, y mis labios besaron su clítoris hasta enardecerlo y sentir que sus gemidos de placer inundaron el local. Había tenido un orgasmo galáctico y aún temblaba. Después agarrado por los pelos fui subiendo y completando el camino de nata, inundando su ombligo con mi saliva, recreándome en sus pechos firmes y mordiendo sus pezones con pasión. Le besé la boca y cuando quise insertar mi erecto miembro dentro de su sexo, y tan sólo el glande había disfrutado de su rico túnel, me apartó, me bajó de la barra, y me arrojó sobre la mesa de billar

Estaba loco por llegar a ese momento, y mereció la pena: Engulló mi pene con jolgorio y mordió el tronco suavemente, retrocedió paseando los labios con presión y volvió a metérselo hasta el fondo; una vez su garganta caliente dio cobijo a mi glande, lamió mi escroto y tocó levemente con sus dedos mi próstata, volviendo a repetir una y otra vez el proceso hasta que no pude aguantar más y estallé en su boca. Intenso placer porque no cesó en sus movimientos, aun después de inundar de líquido su cavidad. Tras notar mi cuerpo convulsionado apoyarse sobre el tapiz, me besó y el sabor a semen volvió a levantar mi ánimo, por llamarlo de alguna manera. Sus labios succionaron mi lengua, mordió mis labios, besó mi cuello, mis pechos, y volvió a lamer mi sexo con tanto empeño que amaneció en las paredes de su garganta de nuevo. Esto me dio fuerzas y la cogí en peso por su culo y la apoyé en un banquito de la barra, y tras devorar su clítoris e inundar la abertura con mi saliva, AHORA SÍ. Fui directo a colársela y experimenté el edén en mis carnes tras atravesarla con mis desesperos. Primero en esa postura, luego la agarré de las caderas suavemente y le di la vuelta con lo cual mi embestida fue hasta el fondo y bien agradecida porque me agarró el culo y lo retorció fuertemente hasta empujarlo al fondo repetidas veces.

Durante algo más de una hora sentí el calor de su vagina, y el vaivén de sus senos me tenía bien metido en tarea. Hasta que tras varios orgasmos por parte de los dos y con el pene algo dolorido, esta chica SEXBOMB, volvió a tragárselo de nuevo como al principio y eso, y sus continuas caricias alrededor de mi próstata hicieron que estallara como un fuego artificial que abarca el cielo en su longitud. La besé para compartir mi semen, fruto de aquella noche de lujuria y morbo, nos vestimos y salimos del local abrazados. Nos besamos con pasión y quedamos en repetirlo algún día.