Encauzando los estudios.
Pablo está en 3º de su carrera de derecho, pero en los últimos tiempos ha estado descentrado por una caliente fantasía en la que es usado por una transexual. Con lo que para tratar de afrontar los exámenes sin esa obsesión decide probarlo (contiene dominación)
- Vamos, arriba Pablito- le dijo una voz suave de mujer en un susurro mientras movía el hombro del muchacho.
Pablo abrió ligeramente los ojos y tan solo pudo ver a su madre cuando esta ya estaba saliendo de su dormitorio, el chico agradeció que en aquella ocasión su madre no hubiese hecho más por intentar levantarlo, como por ejemplo tirar de su manta para destaparle, ya que la mujer se habría encontrado con una importante erección entre las piernas de su “niño”.
Pablo bajó su mano derecha con suavidad para acariciar su miembro, que estaba duro como una roca, sin poder evitarlo comenzó a pajearse pensando en el sueño erótico que había tenido aquella noche, que poco a poco se había convertido en una obsesión: tener sexo con un transexual.
El muchacho, que meses atras nunca habría pensado que le pudiese excitar chupar o ser penetrado por un pene, había desterrado aquellos prejuicios desde que había entrado por accidente en un sitio porno de internet centrado en bellas transexuales con vergas enormes, cuya visión en un principio al muchacho no le había afectado, pero si lo había hecho a su subconsciente que había quedando prendado de ellas, tanto era así que Pablo dejó de tocarse al momento cuando recordó que aquella misma mañana iba a cumplir su fantasía.
El chico estaba seguro de que no se habría atrevido a probar aquel tipo de sexo si no hubiese sido por que sus notas en la universidad, desde que había comenzado con aquella obsesión, no habían hecho otra cosa más que caer en picado. Pablo, que sabía del carácter de su padre, y que este no dudaría en ponerle a trabajar para que se costease sus estudios si sacaba un solo suspenso en su tercer año en la carrera de derecho, decidió arriesgarse a probar su fantasía y sacar 200euros que tenía en un tarro para emergencias, para contratar los servicios de una hermosa negra transexual, con la que esperaba dejar de fantasear de forma tan constante una vez lo hubiese probado.
Pablo salió de su casa a las 10 en punto de la mañana, había pedido cita con Jasmín, que así era como se hacía llamar la transexual, a las 11 de la mañana, que era la cita que esta le había proporcionado cuando Pablo le pidió que quería ser su primer cliente del día.
El chico caminó nervioso hasta la parada de autobús donde cogería el transporte que lo llevaría al centro de la ciudad, el muchacho, que conocía bastante bien la ciudad no había visitado la zona en la que vivía la transexual, que le iba a atender, con anterioridad, ya que considera que iba a ser fácil encontrar su apartamento.
Pablo no se equivocó en sus predicciones, incluso llegó al lugar de la cita mucho antes, casi con media hora de adelanto. El muchacho que recordaba que Jasmín le había dicho que fuera puntual decidió sentarse en las escaleras del portal del edificio en el que vivía la prostituta con la que tenía intención de perder la obsesión que había crecido dentro de él en los últimos tiempos.
- ¿Tú eres Pablo?- le preguntó una a la espalda del muchacho que hizo este se girase rápidamente.
El chico quedó impactado al ver a la altísima negra con la que se había citado. Jasmín era mucho más alta de lo que aparentaba en la foto, ya que Pablo, que medía casi 170 centímetros se veía superado en aproximadamente medio palmo por la bella transexual. Jasmín había salido a la calle luciendo un vestido largo, de color blanco que contrastaba con su piel y con un escote bastante importante que dejaba al descubierto el canalillo de sus hermosos pechos. Pablo, al ver lo descortés que era mirar a una mujer directamente a los senos alzó rápidamente la vista para encontrarse con el rostro risueño de la mujer que estaba totalmente al descubierto gracias a que se había recogido su larga melena de pelo negro.
- Sí- respondió el chico por fin- soy Pablo, ¿Cómo los ha sabido?
- Tienes cara de cliente mío, de cliente primerizo- comentó sin perder su enorme sonrisa de dientes blancos- aunque si te digo la verdad no era lo que esperaba según el correo que me mandaste para hacer la sesión.
- ¿Por qué lo dices?- preguntó el chico que no comprendía.
- Es raro que un chico tan jovencito como tú busque sexo tan duro como el que me pides en tu correo- dijo.
- Es lo que imagino en mis fantasías y quiero hacerlo realidad.
- Bueno, pareces decidido- dijo la transexual mirando su reloj de pulsara plateado- aún quedan 15 minutos, pero estos los regala la casa.
- Muchas gracias- dijo Pablo contento ya que sabía que lo habría pasado mucho peor si Jasmín lo hubiese hecho esperar después de haberla visto.
Los dos entraron en el elegante edificio en el que vivía y trabajaba la transexual para entrar en el ascensor y pulsar el botón con el número 8. La mujer, que al ver a Pablo le había parecido que este no tenía la mayoría de edad y no quería tener problemas por dar servicio a un menor, pidió el carnet de identidad al muchacho, que lo entregó con gusto.
- Nadie diría que tienes 21- dijo la mujer.
- Me pasa a menudo- contestó Pablo mientras cogía de nuevo su identificación.
El chico comprendía bien que su complexión liviana, su estatura media y su cara de niño pudiesen confundir a la gente con respecto a su edad. Aún así nunca se había visto afectado seriamente por aquella circunstancia y no le molestaba que le dijesen que aparentaba menos edad de la que en realidad tenía.
Pablo entró en el apartamento de Jasmín en cuanto esta le indicó que lo hiciese encontrándose con una casa de lo más agradable, en la que no permanecieron duramente mucho rato ya que la mujer le indicó que le siguiente a su “centro de trabajo”. Pablo obedientemente siguió a la mujer hasta una habitación que contaba con una cama, una ventana cubierta por cortinas rojas y un montón de juguetes sexuales por todos lados.
- ¿Estás seguro de que quieres que te haga lo de tu fantasía? ¿Qué te trate duro?- preguntó la mujer.
- Sí, por favor- pidió el muchacho que estaba sobrexcitado.
- Podría ser muy dulce con un jovencito como tú- dijo la mujer acercándose al muchacho y acariciando el pecho de este- pero no te voy a negar que me pone caliente la idea de darte caña aquí y ahora. ¡venga, ropa fuera!- ordenó cambiando su tono amigable por uno más severo.
Pablo se desnudó de manera integral en menos de un minuto, luciendo su cuerpo liviano, ligeramente musculado con unas abdominales un poco marcadas y unos pectorales pequeños duros y depilados. La transexual que permanecía vestida se acercó al muchacho para arañar suavemente con sus largas uñas las fuerte espalda del chico y acariciarle el cuerpo para que el pene de este no tardase en reaccionar y creer rápidamente.
- Desde luego en esta zona no pareces un niño- comentó la mujer complacida de ver un pene de dimensión media, con un gran y rosado glande asomando en la punta y unos testículos bastante grandes y depilados que se apresuró a agarrar para acariciar con suavidad- Aunque desde luego no tiene nada que ver con lo que yo guardo- dijo sabiendo que estaba mucho más dotada que Pablo.
Jasmín, que deseaba dejar al chico a su merced cuanto antes, cogió una larga cuerda con la que comenzó a inmovilizar las manos de Pablo a su espalda para poder hacer realidad la fantasía del muchacho. El chico, como era normal ya que era él el que lo había especificado en su correo, se dejó hacer y quedó impresionado ante la habilidad que tenía Jasmín con el bondage, ya que en solo un par de minutos tenía sus manos perfectamente apresadas.
La transexual, una vez terminó de anudar los brazos de su cliente a la espalda, se inclinó delante de este, quedando su cabeza a la altura de su verga. Pablo cerró los ojos deseoso de sentir la experimentada lengua de la mujer en su miembro, pero los abrió de golpe cuando lo único que sintió fue el como sus testículos comenzaban a ser atados por una cuerda más fina que la que había sido usado para atar sus extremidades superiores.
Pablo no dijo nada ya que había pedido a la mujer que usase los medios que necesitara para dejarlo indefenso ante ella, pensamiento que hizo que su verga se hinchase aún más. El chico, que estaba loco de excitación, tan solo se dio cuenta de que la mujer había terminado de atar la zonas más sensible de su cuerpo cuando tiró de la cuerda con la que había atado sus testículos y la dejó bien tensa para atarla con la que había usado para apresar sus brazos, de tal modo que si movía en excesos sus brazos sus genitales se resentirían.
- Por la carita que pones creo que te has dado cuenta de lo divertido que tiene esta atadura- comentó la mujer con una sonrisa- a partir de ahora vas a hacer todo lo que yo te diga y más te vale darme mucho gusto si quieres acabar tu por correrte.
- Sí, haré todo lo que pueda- dijo el muchacho excitadísimo, pero este se sorprendió cuando se llevó una dura bofetada.
- ¡¿Cómo que todo lo que puedas, cabrón?!- dijo la mujer enfadada- vas a dármelo o lo pasarás muy mal. Y desde ahora me llamarás Señora Jasmín.
- Sí, Señora Jasmín- dijo el muchacho sintiendo como su pómulo izquierdo enrojecía tras el golpe.
- Así me gusta más, espero que tengas bien de saliva porque vas a comenzar a chupar desde ya- dijo la mujer señalando al suelo- comienza por mis pies.
El chico lentamente comenzó a arrodillarse con cuidado para que sus brazos no se moviesen en exceso y sus testículos no sufriesen más tirones de aquella cuerda que los unía. Pablo inclinó su cabeza para besar los largos y oscuros pies de la transexual, pero justo cuando estaba a punto de dar la primera lamida a estos Jasmín se dio la vuelta y caminó hasta colocarse sentada en su cama.
- Creo que estaré más cómoda aquí- comentó la mujer sonriendo y moviendo los largos dedos de sus pies, cuyas uñas estaban pintadas de color rojo intenso.
El chico que valoró que intentar levantarse para caminar un par de metros le iba a dar más de un tirón en la zona más sensible de su cuerpo, decidió avanzar sobre sus rodillas sobre la suave alfombra que cubría el suelo de la habitación de la negra, hasta llegar a los pies de esta, para repetir lo mismo que había hecho segundos antes.
En esta ocasión Jasmín no se movió y recibió con gusto la lamida de pies de su cliente que trató de esmerarse lo más posible para agradar a su Dominadora, la cual pese a sentirse contenta con la actitud del muchacho no dudó en estirar la mano para coger una fusta que tenía preparada sobre la cama, para comenzar a golpear cada vez con más frecuencia e intensidad el trasero pálido del muchacho, que tras cada golpe se veía más y más marcado por marcas rojizas.
Una vez la transexual consideró que el muchacho ya había cumplido con sus pies se levantó, se dio la vuelta y clavó sus rodillas en la cama para a continuación levantar su vestido hasta por encima de la cintura mostrando sus hermosas nalgar oscuras, separadas por un tanga de hilo de color rojo.
- Ahora vamos a ver si eres capaz de lamer un buen culo- dijo la mujer elevando su tono de voz para darse un par de azotes en la nalga derecha.
El muchacho, obediente, alzó la cabeza y comenzó a intentar incorporarse sin sufrir en exceso, para comenzar a lamer el trasero de la transexual. Pablo lo primero que intentó al tiempo que levantaba su cabeza para llegar a la zona que debía lamer, fue comprobar que la mujer era una transexual de verdad, ya que al chico desde el principio le había parecido muy femenina. Para su desgracia los muslos de la mujer estaban muy juntos y no pudo verificar si contaba con pene o no.
El joven trató de ignorar aquella duda que le acababa de surgir y comenzó a lamer el culo de Jasmín, comenzando lamiendo las duras y suaves nalgas de esta, para poco a poco ir acercándose a la zona que ocultaba la tira de su tanga, para retirarla con la lengua y poder llegar hasta el ano de la mujer. Jasmín, complacida con el esfuerzo que estaba haciendo su cliente para complacerla gimió de placer.
- No lo haces mal, cabrón- comentó la transexual dándosela la vuelta para sentarse de nuevo en la cama- ¡en pie!- ordenó de forma imperativa, no haciéndose esperar la reacción del muchacho que lentamente y con un par de tirones en sus testículos logró incorporarse.
Jasmín estiró su mano derecha y arañó con suavidad los atados testículos de su cliente provocando el nerviosismo en este. Pablo comenzó a respirar de forma bastante agitada, hasta que finalmente la mujer le soltó sus partes nobles y agarró con la otra mano la erecta verga del muchacho, que llevaba en aquel estado desde que la transexual se había metido en su papel.
Pablo no pudo evitar derretirse de placer cuando sintió como los carnosos labios de Jasmín oprimían su polla y como su lengua comenzaba a acariciar en círculos el sobresaliente y rosado glande el muchacho. Con tan solo un par de suaves pasadas la puntita de la verga de Pablo comenzó a destilar líquido pre-seminal viéndose esta muy brillante cuando Jasmín finalmente se la sacó de la boca.
- Así es como me gusta que me la chupen- anunció la mujer alzando la cabeza para mirar al muchacho- pero antes de que puedas comerte mi divina polla vas a tener que satisfacer a mis pechos- dijo levantándose de la cama y deslizando los tirantes de su vestido para mostrar sus hermosos y firmes senos cubiertos por un pequeño sujetador rojo.
Pablo se pegó un par de nuevo tirones en sus testículos cuando se levantó de una forma excesivamente rápida por los deseos que tenía de poder lamer la zona que Jasmín le había indicado. Una vez puso su cabeza a la altura de los pechos de la transexual esta pasó sus senos por encima de su pequeño sujetador provocando que la mirada del joven quedase clavada en los grandes y erectos pezones oscuros de la negra.
El muchacho, que no quería enojar a la mujer que lo tenía atado de tan incómoda forma, decidió comenzar a lamer lentamente, usando solo la lengua y no precipitándose a la hora de apretar los pezones de la transexual con sus labios o dientes.
Jasmín, feliz de ver lo fácil que había sido educado Pablo no tardó en darle nuevas indicaciones que este siguió al pie de la letra para hacer gozar a la mujer y que esta gimiese de placer mientras oprimía la cabeza de su cliente sobre sus grandes y duros pechos.
- Bueno- comentó Jasmín satisfecha con el rendimiento del chico- creo que con este curso rápido de lamidas sabrás satisfacerme bien lo que tengo entre las piernas- dijo la mujer.
La transexual sin pudor alguno se quitó el vestido por la cabeza, quedando tan solo con su tanga rojo, por el que sobresalía ya la enorme verga negra que tenía. El chico se quedó impresionado por el tamaño que esta tenía el miembro de la mujer aún estando flácido, y esperó arrodillado mirándolo fijamente a que Jasmín se decidiese a bajar su tanga.
Una vez se quitó el tanga la mujer comenzó a acariciar su verga con la mano derecha, sintiéndose Pablo cada vez más pequeño al comparar su pene de dimensiones normales con aquel aparato que era mucho más grande que el suyo, tanto el longitud como en grosor.
La transexual, divertida ante el rostro de asombro de su cliente agarró su pene a modo de porra y golpeó la cara de Pablo con fuerza hasta en tres ocasiones, para a continuación volver a su tono severo y ordenarle que comenzase a lamerla.
El chico, que llevaba semanas deseando que aquella situación se produjese comenzó a lamer el falo que tenía ante él, iniciando su lamida en los grandes y colgantes testículos de Jasmín para poco a poco ir ascendiendo hasta la gruesa, oscura y brillante cabeza en la que acababa la sobresaliente polla de la mujer.
La transexual, que tenía el mando de cómo se debía desarrollar aquella relación, permitió a su cliente hacer aquel recorrido media docena de veces, hasta que finalmente le agarró por las orejas y lo obligó a abrir bien la boca para introducir su verga bien profundo.
Jasmín gimió de gusto cuando notó como su empapado miembro se adentraba en la cavidad bucal de su joven cliente. La mujer empujó su verga poco a poco hasta que sintió la garganta del muchacho y una vez ahí la dejó unos segundos mientras observaba como el rostro del chico comenzaba a enrojecer y sus ojos se ponían llorosos.
La mujer, que no quería excederse con Pablo para que este no se echase atrás en su petición sacó su miembro después de contar muy despacio, para sí, hasta cinco. El chico en cuando sintió su boca libre de nuevo respiró agitadamente, hasta que Jasmín le cruzó la cara con una bofetada.
- ¡Ya respirarás luego, cabrón!- dijo con su tono más dominante- ¡Abre la boca, voy a dejar tu garganta bien cedida!
El muchacho, que estaba excitadísimo con el papel que estaba desempeñando abrió bien la boca para recibir de nuevo el falo de la transexual, que con menos miramientos que la vez anterior introdujo su miembro hasta que sintió la garganta de Pablo acariciando su glande, garganta sobre la que dio dos suaves embestidas.
Jasmín, que no quería que aquella situación se volviese tediosa, ya que consideraba que Pablo podría ser un cliente habitual en el futuro, continuó con aquel folla-bocas durante unos minutos hasta que finalmente la sacó empapada en saliva.
- Creo que ha llegado el momento de que coja tu virginidad- dijo la mujer mirando a los ojos llorosos del muchacho.
Pablo miró a la mujer dudoso por lo que iba a suceder, pero la transexual no le hizo caso, ya que sabía que estaba excitado como un perro: la imponente erección que llevaba entre las piernas lo estaba delatando desde el primer momento.
Con su dureza habitual, Jasmín agarró enérgicamente la nuca del chico para colocar la cabeza de este sobre la aterciopelada alfombra que cubría el suelo de la habitación, dejando a Pablo de rodillas y con el culo en pompa.
Una vez le avisó de que no se moviese ni un poco, la mujer sacó de su mesilla un tubo de lubricante con el que se acercó a la zona trasera del joven. Como la cuerda que unía las muñecas y los testículos de Pablo pasaba entre las nalgas del muchacho la transexual decidió aprovecharse de aquello y retirar la cuerda con energía, dando un buen tirón a los testículos del muchacho que gimió de dolor, pero que no hizo que su erección decreciese ni un poco.
Jasmín, que estaba acostumbrada a aquel ritual siempre que le tocaba penetrar a un cliente se llenó la mano de lubricante de forma abundantemente y lo untó sobre el pequeño ano del muchacho.
Una vez lubricado Jasmín acercó su verga para poco a poco intentar ir cediendo la cavidad por la que tenía intención de clavar su pollón.
Pablo soltó un quejido de dolor cuando sintió como la gran cabeza del pene de Jasmín se adentró en su interior, provocando que la transexual fuese un poco más despacio a la hora de penetrar, ya que, si bien quería dar caña al muchacho para que este saliese satisfecho, la mujer acostumbraba, a en sus penetraciones, hacerlas al principio de una forma suave, para que nadie del entorno de sus clientes notase que había sido sodomizado por una gran polla.
La transexual escuchó con satisfacción el como el chico comenzaba a gemir de placer cuando sintió que la gruesa y larga verga de Jasmín ya se había introducido más de la mitad, lo que dibujó una sonrisa a su penetradora: en cuanto el virgen trasero de su cliente estuviese del todo cedido podría por fin comenzar a follarlo con la fuerza que estaba deseando.
La mujer gimió mucho más alto en cuanto notó como su pubis depilado pegaba contra las duras y suaves nalgas de su cliente, señal de que la penetración se había completado.
- ¡Gira la cabeza, perro!- ordenó la mujer ya que Pablo tenía la frente pegada al suelo y así no podía ver su rostro.
El muchacho, obediente como lo había sido desde el inicio de la sesión, despegó su frente de la alfombra para apoyar su mejilla derecha. Jasmín, sonrió ante la docilidad del muchacho, no dudó en girarse un poco y estirar su pierna derecha para posar su pie sobre la cara del chico.
La transexual estaba encantada, no acostumbraba a tener clientes sumisos, la mayoría de ellos solo iban a visitarla con la intención de penetrarla y ser penetrados, pero casi nunca la dejaban llevar la iniciativa, motivo por el que cuando un hombre o chico sumiso llegaba a sus manos no dudaba en aprovecharlo y desquitarse con él.
Jasmín posó sus manos sobre las nalgas del muchacho para dejarse caer sobre él una y otra vez, penetrándolo de la forma más salvaje que podía.
Pablo por su parte soportaba cada embestida con un placer indescriptible, y lo de tener el pie de la mujer, que tan salvajemente lo estaba domando, en su cara hacía que su erección fuese aún mayor, lo único que echaba en falta era tener su mano derecha libre para poder tocar su dura verga y hacer que su orgasmo fuese completo.
- ¿Estoy a punto de acabar, cerdo? ¿Dónde quieres recibir mi divina corrida?- preguntó a voz en grito la transexual.
- En mi culo por favor, Señora Jasmín- gritó el chico que nada más decir aquello sintió como la mujer comenzaba a follarlo con más fuerza y rapidez.
Pablo gimió de placer cuando notó como el caliente líquido llenaba su ano, al tiempo que la enorme polla de Jasmín se convulsionaba en su interior, descargando un total de 8 chorros de esperma, cada uno más débil que el anterior. Pero el gemido de gusto del muchacho no tuvo nada que ver con el de Jasmín, que gimió mucho más alto y con una duración mayor, hasta que finalmente quitó su pie del rostro de su cliente y sacó su verga de un tirón.
- ¿Has disfrutado?- preguntó la mujer ya volviendo a su tono amable mientras comenzaba a desatar las bolas y muñecas del chico.
- Sí, me has puesto a mil, ha sido mejor que en mis fantasías- aseguro- lo único malo ha sido que no has hecho que me corra.
- No te preocupes por eso, ahora me ocupo. ¿Cómo te apetece descargar?
El muchacho calló unos segundos, solo tendría una oportunidad para poder descargar su semen con aquella hermosa transexual y tenía demasiadas ideas que lo calentaban sobremanera.
Finalmente se decantó por hacerlo entre las tetas de la negra, estando esta tumbada sobre la cama. Jasmín por supuesto no puso queja alguna, estaba acostumbrada a aquella clase de prácticas con sus clientes y pese a que no había pactado aquello con Pablo estaba dispuesta a concederle aquella petición.
El joven gimió de placer en cuanto agarró las tetas de Jasmín y una vez sentado sobre el abdomen de la transexual las oprimió para que estas estrujaran su caliente y dura verga, de la cual ya había comenzando brotar gotas de líquido pre-seminal.
La transexual, que había pasado de un papel totalmente activo a uno bastante pasivo no se molestó y ayudó al chico a alcanzar su ansiado orgasmo, estirando su cuello y estimulando con su lengua el hinchado y rosado glande de su cliente. Hasta que Pablo sin previo aviso descargó todo su esperma sobre la cara, pelo y pechos de Jasmín, que cerró los ojos para que no le afectase la visión.
- Lo siento, no pude aguantar más- se excusó el chico haciendo sonreír a Jasmín.
- Lámeme el semen que me has echado y te perdono.
El muchacho rápido se lanzó a los pechos de la mujer para lamerlo y tragarse su propio semen sin pudor, el chico ya lo había probado anteriormente, y si bien no le gustaba el sabor en exceso del cuerpo de Jasmín sabía mucho más rico.
- En el correo que me mandaste con tu fantasía me ponías que querías probarlo conmigo para centrarte en los exámenes finales- comentó la mujer cuando sintió la última lamida de pablo en su mejilla derecha.
- Así es, me has hecho sentir genial, con esto voy a sacar unas notazas- aseguró el muchacho convencido.
- Si sacas unas notas buenas regresa- le pidió la negra sonriendo- te haré un servicio a mitad de precio.
Pablo sonrió ante la opción de que aquel pudiera no ser su último encuentro con aquella hermosa mujer y esperó que el recuerdo de aquella excitante sesión no fuera contraproducente a la hora de estudiar, ya que si lo hacía bien por solo 100€ podría repetir, cantidad que estaba seguro que podría conseguir.
Agradeceré comentarios y sugerencias, tanto por aquí como por mi correo fantasias1987@hotmail.com