Enana... enanita... que cosa mas rica!

Joven se saca el gusto de hacerlo con una mujer enana ....

Gracias a la buena educación que me dieron, me permitió obtener un buen titulo universitario, y por ende, un muy buen empleo. Soltero, con 31 años, buen mozo, y ganando dinero a montones, me permitió llevar una vida muy lujuriosa, dándome todos lo gustos que quise. Me compré mi propio departamento, un gran automóvil, buena ropa y como la fidelidad nunca fue una de mis virtudes, mis novias duraban muy poco e iban rotando constantemente.

Fueron muchas las mujeres que pasaron por mi cama, mujeres muy hermosas pero que a las finales, me fueron cansando. Eran siempre lo mismo y comencé a caer en una rutina sexual, sin probar nada nuevo.

Fue a si, como una tarde, manejando junto a un amigo, vimos a una mujer enana. Su tamaño no debería sobrepasar el metro de altura, un poco cabezona, pero con un culo gigante y con un muy buen par de tetas. De cara no era ni fea ni bonita, y su pelo muy negro y corto. Entre nosotros bromeamos acerca de cómo sería estar con ella. Muchas bromas surgieron al respecto sobre la comodidad que sería tenerla sentada arriba y cosas por el estilo. Pero lo que mi amigo no sabía, es que todas las cosas que el decía como broma, a mi me iban pareciendo en extremo excitantes.

Fue a si como apenas el bajo del auto, maneje una cuadra y volví al encuentro de esta mujer. La encontré en una esquina conversando con otra mujer. Pasé lentamente y nuestras miradas se cruzaron, quedándome ella mirando mientras me alejaba. Nuevamente esperando unos minutos volví a pasar y seguía conversando con esta mujer, repitiéndose las miradas anteriores.

La tercera vez que pasé, vi a la mujer que conversaba con ella, caminando en dirección a mi, pero a la enanita, no la veía por ningún lado. Manejé rápidamente y al pasar por la esquina, vi su diminuto cuerpo avanzando por una calle muy poco transitada, ideal para mi. Me acerque, con el vidrio del copiloto abajo, y haciéndome el simpático, la llamé.

Disculpa, ¿tienes fuego?

Si claro ( ella caminaba fumando un cigarrillo, obvio tenía fuego)

Muchas gracias, de verdad te lo agradezco, el encendedor se echo a perder y hace rato que buscaba a alguien fumando

No te preocupes ( ella se aleja del auto )

Oye, .. ¿para donde vas?

Voy acá cerca

Si quieres te llevo

No , gracias , de verdad voy acá cerca de tomar locomoción

Ahhh… eres mentirosa! .. me dijiste que ibas acá cerca

Ja ja ja , bueno, cerca y lejos

Si quieres te llevo

¿Pero tu para donde vas?

Donde tu vayas ….. lo que pasa es que no tengo sueño y no me quiero ir a acostar todavía, as i aprovecho de conversar con una chica muy simpática que acabo de conocer

¿Me prometes que no me haces nada?

No te prometo

¡Oye! .. ¡como eres!

Ja ja , era un broma linda, como le voy hacer algo

Ja ja , eres muy divertido

Comencé a manejar muy despacio, me presente, obviamente con otro nombre y le pregunte que hacía, donde vivía etc. Luego de mucho conversar, manejando muy lentamente para no alejarme mucho de casa, incluso parando por ahí a comprar cigarros, le pregunté y le suplique que no se entrara, que me hubiera caído muy bien y que si se iba yo me quedaría muy triste y solo

Me hice el tierno y el amoroso, y con un gran esfuerzo, conseguí que me aceptara un trago en mi departamento. De todas formas reconozco que me daba un poco de lata que alguien me viera entrar con ella al departamento, pero una oportunidad así, no se podía desaprovechar. Afortunadamente nadie nos vio entrar en el ascensor, y tampoco al entrar.

Una vez adentro, ella se saco su chaqueta, y efectivamente tenía un hermoso y redondo par de tetas. Se sentó en el sofá y sus piernas no llegaban al suelo, quedaban colgando. Me serví un trago yo y luego uno a ella. Conversamos otro rato, descubrí que tenía 35 años, con una hija, madre soltera, que vivía con sus padres, y cuando yo ya iba terminando mi tercer trago, y ella el segundo, me animé a besarla.

Como era de suponerse, ella aceptó gustosa mi beso y nuestras lenguas fueron jugando en la boca del otro. Poco a poco nuestro beso fue subiendo de intensidad, hasta convertirse en una fuerte pelea de lenguas. La tome de la cintura, y la coloque con una rodilla a cada lado mió. Bese su cuello unos momento y decididamente me dirigí con mi boca a sus pechos. Ella quiso detenerme, pero solo lo hacía para que yo no pensara que era una chica fácil. Trabajé un poco en ellos, aun por sobre su chaleco. Al poco rato ya se lo estaba quitando y de ahí a quitarle la blusa solo fueron unos cuantos minutos.

Sus pecho redondos, perfectos grandes, con un pezón increíblemente grande se notaba de sobremanera bajo la tela de su delgado sostén. Comencé a chupárselos fuertemente, dejándole completamente mojada la tela. No me costo mucho tampoco retirar esa prenda y al fin tuve directamente en mi boca esos grandes pezones que chupaba como loco. Ella entre gemidos me decía que le encantaba que se los chuparan fuerte y yo, casi se los sacaba de las chupadas que le daba.

Mientras lo hacía, ella bajo sus manos y desesperadamente comenzó a bajarme los pantalones. Apenas pudo, se apodero de mi verga que casi explotaba dentro de mis boxer. Acto seguido, se bajo rápidamente de donde estaba, y arrodillándose delante mió, se llevó mi verga a la boca y me dio una chupada, casi con la misma intensidad que yo le chupaba las tetas.

Me daba un poco de risa, ver a esa diminuta mujer, arrodillada entre mis piernas, metiéndose lo mas que podía mi verga dentro de su boca, mientras yo continuaba bebiendo mi tragó.

Aunque la mamada estaba sensacional, quería apoderarme de todo ese diminuto cuerpo, y levantándome, la tome en brazos, con sus piernas aferradas a mi cintura, y sus brazos rodeando mi cuello, llevándola así, mientras nos besábamos hasta mi habitación.

La recosté en la cama y desabrochándole su pantalón, no sin gran esfuerzo, por el grueso de sus piernas y su culo, logré sacárselo.

Sus piernas eran fabulosas, muy cortas, pero muy gruesas, con sus anchas caderas y un diminuto calzón blanco, no hacían más que calentarme aun mas, pensando en lo que estaba viviendo.

Terminé de desvestirme y sin sacarle el calzón, me metí entre sus piernas y comencé a comerle el coño a través de la tela. El olor que emanaba su sexo era muy agradable, y eso me gustó aun más. Luego le saque esa prenda, y me acosté de espaldas en la cama.

Le pedí que me la volviera a chupar, pero esta vez dejando su culo sobre mi pecho. En esta posición, mientras ella me la chupaba con mis manos recorría y trajinaba cada rincón de su tremendo culo. Realmente la enanita era una experta en chuparla, y según ella mismo me confesó esa su mayor debilidad. Para ella no le importaba que no hubiese penetración o que la satisficieran a ella, para ella el gozo venía de sentir y una verga grande y dura en su boca y chuparlas in parar incluso después de que esta acabara.

La idea no era mala, echarle todo mi semen en su boca, pero aun quería gozar más con ella y no quise acabar aun, a si que en esa misma posición le pedí que me colocara su coño en mi boca, haciéndola prácticamente sentarse sobre mí.

Ella misma se dio vuelta y nuevamente casi sentándose en mi cara con mi lengua trajinando su vulva, comenzó a masturbarse, mirándome a los ojos, con una cara de caliente a mas no poder.

La bajé de mi cara y prácticamente me la enchufé en mi verga. Hice con ella lo que quise, la llegaba a levantar con cada envestida mía, Hasta me arrodille y ella no se desenchufó de mi verga. Me paré en la cama y ella aferrada como una lapa con sus piernas a mi cintura, no dejaba de moverse con mi verga adentro. Con mis manos apoyadas en la pared, parado sobre la cama, la enanita se movía como una diosa, haciéndome temblar de placer.

La coloque en cuatro patas sobre la cama y yo arrodillado tras de ella, me la empecé a comer por detrás. Traté de metérsela por el culo, pero me dijo que no quería, y no seguí insistiendo. A la enana le gustaba que la follaran fuerte y mi verga entraba sin piedad, haciéndole chocar mi pelvis contra sus generosas nalgas.

Esta enana no paraba de follar, muchas veces pensé que estaba apunto de hacerla acabar, pero no, ella seguía y seguía como una maquina de sexo imparable. Por mi parte ya había pasado la etapa de debilidad y mi verga estaba dura como una roca, a si que tampoco paraba de darle con todas las fuerzas, mas la enana no daba muestras de querer acabar.

Luego se me ocurrió que su liviano cuerpecito, sería fácil hacer lo que en más de alguna foto porno había visto. La tomé de la cintura, la di vuelta y la levanté, poniéndome su sexo en mi boca.

Ahí estaba yo, de pie, con la enanita de cabeza, haciendo un 69 espectacular, de pie. La enana aferrada a mis nalgas no dejaba de chupármela intensamente, y solo se la sacó de la boca para decirme que estaba por acabar y quería que acabáramos juntos en esa posición.

Con mayor fuerza comencé a chuparle el coño, mientras con mis movimientos pélvicos le metía la totalidad de mi verga en su boca. Me coloqué delante del espejo y me vi en esa posición y más me excito aun. La enana me apretó fuertemente con las piernas en clara señal que su orgasmo se venía y apenas comenzó a botar sus jugos, yo me descargue con gran fuerza en su boca.

Descargando nuestros orgasmos en la boca de cada uno, me acosté en la cama y aun así, la enana no se desprendía de mi verga. Ya sin fuerza, y flácida, sentía su lengua jugar con ella, besándome las bolas, entre las piernas.

A todo esto, había transcurrido como 2 horas desde que la subí a mi auto, y ella ya estaba mas que retrasada en llegar a su casa. A si que nos vestimos rápidamente, y aunque me dio un poco de lata, manejar hasta su casa, lo hice. Me dio su teléfono y me dijo que lo había pasado sensacional y que si algún otro día andaba caliente, que no dudara en llamarla.

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