Enamorado de un hetero (Parte 4)
Sentimientos intensificados, de verdad estoy enamorado de Pedro. Se presentan nuevas oportunidades luego de una fiesta.
Nota: ¡Hola, Feliz año! Muchas, muchas gracias por sus comentarios, me sacan siempre una sonrisa y me animan a seguir escribiendo. Estoy tratando de escribir relatos mas largos y bueno, es difícil, no se como hay autores que hacen relatos de 10-20minutos jajaja.
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Sea como sea, solo una cosa era segura: Mis sentimientos por él nunca se fueron, simplemente estaban escondidos, esperando el momento indicado para salir a flote y traicionarme.
Cada día que pasaba mis sentimientos hacia Pedro eran más fuertes, hasta llegar al punto de sentir celos de cualquiera que se acercara a el, en especial una muchacha, Ana, ellos siempre se saludaban cariñosamente al verse en receso o llegar al colegio, algunas veces se apartaban de todos y se sentaban juntos a hablar en voz baja, esto hacía que mis celos llegaran al máximo. Tenía que controlarme, una vez estuve apunto de ir hacia donde estaban y separarlos y gritare a Ana que Pedro era mío, que se alejara de el.
Un día, estando en el colegio, Pedro estaba jugando futbol y yo sentado en un banco, como siempre, lo veía de vez en cuando. Todo transcurría normal hasta que se escucha un grito, un grito de dolor, al voltear hacia la cancha estaban los que hace un rato jugaban futbol rodeando a alguien que se encontraba en el piso. Desde donde esta no podía ver quien estaba tirado en piso, minutos más tarde cuando el círculo que rodeaba a esa persona se deshizo lo pude ver… Era Pedro, estaba llorando mientras el profesor de deportes le revisaba el pie izquierdo, me sentí muy mal cuando lo vi así, quería correr hacia él y tirarme al piso, colocar su cabeza en mi piernas acariciarlo, limpiarle las lagrimas, besarlo y decirle que todo estaría bien. Pero no podía, hacer eso resultaría en consecuencias devastadoras.
Uno de sus amigos lo cargó y lo llevó a enfermería, terminó el receso y entramos de nuevo a clases, minutos luego volvió su amigo, el que lo cargó, a buscar el bolso de Pedro, al entrar todos lo bombardearon con preguntas sobre el estado de Pedro “¿Cómo estás Pedro?” “¿Se rompió el tobillo?”. El solo se limitó a decir que no estaba seguro, posiblemente sea una fractura, lo iban a trasladar a emergencias para que lo atendieran. Estaba devastado, me dolía en el alma pensar que Pedro estaba sufriendo.
Al dia siguiente no asistió a clases pero su madre había enviado el justificativo medico para justificar las futuras faltas, en este estaba reflejado que Pedro no había sufrido una fractura, solo fue un golpe, un poco más fuerte y terminaría con una fractura. La semana siguiente no fue a clases, las clases no eran lo mismo sin el, nadie reía, sin duda Pedro era parte importante en nuestro salón (y en mi). Afortunadamente, una semana luego de su accidente regresó a clases, esta vez con muletas, para evitar ejercer fuerza en el pie lastimado. No sé si eso resulto bueno para mi porque algunas veces lo ayudaba a sentarse y levantarse de su pupitre, se le hacía difícil algunas veces, de vez en cuando, en las salidas llevaba su bolso; ayudarlo me encantaba, podía estar con el sin que se viera raro, sentía una conexión especial con el.
Tres semanas después de su regreso a clases con muletas ya Pedro volvió a ser el mismo de antes, jugando futbol o cualquier otro deporte en el receso y en educación física. Me encantaba verlo con su short o el mono en educación física, cuando usaba short podía ver sus piernas bien formadas, con una delgada capa de vellos, y sus redondas nalgas, me encantaba verlo, estaba hipnotizado. Algunas veces debía disimular que lo veía, también debía tapar mi erección (no era mi fácil pero siempre lo conseguía).
Todos los días despertaba ansioso por ir a clases solo para verlo y hablarle. Siempre hablábamos, de cualquier cosa, clases, profesores, series de televisión, también deportes aunque la mayoría de las veces no entendía nada de lo que hablaba, no soy fan de los deportes para serles sincero. Cuando miro hacia atrás en el tiempo me parece gracioso como el muchacho que me hacía la vida imposible ahora era mi amigo, con el cual hablaba todos los días, por el cual me moría por ver todos los días.
A mediados de mayo una amiga, Andrea, cumplía 18 años y decidió hacer una reunión en su casa. Invitó a casi todos los del salón, incluyéndome a mí y a Pedro. La reunión sería ese mismo fin de semana, nos dio la dirección y nos dijo que no faltáramos, claro que no lo haría, iba Pedro.
Llegó el día de la reunión, nos dijo que llegáramos a su casa alrededor de las 8pm, llegué a las 9pm para dar tiempo que llegaran los invitados y así tener con quien hablar, también porque no sabía que usar, al final me decidí por un suéter vinotinto, un jean negro ni tan ajustado pero ni tan holgado y por ultimo unas vans negras. Al bajar del carro mi papá me dijo que si podía irme con alguien que lo hiciera o si me iba a quedar en casa de alguien que le avisas. Crucé la calle para llegar a su casa, toqué la puerta y ella me abrió
-¡Hola Fernando! Que bien que llegaste, ¿Te costó mucho llegar?- me dijo ya que la dirección de su casa era algo complicada
- Si, algo jajaja. Menos mal que mi papá conocía la zona.
-Bueno, equis, que bien que llegaste. ¿Ves aquella puerta? – Estiró la mano enseñándome- bueno de ese lado está patio ahí está todo el mundo, anda que yo iré a buscar unas cosas.
-Vale- le dije dirigiéndome a donde me dijo.
Pensé que solo iba a ser una reunión, ya saben, pocas personas, algunas cervezas, algo de música, pero me equivoqué, la música estaba a todo volumen, había mucho alcohol, había de cajas de cerveza, en el fondo había una mesa llena de botellas de vodka, ron, whisky y otros que no sabía que era. También muchas personas, la mayoría no las conocía, podía reconocer a algunas personas del colegio que había visto por los pasillos, también a algunos que había visto en fotos por Facebook y Twitter. Luego de una media hora, estaba sentado en una silla hasta que vi pasar a una amiga, Jesica, ella sabía lo que sentía por Pedro, confío plenamente en ella así que no tuve problemas en decirle.
-¡Jesica! – Le grite esperando que volteara y me viera.- ¡Hey Jesicaaa! – al fin volteó y fue hacia donde estaba.
-Hey Fer- me saludó- ¿Quieres una cerveza?
-No, Jesica, sabes que no me gusta la cerveza.
-Si eres aburrido, ah no, pero seguro Pedro te ofrece una ahí si se la aceptas.
-Coño cállate, y bueno, no sé, lo pensaría.
-Jajaja, y mira, ¿Ya tienes un plan?
- ¿De que plan hablas?
-Ya sabes, para acercarte a Pedro.
-No, todavía no, dejaré que todo fluya.
-Si eres gafo, las cosas no funcionan así. Yo si tengo un plan.
- ¿Cuál es?
-Emborracharlo y que luego te lo lleves al baño y bueno, ya sabes lo que sigue.
- Ay no, ¿Estas loca o que? Seguro ya te emborrachaste, quieres que emborrache a Pedro y que luego lo viole.
-Bueno, si dices “violar” todo suena mal.
-Estás loca, no lo haré.
Continuamos hablando de cosas sin importancia, riéndonos como gafos con cualquier cosa. Luego de media hora o algo así, llego Pedro, entró por la puerta tan seguro como siempre, con un jean gris pegado, marcando sus, tenía una franela negra no tan ajustada como el jean pero lo suficiente para marcar su pecho. Entro saludando a todo mundo, abrazos, besos en el cachete, de todo, me sentía celoso de nuevo debo admitir. Luego llego a donde estaba, saludó a mi amiga y luego a mí.
-¿Qué más Fer? Pensé que no ibas a venir-Dijo dándome un abrazo dejándome desconcertado. Otra vez pude sentir sus brazos, su pecho, su perfume.
-Jajaja ¿P-Por qué pensaste eso?- dije tratando de ocultar lo nervioso que estaba.
-No sé, no eres de esos que van a fiestas. –luego de decir esto se alejó.
Continué hablando con mi amiga por un rato, de vez en cuando veía a Pedro pasar con una bebida diferente, primero una cerveza, luego una cuba libre, seguido por un mojito, creo. Posteriormente una smirnoff, luego continuó con otras que no sé que eran.
-Mira, tu Pedro se va a emborrachar muy rápido. Al parecer no hará falta que hagamos algo.
-Si, pero me preocupa, capaz y se enferma o algo.
-Eso tenlo por seguro, mañana seguro despertará con dolor de cabeza. Deberías aprovechar, más tarde cuando ni siquiera pueda caminar, llevártelo al baño y meterle mano.
- Si eres loca, no lo haré.- le dije tomando un trago de refresco.
Aunque pensándolo bien, no es tan mala idea, de todas formas algún momento debería ir al baño, posiblemente cuando ya le cueste hablar. ¿Será que lo hago? ¿Me aprovecharé de Pedro estando borracho?
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Nota: Hasta aquí el 4to relato. Gracias por leer. No olviden valorar y comentar si tienen alguna recomendación apreciaría que me la dijeran. Estén pendiente de la próxima parte, ya casi llegamos a la parte que todos quieren leer ¡Hasta luego!