Enamorado de un hetero (Parte 3)

No todo lo que crees sentir es real, tal vez son juego de tu cerebro para ocultar lo que de verdad sientes...

Nota: ¡Hola! Antes de empezar tengo dos cosas que decir. Primero: les pido disculpas por el relato anterior, que fue un flop jajaja, pensaba que era corto pero me di cuenta lo realmente corto que era cuando ya lo vi publicado en la página. Segundo: le doy gracias a deoxis007 y a Albany que han sido unos de los pocos que comentaron cosas positivas. Y bueno ya, aquí vamos de nuevo, esta vez si con un relato más largo jajaja.

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En efecto, ya no sentía nada por Pedro… Ya no estaba enamorado del hetero…

Las vacaciones solo hicieron olvidarme más de Pedro, cada día pasaba su recuerdo era cada vez más distante. A veces sentía algo de tristeza, ¿Cómo alguien que hace algunos meses hacía vibrar todo mi cuerpo sin siquiera tocarme ahora ni su recuerdo me hace sentir algo? Supongo que son cosas del corazón que no entendía en ese momento, que en realidad, entiendo en este momento y que de seguro tampoco entenderé. Las salidas ocasionales con mis amigos y algunas veces con algunos primos hicieron que  las vacaciones transcurrieran relativamente rápido y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba de nuevo en el colegio, frente a los salones de ahora 5to año, esperando que nos informaran sobre en que salón estaríamos.

En parte en mi interior quería estar con Pedro en el mismo salón, pero otra parte no, tenia miedo, miedo de enamorarme de nuevo de el con el tiempo. Fui al primero en llamar, al igual que el año anterior estaba en la sección A, junto con mis amigos, al ser el primer tenía la oportunidad de elegir donde me quería sentar, opte por estar en la fila frente a la puerta, en el primer pupitre. El profesor de deporte, nuestro profesor guía, continuaba llamando a los alumnos.

-Juan… Miguel… Adriana… Jesica...- y así continuó hasta llegar a su nombre- Pedro…

No sabía si estar feliz o no, mi corazón se aceleró al escuchar su nombre, esperé a que entrara al salón pero no lo hizo, tal vez llegaría tarde, tal vez se quedó afuera hablando con sus amigos, tal vez no iría a clases, tal vez sería una señal del universo o algo así. Transcurrió la primera hora de clases, aburrida como siempre, la presentación de cada uno para que los 5 alumnos nuevos nos conocieran, ya saben, nuestros nombres, edad, donde vivíamos y que nos gustaría estudiar en la universidad. Luego llegó la segunda y a mitad de ésta la puerta se abrió, un chamo alto, pero no tanto, de piernas grandes y firmes, brazos firmes y con una seguridad que haría derretir el polo norte entró y se dirigió al escritorio de la profesora entregándole un papelito, si, era Pedro.

Mi corazón latía muy rápido, mis manos y piernas temblaban, mi respiración estaba acelerada, sentía mi pulso en la garganta, mi pene empezaba a despertar. No podía ser que de nuevo estaba sintiendo eso por Pedro, eso no podía estar pasando. Para mi  desgracia (o suerte) el único puesto sin ocupar se encontraba detrás de mi, obviamente, el se sentó allí. Luego de saludar a sus amigos del otro lado del salón, caminó hacia el pupitre vacío, al el pasar yo bajé la mirada tratando de no sé, ¿no verlo?

-¡Epale Fer! – me dio unas palmadas en la espala.

-H-Hola Pedro- le dije mientras volteaba, al hacerlo sentí su perfume en mi nariz y mis defensas cayeron. Fue casi como un gran camión chocando contra un pequeño muro de cartón.

-Mira ¿y que han hecho?, ¿Qué han dicho los profesores? – me dijo mientras buscaba un cuaderno y un lápiz en su bolso.

  • N-nada, en la primera hora solo nos dieron el horario, nos presentamos para que los nuevos nos conozcan, y bueno ahorita no hemos hecho nada, la profesora estaba por darnos el plan de evaluación.

-Ah ya, oye ¿estas bien? Estas muy raro y estas temblando, ¿no estarás enfermo?- dijo colocando su mano en mi frente y luego en mi cuello, revisando si no tenía fiebre o algún síntoma extraño. Dios, casi me desmayo, sentir su piel contra la mía, su mano en mi cuello, no podía más. Cada vez eran más grandes mis ganas de abrazarlo y besarlo.

  • S-si, si, e-estoy bien. –Dije alejándome un poco, para quitar su mano de  mi cuello y evitando que notara mi piel erizada por su toque- solo que tengo algo de frío jajaja.

  • Ah bueno, si quieres te presto mi suéter, solo deja que lo saque del bolso- se inclino para buscarlo en su bolso.

-No vale, t-tranquilo, déjalo así, ya se me esta pasando.

-Está bien, bueno, préstame el horario para copiarlo. – me sonrió. No pude evitar sentir una corriente eléctrica por todo mi cuerpo.

-Si – me voltee buscando lo que me pidió – toma- le pasé una hoja con el horario.

-Gracias.

-¿Y por qué llegaste tarde? – le dije en un intento de continuar la conversación.

-Me quedé dormido y después el carro de mi papá de apagó a mitad de camino, que ladilla.

  • Verga que mal.- ya no tenía nada que decirle, no se me ocurría nada, no me quedó de otra que voltearme.

-A ver, Fernando y Pedro. Hagan silencio y empiecen a copiar lo que está en el pizarrón-nos dijo la profesora. No había notado que ya había copiado un cuarto del plan de evaluación.

El resto del día transcurrió “normalmente”, entre comillas, vamos, que teniendo al chamo que me gusta detrás de mi nada podía estar normal, mi actitud no era normal, mi cuerpo no estaba normal, temblaba cada vez que escuchaba su voz, mi pene se endurecía al pensar que lo tenía tan cerca de mi, mis manos sudaban de tanto que las apretaba para que no se notara que estaba temblando. Las semanas pasaron y día tras día Pedro continuó sentándose en el mismo lugar, detrás de mí, algunas veces hablábamos todo el día, otras solo nos decíamos unas cortas palabras. En los exámenes siempre me tocaba por un lado para que le dijera alguna respuesta, cada vez que lo hacía me hacía cosquillas que tenía que disimular para que la profesora o profesor no se diera cuenta.

-Hey, Fernando- susurró luego de tocar tres veces del lado izquierdo de mi torso.

-¿Qué pasó?-me incliné hacia atrás y giré levemente mi cara hacia la derecha.

-¿Tienes la parte de selección simple?-casi me da un paro cardiaco, casi me desmayo o algo por estilo, Pedro se había acercado lo suficiente como para quedar justo detrás de mi oreja.

-S-si, ¿Por qué?-traté de ocultar lo nervioso que estaba.

-¿Me la puedes pasar?- esta vez estaba más alejado de mi, menos mal. Tomé mi borrador y anoté allí las respuestas, deslicé mi mano izquierda por detrás del pupitre para entregarle las respuestas. El tomó mi mano, una corriente eléctrica recorrió mi mano, paso por mi estomago, subió hasta mi garganta y terminó en mi pene. Estuvo unos segundos así, su mano estaba tibia, me encantaba sentirla.

-Gracias-retiró su mano-Fer, ¿Tienes frío? Me di cuenta que estás temblando y tu mano está fría.

-S-si, tengo un poco estoy bien.

Regresé a mi posición inicial y continué con mi examen. Los días pasaban y mi amistad con Pedro crecía, pero todavía no llegaba a ser como la que tenía con los demás, era diferente de alguna forma, no sé de qué forma, pero sin duda era diferente. Llegué a pensar que le gustaba, pero luego recapacité.

-Por Dios, Fernando, es imposible que le gustes a Pedro, el es hetero–me decía a mi mismo- Tal vez te hable porque tu a veces le dices las respuestas de los exámenes de castellano y de geografía, a veces le prestas tu cuaderno para que el copie la actividad que el no había hecho, cualquier cosa. Es imposible que le gustes.

Cada masturbación, cada pensamiento sexual eran referente a Pedro, lo quería, quería estar con el, mas que en lo sexual, quería abrazarlo y sentir que nada ni nadie nos iba a separar, sentir que el también me amaba. Pero sabía que eso no iba a pasar nunca.

Sea como sea, solo una cosa era segura: Mis sentimientos por él nunca se fueron, simplemente estaban escondidos, esperando el momento indicado para salir a flote y traicionarme.

Nota: Gracias por leer el relato. Como siempre, comenten, valoren, critiquen, si quieren que cambie algo coméntenlo y haré todo lo posible. Si tienen alguna pregunta háganla que con gusto la respondo, no tengan miedo en hablar. ¡Hasta el proximo relato!