Enamorado de un hetero.
La historia de Fernando, enamorado del chico hetero que le hace la vida imposible.
Nota : ¡Hola! Me llamo Fernando, soy de Venezuela, este es mi primer relato en está página, en realidad el primero que escribo jajaja. Empezaré por describirme, actualmente tengo 18 años, alto, moreno, delgado, desde los 10 años empezó mi atracción por los hombres, primero pensaba que era bisexual pero luego estuve completamente seguro que soy gay. No tengo rasgos que llamen la atención, supongo que mi sonrisa es uno de los pocos atributos que tengo, según algunas personas me dicen que es linda (aunque no les creo) y bueno, mi pene de 18cm jajaja. Bueno ya, empecemos con el relato
Mi historia comienza a finales del 2010, tenía alrededor de 15 años, cuando empezaba a cursar 3er año de bachillerato (septiembre-diciembre), el año anterior había ingresado al ese colegio. Al principio todo transcurría normal pero luego de unos meses fui empezando a ser el centro de las burlas del salón, ya que no tenía muchos amigos, también porque era –sigo siendo- fan de una artista pop, a la cual no muchos heterosexuales les gusta o la siguen. En fin, las burlas eran referentes a ese tema, a mediados del segundo lapso (enero-abril) un chamo, con el cual ni siquiera había hablado, Pedro, el era el típico “payaso de la clase”, haciendo chistes, interrumpiendo la cases, también amante del futbol, el en ese entonces era unos centímetros más bajo que yo, tenía buen cuerpo debo admitirlo, unas piernas que hipnotizan a cualquiera que las vea, su color de piel, no sé como describirlo, era moreno pero no tanto, siempre relacioné su color con el de las personas que viven cerca de la playa, diría que color tostado.
Pedro me molestaba todos los días, lanzándome pedazos de borradores o bolitas de papel, tomando mis cosas, llamándome “maricón” cuando no habían profesores cercas, algunas veces cuando pasaba cerca de mi pupitre tiraba al suelo cualquier cosa que tuviera sobre este, entre otras cosas.
La verdad es que las burlas de los otros alumnos del salón no me causaban ninguna sensación, pero las de Pedro si, no sé por qué, pero las de el me dolían, sin embargo no llegaba odiarlo como a algunos de mi salón. Al transcurrir el año escolar la mayoría de mis bullies habían dejado de molestarme o por lo menos bajado el tono de sus burlas, excepto Pedro, el seguía molestándome, pero había incluido darme “lepes”, golpearme el brazo y también la espalda.
Ya estaba cansado, no sabía por que lo hacía, al principio pensé que le seguía la corriente a sus amigos, pero luego que todos ellos me dejaron en paz y el seguía molestándome.
Un día, a mitad de clase Pedro pide permiso para ir al baño. A los pocos minutos la profesora me pide el favor que vaya a la biblioteca a buscar unos libro, con gusto fui. Antes de pasar por la biblioteca decidí ir al baño, al entrar vi a Pedro parado en uno de los tres urinarios haciendo sus necesidades –coño- fue lo primero que pensé. Tenía que decidir rápido, pararme a su lado o entrar al cubículo, opté por la última opción, para evitar cualquier situación incomoda.
Entré al cubículo rápidamente, quería salir rápido de ahí. Bajé el cierre mi pantalón y cuando estaba sacando mi pene escucho un golpe
-¿Por qué te metes ahí pues? – era Pedro, había golpeado la puerta del cubículo donde estaba.
Coño, déjame orinar en paz- le respondí tratando de que no se notara lo nervioso que estaba.
Ay vale, mariquito
Terminé de descargar mi vejiga rogando que al salir Pedro ya no estuviera en el baño, pero no era así, estaba ahí, sentado sobre la repisa de los lavamanos, solo habían dos y el estaba sentado entre ellos, tenía su teléfono en las manos, revisando no sé que. Algo que odio es no lavarme las manos luego de ir al baño, así que me dirigí hacia los lavamanos, estaba muriendo de nervios, tenía miedo que Pedro me hiciera algo.
-Permiso, voy a lavarme las manos- le dije al llegar.
-Aja ¿Y?
-Que cuando abra la llave te voy a mojar.
-Si me llegas a mojar te caigo a coñazos maricón.
Bueno bájate gafo.
No me llames gafo- dijo bajándose, al hacer esto me rosó con su brazo y luego me empujó
Suspiré y procedí a lavarme las manos, al voltear veo que Pedro todavía sigue ahí. Camino y al pasarle por un lado me toma de un brazo.
-¿Qué te pasa? –le dije soltándome de el
Nada - respondió acercándose a mi hasta estar muy, demasiado, cerca- ¿Por qué entraste al cubículo si habían otros dos urinarios más, ah? ¿Tenías miedo mariquito?
Deja la vaina Pedro.
Ah verga, dime pues. – al decir esto me agarro la cara con su mano derecha. Podía sentir el olor a orine y a pene, esto me dio un poco de asco, pero a la vez me excitó.
Coño déjame en paz- dije retirándome de el y volteándome. Di unos pasos cuando siento un golpe detrás de mi cabeza, Pedro me había dado un lepe. Al voltearme estaba riéndose, eso era todo, ya me había cansado de el. – ¡¡Verga ya Pedro que coños te pasa!!- le dije empujándolo.
Ah se arrechó el mariquito- dijo devolviéndome el empujón.
Si, me arreché, coño, ya en serio, estoy harto de que me molestes.
¿Ah si, y que vas a hacer? – recibí otro empujo, casi caigo al suelo.
-Si me vuelves a hacer algo te voy a golpear, de verdad no sé que te hice para que seas así conmigo.
Ah, me vas a golpear, dale pues ¡golpéame! – me dio el tercer empujón.
En serio, ya- le dije volteándome y caminando hacia la salida del baño.
En eso siento que me agarra por el cuello, de espaldas, me estaba haciendo una llave, a pesar de ser el mas pequeño que yo estaba dominándome al punto tal de estar doblado hacia atrás.
-Pedro… ya, suéltame – le dije esperando a que me soltara.
Cállate, defiéndete maricón. – apretaba más la llave.
Déjame c-coño, me d-duele mucho.
¡Vamos pues golpéame! – de nuevo apretó la llave
Era una sensación extraña, me incomodaba estar en esa posición, pero también me gustaba sentirlo, sentir sus brazos, sentir el olor su perfume mezclado con sudor, su voz cerca de mi odio, no sabía que hacer hasta que luego de unos minutos me empezó a faltar el aire.
-P-Pedro, suéltame… me… cuesta… respirar – me esforcé en decirlo.
-Pídemelo – dijo acercándose a mi oído.
S-suéltame
¿Así tan seco? Pídemelo con por favor y todo – apretó a un mas.
Suéltame… P-por… f-favor
¿Como? ¿Qué dijiste? No te escuché – relajó un poco los brazos y pegando su cuerpo al mío.
Suéltame, Pedro… P-por favor.
Así es, buen muchacho- me dijo dándome un pequeño beso bajo la oreja. Aguardó unos segundos y luego me soltó, cayendo yo al suelo tomando grandes bocanadas de aire, mi corazón latía fuertemente, no sé si era por la falta de aire o por el beso. Luego de soltarme, salió del baño dejándome en el piso. Pasaron unos minutos hasta que me pude recuperar con totalidad y salí al baño camino a hacer lo que me encargó la profesora.
Pensé que luego de ese incidente Pedro iba a ser peor conmigo, pero no, fue todo lo contrario no me molestó más. Estaba feliz, podía estar en paz en el salón, ya no me molestaba. Sin embargo me sentía extraño, de alguna manera sentía que necesitaba que el me molestara, que me prestara atención. Un día entrado a clases se acercó a mi, pensé que me iba a golpear o algo por el estilo, todo lo contrario, me saludó y luego se sentó en su puesto, me gustó sentir que me hablaba, pero estaba desconcertado, el nunca me había saludado.
El resto del año escolar transcurrió normalmente, solo que Pedro cada vez que me veía me saludaba, a veces iba hacia mi pupitre para pedirme algo, minas, un borrador, cualquier cosa. Una vez estaba haciendo una actividad en grupo.
-Hey, Fernando, ¿Tienes una hoja de examen que me des?- dijo colocando su mano en mi nuca
-S-si, ya te doy una- dije tratando de ocultar lo nervioso que estaba, mi corazón latía muy fuerte, el solo me tocaba para saludarme y antes para hacerme daño, voltee hacia el otro lado del pupitre buscando la hoja, logrando quitar su mano de mi cuello, al encontrarla hoja volví a mi posición. – Toma- le di la hoja de examen.
-Ah – tomo la hoja y de nuevo colocó la mano en mi nuca, esta vez jugando un poco con mi cabello. – Bueno, gracias Fer- dijo retirando la mano y caminando de nuevo a su lugar.
Estuve un momento pensativo por lo que acababa de ocurrir, pero luego pensé que era normal, ya que la trata así a casi todos en el salón, sus amigos, supongo que ahora yo soy su “amigo”. Luego de ese día todo continúo con normalidad hasta terminar el año. Llegaron las vacaciones, para mi fuero eternas, todos los días pensaba en Pedro, en su voz, sus ocurrencias, su sonrisa, su perfume, su cuerpo pegado al mío en ese día en el baño, sus brazos, el beso que me dio en el baño, como me acarició la nuca cuando me pidió la hoja de examen, la forma en que corre jugando futbol, sus piernas, sus nalgas duras gracias al deporte, algunas veces me hacía pajas pensando en el.
Entonces ya era un hecho, me estaba enamorando de Pedro… me estaba enamorando de un hetero...
Nota: Gracias a todos por leer, si les gustó comenten, valoren lo que sea. No sean tan duros conmigo que es mi primer relato jajajaja. Si les gustaría que cambie algunas cosas díganme y haré lo posible para hacerlo, si tienen preguntas háganlas y responderé todas las que pueda. Gracias de nuevo, hasta el siguiente relato.