En vivo y en directo

Encontré el amor de mi vida, en una emisora de radio.

En vivo y en directo

Después de una veintena de años, he regresado a mi ciudad natal.

Ya sé que es mucho tiempo, pero no me fui de la mejor manera y por lo tanto, nunca tuve prisa por volver. Con mi marcha dejé, sueños, ilusiones, deseos y malos tragos.

He vuelto mas por nostalgia que por trabajo, que en este caso, hubiese podido traspasar a un compañero de la empresa.

Cuantos recuerdos, cuantas alegrías, cuantos sinsabores

Mi pequeña ciudad de provincias apenas a cambiado, todo sigue en el mismo sitio, solo se nota el paso del tiempo en las afueras, que antes estaban llenas de árboles y ahora de urbanizaciones; por lo demás todo sigue igual.

Deje atrás algunos compañeros de colegio y ningún amigo… bueno eso quizás es mucho decir.

Si que tenia una amiga, o mejor dicho, YO era SU amigo, ya que ella para mi, siempre quise que fuera algo mas.

Lo recuerdo como si fuera ahora.

Loren la llamábamos, diminutivo de Lorena. Hacia poco que había empezado a trabajar en una emisora de radio, realizando programas musicales. La verdad es que aquello no estaba bien visto en aquella época, por qué en aquellos tiempos, ese, era un oficio de HOMBRES.

Habíamos empezado a salir, siempre como amigos, ya que ella estaba loquita por otro chaval y a mí me ignoraba, me veía como SU amigo, eso sí, un buen amigo al que le contaba sus penas y yo al volver a casa me destrozaba masturbándome a la salud de aquella belleza que se consolaba conmigo.

Loren y la imposibilidad de alcanzarla, fueron la causa de mi marcha de aquel lugar

Hoy, 20 años mas tarde, sentado en la Plaza Mayor y tomándome un café, como en tantas ocasiones en años anteriores, no dejaba de pensar en Loren

Me decidí a ir a buscarla, con la absurda esperanza de que aun trabajase en aquella emisora.

Cuando entré en la calle, vi el cartel publicitario de la emisora. Mi corazón dio un salto, se me aceleró el pulso y se agito mi sangre. Otra avalancha de recuerdos… me sepultó.

Me paré tímidamente delante del ventanal del estudio que daba a la calle, me acerque al cristal y miré al interior; por supuesto que no vi a nadie. Casi fue un alivio, ya había cumplido conmigo mismo, ahora ya podía terminar mi trabajo y regresar a la gran ciudad

Regresaría a mi Hotel. En la calle, el tiempo amenazaba lluvia y estaba empezando a oscurecer.

Pero pudo más mi curiosidad y me entretuve mirando, esta vez a la "pecera", la zona interior de la emisora en donde suele trabajar el técnico.

Y la vi… Si, allí estaba ella, sola, como 20 años atrás, como si estuviera congelada en el tiempo, mi imaginación incluso la veía con la misma ropa, cosa por cierto del todo imposible. Tuve la impresión que se movía a cámara lenta, mis recuerdos de antaño se fusionaban con la realidad del hoy. Ante mí, tenia a Loren

No sabia como reaccionar, me quede de una pieza intentando ordenar mis pensamientos; ¿que le diría, se acordaría de mí, me reconocería, querría verme? Estas y muchas preguntas mas se agolpaban en mi mente cuando una voz a mi lado preguntó.

  • ¿Max, eres tu? -

Y se abalanzó sobre mí, besándome efusivamente.

Había salido de la emisora sin que ni siquiera me diera cuenta y me encontró de pie en la acera y mirando con la boca abierta, hacia el interior. Me sentí muy ridículo.

Yo continuaba sin decir una palabra, mientras que ella ya me había hecho un millar de preguntas sin esperar la respuesta a ninguna de ellas.

Loren estaba incluso mejor de lo que la recordaba. Su cuarentena de años, los llevaba bien puestos. Con los años, había ganado, como el buen vino. Estaba realmente magnifica. Era espectacular; como diríamos los hombres, UNA SEÑORA DE BANDERA. Tenía un cuerpazo de infarto, lógicamente había perdido su aire infantil y ahora, tenía ante mí a una escultural mujer de una belleza abrumadora.

Con el tiempo se había convertido en Lorena.

Nos saludamos efusivamente y cogiéndome de la mano, me hizo entrar al interior de la emisora.

Nos sentamos en el estudio y allí, entre miles de CD’s, repasamos nuestra vida al unísono.

Lorena no tenía pareja, lo de su juventud no funcionó y las otras relaciones posteriores, no llegaron a buen puerto.

Yo me sinceré con ella, era mi oportunidad. Le expliqué que fue el amor de mi vida y que por no poder tenerla me había marchado de allí.

Se ruborizó y se sorprendió al saberlo, jamás lo había sospechado. Y que ahora, también por ella, había vuelto a mi ciudad natal después de tantos años.

Me contó que, era la directora de la emisora; filial de una gran cadena con espacios de programación local y que le pareció reconocerme a través de los cristales, por eso salió a buscarme.

En ese momento y sin dejar de hablar, entró en la "pecera" a programar los espacios que se emitirían a continuación, yo sin darme cuenta la seguí hasta ese espacio tan reducido. Lorena, se agachó para poner en marcha unos equipos y sin darme cuenta la abracé por la espalda.

Lorena se sorprendió mucho, pero yo aun mas, mi cuerpo reaccionaba sin que yo fuera consciente de ello; es como si lo estuviera viendo desde otros ojos.

Lorena se dio la vuelta; mis ojos se cerraron y mi cerebro me preparó para recibir un fuerte bofetón.

Lo que recibí fue… una caricia.

Abrí los ojos estupefacto para encontrarme con que aquellos maravillosos labios iban a besar los míos. Me rodeo el cuello con sus largos brazos y me besó sensual pero apasionadamente. Olía a frescor, a flores, a juventud… en un instante, acababa de volver 20 años atrás.

La pasión nos dominaba, nos besábamos como si la vida nos fuera en ello. De una manera inconsciente, queríamos recuperar 20 años de nuestra vida.

En aquel pequeño espacio, nos desnudamos como pudimos, no éramos concientes que podía entrar alguien y encontrarnos… o no nos importaba.

En aquel espacio tan reducido empezamos a hacer el amor.

Lorena era apasionada, llevaba la voz cantante, dictaba las normas del juego, yo me dejaba llevar, ni siquiera había reaccionado ante aquella situación.

Ayer, Loren, estaba a 20 años de distancia y ahora… Lorena, estaba en mis brazos. La vida me daba una segunda oportunidad y estaba claro que no la dejaría escapar.

Lorena se sentó en el sillón del técnico de la emisora y yo me arrodillé entre sus piernas, era "el mayor espectáculo del mundo" y se abría y nunca mejor dicho, para mí. Lo que tantas veces imaginé, después de tantos años, se hacia realidad. Me lancé a besarle el clítoris con una pasión desconocida. Olía y sabía a mujer

Toqué, lamí, besé, mordí, chupé

Mientras Lorena se retorcía de placer

  • Massss, no paressss, PARA, PARA, PARAAAAAAAAAA!!! - se contradecía en mi poder.

Tenia que continuar luchando para conquistar aquella maravillosa mujer, tenia que devolverle parte del placer que tantas veces había conseguido mientras pensaba en ella.

No le daba cuartel, le besaba los pezones y le masajeaba el clítoris. Me perdía en la inmensidad de sus pechos y volvía de nuevo a su clítoris, para regresar una vez mas, a sus pezones

Los orgasmos la hacían temblar de pies a cabeza, se le aceleraba la respiración, se le crispaba la cara y tenia espasmos de placer, se notaba que hacia tiempo que no le habían hecho un buen lavado de bajos.

Nos tomamos un respiro y ella pidió un cambio de posición. Ahora era yo el que estaba a su merced.

Esos labios, hermosos, sensuales, perfectos que adornaban aquella magnifica cara, se posaron lentamente sobre mi pene. Se adueñaron de él. Empezó un suave masaje a mis testículos y consiguió que la polla aun me creciera mas, entonces cambiando la expresión de su cara a puro vicio, empezó una mamada sobre mi pene de las que hacen época, mis gritos de placer se debían escuchar desde la Plaza Mayor, pero dado que a ella parecía no importarle… a mi tampoco.

Casi consigue que me corra en su cara, tuve que retirarme a regañadientes de ella, para poder follarla.

Se puso sobre la mesa del técnico de la emisora, los CD’s se fueron por el suelo, los papeles de la programación también, entonces, muy lentamente, la empecé a penetrar. La posición era bastante incomoda, todo lleno de botones por todas partes, pero era tal nuestra pasión, que ni siquiera nos dábamos cuenta.

Continué penetrándola, pero aumenté el ritmo de las embestidas. A cada golpe, sus gritos subían de tono. El placer era mutuo, la situación muy morbosa y la postura… muy incomoda.

Con las piernas me atenazó la espalda, casi hasta producirme dolor. No me quería dejar escapar y acompañaba mis embestidas con unos movimientos de cadera que me hacían perder el control. Llegamos al orgasmo al mismo tiempo y nos quedamos quietos recuperando la respiración, mientras nuestros flujos resbalaban entre los dos cuerpos.

Estaba tan excitado que después de un par de frases sin sentido, volvimos a la carga, pero esta vez para no estar tan incomoda se puso de espaldas a mí y yo la fui penetrando desde atrás, así le podía tocar las tetas al mismo tiempo que me la follaba. Le debía gustar mucho porque aumentaba el ritmo cada vez que se las tocaba. En uno de los envites, el pene se escapó del coño y fue aparar a la entrada de su culo, no entró. Eso hizo que nos recompusiéramos un poco.

Lorena me confesó que le hubiera encantado en su juventud, que le diesen por el culo, pero no lo había hecho nunca para que no la tomaran por una zorra

Bien, yo le dije que no la tomaría por una zorra, que la tomaría… por el culo.

Sin esperar a mas, empecé a acariciarle el clítoris y con sus propios jugos y mi eyaculación anterior, empecé a desvirgar aquella maravilla de la naturaleza; aquel culo que era la novena maravilla del mundo, la joya de la corona

Lentamente fui entrando en el ajustado ano de Lorena; primero con un par de dedos, hasta que conseguí que se relajase. Al principio daba muestras de dolor; pero con sumo cuidado, fui introduciendo mi pene poco a poco hasta el final, hasta que mis huevos ya tocaban sus nalgas. Creo que allí todavía hubiera cabido otro palmo mas de polla, pero se tuvo que contentar con lo que había

Poco a poco el dolor dio paso al placer. Y la suavidad de las embestidas del principio dio paso a la guerra sin cuartel del final. Si antes los gritos se escuchaban desde la Plaza Mayor, ahora se escucharían desde el otro lado de la frontera. Tuve que ponerle la mano en la boca para sofocar sus gritos de placer, pero me excitaban tanto a mí que no pude contenerme y me corrí en ese culazo que podía haber sido la perdición de muchos hombres.

Ya mas relajados, me dejé caer sobre el sillón, absolutamente desfondado. Tenía la sensación que haber "corrido" una maratón. Lorena se sentó encima de mí y me pidió que le explicara como me masturbaba pensando en ella.

No os lo vais a creer, me la había follado, comido el coño, roto el culo… y en cambio, no la podía mirar a los ojos y explicarle como me pajeaba a su salud; si llegaba a ser gilipollas

Al final, desviando la mirada, acabe explicándole como en innumerables ocasiones, después de acompañarla hasta su casa, me masturbaba pensando en ella y que durante toda mi juventud había sido el único amor de mi vida.

Lorena con lágrimas en los ojos se arrodilló entre mis piernas y me dijo:

  • No sabía que habías padecido tanto por mí, te voy a compensar una pequeña parte del sufrimiento que involuntariamente te cause -

Y poniéndose de nuevo mi pene en la boca, empezó a lamerlo, succionarlo, chuparlo, morderlo, sobarlo

Cambiaba de ritmo continuamente y yo lo único que pude hacer fue acompañar el ritmo que ella marcaba, con mis manos sobre su cabeza y dejarla hacer.

No sé el tiempo que me la estuvo chupando, a mí, me pareció una eternidad. Al final me corrí sin avisarla, la inundé de semen, jamás había tenido una corrida tan copiosa, pero parece que no le importó ya que continuó lamiendo hasta que no dejó rastro de semen, no permitió que se perdiera ni una sola gota...


Después de la magnifica mamada nos tranquilizamos, empezamos a vestirnos y quedamos en que podíamos irnos a cenar

En ese momento… empezaron los aplausos.

Nos quedamos de piedra. Con el fragor de nuestra pasión no nos habíamos percatado, que el cristal exterior estaba lleno de gente mirando hacia el interior y que a causa de las luces de la emisora, habían tenido un espectáculo en vivo.

Lorena y yo nos miramos a los ojos y nos echamos a reír… en ese instante se colapsaron la líneas telefónicas de la emisora; parece ser que en nuestro arrebato, habíamos conectado el microfono interior, radiando todo el "encuentro" en directo

A raíz del "incidente", Lorena fue despedida de la emisora.

Ahora vivimos juntos y tenemos mucho trabajo… hemos de recuperar 20 años.

Nemo