En verano con una excitante madura
Una aburrida tarde de verano acaba en una sesión inesperada de puro sexo con una excitante madura de 50 años.
Una tarde de Agosto en una ciudad del Mediterráneo.
Después de haber comido solo en un restaurante del centro con el aire acondicionado estropeado sólo se puede hacer una cosa para sobrevivir, ir al gran centro comercial a tomar un café y disfrutar un rato del aire acondicionado, reuniendo fuerzas para afrontar la tarde.
A las tres y media de la tarde el centro comercial está vacío, casi no se ven ni dependientes, los pocos que hay se mimetizan con las salidas del aire acondicionado y las escaleras mecánicas es lo único que se mueve y a ellas voy, a dejarme llevar 7 pisos hasta el oasis de la cafetería.
Milagrosamente hay una persona subiendo por las escaleras, es una mujer que parece algo inquieta y que me distrae durante el viaje a la cafetería. Su vestido de flores sobre fondo blanco le está ajustado, marcando sus caderas, bastantes anchas, y que se ven moverse por las oscilaciones de la escalera.
Mi vista decide disfrutar y me lleva a fijarme en el resto. Sólo la veo por detrás pero juego a imaginarme el resto. De estatura media y hombros anchos el pelo ondulado y castaño negro refleja innumerables sesiones de peluquería cara y mal aprovechada. Sus codos se ven gastados dando a entender una cierta edad indefinida que sus piernas gordas y sus tobillos carnosos y morbosos confirman.
Fantaseando durante 7 pisos me doy cuenta que vamos los dos a la cafetería, al llegar ella se dirige al extremo más alejado de la barra y yo me siento a unos 5 metros, curioso por ver cómo es.
De reojo la cara me confirma mis fantasías, unos 50 años y una cara algo gastada indudablemente embellecida por un maquillaje de marca, los senos grandes se ven altos y juntos contenidos por un sujetador que sin duda es una obra maestra de la ingeniería. Su reloj caro rodea unas manos que declaran inquietas su edad, un movimiento de piernas que se cruzan cansadas enseñan unas sandalias de marca y unos pies que los trabajos de un pedicuro deben cuidar a menudo sin lograr rejuvenecerlos parecen sudar.
Pido un café y el camarero se dirige a la señora a la que oigo pedir en voz baja un carajillo. Sorprendido por una petición tan rotunda doy un sorbo a mi café mientras la desconocida no precisamente bella pero de un atractivo morboso se toma el carajillo
de un trago y desaparece de repente dejándome con el regalo de verla alejarse moviendo sus grandes caderas y dejando entrever la débil marca de sus bragas bajo un vestido que aunque le queda bien se le ajusta por un culo que parece pedir sitio y que dice a gritos conmigo no puedes.
Una hora después subo de nuevo a la cafetería a llamar por teléfono y al girarme veo llegar a la misma mujer ahora con dos bolsas de rebajas casi vacías. Pasa por delante de mí sin verme y puedo contemplarla de frente. Su sujetador de la talla 95 por lo menos casi no puede mantener erguidos sus senos que cabecean cansados, sus caderas por delante se ven como su culo por detrás, grandes y poderosas venciendo a su vestido.
Se dirige a la mesa más alejada y pide algo a la camarera que parece dispuesta a servir pronto a su cliente número 8. Ésta vez lo que pide la mujer me extraña pero no me sorprende, un cubalibre de ginebra que paga en el acto agita y empieza a beber saboreándolo.
AL irse decido seguirla, algo de ese culo no especialmente atractivo me atrae y no tengo nada que hacer. Llegamos al garaje y se dirige a un todoterreno muy grande y al subir se le cae una bolsa.
-Señora se le ha caído la bolsa, le digo acercándome y cogiendo la bolsa para dársela.
-Gracias es un regalo que he venido a comprar.
Subida en el coche se da cuenta que entre las columnas del garaje y otro coche aparcado casi no puede salir. Después de que lo intente 3 veces sin éxito me doy cuenta que entre el carajillo, el cubata y puede que algo más ella no puede sacar el coche.
-Me puede hacer el favor de ayudarme a salir, me dice con una voz incómoda por pedirle algo a un desconocido.
-Me puede sacar el coche por favor es el de mi marido y no quiero rayarlo me pide ahora con una voz melosa y pensativa.
Al subir al coche ella se sienta al lado quedándose su vestido por encima de las rodillas,
unas rodillas carnosas de unos 50 años que dejan adivinar unas piernas gordas que rozan
entre sí continuamente.
Al poner la marcha atrás choco con sus caderas que ella no ha apartado un milímetro.
-Huy perdone.
-No pasa nada, dice acariciándose la pierna, hace tiempo que un chico no me toca las piernas
A mis 40 años largos que me digan chico me hace sonreir. Ella ve mi sonrisa y me dice en un tono extraño.
-Seguro que no sueles tocar las piernas a una chica de mi edad.
Su vestido deja ahora ver el tirante del sujetador su hombro tiembla y mueve el encaje violeta del tirante.
-Es usted una mujer muy atractiva. , digo en parte por hacerle un cumplido y en parte por que los acontecimientos parecen llevarme por un camino inesperado pero inquietantemente atractivo.
-A mis años y con mi figura ya no me dicen eso a menudo, dice con un deje de coquetería,
-El otro coche casi no nos deja salir, podemos esperar hasta que se vaya.
El calor en el interior del coche nos hace brillar de sudor y mi brazo que en un movimiento reflejo iba a mi frente, a mitad de camino decide ser autónomo y se dirige a su hombro, resbalando por su brazo que primero tiembla y luego se mueve hacia la palanca de cambios, avanzando luego a mi pierna y continuando hasta mi falo que se levanta curioso a ver qué pasa.
Mientras, ella mueve el otro brazo levantándose el vestido y reclinando el asiento dejando ver unas bragas de encaje violeta que centran mi atención. Las bragas presionan unas caderas blancas que contrastan con su moreno de verano y dejan escapar unas carnes blandas y algunos pelos recortados que empiezo a acariciar hasta que de repente mis manos atacan sus tetas blandas metiéndose por debajo del sujetador y después se meten entre sus bragas sintiendo un coño grande y algo húmedo.
Ella me desabrocha el pantalón susurrándome:
-Cómeme primero.
Se sube el vestido del todo, se baja las bragas y abre las piernas sobre las que me agacho en una postura incómoda. Su coño se abre un poco llamando a mi lengua mientras sus pelos blancos y negros se meten en mi boca. Acaricio su coño con mi lengua despertando a su clítoris que responde en el acto.
-Más, más, más, me ordena nerviosa.
Mi lengua se mueve por todos lados introduciéndose en su coño saboreándolo, salado y oliendo a sudor. La introduzco todo lo que puedo mientras ella tiembla y murmura algo, adivino que se está acariciando las tetas cuando me coge la cabeza con las manos y la aprieta sobre su vagina.
Mi lengua su mueve por todos lados chupando, absorbiendo, apretando su clítoris que crece y crece asombrado. Cambio y chupo despacio, saboreando sus labios con pelos y de repente introduzco mi lengua todo lo que puedo, bajándola hacia su culo y subiéndola de nuevo hasta el clítoris al que hago temblar.
Mi polla parece estallar y mi cara esta toda mojada, levanto la cabeza y admiro su coño tembloroso lleno de pelos recortados. Sus tetas libres del sujetador parecen derramarse sobre su cuerpo y ella se acaricia los pezones grandes y excitados.
De repente sus manos responden a la llamada de su coño al que he dejado abandonado y se dirigen a consolarlo, con una mano se acaricia el clítoris y con la otra se acaricia los labios y se introduce los dedos en el coño.
Mi lengua decide atender a sus tetas y le mojo los pezones con los jugos de su propio coño, jugos que termino colocando en su lengua. Simultáneamente mi mano se encuentra con la suya en su coño y después de acariciar su clítoris introduzco dos dedos todo lo que puedo, palpando el interior de un coño palpitante, encontrando una textura caliente y húmeda. Tiembla y grita en silencio mientras mi lengua se acuerda de su destino preferido y se dirige de nuevo al interior de su coño para después terminar en su clítoris acariciándolo y mordisqueándolo sin parar hasta que sus gritos acompañados de un terremoto en su interior le hacen acordarse que le falta por hacer la mitad del trabajo.
-Ahora me toca a mí dice con voz temblorosa de excitación.
Su aliento huele a alcohol, y nuestros cuerpos tiemblan de excitación empapados de sudor. Me termina de bajar los pantalones y los calzoncillos. Me mete la lengua en la boca, y su saliva, la mía y los jugos de su coño se mezclan dándole energía para dirigir su boca, grande y con arrugas en la comisura de los labios ahora que el maquillaje ha desaparecido, hacia mi polla a punto de explotar y que gotea por su punta. Se la traga completa para después dejarla salir y concentrarse en la punta.
La saborea con suavidad atacándola hasta la garganta de vez en cuanto para a continuación sacarla y acariciarla con la punta de la lengua y chuparla con suavidad como un caramelo que quieres que dure mucho tiempo.
De repente doy un salto, me está acariciando el culo, jugueteando a introducir un dedo. Me inspecciona el culo y amenaza con introducirme la punta del dedo que una vez dentro gira, relajando el culo, entrando y saliendo.
Cuando estoy a punto de estallar se detiene se incorpora y me besa mordisqueando mis labios inspeccionando mi lengua y susurrándome al oído.
-Esto es un superpolvo hazme lo que quieras pero al final fóllame, mi coño es tuyo.
Nos tiramos al asiento de atras y me doy cuenta que una pareja de 20añeros que está sacando el otro coche debe haber estado mirando y ella lo debía saber sin duda alguna.
Se coloca boca abajo levantando su enorme blando y tembloroso culo sobre el que me tiro de cabeza, chupando el coño, los labios, el clítoris, los pelos y el culo, toda la raja y el agujero y después juego a meter la lengua por el culo.
Ella tiembla se retuerce y finalmente se gira y me besa durante un largo rato acariciándome la polla hasta que de repente la acerca a su clítoris frotándose un rato y violentamente se la introduce dejándose caer en el asiento y arrastrándome encima de ella.
Sin parar levanto la cabeza y le veo el cuerpo sudado y desnudo, sus carnes excitadas están por todas partes libres de sujetadores y vestidos reflejando una imperfección tremendamente excitante que me la pone mas dura todavía y me hace atacarla con violencia hasta acabar en un orgasmo que me hace gritar hasta que mis gritos quedan tapados por los suyos.
Mientras mi polla empieza a ablandarse ella la coge y se la introduce en la boca limpiándola con suavidad, acariciándola con la lengua hasta que se empieza a mover de nuevo.
Después del polvo nos miramos sorprendidos.
(Continuará)